¡Que viva México!: buenas actuaciones, poca crítica a la 4T



Cinetiketas | Jaime López |



Desde su primera secuencia, el nuevo proyecto filmico de Luis Estrada, "¡Que viva México!", trata de mofarse de la polarización que se vive en el país, pues confronta a pedantes burócratas enfundados en trajes de gala con dos personajes que están ataviados con indumentarias humildes.

En el enfrentamiento aludido, el cineasta echa mano de diálogos que nos recuerdan el actual contexto político, debido a que incluye términos como "fifís", un concepto que, en años recientes, ha sido promovido intensamente por el titular del ejecutivo federal, Andrés Manuel López Obrador.

Lo anterior podría ser el presagio de un discurso enérgico y contundente contra la gestión del político tabasqueño, que, sin lugar a dudas, no es santo de devoción de muchos sectores.

Sin embargo, "¡Que viva México!" no va más allá de las generalizaciones y señalamientos poco elaborados respecto al líder de las izquierdas mexicanas.

Es decir, Estrada no profundiza en su crítica o en las acusaciones hechas por la oposición acerca de que Obrador está convirtiendo a México en la nueva Venezuela o que tiene pensado reelegirse para perpetuar su proyecto político.

El "gag" más memorable contra la denominada Cuarta Transformación tiene que ver con el discurso enarbolado constantemente por el presidente de México, consistente en que su administración ha acabado con la corrupción de un día para otro.

De ahí en fuera, el argumento de la cinta está enfocado en burlarse de la población de a pie o los simpatizantes de Morena, es decir, el llamado "pueblo bueno".

Ello representa un arma de doble filo para la audiencia, debido a que puede acentuar los estereotipos relativos tanto a las clases marginadas como a las personas más acaudaladas.

De ese modo, "¡Que viva México!" muestra a la ciudadanía de escasos recursos como gandalla, vengativa, iletrada y ambiciosa, un enfoque que recuerda la visión clasista de Michel Franco en "Nuevo orden".

A pesar de lo anterior, así como de su excesiva duración (3 horas y 10 minutos) o su desabrido desenlace, el filme ha rebasado el millón de espectadores en las salas mexicanas, colocándolo como la segunda cinta nacional más exitosa en lo que va del año.

En cuanto a las interpretaciones, siempre es gozoso ver en pantalla grande a los ganadores del Ariel, Damián Alcázar y Joaquín Cosío, que en esta película dan vida a tres roles cada uno. No obstante, ninguno de ellos es inolvidable como ocurrió con el "Varguitas", de "La ley de Herodes" o "El Cochiloco", de "El infierno".

En contraste, Cuauhtli Jiménez y Mayra Hermosillo cautivan con sus roles de "Jacinta" y "Gloria", respectivamente, quizá porque aportan frescura y un gran "timing" a la trama.

Además, ambos personajes participan en escenas que hacen guiños a clásicos del séptimo arte nacional, por ejemplo, "El lugar sin límites", de Arturo Ripstein, o "El infierno", del propio Luis Estrada.

Cabe agregar que Hermosillo añade una sensualidad a flor de piel a su "Gloria", lo que probablemente le consiga algunas nominaciones en festivales o premiaciones.



Ultracostumbrismo: dos décadas de literatura «Ultrapoblana»



ULTRACOSTUMBRISMO

Dos décadas de literatura Ultrapoblana

 


Isaac Gasca Mata

Durante el decenio 2000-2010 surgió en la ciudad de Puebla una corriente literaria llamada Ultracostumbrismo. Los autores que la conformaron construyeron historias de lo cotidiano, de lo popular, alejados del centro de los discursos culturales institucionalmente establecidos. Su literatura fue la expresión de lo marginal, lo periférico, lo que no se incluye en el canon pero es común a todos: la convivencia habitual en el paisaje urbano de Puebla.

En aquellos años Óscar Alarcón, Ricardo Cartas y Rodrigo Durana mantuvieron vigentes las letras poblanas con historias de humor cáustico, descripciones de colonias icónicas de la urbe y una prosa divertida en la que los poblanos vieron reflejada su realidad. La soltura de estos autores para escribir anécdotas con un enorme contenido local recuerda la definición que Federico Carlos Sáinz de Robles dedica al costumbrismo del siglo XIX: “Tendencia literaria y artística a reflejar en las obras las costumbres del lugar y de la época en que vive el artista creador (…) es una interpretación objetiva de las costumbres, de los tipos y de los paisajes (…) apoya su interés en el reflejo de escenarios.” (Sáinz de Robles, 232). A pesar de que muchos sectores académicos afirman que el costumbrismo es una tendencia arcaica y en desuso, este planteamiento es superficial pues en casi todos los discursos literarios del género narrativo se encuentran descripciones de las costumbres del lugar donde el autor ubica su trama. Así en Noticias del imperio, de Fernando del Paso, disfrutamos con deleite la descripción de México durante la segunda intervención francesa, en la Odisea encontramos descripción de costumbres cuando Ulises regresa a Ítaca y observa con furia a los pretendientes de Penélope devorar sus riquezas siguiendo la moral imperante de la Grecia clásica. Piensen en la historia que gusten de cualquier época y nación. Cien años de Soledad, Las mil y una noches, Budapest, de Chico Buarque, Los excluidos, de Elfriede Jelinek o Pigmeo, de Chuck Palahniuk, todas reflejan el contexto histórico de la sociedad que describen. En el cine, otro discurso narrativo, encontramos costumbrismo en cualquier película, baste como ejemplos The neon demon (2016), dirigida por Nicolas Winding Refn, La doncella (2016), dirigida por Park Chan-wook, o Selva Trágica (2020), dirigida por Yulene Olaizola. En otras palabras, el creador no se desentiende de su medio, está tan influido por él que incluso aunque no escriba costumbrismo, las características del lugar donde habita aparecen en su historia. Michael Zéraffa en su libro Novela y Sociedad afirma que:   

“Cierto conjunto de relaciones sociales concretas, por una parte, y, por otra, cierto estado de cosas ideológico que recubre esas relaciones habrán dispuesto el terreno para la tarea del novelista. El talento o el genio de éste consiste, precisamente, en transcribir (pero sin saberlo, y esta inconciencia plantea un problema crucial) lo que ya se encuentra inscripto en la realidad. Una estructura novelística tiene, en sus aspectos más notoriamente estéticos, un autor inicial: el complejo histórico, social, psicológico e ideológico de que es testigo el novelista. El escritor no instaura una forma. La revela.” (Zéraffa, 52)

 

Los ultracostumbristas no solo reproducen la atmósfera local, “revelan la forma”, también expresan los elementos arquetípicos de la cultura popular poblana (las cemitas, la lucha libre, los huehues, los tacos árabes) para ficcionalizarlos a tal grado que en sus historias se habla del precio del pasaje en el transporte público, de grupos musicales oriundos de la ciudad como Campeche Chow, de las conversaciones en los puestos callejeros de tacos o de los amores en secundarias públicas. Sus cuentos y novelas contienen una profunda carga de lo que significa vivir en Puebla. Son una proyección de la ciudad desde la visión del habitante común de clase media y, ¿por qué no?, un homenaje a la Angelópolis.




La corriente literaria tuvo su origen en dos edificios de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla: el Colegio de Lingüística y Literatura Hispánica y la preparatoria Emiliano Zapata. Óscar Alarcón, Ricardo Cartas y Rodrigo Durana primero estudiaron en el  COLLHI[1] y posteriormente se desempeñaron como maestros de literatura en la prepa Zapata. Desde ésta última iniciaron su carrera literaria que fue vista con agrado por sus alumnos que se encargaron de difundir el ultracostumbrismo a adolescentes de otras escuelas de la Angelópolis. Así leí a los ultras por primera vez en el ya lejano 2006 cuando mi mejor amigo me animó a asistir a la presentación de Tus zapatillas suenan a sexo, de su maestro Ricardo Cartas. El libro, como esa misma noche comprobé, tenía el estilo despreocupado y divertido de los textos ultras. La característica es la exposición hilarante de las costumbres de Puebla. El lenguaje sencillo, por momentos obsceno, me llevó a pensar que el libro era obra de un joven como yo (era 2006). La propuesta ultra, eternamente joven, me gustó tanto que llevé Tus zapatillas suenan a sexo a mi escuela en el sur de Puebla: un centro escolar cuya maestra de literatura no leía ni el TV notas. Tuve que ingeniármelas para desarrollar mi hábito lector a pesar de que en el bachillerato del C. E. Gustavo Díaz Ordaz no teníamos biblioteca y a los maestros les importaba un bledo la lectura; solo querían que los alumnos lucieran bonitos uniformes durante el desfile del 5 de mayo. La escuela está rodeada por colonias precarias como las que aparecen en las páginas de los ultras: Agua Santa, San Bartolo, Loma Bella, Fuentes de San Bartolo, etc., en esos lares encontré referentes de mis lecturas en los mercados y en el comportamiento de los habitantes de los Infonavits. Así empezó mi acercamiento a la literatura de lo cotidiano. Comparto esto porque gran parte de los autores poblanos mayores de 29 años fuimos los adolescentes que hace tres lustros disfrutaron los cuentos de los ultras. Quizá en algún momento todos fuimos ultras. Ahora somos otra generación. No obstante, los ultracostumbristas se mantienen vigentes y superaron (por ahora) la prueba del tiempo. Son los hermanos mayores. Para muestra Polimastia (2008), de Óscar Alarcón (Puebla, 1979). De ella hablaré a continuación.  

         En la obra Nature Adorning Three Graces (1615) el pintor flamenco Pedro Pablo Rubens retrata a la madre naturaleza con al menos cuatro senos expuestos y cuatro ocultos tras la cabeza de las Gracias. Es decir, es una alegoría de la capacidad fecunda de la madre naturaleza para amamantar sus creaciones con ocho pezones. Esta ¿cualidad? rompe con la armonía simétrica del cuerpo femenino, pero lo dota de una significación simbólica que trasciende el rubro de la mitología para identificar un desorden genético en el que las mujeres que lo padecen tienden a desarrollar más de dos glándulas mamarias. De ahí el origen etimológico de la palabra Polimastia que en griego significa πολύς (“poli”, muchos) μαστός (“mastos”, mamas): muchas mamas. Tal cultismo, poco usual en la oralidad mexicana, es el título de un cuento lésbico de Óscar Alarcón.

            Polimastia es una colección de veintiún relatos ultracostumbristas y el guion de una puesta en escena. Los textos son pequeñas dosis de irreverencia y humor que conforman el cotidiano deambular de los personajes de Óscar Alarcón. Así tenemos cuentos eróticos como “Cero, la vieja del basurero” en el que una pepenadora llamada Graciana se dedica a la prostitución y tiene un gusto particular en iniciar la vida sexual de los adolescentes varones:


“tiene dinero porque se coge a los borrachos. Yo la veo llamar a los chamacos, les enseña sus piernas gordas y peludas. Les grita: “ven niño, que te va a gustar”. Tiene dinero porque los cargadores del mercado le pagan, los mete en su casa y nomás se oyen los quejidos del catre. Date cuenta, cuando el foquito amarillo con caca de moscas se apaga, es porque tiene a un teporocho metido en las piernas” (Alarcón, 13)

 

El coprotagonista es estudiante de una secundaria federal a quien la vieja llama para tener relaciones sexuales “¡Qué chulo y qué grandote estás mijito! Entra, tócame. Así, pon tus manos en mis muslos, acaríciame la espalda, anda, prueba mis chichis, así” (Alarcón, 14). El escenario se aleja del tipo de historias eróticas que ensalzan los lugares palaciegos, o al menos limpios, para llevar a cabo el acto sexual. Tampoco es la descripción de una mujer hermosa, joven y esbelta que novelas rosas de amplia difusión, como 50 sombras de grey, imponen entre el público la idea de que el coito para ser erótico tiene que realizarse entre super modelos y en ambientes afrodisíacos. Alarcón da vuelta a la página y propone un escenario distinto: una vieja pepenadora que vive entre basura y cuyo cuerpo descuidado se convierte en el objetivo sicalíptico de los adolescentes vírgenes. Algo así como la Saraghina de la película 8 ½, de Federico Fellini[2], pero en un contexto poblano.


“no hay distinción entre la espalda y las nalgas. La raya que dividía las dos enormes esferas carnosas está perdida. Grasa, Grasa, Grasita, Graciana, Grasa, me encantas, déjame tocar tu enorme panza, deja que mi ser se pierda en la manteca que escondes en el cuerpo y que tienes para mí. Enciérrame en tu amasijo de piel, de carne y pelos, quiero encontrar la salida de tu laberinto de estrías.” (Alarcón, 15)

 

El adolescente encarna los deseos viriles en “la edad de la punzada” cuando lo mismo ven sensuales a las compañeras de secundaria, a las maestras, o las vendedoras de artesanías. Para los jóvenes que salen de la pubertad e ingresan a la adolescencia los cambios hormonales, acompañados de sueños húmedos y masturbaciones constantes, los motivan a encontrar bellas a gran cantidad de mujeres que ven en las calles e imaginan que depositan en ellas la semilla que hierve en su pubis y pugna por salir. Los barros, las espinillas y demás problemas de acné son prueba de que a los varones jóvenes les urge iniciarse cuanto antes en materia coital porque sus hormonas lo exigen. Por eso es común observarlos en bancas de plazas públicas viendo mujeres pasar, lo mismo en tiendas que en escuelas u hospitales. Cualquier varón mayor de edad sabe a lo que me refiero pues se enfrentó a ese dilema entre los 13 y 17 años. A algunos les dura toda la vida. Pero la mayoría aprende a controlarse. El cuento de Alarcón propone la evocación del amor de la primera adolescencia, muchas veces platónico, que representó para nosotros la figura de culto sexual, tal como Afrodita lo fue para los griegos. La fecundidad del título Polimastía se identifica en este cuento con el deseo y el goce sexual consumado entre el adolescente y su objeto de culto. “Sigue Graciana, llévate esta virginidad que me estorba y escóndela en la masa que te cubre entera, anda. Graciana, piérdeme en tus gigantes brazos, arrópame en tu vello púbico extinto, vamos, Graciana, déjame estar encima de ti y después duerme tranquila” (Alarcón, 15). Resulta curioso que una fantasía sexual recurrente entre varones adolescentes sea penetrar a una mujer mayor. Algo tendrá que ver la cultura en la que crecimos porque muchos hombres guardan entre sus recuerdos las noches de onanismo virginal en la que se evocó el cuerpo de una mujer adulta. En la literatura se representa en numerosas historias, por ejemplo, la novela gráfica Adrenalina (2017), de Eusebio Ruvalcaba, donde un joven estudiante mantiene relaciones sexuales con la madre de su novia. En el cuento de Alarcón tal fantasía masculina se lleva al límite. El texto por momentos tiene un lenguaje procaz, pero en otros párrafos alcanza un lirismo amoroso que desubica al lector pues en algunos fragmentos emula a Charles Bukowski[3] y en otros a un poema lírico de alta factura amorosa. La historia es tan caliente que al final la casa de basura se quema a consecuencia de la carnalidad ardiente que consumió a los amantes hasta reducirlos a cenizas. “El Usuario ladra toda la noche. Le gruñe a dos figuras chamuscadas y de humo.” (Alarcón, 15). Un desenlace parecido a aquel cuento de la infancia donde dos amantes arden en el fuego de su pasión: me refiero a El soldadito de plomo de Hans Christian Andersen: “Cuando a la mañana siguiente la sirvienta removió las cenizas, lo encontró en forma de un pequeño corazón de plomo; pero de la bailarina sólo había quedado su lentejuela que ahora era negra como el carbón.” (Andersen, 162)


II

Otro cuento evocador de la adolescencia es “Uno membruno”, pues se retoman los cambios hormonales para construir un discurso acerca de las tribulaciones eróticas que ocurren a esa edad. El relato describe la vida cotidiana en una secundaria pública, carente de todo menos de tiempo para realizar travesuras. La historia cuenta que el narrador intradiegético y su amigo Membruno ingresan a una escuela para alumnos rechazados de otros colegios por su mal comportamiento. Inmediatamente se hacen cómplices y ponen apodos a todos, incluidos los pobresores. Este relato es evocador de aquella edad donde la máxima preocupación era aprobar el bimestre. En la obra de Alarcón ese tiempo feliz es la secundaria. En este contexto Membruno y el narrador inician su despertar sexual. “Las mujeres comenzaron a entrar en mi vida; después me daría cuenta que las de la preparatoria, sobre todo, serían mi perdición. Lo que más me divertía era sentarme en la banqueta y buscar el contorno de sus calzones que se marcaba por encima de sus faldas.” (Alarcón, 32), “Por mucho tiempo Gema fue la reina de mis chaquetas. En mis sueños húmedos siempre llegaba por detrás tapándome los ojos con sus manos, riéndose; después, me tocaba la entrepierna, abría el cierre del pantalón para liberarme y en ese punto mi sueño siempre se quedaba en pausa” (Alarcón, 33). La potencial fecundación, el tema central de Polimastia, también se nota en este cuento pues ambos amigos compiten por el amor de una muchacha de sexualidad precoz. Resulta curioso que el comportamiento difiere según el género de los adolescentes. Mientras que para los amigos es una lucha para satisfacer la libido, para Gema es más una expresión de hipergamia, pues la joven usa a Membruno para llevarla al baile y ahí él la entrega a su verdadero novio: un chico de preparatoria. En este punto reflexionamos acerca de las diferencias culturales sobre el deseo que se aprehenden en la pubertad y terminan por desarrollar ciertos hábitos en la adolescencia. La feminista Lucía Etxebarría plantea que:


“aunque hombres y mujeres comparten el deseo de satisfacer, como seres humanos, la necesidad de amar, de fornicar, de vincularse, de experimentar y expresar el sentimiento amoroso y el deseo, la forma en que lo hagan estará notablemente influida por los rasgos estereotípicos asociados a las identidades masculina y femenina. Es decir, la forma en que hombres y mujeres aman y desean está muy condicionada por el sistema cultural propio de la sociedad particular en la que viven” (Etxebarria, 137)

 

Los patrones de cortejo se asocian con la hipergamia femenina y la sexualidad directa de los varones. El final del cuento también recuerda a una película italiana: Malena (2000), dirigida por Giusseppe Tornatore y protagonizada por Mónica Bellucci, pues en ambas historias el protagonista, un niño inmaduro, deja ir a la mujer de sus sueños sin atreverse a hablar con ella y se ve obligado a regresar a la supuesta inocencia, a esperar su turno. “Uno membruno” nos habla del amor de la adolescencia, el inolvidable primer amor.


“Pedaleé como si huyera y en realidad huía de ella, de aquellas emociones, de los sueños, de los recuerdos, de todo.  Y pensaba que debía olvidar. Estaba seguro de que iba a conseguir olvidar. Pero hoy que ya soy mayor, que he consumido mi vida de un modo banal, que he conocido a tantas mujeres que me han dicho: acuérdate de mi y yo las he olvidado. Aún hoy es ella la única a la que nunca he olvidado: Malena”[4]

 

III

En la cultura mexicana el tema del asesinato entre amantes está difundido en productos culturales que van desde la música, la pintura y la literatura hasta las películas y el teatro. En el pasado demasiadas obras artísticas normalizaron la violencia de género y la hicieron pasar como una cuestión de honor y un deber cuestionable. Tenemos como ejemplo de ese aspecto de la sociedad mexicana canciones como Boda de sangre[5], de Teodoro Bello, Laurita Garza[6], de Los invasores de Nuevo León, El asesino[7], de los Cadetes de Linares, o un fragmento de la película El tigre de Santa Julia[8], solo por mencionar algunos. Afortunadamente ese aspecto nefasto, que repudiamos las nuevas generaciones de mexicanos, está en proceso de extinción. La discusión por la equidad de género motiva que cada vez menos hombres atenten contra la vida de las mujeres. Falta mucho por hacer, es cierto, pero la cultura machista que cosifica a las mujeres y las subordina al varón está en vías de remitir. No obstante, sería ingenuo pensar que la sociedad mexicana está cerca de resolver el problema de raíz. No todos los hombres son feminicidas. Pero los pocos que sí lo son crecieron en un contexto cultural que desde muchas perspectivas los instruyó a actuar con rabia y salvajismo contra quien creían amar. El feminicidio es la última consecuencia de una idea de amor retorcida que concibe a la pareja como una pertenencia y no como un ser humano con derechos y autonomía.

            El cuento “Dos, patada y cos” es el testimonio ficcional de un feminicida que declara ante la autoridad el crimen por el que lo detienen en flagrancia: el homicidio de su esposa. La historia es desgarradora porque al principio la pareja vive una historia de amor demasiado normal: sonrisas, fajes, casamiento con baile de guajolote como se estila en Cholula. El futuro criminal incluso declara: “ya estábamos casados y me convertí en el hombre más feliz sobre la tierra, perdóneme el lugar común, pero es cierto. La vida con la que siempre había soñado me estaba ocurriendo. Y entonces todo me hacía llorar de emoción.” (Alarcón, 55). Sin restar responsabilidad a sus actos punibles, se nota que el protagonista ama demasiado a su pareja. Entonces, ¿qué pasó?

        En los últimos años gran número de hombres empezaron a cuestionar los elementos que conforman su masculinidad con el fin de reflexionar sobre aquellos rasgos que podrían desencadenar un acto nocivo para su pareja. Tal cavilación logró un cambio consciente en la mentalidad de muchos varones que aprendieron a respetar la decisión de su pareja cuando se aleja por un tiempo o de plano ya no quiere continuar la relación. Antaño en México una pareja era para toda la vida y si la mujer acababa la relación por una infidelidad el hombre reaccionaba con violencia contra ella, justificada socialmente. Para muestra las películas de la época de oro del cine mexicano donde el típico macho empistolado era incapaz de la empatía y eructaba frases como “o mía o de nadie”, una velada amenaza de muerte. Este tipo de conductas orillaba al público masculino a emularlas y por eso ocurría tanto maltrato y desigualdad contra las féminas. En la actualidad muchos varones prefieren platicar la situación o alejarse antes de cometer una barbaridad. Y ese es un cambio positivo. Por eso el cuento de Óscar Alarcón continúa vigente pues es un tema que ahora, diecisiete años después de su publicación, se ve desde otra perspectiva. Ahora los lectores leemos el texto y nos sentimos destrozados por la tragedia que relata, pero ya no le damos la razón al protagonista, ya no estamos de su parte. Quizá si el cuento se hubiera publicado hace cien años la interpretación sería distinta. Pero los esfuerzos educativos de todos los sectores sociales (aún insuficientes) lograron ese cambio de paradigma en el imaginario masculino. Por eso cuando leemos que el protagonista del cuento encontró a su esposa besándose con otro hombre la reacción en el lector lo lleva a pensar que la decisión del personaje fue errónea. “Me acerqué a ellos sin que me escucharan, de un jalón se la arranqué al tipo, la tomé de las greñas y le acomodé dos madrazos en la cara. El tipo me dijo que qué me pasaba, no le respondí, seguí golpeándola hasta derribarla, le grité “¡Levántate!” pero no se paró. La fui arrastrando hasta la casa.” (Alarcón, 56). Mejor se hubiera divorciado.


            En el cuento “Dos, patada y cos” el autor plantea una situación límite para que los lectores no cometan el error de su protagonista. Causa escalofríos leer que el personaje no siente arrepentimiento[9] y si el lector siente repelús al leer el feminicidio significa que visibilizar el problema es mejor que ocultarlo. Algo positivo ocurre en la masculinidad mexicana que ya no justifica, e incluso reprueba, un comportamiento así. Significa que como sociedad avanzamos por el camino del respeto.  

            Polimastía tiene excelentes cuentos, algunos de tendencia surrealista como “Seis va de nuez” y otros de erotismo lésbico como el que titula al libro. En este espacio podríamos reseñarlos todos, pero decidimos que el lector los lea, los disfrute y los interprete a su conveniencia. Ahora, en la primavera de 2023 celebramos la reedición digital del libro impulsada por la Revista Neotraba y nos unimos a los festejos con esta pequeña reseña.

IV

En conclusión, el Ultracostumbrismo fue un movimiento literario netamente poblano, como en su tiempo fue el Estridentismo. Ambas corrientes estéticas guardan concordancia en sus postulados, ambas son iconoclastas de la cultura institucionalizada y ambas aluden al símbolo del guajolote. Si comparamos los artículos del manifiesto estridentista con el ultracostumbrismo confirmaremos que se asemejan en varios sentidos ya que ambos sonIrreverentes, afirmales, convencidos, excitamos a la juventud intelectual del Estado de Puebla, a los no contagiados de reaccionarismo letárgico, a los no identificados con el sentir medio”.

Cabe recordar que la iconoclasia congénita del ultracostumbrismo les trajo a sus autores algunas diatribas en el medio cultural poblano. No obstante, a pesar de esos dimes y diretes, las obras siguen editándose, los autores siguen activos y los libros continúan circulando. Eso es lo que cuenta. Lo demás es anecdótico.

El ultracostumbrismo no ha dado todo lo que tiene que dar. Es un árbol cuyos frutos más selectos no han terminado de madurar. Quizá pronto Alarcón, Cartas y Durana nos sorprendan con la publicación de más historias ultras. El público poblano lo ultracelebrará. 

 

Monterrey, Nuevo León.

 



BIBLIOGRAFÍA

ALARCÓN, Óscar (2008) Polimastia. México. Ed. BUAP
ANDERSEN, Hans Christian (2021) Selección de cuentos. México. Ed. Mirlo
CARTAS, Ricardo (2006) Tus zapatillas suenan a sexo. México. Ed. BUAP.
DURANA, Rodrigo (2016) Buenas tardes, señorita… México. Ed. Nitro / Press
_____ (2008) El calzón de Margarita. México. Ed. BUAP
ETXEBARRÍA, Lucía (2017) Más peligroso es no amar. Poliamor y otras formas de relación sexual y amorosa en la actualidad. México. Ed. Aguilar
GUTIÉRREZ HERRERA, José Luis (2013) El Arte y la Medicina Clínica. México. Ed. BUAP
SAINZ DE ROBLES, Federico Carlos (1982) Diccionario de la Literatura. Tomo I. España. Ed. Aguilar
ZÉRAFFA, Michel (1971). Novela y Sociedad. Argentina. Ed. Amorrortu Editores

[1] Siglas del Colegio de Lingüística y Literatura Hispánica donde me atrevo a pensar que estudiaron por lo menos el 80% de autores poblanos que actualmente publican tanto dentro como fuera de la ciudad. Ese edificio es el semillero de la literatura de Puebla.
[3] “Están en sus pechos, en sus enormes tetas de marrana que todas las noches un hombre distinto prueba” (Alarcón, 14)
[8] https://youtu.be/tBlDlV6GTtQ (Ver minuto 1:30 a 2:40)
[9] “No me arrepiento y lo volvería a hacer” (Alarcón, 56)

Letrinas: Por una cabeza



Por una cabeza
Samanta Galán Villa

Hace frío. Al lado de mí alguien llora. Sus gritos me aturden. No me importa lo que le hacen, pero sé que me tocará recibir exactamente lo mismo. Es el lugar sin límites. Está sitiado por barrotes, dividido por celdas, apartados del mundo porque hicimos algo mal, algo prohibido socialmente y aquí adentro pasa todo lo prohibido, pero peor.

Sé que los gritos que escucho de pronto cambiarán de tonada, subir y bajar. Como cuando me rasuro todas las mañanas y subo y bajo el rastrillo por toda la cara llena de pelo hasta que queda limpia y me veo más joven.

Él, me acuerdo, tenía la cara llena de pelo. Mina, quisiera que estuvieras aquí conmigo. No. Quisiera estar lejos de aquí contigo, en otro lugar. Me gustaría regresar a esa mañana en la que me dijiste que te acompañara al monte porque querías enseñarme algo.

Qué contento me puse. Pensé: al fin se me hizo con esta. Perdón que te dijera “esta”, pero aquí, en una celda mientras los gritos del de al lado se elevan cada vez más y luego se atraganta con algo que meten a su boca e imaginar que ya pronto es mi turno me da el valor de decirte que esa vez te dije “esta”.

Fuimos al monte y yo me iba aguantando las ganas de acariciarte las nalgas que temblaban detrás de la tela de tu vestido o de meter mis dedos en tu cabello largo, negro y lacio. El olor de la tierra recién labrada y también a quemado por el tiempo de siembra hinchando los pulmones. Nos van a ver, Mina, te dije. Hay que buscar un árbol frondoso.

Cállate y no digas nada, ya casi llegamos.

La rama entró por debajo del lóbulo de la oreja izquierda y salió en la coronilla del cráneo. Los ojos abiertos mirando al cielo que apenas empezaba a volverse azul. La sangre en el cuello coagulada. La cara llena de pelos, como si no se hubiera rasurado todas las mañanas, moviendo la mano arriba y abajo, así, así hasta quedar limpio como la cara de un muñeco de aparador.

¿Sabes quién es? Preguntaste. No, respondí. Me hubiera gustado decir más, decirte Mina, que me había hipnotizado el color rojo alrededor del cuello, viscoso y brillante. No había salido el sol, pero brillaba. La cabeza de un extraño colgada en la rama de un árbol como una manzana. Como un fruto cualquiera.

Entonces dejé de pensar en las formas de tu cuerpo, en el peso exacto de tus tetas en mis manos. No podía dejar de ver al desconocido, a las moscas en las fosas nasales, que se arremolinaban en el cuello cercenado.

¿Qué hacemos? ¿Le avisamos a la policía?

No. Hay que llevarla a mi casa.

¿Por qué? ¿Para qué quieres una cabeza en tu casa?

Mina, esas cosas no se preguntan. Uno no sabe por qué de pronto un día aparece una cabeza colgada de la rama de un árbol con el mismo resplandor de una estrella y tiene los ojos mirando hacia arriba como quien está harto de vivir y ruega un descanso. Uno no sabe por qué de pronto tiene la necesidad de descolgar la cabeza igual que con un fruto maduro y jugoso que ya está listo para comerse y la quita con cuidado para que no se desbarate y se convierte a partir de entonces en su posesión más sagrada. Uno no lo sabe. Yo no lo sé explicar.

Ya con la cabeza en las manos me miraste como si el aparecido fuera yo, como si me desconocieras. Te pedí que no le dijeras a nadie y respondiste que sí con un movimiento. Ya no quisiste hablar. ¿Te arrancaste la lengua Mina? ¿Tu boca se convirtió en una cueva oscura a la que nunca toca la luz?

Mina, los gritos de al lado, son insoportables. Tú no podías soportarlos y tampoco las risas de los otros presos que se divierten con los que acaban de llegar a la prisión. Qué frío. Los dientes me castañean y casi puedo olvidarme de que en poco tiempo se van a aburrir de esa víctima y será mi turno.

Llegué a mi casa corriendo y puse la cabeza, no la mía sino la del desconocido, en una caja de cartón. Atrapó mis ojos. Todo alrededor se volvió borroso y también dentro de mí. Me costaba trabajo recordarte, Mina. ¿Cómo es que te llamas? Mina. Guillermina. Sólo podía recordar el nombre sin una cara porque la cara del desconocido se convirtió en la cara de todo el mundo.

Inventé historias sobre él. ¿Quién era? ¿De dónde venía? ¿Por qué le cortaron la cabeza y la colgaron de un árbol? El desconocido es mi hermano Luis que desapareció hace muchos años cuando intentó fugarse a Estados Unidos con su novia y nunca los volvieron a ver. No es cierto, es mi papá: Un jornalero que sembraba maíz en los tiempos de lluvia. Madrugaba con el sol y regresaba hasta tarde, pero un día sólo volvió su cuerpo caminando sin orientación. Nunca encontramos la cabeza, pero mi papá sí encontró la forma de seguir trabajando de todos modos.

 La cabeza eres tú, Mina. Somos todos.

El desconocido, igual que yo, fue cambiando con el tiempo. No te imaginas cómo se transforma el ser humano después de la muerte. La piel, Mina, se pone verde, se pone azul y luego negra. Huele mal. A otro mundo y a un aire que sólo puede respirarse por los que ya caminan en los infiernos. Los gusanos y moscas que atrae la podredumbre son imparables, pero yo me acostumbré al ruido del revoloteo de los insectos necrófagos.

Es fácil hablar con alguien cuando sabes que nunca lo volverás a ver. Que está desapareciendo. Le dije al desconocido todos mis secretos. Por ejemplo, que tú, Mina, eres la mujer que más he querido. Que te llamas Guillermina y que te llevaré a otras tierras para regalarte campos donde el trigo aun sea verde.

Le dije que yo también estaba harto de la vida y que se comienza a notar en la piel manchada por el sol y en las costillas que se asoman encima de la ropa. Le dije: No sabes la suerte que tienes de estar lejos de aquí y estar aquí al mismo tiempo. ¿Los muertos son los únicos que pueden habitar dos dimensiones?

1,2,3,4,5,6,7,8,9,10…¿Cuántos días estuvimos juntos? No lo sé Mina, sólo puedo decirte que contemplar la cabeza me robó el tiempo y las ganas de trabajar, de comer y hasta de citarte en el cerro para levantarte el vestido y clavarte contra un árbol.

11,12 o13 días más tardaron en llamar a la puerta y preguntarme si estaba bien, si había alguien adentro y que si no respondía iban a tirar la puerta. La tiraron. Me encontraron a mí con una cabeza descarnada en una caja de cartón oliendo a diablos. Oliendo a muerte.

¿Cómo lo mataste? ¿Por qué? ¿Qué te llevó a cortarle la cabeza a este desconocido y dónde dejaste el cuerpo?

No sé, no sé. Él no es un desconocido. Es mi amigo. Él me conoce mejor que nadie. Por favor no se lo lleven. Por favor déjenme aquí.

Me acusaron de homicidio, Mina. Ho-mi-ci-dio. Qué palabra más triste. Mina, no te olvides de decirles que yo no maté a nadie. Cuéntales que tú fuiste quien me llevó al monte, tú fuiste la que me dio a comer del fruto prohibido en el Jardín.

Pasos en el corredor. Pasos que vienen a mí. Pasos que se detienen en la celda. Mina, ya vienen. Mina, dime algo y tal vez logre escucharte. Mina, llévale flores a mi amigo en su mausoleo que tiene la leyenda “Aquí descansa la cabeza de un desconocido, asesinado por un criminal”.

La reja se abre. Ellos entran. El aire que entra en mi pecho duele.

La reja se cierra.





Samanta Galán Villa (Moroleón, Guanajuato,1991) textos suyos se publicaron en medios como la Revista Pez Banana, Revista Estrépito, Sputnik, Neotraba, Monolito, Low-fi ardentía y en el periódico oaxaqueño El Imparcial. Actualmente, lleva un diplomado en Literaria, Centro Mexicano de Escritores y forma parte del taller de novela corta del escritor Eugenio Partida. Recientemente se publicó su primer libro de cuentos 'Amorfismos' (2022), con editorial La Tinta del Silencio.

La gente que no ha visto teatro musical, no ha sido totalmente feliz: María León



Jaime López |


Desde el pasado 10 de abril, la cantante y actriz mexicana María León forma parte del elenco de "Mentiras el musical", la prestigiada obra que lleva más de una década en cartelera.

En el marco de la presentación de su personaje, "Lupita", indicó que el teatro es un elemento imprescindible para la ciudadanía, porque le puede ayudar de distintos modos.

Así, refirió que las artes escénicas pueden ser un reflejo de los estados de ánimo del espectador, un espacio para desahogarse o, inclusive, una oportunidad para analizar un discurso político.

"Si la gente no ha visto teatro musical, creo que no están siendo totalmente felices en su vida. El teatro es un acto de generosidad y un acto de fe, en donde se genera o se comulga con el público", expresó.

La intérprete reviró la opinión de aquellas voces que no son adeptas al teatro musical, subrayando que este tipo de manifestación cultural toca fibras sensibles e importantes.

"Es un espejo, pero también a veces es un discurso político y también una relajación emocional del estrés que vivimos en la semana. Le puedes dar la función que tú quieras al teatro, pero no nos perdamos la oportunidad de vivir esa experiencia irrepetible", sostuvo.

Acerca de la responsabilidad afectiva en las relaciones de pareja, que es una de las temáticas abordadas de manera indirecta en "Mentiras el musical", María León destacó la relevancia de poner límites.

Ello, en especial, cuando las personas se caracterizan por ser complacientes y no decir directamente lo que sienten o piensan. Si bien reconoció que se trata de un tema complejo, que puede variar dependiendo la idiosincrasia de cada individuo, dijo que una posible solución para evitar dañar a otro ser humano es la honestidad.


"Yo soy una persona complaciente, por ejemplo, entonces, yo estoy trabajando la permisibilidad: qué permito, cuánto permito, hasta dónde, límites, entonces, depende de cada quien", declaró.

La artista aprovechó el cuestionamiento en cuestión para describir a su personaje, manifestando que es una mujer que no tiene filtros y que trata de ser plena y libre, pero que ha padecido violencia.

"Es una mujer dolida que vive su vida con una plenitud y con una libertad, sin filtros, también te habla mucho de hasta dónde es su feminismo y responsabilidad".

Por otra parte, María León reveló que su primer acercamiento con el teatro musical lo tuvo cuando acudió a las obras protagonizadas por Lolita Cortés, una de sus ídolos.

También manifestó que su rol en "Mentiras el musical" ("Lupita") es un reto actoral debido a que la hace incursionar en el género de la comedia.

La puesta referida se exhibe de vienes a domingo en el Teatro Aldama, en distintas funciones. Tiene una duración aproximada de 150 minutos y es apta para adolescentes y adultos. La cuota de recuperación va desde los mi 170 pesos hasta los mil 950. Los accesos se pueden adquirir tanto en la taquilla del recinto como en Ticketmaster.

El sinsentido en el cine de los Hermanos Coen




Jorge Tadeo Vargas |

 

“Afortunadamente estamos libres del proceso de desarrollo y del proceso de realización de la película del comité de Hollywood. Ellos entienden que si van a hacer una película con nosotros, nos dejarán hacerla a nuestra manera.”
Joel Coen

 

Para intentar entender el cine de los Hermanos Coen tenemos que ver sus orígenes, de donde vienen y quienes son. Son un par de hermanos judíos que no cumplen con el cliché que por años Hollywood ha perpetuado y nos ha vendido. Sí son judíos, pero son originarios de Minnesota, es decir de esa región que se le conoce como el “Midwest” norteamericano, lo que de entrada los convierte en “outsiders” en la industria cinematográfica que suele concentrarse en dos grandes ciudades como son Los Ángeles, California y New York, NY, aunque el mayor dominio se dé en la ciudad californiana, desde los inicios del cine norteamericano.

Desde esa visión del “Midwest” de ver y vivir la vida es que estos dos hermanos, uno graduado de la escuela de cine y otro de la de filosofía, es lo que les permitió que sus historias se vayan contando desde lo absurdo, desde el sinsentido como eje rector y la principal característica de sus películas.

Pertenecientes a una generación de cineastas que a finales de la década de los ochenta y gran parte de los noventa, supieron mantener su trabajo en la línea fronteriza de la independencia y la industria cinematográfica. Esta generación donde hay nombres como Richard Linklater, Quentin Tarantino, Kevin Smith, PT Anderson entre muchos otros que se permitieron con su arte hacer un cuestionamiento al sistema, a la forma de vida occidental que nos impone una forma única de pensar y de actuar.

Con esto me refiero a que no importa de qué lado de la moneda ideológica nos toque estar, al final la forma de pensar, que se nos dicta es única y autoritaria. Contra todo ello es que se rebelaba esta generación de cineastas a la que pertenecen los Coen, evidenciando el vacío de las estructuras tanto sociales, políticas y/o culturales, principalmente en el mundo occidental y la hegemonía e influencia que se tiene a nivel global.

Esta crítica al sistema y sus estructuras permea mucho en la construcción de los distintos géneros cinematográficos que están presentes en la obra de los Coen y esto lo hacen desde una profunda conciencia histórica, la cual juega en papel muy importante en la mayoría de sus películas, así como el absurdo que también tiene un papel importantísimo en la elaboración de los personajes, con lo que convierten su obra en un homenaje, una burla, una apropiación, un retrato de su idea de deconstruir y visualizar estos géneros, como la comedia romántica, el western, el noir.

En Blood Simple (1985) ya comenzaban a perfilar esas ideas narrativas con mucha influencia de la literatura, algo que continúan haciendo en toda su obra, a la par de el sinsentido y la deconstrucción del género o de los géneros más representativos del cine norteamericano. Blood Simple encaja dentro del noir, neo-noir, para ser más específicos, donde el humor absurdo y situaciones sin lógica van comenzando a desarrollarse logrando construir una mejor historia con su segundo largometraje Raising Arizona (1987), una comedia absurda, con gags y momentos que parecen ser un homenaje a los grandes comediantes de inicios del cine. Con esta película es que comienzan a perfilar, esa relación orgánica y sinérgica que tienen para ellos las imágenes y la música.

Con Miller's Crossing (1990) regresan al género neo-noir, esta vez desde una historia de gánsteres pero con una construcción de personajes alejados del cliché que en ese momento era el predominante en el cine de este subgénero liderado por Coppola y Scorsese.

Aquí ellos toman como base las novelas de Dashiell Hammett para darle una perspectiva distinta al género. A pesar de que en la taquilla no le fue nada bien, tampoco con mucha de la crítica; y es que se estrenó a la par de Goodfellas de Scorsese y Godfather II de Coppola, pero con el paso de los años, Miller's Crossing se ha consolidado como una película que rompe con estereotipos, que va más allá de lo que se puede esperar del género y nos da una de los historia de gánsteres mejor trabajadas.

Un año después presentan Barton Fink (1991), película que les da el reconocimiento internacional al ganar la Palma de Oro del Festival de Cannes como mejor película, mejor guion y mejor actuación a John Turturro, además reciben sus primeras nominaciones a los Premios Oscar.

Basada en una época fetiche para los Coen como son los años previos, durante y posteriores a la gran depresión, desde la construcción del monopolio en que se convirtió Hollywood, cuenta la historia de un personaje que intenta encajar en la maquila del cine, a la par de que van desarrollando una serie de personajes secundarios y antagónicos muy interesantes, como lo es el que personifica John Goodman en una de sus mejores actuaciones. Mucho se ha hablado de una secuela, que al final sabemos que no llegará, al menos no de la mano de los hermanos.

Con The Hodsucker Proxy (1994) se mantienen en la época de la gran depresión y con una comedia absurda y sinsentido hacen una crítica al sistema económico capitalista que engulle a las personas hasta llevarlas al límite. Si bien, esta es una de las películas menos “exitosas” de los hermanos Coen en la taquilla y en premios, la crítica la trató bien. Es posiblemente una de las menos conocidas pero queda la actuación de Tim Robbins como alguien del Midwest” que intenta vender una idea en Wall Street. La crítica al capitalismo en The Hodsucker Proxy cobra mayor relevancia en estos días.

Fargo (1996) los regresa al camino del éxito, eso sí, sin cambiar un mínimo su forma de contar historias para convertirse en directores exitosos tanto con la crítica como en taquilla al conseguir y ganar varios premios alrededor del mundo. Regresan al neo-noir y juegan un poco con el humor negro y esa pasión por la literatura, construyen una historia tan sólida que permitió incluso un spin-off como serie que duró tres temporadas, manteniendo ese estilo sobrio y elegante, lleno de sinsentidos absurdos.

Los Coen se han caracterizado por llevar a la comedia a nuevos derroteros, dotándola de cierta inteligencia sin caer en superioridad moral; sus personajes van caminando por situaciones que de la forma en que son narradas y/o construidas pierden toda solemnidad. Es el caso de The Big Lebowski (1998) que con una historia muy sencilla, que podríamos catalogar dentro del género neo-noir, nos da una comedia negra, llena de situaciones hilarantes, absurdas, ilógicas. El éxito de esta película se puede medir más allá de la taquilla o de la crítica, su verdadera influencia en la cultura pop, es que año tras año desde 1999, se organiza un festival en su honor, aunque se suspendió en pandemia y no se sabe si regresará, sin embargo habla de la gran influencia de esta película. Ni qué decir del impecable soundtrack que va desde Bob Dylan hasta los Gipsy Kings.

En O Brother Where Art Thou? (2000) toman un arriesgado camino y le dan un papel protagónico a la historia y a la música (histórica). Basándose en la Odisea de Homero, nos llevan por un recorrido de la América Profunda en años de la gran depresión (su época fetiche), convirtiendo la película en todo un documento histórico y de recuperación de la memoria sin perder un ápice de lo que estos hermanos nos tienen acostumbrados con el sinsentido, lo absurdo y esa forma de tejer los hilos entre personajes y situaciones.

El trabajo de rescate musical que hace T Bone Burnett, su compositor musical de cabecera, merece un reconocimiento aparte pues permitió que mucha música de la América Profunda fuera reconocida a nivel mundial. Canciones que tienen más de cien años.

El inicio de siglo estuvo marcado por lo que considero un bajo en la calidad cinematográfica de estos hermanos; si bien The Man Who Wasn't There (2001) es una película arriesgada, elegante, muy bien contada, no tuvo el impacto que tuvieron las demás. Lo mismo paso con Intolerable Cruelty (2003), un intento de comedia romántica que a pesar o por culpa de los protagonistas, no logró cerrar el círculo quedándose como un intento de deconstrucción del género. Lo mismo pasa con la adaptación de la película inglesa de 1955, The Ladykillers que aunque tiene una historia muy buena, no termina de cuajar.

En 2007 con la adaptación de la novela No Country For Old Men de Cormac McCarthy retoman el camino y combinando de forma excepcional el western con el neo-noir logran la que para muchos es su mejor película. Aunque la adaptación es bastante libre, es la forma que ellos tienen para trabajar la literatura, algo que está presente en todas sus películas. No Country For Old Men los pone de vuelta en el grupo de directores premiados que, aunque el reconocimiento no es importante para ellos, les da una plataforma para que su cine escale más allá de la industria y de la independencia.

Las películas de los hermanos Coen manejan un gran número de líneas narrativas, donde muchas veces el protagonista pierde el peso de toda la historia, eso no es malo, pero a veces como en el caso de Burn After Reading (2008) juega en su contra y una buena historia se ve rebasada. Aunque no sucede lo mismo con Hail Caesar! (2016), con la que sí lo logran, haciendo una crítica al Macartismo y su lista negra.

Con Inside Llewyn Davis (2013) y A Seriuos Man (2009) hacen un poco de metaficción tomando la biografía como parte de la historia. Inside Llewyn Davis hace un recorrido por la década de los sesenta, la música folk (de nuevo el soundtrack es fundamental) y mucho absurdo, falta de lógica y humor negro. A Seriuos Man arma un diálogo para ellos mismos burlándose del cliché judío, a la par que lo reconoce y construye una historia que en muchos momentos parece ser algo personal, íntima. Es posiblemente la película menos comprendida de los hermanos.

De la misma forma con True Grit (2010) y The Ballad of Buster Scruggs (2018) siguen con la deconstrucción de unos de los géneros favoritos de Estados Unidos. En la primera construyendo un antihéroe muy alejado de lo que vemos en el western clásico y la segunda tiene muchos guiños a la literatura con una serie de historias sin relación que en palabras de ellos les costó veinticinco años escribir, y que es el último trabajo a la fecha que han realizado juntos, declarando que esa relación ya se terminó. Eso no significa que han dejado de trabajar, Joel filmó en 2021 The Tragedy of Macbeth mientras que Ethan en 2022 dirigió Jerry Lee Lewis: Trouble in Mind, las cuales mantienen su estilo absurdo pero no alcanzan ese punto perfecto que lograron en sus trabajos en conjunto.

Una de las ideas permanentes en el cine de los hermanos Coen es la de convertir la literatura en arte visual, ponerle movimiento a las palabras, eso se percibe en cada una de sus películas, así como las múltiples referencias a cuentos, novelas, poemas, escritores que les abren un universo de posibilidades y mayor libertad a la hora de trabajar e ir creando sus personajes desde el sinsentido desde donde lo construyen.

La frivolidad y la profundidad son parte de su cine y una forma de ir presentando la realidad que vivimos desde lo hilarante, el absurdo mayor de estar vivos a pesar de todo lo que nos rodea.


Desde el exilio en Ankh-Morpork

Jorge Tadeo Vargas, escritor, ensayista, anarquista, a veces activista, pero sobre todo panadero casero y padre de Ximena. Está construyendo su caja de herramientas para la supervivencia. En sus ratos libres coordina el Observatorio de Emergencias Socio-Ecológicas

Sobre “Días y noches de amor y de guerra”, de Eduardo Galeano



Por Omar Cruz |


América, un continente que de manera constante e insensible ha sido saqueado. Desde tiempos bastante remotos es bien sabido que la historia de nuestro territorio se podría escribir con sangre y lágrimas y aún así, no sería suficiente para cubrir todo el dolor que nos habita y que creo yo, nos sigue mortificando.

Nuestra historia, parece más bien una espiral cíclica. Siempre vamos imaginando que quienes nos hicieron daño ayer, algún día volverán a terminar el trabajo que aún no han concluido. Los embates que recibimos nos han enseñado algunas lecciones de las que algo hemos aprendido, pero al parecer, ese no será todo el castigo que recibiremos. Escribir sobre América habiendo nacido aquí, es más que la suma de todas las emociones y demás sentimientos encontrados, creo que también se vuelve una necesidad, para sacar lo que nos duele y que se drene toda la agonía y la tristeza acumulada.

Por lo general, el pasado regresa a nosotros y nos trae toda la atrocidad cometida por quienes creyéndose dioses, hirieron de muerte nuestro orgullo y flagelaron nuestra naturaleza. Ante todo esto, en América decidimos resistir y utilizar diferentes mecanismos para combatir desde diversas trincheras; el absolutismo, la barbarie y la imagen arrogante de la tiranía.

El génesis de esta historia nos lleva al año 1978. En ese año, Eduardo Galeano decide mostrarle al mundo otras maneras de resistir -aún estando en el exilio- y utilizando la literatura como método de defensa, publica “Días y noches de amor y de guerra”, una novela profunda, escrita con toda la sensibilidad y hondura de quienes aún creemos que, otra América es posible.

Galeano desmiembra en esta obra cada una de las batallas a las que, al parecer, nos tenemos que enfrentar aún viviendo en tiempos difíciles o de dictadura. El autor, no se olvida del amor en este texto y también nos cuenta cómo este sentimiento puede ser vital e importante para resistir, batallar y empujar un mejor mañana para los nuestros en el andar diario.

La narración de esta novela es dolorosa pero exquisita, Galeano no solo utiliza la literatura para denunciar, también lo hace para embellecer de alguna manera las realidades catastróficas de aquella época tan convulsa que le tocó vivir. Las figuras literarias potentes y las imágenes de denuncia son frecuentes en este texto que Galeano escribió, mientras una atroz dictadura dejaba a su natal Uruguay, sumida en el llanto y el más amargo de los dolores.

Muy a pesar de que esta obra sea demasiado íntima para el autor, también nos encontramos con la descripción de hermosos lugares en los que parece ser, Galeano supo fraguar su trabajo y reencontrarse con una versión diferente de su realidad; una que lo obligaba a ver el caos y la desesperación de los suyos, mientras la literatura le daba ese hálito de esperanza que en momentos como este llegamos a necesitar.

“Días y noches de amor y de guerra” es un testimonio de agonía y de dolor, que el autor nos entregó para que en un futuro no muy tardío, nos atreviéramos a repensar en las manos de quién dejamos el poder y de como la toma de decisiones erróneas, nos puede llevar a repetir horrores del pasado que tanto daño le hicieron a nuestra América Latina.

“Días y noches de amor y de guerra” es una novela que toma vigencia en estos años tan convulsos que vivimos. Eduardo Galeano fue capaz de retratar toda la tristeza que habitaría a nuestra América, aun en tiempos en donde la paz y la armonía se convierten en un lenguaje lleno de anhelos y nostalgias, habitados por la melancolía.




Omar Cruz es hondureño por nacimiento, estudiante de la carrera de Periodismo y Antropología, autor del poemario: Hologramas de ayer, hoy y para siempre… (Atea Editorial, 2019) sus artículos y poesía han sido publicados en periódicos y revistas de México, Argentina, Colombia, Venezuela, Honduras, Guatemala, España, Costa Rica, Panamá, Perú, República Dominicana e Italia.
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