"Joker 2: Folie à Deux", una premisa mal aterrizada, pero no es lo peor del año
Letrinas: Misterio anatómico
Me encontraste tarde,
dijo. ¿Tú crees que sea posible? Conocer a alguien y que te diga que es tarde,
pero tú no sepas bien para qué. Intenté mostrarme convencido, fingir que la
entendía. Le di un par de sorbos a la cerveza y me hice el interesante
asintiendo cada vez que ella decía alguna incoherencia. Por momentos mi mente
se iba. Carajo, cómo me costó darle continuidad a la plática. Respondía frases
cortas para que no fuera tan evidente y le daba la razón en preguntas
elaboradas. Eso no me costó mucho, la verdad. Ella es de esas personas que
preguntan, te ven a los ojos y esperan un rato, pero ya tienen la respuesta en
la mente y solo necesitan que alguien les diga que, en efecto, son brillantes y
todo lo que escupen es nada menos que la verdad. ¿Será cosa de mujeres? Me daba
un poco de ternura que dejara su labial en la boca de la botella y luego se
impregnara en mis labios también. Hasta ese momento nuestros únicos besos eran
a través del vidrio. Fui un caballero, supe esperar. Si pensaba que era guapa
le decía que era guapa, así, sin más, sin pensarlo, como les gusta. Eso es
típico de toda la gente, ¿no? Digo, no me molestaría que de pronto alguien me
dijera que me veo bien, en especial si me siento como la mierda. Sobrio me
siento como la mierda, por eso prefiero mi versión en un bar, disfrutando con
una mujer hermosa, con las ideas parpadeando, mezclándose hasta que no quede
rastro de una sola que valga la pena: el cielo. Últimamente es muy triste
pensar, ¿no? Como que uno piensa mucho sobre algo en específico y empieza a
verle lo malo. Te deprime. Qué deprimente todo. ¿Sigues escuchando? Ah, ¿con la
chica? Pues nos fuimos a un motel. ¿Conoces el Motel-Itto? Me partí de risa
cuando dijo que iríamos ahí. Fui con más ganas. Una de mis virtudes es que,
aunque tome, no me vuelvo inservible. En cuanto llegamos a la habitación me tiró
a la cama, me bajó los pantalones y luego la metió en su boca. No te miento, me
sentí intimidado por la rapidez, no sé, como si no lo hubiera consentido. Ya
sé, qué tontería, fue sexo rápido, olvídalo, lo estaba disfrutando. Cerré los
ojos y toqué su cabello. Ella se deshizo de mis manos sin sacar la boca, sin
mirar. Noté que le molestó. Quería estar seguro y volví a poner las manos en su
cabeza, pero ella las volvió a quitar. Intenté tocarle una teta, pero también
retiró mi mano, entonces me pareció raro. No quería que le tocara nada. Le
pregunté qué pasaba y ella siguió en lo suyo como si mi pene tuviera un imán.
Pensé que literalmente quería comérselo. Me asusté y se lo retiré. Ella me
llamó idiota, me dijo que no sabía disfrutar y que si lo hubiera sabido no se
habría arriesgado. No sabía a qué se arriesgaba. No sabía si tal vez yo también
me estaba arriesgando. Se sentó en la orilla de la cama para buscar sus botas. Yo ni siquiera sabía qué decir, seguía con la bragueta desabrochada simplemente
mirándola sin entender nada. De pronto empezó a llorar. Lloraba con ganas, como
cuando explotas. Le dije que podía usar mis zapatos, pero era broma, solo se me
ocurrió para que dejara de llorar. Esa broma lo cambió todo. ¿Sigues
escuchando? Ah. Se quitó el cabello y me miró a los ojos. No se quitó el
cabello moqueado de la cara de manera tierna, se lo quitó por completo, estaba
usando una peluca rubia y larga. La tiró al piso, luego se metió la mano por
debajo de la blusa y sacó relleno del brasier, un par de esponjas redondas. No
lo podía creer. Ella estaba teniendo una crisis o algo. De llorar pasó a reírse
y a decir que nunca se vería como una mujer por más que lo intentara. Me sentí
mal. No sé, la estábamos pasando bien y después pensaba que la pobre se iba a
romper. A saber qué iba a hacer yo con una chica rota durante las cinco horas
restantes. Me acerqué a ella, me senté ahí a un lado y me subí el zíper. Puse
mi mano encima de la suya y le dije que si no quería hacer nada estaba bien,
pero que no me importaba la calvicie. Le saqué una carcajada. No recuerdo mucho
lo demás porque no seguimos con el tema, ambos estábamos cansados. Nos
acomodamos en la cama y así dormimos, abrazados. En la mañana ya no estaba. Te
lo juro, ni rastro. Me dejó una nota en el celular, fue lo primero que apareció
cuando prendí la pantalla. Que la encontré tarde, decía, que debía volver al
mundo real. Una mierda. No sé en dónde me había dejado a mí después de tanto
empeño y con las ideas intactas.
Eli Lomelí. Mexicali,
Baja California. Maestra y bibliotecaria. Estudió en la Facultad de Pedagogía
de la Universidad Autónoma de Baja California. Cuando descubrió su gusto por
los cuentos tomó talleres y un diplomado en escritura creativa. Disfruta ver
dormir a su gata mientras piensa en sus pendientes.
"KeMonito: La última caída", la gran lucha del pequeño guerrero
Cinetiketas | Jaime López
El hombre detrás de KeMonito, Jesús Juárez Rosales, revela la explotación económica y física que ha padecido en parte de su trayectoria. No lo hace de forma evidente ni sensacionalista.
Sin ser explícita en los problemas económicos que prolongan el retiro del estelar, la audiencia puede comprender la lucha constante de KeMonito para mantenerse a flote.
"La sustancia", una mirada gore de la cosificación de las mujeres
Cinetiketas | Jaime López
Echando mano del terror corporal y la ciencia ficción, "La sustancia" es el retrato cuasiperfecto del sistema heteropatriarcal denunciado por las agrupaciones feministas, uno que permite que ciertos grupos reducidos de hombres heterosexuales, generalmente de tez blanca y posición económica acomodada, impongan sus cánones o ideales de belleza al resto de la sociedad.
El «Sindicato Rupestre»: casa de un movimiento que trasciende
Por Iván Gutiérrez | Fotos: Sindicato Rupestre
En la historia del Movimiento Rupestre ha habido diferentes actores y plataformas que han llevado este legado musical por diferentes rumbos y espacios, pues se trata de un movimiento que ha tenido momentos históricos significativos en las últimas décadas, siendo una corriente contracultural que sigue teniendo gran repercusión e impacto en miles de músicos y oyentes en México.
Entre los participantes quizás más “recientes” de esta vertiente musical se ubica el “Sindicato Rupestre”, un lugar que en la última década se ha convertido en la casa de aficionados y músicos pertenecientes a este movimiento. Decididos en ahondar más sobre los inicios de este espacio y en su rol como promotor de lo rupestre, platicamos con Arturo Gutiérrez Zamora, alias “Simon” Zamora para el barrio. A continuación una charla cuya lectura seguro se disfrutará más con una playlist que incluya a Gerardo Enciso, Rafael Catana, Jaime López, Rockdrigo González y todos esos grandes compositores agrupados bajo el nombre de “Rupestres”.
I:
¿Cómo, cuándo y dónde nace el Sindicato Rupestre? Según pude investigar en
línea, lo fundan en el 2015 Simon Zamora y Omar Hernández, si bien la tradición
rupestre tiene muchos años más detrás, cierto…
S: Siempre me ha gustado el rock mexicano en general, tengo un grupo en Facebook que se llama “Los Discos Fundamentales del Rock Mexicano”, y he colaborado en diferentes revistas y libros desde el punto de vista del coleccionista. En los 80s me gustó sobre todo el movimiento “Rupestre”, estos cantores de estilo folk. Los descubrí cuando murió Rockdrigo González en el temblor del 85 y se hizo de culto, me compré su cassette en El Chopo y empecé a descubrir que había más compositores del estilo, y me gustaron mucho, por las letras, la poesía, era un género que no encajaba mucho con el rock urbano que dominaba por aquellos años o las propuestas de rock mexicano que ya firmaban con compañías más grandes.
Los Rupestres siempre tocaron en lugares pequeños y muy undergrounds, nunca se masificaron, no sabía bien dónde ubicarlos, no podían ponerlos en festivales muy grandes porque como no traían banda la gente no los recibía bien, y tampoco los podían invitar a lugares de cantautores, como las peñas, porque su propuesta era un poco más rockera, estaban como en medio de ambos.
Desde que los descubrí siempre me gustaron los Rupestres. A principios de los dosmiles un amigo tenía un bar ahí en Coyoacán, y por esas fechas fui a ver a Jaime López a un lugar muy pequeño, éramos unas quince personas, yo lo conocía desde los 80s, y en esa ocasión le dije “oye, un amigo tiene un lugar, ¿cuánto nos cobrarías por tocar ahí?”, hablé con mi compa y organizamos así la tocada. A partir de ese concierto conocí gente que me dijo “oye por qué no contactas a Arturo Meza para que venga a tocar”, y me lo encontré en el Alicia tiempo después y lo invité, y también fue a tocar con nosotros, y así empezó a crearse una pequeña red de gente, imprimíamos flyers y los íbamos a pegar a CU y la gente nos llamaba para preguntar por boletos, y de repente se llenaban los eventos.
En aquel tiempo solo el Alicia jalaba a los Rupestres, sobre todo en el aniversario luctuoso de Rockdrigo hacían un evento con todos ellos, pero faltaba un lugar para el movimiento, para los Rupestres y los que no eran del movimiento primigenio pero se fueron uniendo, como Gerardo Enciso, Carlos Arellano, Armando Rosas.
Por ahí del 2013 me habla Carlos Arellano y me dice, voy a estar allá en Ciudad de México con Gerardo Enciso. Con Gerardo nunca habíamos hecho nada, porque como era de Guadalajara ya traerlo estaba cabrón, entonces Carlos me propuso que hiciéramos algo en Coyoacán, le hablé a mi amigo Omar Hernández —a quien conocí en una tocada de Arturo Meza— y le pedí que me ayudara con la logística. Al final fue un evento muy padre porque se llenó, y aparte llegaron al lugar otros músicos como Armando Rosas, Armando Palomas, entonces la gente dijo “éste es el Rincón Rupestre”, y otro amigo dijo “¿por qué no nos ponemos el Rincón Rupestre y hacemos tocadas de este tipo?”, y le dimos para adelante.
En ese colectivo éramos Omar, tres amigos más y yo, y nos lanzamos a hacer el Rincón, en el Bar San Francisco, ahí en Coyoacán. Después tuvimos un par de diferencias con el lugar y nos fuimos a un punto en la Roma, pero no funcionó porque la gente de ahí, cuando vieron que sí había bastante asistencia, ya querían parte del cover (que iba íntegro para el artista). Entonces mejor lo dejamos por la paz.
Tiempo después, en 2015, fui a Sonart, una escuela de música donde mi sobrino tomaba clases, y aunque el lugar se me hizo chico y no cabían mesas, pensé que podía funcionar para algo alternativo, como una fiesta; hablé con Germán (el dueño) y llegamos a buen acuerdo. Le dije entonces a Omar que hiciéramos algo ahí con Iván García con la idea de jalar al público joven, porque necesitábamos recaudar fondos para comprar una bocina, entonces hicimos el primer show con el nombre “Del Rincón para El Rincón”, y a la gente le gustó, se sentía como una reunión de amigos en el patio.
En esa primera tocada tuvimos malentendidos con los otros amigos del Rincón, total que se disolvió el Rincón esa noche. Días después Omar y yo decidimos renombrar el proyecto, y le pusimos el “Sindicato Rupestre”, jugando con la onda sindical, y le pusimos la mano obrera con la guitarra. Poco después nos llamó Enciso, que quería armar algo en Ciudad de México, le comentamos del espacio y dijo “va hay que armarlo”, y estuvo genial porque ese día se llenó y luego llegó Jaime López, se echaron un palomazo, y poco a poco se empezó a posicionar como un lugar donde llegaban de visita los músicos rupestres.
Platícanos de la tradición rupestre, cómo la podrías describir para quienes no tienen mucho conocimiento sobre esta corriente musical… ¿Cuáles son sus ideales? ¿Quiénes son algunos de sus exponentes? ¿Qué tipo de música es?
Los rupestres son músicos que venían tocando desde principios de los 80s en sus proyectos individuales, músicos como Jaime López, José Cruz (de Real de Catorce), Roberto González, Emilia Almazán, varios músicos que no encontraban en las peñas espacio, que tenían una onda más folk, en sus letras no eran tan románticos clásicos, sino más urbanos, con mucho sentido del humor. Se empiezan entonces a agrupar y a tocar en el Foro Tlalpan, ahí tenían un espacio que se llamaba “Cada quien sus rolas”.
Rafael Catana era de los que procuraba mucho presentarlos entre ellos, “mira él es Arturo Meza, es de Michoacán”, y se juntaban mucho en un café-bar en Tlalpan que se llamaba “El Cometa”, para armar la bohemia, ahí presentaron a Rockdrigo a los demás. Fue algo muy espontáneo, para muchos nunca fue un movimiento, más bien una reunión de amigos, para otros sí fue un movimiento porque tenían ciertas características, leían más o menos la misma literatura, escuchaban a los mismos músicos, tenían una onda social-política parecida.
La foto famosa de Los Rupestres es cuando deciden hacer el Colectivo Rupestre, Rockdrigo escribe un manifiesto con su humor, diciendo cosas como “los Rupestres somos músicos que tocamos con instrumentos de palo”. En esa foto aparecen Fausto Arrellín, Nina Galindo, Eblen Macari, Roberto González, Roberto Ponce, Rafael Catana y Rodrigo González. Algunos como Jaime López no quisieron entrarle de lleno a esa etiqueta de “rupestre” pero eran del mismo grupo. Había también muchos músicos de bandas que eran afines como Botellita de Jerez, Mamá-Z, Cecilia Toussaint y Arpía.
Básicamente el movimiento dura muy poco, porque Rockdrigo llega a Ciudad de México en el 83, y muere en el 85, dos años fue lo que duró ese esplendor. Para algunos, a partir de que muere Rockdrigo es cuando empieza realmente el movimiento, porque es cuando los compositores empiezan a buscar espacios, pero hay diferentes versiones. En “Rupestre: ElDocumental” lo abordan muy bien, con la opinión de varios músicos.
Hablando del rock-folk urbano de los 70s… ¿Rock rupestre y rock urbano es lo mismo?
No… aquí en México, en los 70s, lo más cercano que hubo fue El Pájaro Alberto, que era el cantante de Love Army. Cuando se acabó esa banda, Alberto empezó a hacer sus rolas muy al estilo Dylan, se le considera como el primer Rupestre, el primero que sonaba a rupestre, con rolas en español hechas a guitarra y armónica. Luego hay como un vacío ahí, pasa el Festival de Avándaro, y en principios de los 80s había bandas como El Tri, Dug Dugs, que estaban más en el ryhtm & blues o hasta en el progresivo, pero realmente no había onda rupestre. El rock rrbano son rolas más de la banda, con letras un tanto más sencillas.
¿Crees que en México se le da el reconocimiento y valor que se merecen a este tipo de cantautores, que trabajan detalle a detalle la canción, que son poetas urbanos de la canción?
No, creo que se le ha dado reconocimiento a cantautores digamos más “clásicos”, dígase Fernando Delgadillo, Alejandro Filio, ellos tienen otro tipo de canción, pero para este tipo de músico, que es más una canción de propuesta, no, no se le ha dado su reconocimiento. De hecho, gente que no está inmersa en lo Rupestre piensa que muchos ya se retiraron, que ya no tocan, lo ven como algo del pasado, pero las redes sociales han ayudado a darle nueva vida.
En México el rock siempre ha sido alternativo, nunca ha sido lo más popular, y si a eso le agregas que es un rock independiente, autogestivo… no hay un gran público para este tipo de canción, nació con esa onda de que no hay un gran público. Yo siempre pongo el ejemplo de Argentina, donde el rock es muy popular, tú vas por la calle o te subes al taxi y están escuchando rock, porque allá el rock sí es música popular, aquí es la banda, el corrido. Es algo cultural. Hay un público, pero no para hacerlo masivo. Aquí hay bandas que alguna vez tuvieron cierto nivel y siguen batallando, a menos de que sean Caifanes, Café Tacuba, que bueno ahora con las redes hay bandas que ya logran conectar con su nicho y llenar sus tocadas.
Cuéntanos un concierto memorable en el Sindicato que te venga a la mente en este momento…
El que más recuerdan todos fue con Trolebús, una banda de aquí de la capital de los años 80s, que precisamente sí estaba entre el rock urbano y el rupestre, porque musicalmente es muy urbana pero las letras son muy rupestres. Sacaron un álbum en el 87 producido por El Mastuerzo. En los 90s “Choluis”, el cantante de Trolebús, se fue a vivir a España y se desintegró la banda, pero siempre quedó como una banda de culto, sacaron varios hits y se quedaron como en la añoranza.
Bueno, era el 2017 y entra un personaje muy importante, Rodrigo de Oyarzabal, él trabajó en Radio Educación muchos años, y se encargó de grabar a todos los rupestres cuando iban a cabina, a Rockdrigo, a Jaime López, a Cecilia, a todos, hay cassettes que hasta ahora siguen rolando en El Chopo, de rupestres que solo tienen grabaciones de las que hizo él.
Va, pues en el 2017 me habla Oyarzabal y me dice “Choluis viene de España, va a estar unos días, ¿por qué no lo invitas al Sindicato a que se eche unas rolas con ustedes?”, y unos días después me habla por teléfono Choluis preguntando por un lugar donde tocar, y le comento del Sindicato, lo invito a hacer un concierto pero me dice que no tiene las rolas preparadas, pero a lo largo de un mes lo vamos platicando, él empieza a invitar a los músicos de Trolebús, y al final terminamos armando un concierto increíble. Muchos descubrieron el Sindicato por ese concierto, había fila para entrar en la calle. Fue Catana, Jaime López, Armando Rosas… el mismo público eran músicos legendarios. Después de ahí Trolebús ha hecho varias tocadas.
«¿Qué comen lxs poetas?» | Ep. #02 Yohanna Jaramillo
Host: Jorge Sosa |
“¿Qué comen lxs poetas?” es un podcast que
nace de la idea de que los poetas se mueren de hambre, el propósito del
programa es invitar a un poeta en cada episodio para que hable de algo que le
guste comer y algo más que consuma diferente a los alimentos.
El segundo episodio de “¿Qué comen lxs poetas?” recibió a Yohanna Jaramillo, la poeta de Baja California que compartió su receta de caldo de papa sonorense estilo Tijuana y la razón por la que ha escuchado cada una de las conferencias diarias de Andrés Manuel López Obrador, además de leer un poema de su proyecto actual.
Éste es un fragmento de la entrevista con Yohanna que puede escucharse completa en Spotify o Apple Music.
***
¿Qué piensas de la frase “los poetas se mueren de hambre”?
Pues, no quiero decir algo ambiguo, pero es muy probable que si no sabes sembrar la tierra te mueras de hambre, pero también eso es muy poético y muy falso porque realmente no sabemos sembrar la tierra. A veces sabemos la teoría más no la práctica. Sin embargo, ahí es cómo tú quieres llevar tu vida, tu hambre y hay trabajos infinitos para no morirte de hambre. Obviamente sabemos que la industria del libro es muy competitiva, no hay mucho impulso, no todos somos bestsellers por cuestión de industria, de empuje, de los países. Hay distintos factores que pueden existir en esto, pero obviamente todos hemos pasado por hambre si nos queremos dedicar 100% a la literatura y más que nada en México, que estamos bajo programas limitados, que son bajo convocatorias, concursos u honorarios que nunca llegan, que pasan meses donde mañana te pago, mañana te pago, mañana te pago. Entonces pues el refri se empieza a vaciar, pero tu yo poeta, tu ingenio hace que de una papa, justo un chile y una tortilla, te alimentes, ¿no? Eso, y dormir y leer mucho, te salva.
Como
primera parte del programa, siempre le pedimos a nuestra invitada que nos
recomiende algo que le guste comer. En este caso, Yohanna es la primera persona
que comparte conmigo una receta para preparar, que se trata de caldo de papa
sonorense estilo Tijuana. Me gustaría que nos contaras un poquito de tu
relación con este platillo.
Más que nada, tiene que ver con la cercanía de Baja California con Sonora y Sinaloa, ¿no? Porque es un platillo que se comparte entre, yo creo Ciudad Obregón y los Mochis, por no abarcar tanto los dos estados y porque son conocidas y conocidos que me han aportado esta receta. Cuando lo conocí hace como 15 años más o menos, sí observaba primero cuando me lo ofrecían y sí hay distintas formas de hacer el caldo de papa, tanto unos que lo hacen picadito como otros que lo echan entero. Pero fíjate que esta gastronomía sinaloense y sonorense realmente se fomentó mucho en Baja California, a pesar de ser una región muy gastronómica. Yo creo que justo es por eso, porque tenemos tantas personas que migran hacia esta ciudad porque ya sabemos que estamos cerca de un condado de San Diego y nos traen sus recetas, las cuales no nos apropiamos sino al contrario, las disfrutamos.
Ese caldo de papa me parece a mí muy sencillo,
muy rico, con muchos nutrientes y es algo que cada semana está en mi menú.
Papa, chile, queso, chiltepín, que justamente es de por allá de esos lados y
que nos llega, te digo, por los conocidos. Nunca falta la persona que trajo
chiltepín de allá, cierto queso o de pronto te trae la machaca o el chile
California, Anaheim. No sé todavía cómo lo conocen ustedes ahí en Ciudad de
México, si pudiste dar con ese chile o el chiltepín, que pues está más
identificado más bien.
Sí,
claro, ese fue probablemente el mayor obstáculo a la hora de recrear la receta,
porque en efecto acá el chile California o Anaheim no es sencillo de conseguir,
estuve analizando ahí varias opciones para sustituirlo con el consejo de mi
gran amiga Miryam, que también es de por allá, y al final derivamos en el chile
chilaca y el chile güero como opciones. Quiero decir que algo que comparto con
Yohanna es el gusto por el picante y ésta es la primera cosa que a mí me llamó
mucho la atención del platillo, que es un tipo de caldo que te provoca esta
reacción de picante y de sudor muy propia de ciertos platillos de la comida
mexicana.
Justo es interesante porque estas dos regiones que te menciono son calurosas, llegan a sus 50 grados, 45 grados para arriba, entonces típico de que haces un caldo para el calor, ¿no? Es rarísimo. Más el chile, aplícale todavía más picante. Ahí hay un secreto escondido en las familias, del por qué lo comen. A mí me gusta mucho cocinar y siempre he pensado que las recetas nacen en ciertas épocas. Desconozco cuándo nació esta receta, pero siempre les llamo recetas de guerra. Recetas de hambruna, recetas de hambre, de qué es lo que hay en tu región para que yo pueda preparar algo y sustentar a mi familia.
Y resulta, para mí, que son un splash de
ingredientes que hacen este tipo de resultados. Lo veo mucho en mis poemas que
siempre hay algo de la comida y las verduras ahí simplificado con la ciencia. Y
cuestiones de ciertas épocas que me parece por eso bastante interesante, todos
los platillos. He visto platillos de repollo en ciertas regiones que me dicen:
repollo con cebolla y mantequilla. Y yo: wow, ¿de dónde surgió esto? Y ya te
comentan que fueron en ciertas épocas donde a lo mejor había nada más repollo,
cebolla y mantequilla. ¿Y qué haces para los niños, niñas? Esto. Y resulta
riquísimo. Ya después se hace gourmet desgraciadamente y te venden el caldo de
papa en sabe cuánto dinero.
Como segunda parte del programa, lo que le pedimos a nuestra invitada es que nos comparta algo que consuma, porque como bien decía Yohanna, nuestro sustento se forma en varias partes, en lo que lo vemos, en lo que escuchamos. Yohanna hizo una elección que me sorprendió mucho porque ha hecho un ejercicio brutal que yo no podría hacer honestamente, ha escuchado continuamente la conferencia mañanera de Andrés Manuel López Obrador. Y mi primera pregunta es ¿por qué?
Por cuestiones, así lo voy a decir, poéticas. Uno está muy involucrado en la política y mi poesía me respalda en eso. De que siempre ha sido poesía social. Me voy a ir del presente al pasado. Me molesta bastante cuando dice que los poetas hasta ahora critican al presidente y dices: eh, compa o sea, si te vas a lo mejor a los poetas independientes, los underground, los que sí estamos trabajando en las calles desde hace 20 años con la sociedad, con la comunidad, créeme que vulgarmente sí le hemos tirado a todos los presidentes. Porque lo que hacía México antes, todos estábamos unidos contra un presidente hasta que llegó este personaje y nos dividimos de una forma muy violenta.
A mí me pareció bastante violenta en cuestión
de que, desde mis amigos, ya había discrepancias. Ya había un tipo de fanatismo
que a mí me empezó a llamar la atención pre campañas. Te comento que en el
2006, cuando empezó todo este movimiento, empezaba el Festival Caracol. Y yo
nada más era una colaboradora del festival. Y en ese momento, AMLO se va al
Zócalo, a hacer los campamentos y se va todo el comité de Caracol a hacer
campamento y me dejan el festival, el primer festival, el número uno.
Y me lo dejan ahí. Entonces, desde ahí me
llamaba la atención. Está bien cool, obviamente yo también quiero un cambio. Yo
también te quiero creer, pero hay algo, hay algo ahí como en mis estudios que
no me permite creerte cien por ciento. No me gustan las mentiras, no me gusta
que estés exagerando. Y yo lo veía así, y así pasaron muchos años. Llegó
Calderón, llegó Peña Nieto. Y estuvimos muy en contra, hubo amenazas, pasaron
bastantes cosas de: no leas este poema en Sinaloa, no leas este poema acá, cállate
ya, Yohanna. Me sorprende que ahora esta persona desconozca. Estoy de acuerdo,
no tenía por qué conocerlas. Pero entonces no globalices ni digas que todo el
mundo no lo hizo. Porque no somos Krauze. Somos el pueblo realmente, ¿sabes?
Eso me parecía muy interesante.
Cuando ya realmente iba a ganar y te digo,
apoyando que gane, porque obviamente queremos un cambio. Es más, no somos de
ver televisión abierta, los comerciales que pasaban en televisión abierta, no
me llegaba esa información. Y una vez que viajé a Veracruz, me acuerdo, prendí
la tele del hotel porque iba con una compañía y empiezo a ver estos comerciales
donde yo decía: qué disparates se están vendiendo a la gente, que para mí eran
imposibles. Decía, ok, probablemente quieras y puedas aportar a un país o a cierta
región, pero no global. A mí esto me parecía raro. Entonces gana. Me pongo
feliz como todos, la verdad. Con cierta desconfianza, pero me pongo feliz
porque al final sí quería que ganara, dentro de todo. Y empiezo a ver la
mañanera y empiezo a escribir y me propongo en ese momento a ver todas las
mañaneras y me empieza a prender.
Había momentos donde decía: ay, qué está
diciendo el señor. Y de pronto decía: wow, a huevo, ¡vámonos, eso! Y me prendía
bastante, te hablo de los primeros ocho meses. Eran altas y bajas. Era como una
relación bien tóxica. Así, lo amaba y luego decía: de qué está hablando, y
luego volvía a repetir. Y al año empezamos a repetir, a repetir, a repetir, a
repetir tanto que dije: tengo que seguirla viendo.
Imagínate, tengo dos horas de diferencia de
Ciudad de México y era levantarme a las cinco de la mañana, cinco y media,
prenderlo y con los ojos cerrados cerrados como un mantra, se convirtió en un
mantra de estarlo oyendo y era increíble que yo ahorita yo puedo hablar la
mañanera. Ya sé lo que va a decir. Sé lo que sigue porque hay momentos seniles
en la mañanera y, con todo respeto, hay momentos donde dices a ver, ¿qué pasó
con los asesores? ¿Qué está pasando? Yo estoy viviendo otro México. Yo sé que tú
recorriste todo, pero yo te estoy viendo cómo, por ejemplo, llegas a Tijuana,
Tecate, San Quintín, Ensenada, y te veo en una Suburban pasar con la mano así y
recogiendo folders. Eso no se llama vivir el país porque yo estoy viviendo en
una calle donde hay machetazos, donde hay drogadicción, donde me escondo por
los balazos, donde me tiro al suelo. Vivo en una ciudad violenta en un estado
de los más violentos del país. Entonces a mí no me puedes decir que ok, que
mandaste a 500 guardias nacionales estos últimos ocho meses.
¿Y qué pasa? Disculpa, presidente, te estás
mintiendo y no soy neoliberal, no soy conservadora. Créeme que nada de eso. Me
encantaron muchas cosas que hicieron y que no voy a abordar porque tampoco es
un programa político. Eso fue más que nada. Y más que nada, esperando.
Imagínate lo que es ser escritora y no poder hablar en seis años porque se me
van a echar encima. Tengo que esperar todavía como dos, tres años más a bajar
todo lo que escuché. A transcribir todas mis anotaciones para poder dejar un
registro de la historia que yo viví porque tengo derecho. Eso es todo, por eso
escucho las mañaneras.
Ahorita
que mencionas este rollo de lo neoliberal, algo que me llama mucho la atención
que logró Andrés Manuel y que creo que sí es deliberado, es hacer un
relativismo en donde él está en el centro de todo. Donde digamos, en una
conversación con personas que tienen ideas de izquierda decir tal cosa te
vuelve neoliberal y estar en una conversión con gente que tiene ideas de
derecha y decir otra cosa o incluso una cosa muy parecida a la que dijiste
primero te vuelve un chairo, que es el término más popular respecto a la gente
que apoya a Andrés Manuel incondicionalmente. ¿Qué piensas tú de eso, de Andrés
Manuel como personaje de su propia épica, por decirlo así?
No sé, es como cuando estaba Peña Nieto y hacía muchas cosas raras, torpezas, que se te antojaba abrazarlo así como: ay, pobrecito, ya deja de hacer tantas cosas... no quiero llamarlas ridículas, pero pues el hombre hacía torpezas. Y pasa lo mismo con Andrés Manuel, es como verlo de frente y decirle: entiende que te mienten, ¿sabes? Entiende que los de tu alrededor te están mintiendo y tú estás creyendo en algo que no existe. Y entiendo que quieras, como yo, cero corrupción, que quieras una paz en el país, que quieras fomentar educación, salud, todo eso, pero no está sucediendo. Yo voy a dar talleres de literatura a las escuelas y los mesabancos están astillados, hay precariedad en todos los salones. Hay escuelas donde el narco ya no permite que se den clases. Hay residentes de medicina que ya no quieren ir a zonas rurales. Él dice que no es cierto. Yo le quiero decir: ven, dame la mano, déjame decirte dónde, créeme.
Viene el otro personaje que le va a suceder y
dice las mismas promesas: yo sí voy a dar seguridad. Estás diciendo: yo voy a
pavimentar Veracruz. ¿Pero por qué tu patrón no lo hizo? Es como decirle a
Andrés Manuel: no mientas. Eso es todo. A lo mejor recorriste el país durante
12 años pero a lo mejor no lo estás recorriendo realmente ahora. Por
precaución, obviamente lo entiendo también. Pero mientras no me hables de
tratantes de blancas, mientras no me hables de lo penitenciario, mientras no me
hables de lo que sucede en la frontera, en las aduanas, las prostitutas. Un
montón de factores que hay, la salud, ven, acompáñame al IMSS, no hay medicina,
a mis familiares, a mis amigos les dieron una cita dentro de nueve meses, ya se
murieron. Nos tocó una pandemia, sí, tristemente. A mí me tocó una pandemia
también. Hablo en ámbitos laborales, vi las maneras de lograr cómo llevar la
cultura en la pandemia en Baja California, se logró. Hay muchos temas de los
que no se hablan y lo he comentado con amigos. No me hables de baches ni de luz
ni de esto.
Y solo una cosita, no es su culpa, también como ciudadanos tenemos que sentir esa
responsabilidad social que no hemos logrado. Tenemos como un papá adulto que es
como nuestro abuelo que ya nos consiente y ya no ve esto como su primer hijo.
Ya somos como los bisnietos de esta persona. Entonces nos deja hacer muchas
cosas y ve las cosas un poco más positivas. Pero realmente a mí lo que me
gustaría es: tienes una mañanera, ¿cuánto cuesta transmitir por televisión
todos los días? Háblale directamente a la delincuencia. Háblale directamente a
los jóvenes, háblanos directos y dinos hazme
paro. Escúchanos, nos están secuestrando, nos están extorsionando, nos
están quitando los negocios. Háblanos directo y no digas que el narco es bueno.
Eso es todo. Yo apreciaría bastante de un candidato que me hable y me diga: yo
ya no puedo, ayúdame. Pensemos un montón de gente. Hay muchos académicos. Hay
muchas investigaciones. Pero, ¿cómo dice él? Son mis adversarios, no los odio,
son mis adversarios. No lo somos. Realmente hay bastantes académicos y
conocidos que realmente salieron a investigar una colonia porque les
interesaba. Y hay resultados, y ahí está el punto.
Es más
difícil para mí tratar de cerrar este tema porque podríamos estar aquí hablando
horas acerca de la circunstancia del país, del gobierno, de las elecciones. La
última parte del programa se trata de un poema que nos quieras compartir y me
comentabas que tenías elegido un poema, un poco largo, pero que iba a redondear
todas estas ideas.
Es parte del libro lo que se llama “Sin código postal”, también hablando de lo inmobiliario, de cómo de pronto nos quedamos sin casas por las hipotecas que existen. Hay un porcentaje de tijuanenses que están desplazando a otras ciudades porque pues gentrificación, ya sabes todo lo que pasa, te van sacando de donde eres.
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Si
esto no es una dictadura,
qué
es, qué es.
Bersuit Vergarabat
Esos tiempos de
yo tengo otros datos
estornudar
se convertía
en un círculo
de gente
observando,
era pasar la
cuarentena
entre el
trabajo de casa
y las
exigencias del patrón;
quedaba el
día y la noche
quedaba la
madrugada
las redes
sociales,
la gente
seguía en los hospitales
rurales y
privados
muriendo.
De nuevo la
estadística,
un número
sin tinta en el antebrazo,
un cuadro o
una curva de gobierno,
drones que
persiguen arriba de nuestros techos
los
impuestos no declarados, porque:
nadie puede
tener más que el presidente,
pero nadie
tenemos la astucia
para
acumular lo que él,
y no lo
entiende,
se
ciega,
-los pobres
primero-
dice,
y cual si
fuera bautizo
tira el bolo
al aire.
Todas las
mañanas
me incita a
creerme neoliberal,
habla de
cuellos blancos,
con su
cuello blanco,
con su traje
sastre,
desde un
palacio,
por eso
Palenque
sí,
nos gustó
pa´ que te vayas.
Visionario
dice que,
los perros
robots atacarán
a la Guardia
Nacional,
visionarie
dice que,
las drogas y
los humanos
seguirán
cruzando sin permiso,
visionaria
dice que,
la pobreza
se extiende,
entonces
matar periodistas y poetas
es un
ahorro,
los sicarios
dicen que,
no saben de
actores intelectuales,
solo a
través de una tarjeta amarilla reciben
un salario,
una orden, cinco balas;
el de arriba
dice,
mientras
sonríe que,
a las
mujeres y migrantes
les matan
por el
conservadurismo,
y su diálogo
se repite
como el
cielo que nos anunciaba
Víctor
Calavera.
En tiempos
del oro verde
el aguacate,
la yuka, el limón,
el dólar, la
marihuana,
nos sangran
por todos lados,
la sequía se
acerca,
pero al
narco
a políticos,
a consumidores,
a
influercer,
a chef´s
de moda
no les
importa
solo
es
ganar-ganar,
gourmet-gourmet
la ciudad no
ha sido gentrificada
aunque
parezca.
En tiempos
de Fentalino
estamos en
el ensueño de alguien,
en
campamentos de ambas fronteras.
Busquemos el
oro negro,
como los
cerdos.
o los perros
obligados
a encontrar
esas trufas
para que con
su aceite se resbale
por el
esófago
la pinche
triste realidad.
Por cierto
Cristian Alberto Flores
García
mamá te busca
desde San Quintín
Y, entonces los jóvenes se fueron al mar
(Federal)
en protesta,
de Camino Verde bajaron,
de la Sánchez bajaron y,
abrieron paso,
del Descanso caminaron hacía Playas,
de Villas del Campo a Popotla,
entre los puestos de mariscos y los norteños
marchaban,
seguros de llegar al Pacífico,
de no ser levantados,
de ya no querer disparar esas armas,
ni tener de opción de tirar el shot
con el rap, con el box, o con el grafitti.
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El resto de la conversación con Yohanna Jaramillo lo puedes escuchar en Spotify o Apple Music.
Si quieres saber cuándo sale el próximo episodio, sigue a @jorge_kfgc en Instagram.