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El fragante aroma britpop de Jardín Verneú

Texto y Fotos: Polo Bautista


Los compositores, productores y multiinstrumentistas oaxaqueños Robért y Danny Van, son unos apasionados de la música desde su tierna infancia. Con The Beatles, la poesía beat y el jazz como sus máximas referencias, los hermanos emprendieron el arduo sendero de la autogestión y la independencia para cristalizar sus respectivas propuestas personales en diferentes sencillos y LP’s. No obstante, actualmente sus esfuerzos confluyen en Jardín Verneú, un flamante proyecto que revive el aroma y la frescura del britpop con el halito clásico del rock. Su EP debut está próximo a lanzarse y algo se habló de eso, aunque en esta entrevista también hubo ocasión de profundizar en otros asuntos como sus primeros pasos, sus trabajos personales, el estudio que manejan, las vicisitudes que enfrentan diariamente y la fragancia de su sonido.

 

¿Cómo fueron sus inicios en la música?

Robért Van: Ese tema es justamente todo un rollo, porque no tenemos familiares directos que sean músicos o se dediquen a cualquier otro arte. Sin embargo, nuestro compromiso es con la música. Nos gusta decir que fue algo con lo que conectamos, algo propio, una búsqueda y principalmente un gusto personal, el cual desarrollamos sobre el camino sin mucha influencia de otras personas. Claro que a nuestros padres les gusta la música, pero generalmente en casa escuchábamos tríos, rondallas, música romántica; aunque el rock lo descubrimos por nosotros mismos. Realmente empezamos oyendo a The Beatles. Cuando tenía cinco años encontré la película Help! (1965), y cambió todo. De pronto quise ser como John Lennon sobre el escenario. El cuarteto de Liverpool nos condujo más tarde a The Rolling Stones y de ahí tiramos del hilo con el cual conocimos a todas esas bandas de los años setenta, ochenta, noventa, etcétera. Por otra parte, nuestros comienzos también fueron un poco raros, porque arrancamos muy chicos en los coros de la iglesia, después participamos en tunas españolas a los siete u ocho años, hasta que a los trece formamos nuestras primeras bandas de rock, que en ese entonces la mayoría eran afines al happy punk. Eso era lo que nos gustaba: beats ágiles, guitarras con overdrive y demás. Años más tarde principiamos un grupo llamado Yesterday, el cual le rinde tributo a The Beatles y justo acaba de cumplir dieciséis años este 2025. En la ciudad de Oaxaca fue el primer grupo tributo beatle y continúa hasta hoy como el único. Hemos tocado en Ciudad de México (CDMX), para distintos festivales y nos ha ido bien con ese proyecto.

Danny Van: Como empezamos muy chicos nuestros papás pensaron que pronto se nos pasaría la inquietud, pero fuimos creciendo y seguíamos en lo mismo, incluso más adentrados. Queríamos hacer nuestra propia música, así que buscamos la forma de grabar ideas y materializarlas, escribir letras y también enfocarnos en todo lo visual. No tuvimos una guía o alguien que nos orientara para que fuéramos a un estudio o siguiéramos los pasos indicados. Por lo que fue una búsqueda y progresivamente descubrimos lo que se tenía que hacer. Nuestros papás vieron que la cosa iba en serio y nosotros les decíamos que queríamos estudiar música, aprender, hacerlo bien. Desde la ejecución, la creación y la esencia. Leímos mucho acerca de las bandas que nos influyeron y todo eso queríamos para nuestros proyectos. Creo que lo hemos ido logrando poco a poco. Yo soy más chico que Robért y tenía siete u ocho años cuando formamos la primera banda. En ese entonces era el baterista. Mi hermano fue quien me incitó a escribir mis propias canciones. Componer, crear y experimentar en el estudio es lo que más disfruto. Además, desde chicos ambos coincidimos mucho y pasa que la gente a veces piensa que somos gemelos. Entonces en el estudio es muy fácil la comunicación que tenemos. Lo que pensó Robért, seguramente yo también ya lo pensé. Considero que desde que iniciamos Jardín Verneú como un grupo de rock, hemos sentado bien las bases y sobre eso intentamos brindarle a la gente sensaciones, colores, experiencias y una identidad muy auténtica.

 

Robért tengo entendido que cursaste tus estudios musicales en Xalapa, mientras que tu hermano Danny permaneció en Oaxaca y se adentró en la producción musical. ¿Cómo fue que decidiste dejar tu hogar? ¿Y de qué manera construyeron sus proyectos estando alejados?

RV: Nuestros papás han tenido que aguantar algunas cosas y otras los han puesto de cabeza, pero hemos ido descubriendo juntos este camino. A mí me tocó abandonar el bachillerato y como te imaginas, a mis padres eso no les cayó en gracia, pero lo hice para estudiar lo que quería. Dejé mi casa con rumbo a Xalapa e ingresé al Centro de Estudios de Jazz (Jazzuv). Permanecí allá unos años, pero para eso tuve prácticamente que escaparme. Cuando se dieron cuenta yo ya estaba en Xalapa y les avisé desde un teléfono público. Un año antes mi mamá me acompañó a la CDMX, porque yo estaba buscando escuelas. A comparación de Oaxaca que era y continúa siendo una escena algo chica, allá conocí muchas bandas y músicos. Entonces ir a la capital fue como una cachetada de realidad y posteriormente en Xalapa, gracias al Festival Internacional Jazzuv que convocaba a músicos de la escena neoyorquina y de otros países, fue que descubrí infinidad de géneros e influencias como la música latina, africana, por supuesto el swing o el cool jazz. Este último nos inspiró para trasladarlo al rock, en eso que llamamos “cool rock”. Admiramos el jazz de los años cincuenta, a Miles Davis e igualmente la literatura beat.

DV: Mientras Robért estaba en Xalapa, yo aún estudiaba la secundaria. Quise salir también, conocer nuevos lugares y descubrir otras músicas, pero era muy difícil para mí y tuve que quedarme en Oaxaca. No obstante, me enfoqué en la producción musical y empecé a grabarme. Probé lo que podía hacer con la computadora y los sonidos nuevos o raros que le extraía. Así compuse mi primer álbum solista y cada que Robért venía de Xalapa por vacaciones o lo que fuera, le enseñaba mi trabajo. A su vez, yo notaba sus progresos como músico y eso me alentaba a mejorar mis habilidades y conocimientos. Cuando Robért regresó definitivamente a Oaxaca, hablamos más en forma de lo que sería Jardín Verneú. Para entonces ya teníamos las condiciones establecidas: experiencia en el estudio, idea clara de cómo hacer sonar eso que teníamos en la cabeza, el mensaje que queríamos transmitir, los colores, los visuales, etcétera. Salíamos a caminar por la calle o los parques y conversábamos. Llegado el momento grabamos y armamos el espectáculo. Hasta la fecha todo ha ido bien, porque creo que la gente conecta y se adhiere a la propuesta de Jardín Verneú. Creemos que nuestra música es real y denota quienes somos. Cada presentación es especial y así hemos conocido a muchas personas.

 

Robért, Paisaje y geometría (2020) es tu disco debut el cual se decanta por un estilo más acústico, con letras intimistas y matices de bossa nova. ¿En qué te inspiraste para hacerlo?

RV: Antes de ese disco compuse muchos temas, pero ese periodo fue más bien una búsqueda identitaria y un proceso. Ir a Xalapa me mostró que había gente con cosas qué decir u ofrecer y que me nutrieron para crear mi música. En el jazz solía manejar compases compuestos, armonías y demás, pero inevitablemente llegué a un punto de saturación. Entre eso y otros asuntos de mi vida personal como el dejar mi casa, la ciudad donde crecí, terminar con relaciones que no me habían hecho bien, más mi búsqueda por saber quién era, me originaron una depresión bastante fuerte y ese disco es prácticamente una crónica de mi sanación. Hubo un tiempo durante mi estancia en la Jazzuv, que mis asuntos escolares marchaban bien, tocaba estándares de jazz y música académica, pero caí en cuenta de que el camino original que me había llevado a la música era tocar, grabar y presentar mi propia música, la cual se estaba desviando con otras cosas. El punto de quiebre vino y decidí regresar a Oaxaca, supuestamente solo por dos meses para después irme a CDMX e integrarme a algún grupo y conocer más, pero terminé por quedarme nuevamente en mi ciudad natal. Durante ese lapso compuse las canciones de Paisaje y geometría y las grabé con Danny. En lugar de meterle compases compuestos o armonías complejas, opté por algo más simple y que estuviera conectado al origen. Entonces decidí hacerlo acústico. Experimenté con grabaciones de sonidos corporales, agua de los ríos, hojas, etcétera. Me metí en un viaje medio hippie, empecé a sanar mi depresión y cuando lo terminé era completamente otra persona. Había cambiado y aprendido.

 

Los últimos sencillos que publicaste son “Abril” (2022), “Zenit” (2023) y “Canción de invierno” (2025). ¿Tienes planeado lanzar un nuevo disco o algún otro sencillo este año?

RV: Tengo compuestos varios discos que me gustaría lanzar, pero sufrimos mucho por los tiempos. Ahora estamos enfocados exclusivamente a la producción de Jardín Verneú, entonces dejamos de lado momentáneamente mi proyecto. De hecho, Danny también tiene preparado su disco para lanzarlo en cuanto sea posible. Como tenemos que trabajar en la mezcla y las producciones de todo nos cuesta trabajo administrarnos. Quisiéramos dividir el trabajo entre diez personas diferentes y poder centrarnos apropiadamente en cada proyecto. Mis discos ya están compuestos, pero obviamente falta grabarlos, producirlos, instrumentarlos y demás. A lo mejor este año lanzo algunas canciones sueltas.

 

Danny, por tu parte debutaste con los sencillos “Portal simulapsis” (2020), “Retro romance” (2021) y el LP con matices electrónicos “Encuentros inusuales” (2021). ¿Qué me puedes decir de estos trabajos?

DV: Mi proyecto es totalmente distinto al de Robért. Justo lo que dices, está más tendido hacia lo electrónico, el pop, el rock y el indie. Yo lo catalogo como música retro futurista. Desde un principio quise darle esa esencia al álbum y a mi proyecto. Tomé referencias de música ochentera que me gusta, pero al mismo tiempo quise darle un toque del porvenir, con sintetizadores y guitarras que remitieran al sonido de esa época, pero trayéndolo a la actualidad. En ese tiempo escuchaba proyectos que tenían álbumes conceptuales: The Beatles con Sgt. Peper’s Lonely Hearts Club Band (1967), Pink Floyd con The Dark Side of the Moon (1973) o The Wall (1979). Entonces, desde niño siempre quise hacer un álbum conceptual. Así concebí mi disco que trata sobre los viajes en el tiempo. Al lanzarlo investigamos si en Oaxaca existía algún trabajo previo de este tipo y nos llevamos la sorpresa de que el mío era el primero. Si bien, las canciones no están estrictamente entrelazadas musicalmente hablando, sí guardan una idéntica esencia y van sobre lo mismo. Por otra parte, en los shows en vivo implemento aspectos teatrales en tres dimensiones que resultan muy atractivos para el público. Hicimos unos vinilos de Encuentros inusuales, con código descargable, portada y todo el arte en colores y efectos RGB-3D, para que pueda apreciarse en plenitud con ayuda de unos lentes 3D, como los que uso al tocar esas canciones. Posteriormente saqué “Nicteria” (2023), que funciona como el puente de mi siguiente álbum “Hologramatic”, del cual solo he lanzado la primera canción con el mismo nombre. Tengo boceteado todo el álbum, pero como comentó mi hermano, estamos actualmente avocados en Jardín Verneú. Ambos discos LP’s forman parte de una trilogía musical que estoy preparando, pero que debo darme espacio y tiempo para terminarla y publicarla.

 

Supongo que este año tienes pensado lanzar algunos sencillos más.

DV: Esa es la idea. Después de sacar el EP de Jardín Verneú, lanzaré temas de mi proyecto personal. Asimismo, voy a programar algunas fechas, tal como hice en 2023, cuando llevamos mi espectáculo a CDMX, Monterrey, Estado de México (Edomex) y por supuesto aquí en Oaxaca. Observamos una muy buena respuesta hacia ese tipo de música. Ocurre que la gente que se adhiere a alguno de nuestros proyectos generalmente termina escuchando el resto de nuestros discos. Hay mucha música y aunque todo es distinto, nos complace ver cómo las personas se vinculan con cada parte.

 


¿Cómo y cuándo nació Jardín Verneú? ¿A qué se refiere su lema: “El nuevo aroma del rock”?

RV: No tenemos una fecha precisa, pero creo que la idea comenzó aproximadamente desde el dos mil quince o dieciséis, cuando todavía estaba en Xalapa. Desde entonces pensábamos en algo con las características que ahora ostenta Jardín Verneú, pero sentíamos que todavía necesitábamos crecer en muchos sentidos para transmitir o plasmar lo que realmente deseábamos. Nos fuimos preparando, trabajamos, generamos conceptos y poco a poco se nutrió el proyecto. Revisamos demos y canciones que ya teníamos. Después empezamos a montarlo y la primera vez que tocamos fue en el 2023, al lado de una banda que vino de CDMX. A partir de ahí, empezamos a presentarnos en vivo y salieron oportunidades de tocar fuera de Oaxaca. Con respecto al lema de la banda, resulta que colaboramos con gente que se dedica a lo visual, el diseño gráfico, el cine y todas las artes en general.

Pero algo importante que queríamos infundirle a Jardín Verneú era una esencia aromática u olfativa. De esa forma llegamos a la conclusión de que queríamos hacer un grupo de rock que fuera similar a una fragancia.

DV: Que oliera a éxtasis de rock.

RV: Me gusta plantearlo como la experiencia de atravesar el pasillo departamental de una perfumería y enseguida percibir ese aroma fresco, el cual incita a la libertad, el momento, el querer comerse al mundo, el sentirse bien con uno mismo y darle sentido a la vida. Que pese a lo que dicten las tendencias uno pueda hallar su propio ritmo y ruido.

 

¿El nombre de la banda encierra alguna connotación especial?

RV: El nombre nació sin un significado y se lo añadimos posteriormente. Verdaderamente queríamos un título que fuera auténtico y propio. Sin embargo, la palabra “jardín”, más que su acepción concreta, lo que visualmente nos gustó fue su grafía, la cual encierra el aura de una banda de rock y de los rockstars.

DV: Es lo que la palabra te provoca. Despierta mucho la imaginación y las percepciones.

RV: Ya teníamos “jardín”, pero quisimos complementarla con algo más. Como siempre nos ha gustado la poesía existencialista, la literatura beat y los poetas malditos, optamos por otra palabra que de solo verla u oírla le añadiera un cariz francés o inglés. “Verneú” salió de un juego de palabras. En ese sentido, también la estética que manejamos en el grupo proviene o se inspira en esta onda beatnik.

 

¿Quiénes más los acompañan en este proyecto?

RV: Danny y yo siempre nos hemos sentido bien trabajando como dupla, pero queríamos que esto fuera una banda de rock, ya que consideramos que se ha perdido gran parte de esa esencia. Por eso está con nosotros nuestro amigo David Tormenta en el bajo y Alfonso Lobera en la batería. Este último es originario de la CDMX y anteriormente tocaba con Los Dee-pers. Alfonso fue un hallazgo, porque nosotros lo conocimos con su banda en la primera presentación de Jardín Verneú y posteriormente coincidimos en otro compromiso dentro del Edomex. En ese entonces realmente no teníamos músicos, por lo que platicamos con él y primero entró como tecladista, para luego pasarse a la batería. David, Danny y yo vivimos en Oaxaca, pero a Alfonso lo vemos cuando tenemos compromisos fuera, como al que acudimos recientemente a Guadalajara.

 

¿Qué dinámica de composición utilizan?

RV: Solemos vernos como una sola persona, porque nos complementamos. Anteriormente mencioné que nos fascina The Beatles y nos gusta pensar que somos una especie de Lennon-McCartney. Es decir, somos un dueto donde a veces no se sabe quién compuso más que el otro, pero que a fin de cuentas tenemos el mismo producto. En mi disco acústico, Danny grabó varias guitarras y percusiones. Igualmente, yo en su disco grabé guitarras, bajos y aporté ideas. Por lo general, cada quien lleva toda la pieza hecha, pero los riffs, la batería y el resto lo vemos en el proceso. Sucede también que a veces yo tengo una melodía y Danny le pone la letra.

DV: Si Robért tiene una idea empezamos a trabajar sobre ella. Lo mismo en mi caso, si yo tengo una canción que considero podría funcionar para Jardín Verneú la abordamos. A veces uno aporta más que el otro, pero sin duda ambos cooperamos para el mismo resultado. Entonces no vemos este asunto como si alguno fuera el compositor principal. Eso sí, Robert canta las canciones que propone y yo las mías, pero siempre intentamos elaborarlas entre los dos. Ahora nos dividimos el trabajo a causa del poco tiempo, ya que no nos abastecemos para hacer todo lo que quisiéramos. Yo me encargo de la mezcla, el audio y las grabaciones. En tanto Robért se ocupa más de los aspectos visuales, las portadas de los sencillos y los videos.

 


Veo el gran esfuerzo y la completa dedicación que le imprimen a sus proyectos. Lanzar y promover todo lo que implica Jardín Verneú desde la independencia o la autogestión es muy complicado. ¿Además de la falta de tiempo qué otros obstáculos tienen que sortear?

RV: Creo que mencionas una parte muy interesante, porque desde el principio y por nuestras circunstancias familiares hemos tenido varias bardas que saltar.  Abrazamos la cultura del “hazlo por ti mismo”, ya que no tuvimos otra opción. Si queríamos producir nuestras ideas no había otra manera más que ir echando a perder algunas cosas y aprender en el camino. Todavía tratamos de observar y crecer junto a otros proyectos que tienen más experiencia. Pese a que requiere bastante dedicación hacer esto, no nos vemos en otra cosa y realmente lo disfrutamos. No contamos con un “Plan B”. Efectivamente, nosotros también tenemos grupos de covers y tocamos todos los fines de semana. Vivimos de la música desde hace años. Lo desconocido a veces supone equivocarse, pero lo importante es hallar nuevamente el camino y no quedarse estancado. No obstante y volvemos al punto, por el momento el inconveniente más grande es el tratar de darnos el tiempo para todos los proyectos que queremos hacer. Otra complicación relativa es el vivir en la ciudad de Oaxaca, pues indudablemente es un estado culturalmente rico y aporta mucho a las tradiciones como la música regional, la Guelaguetza, etcétera. 

Sin embargo el rock está un poco en el subterráneo. El público y la gente que goza con este ámbito está totalmente ajena de las cuestiones gubernamentales. Las oportunidades que hemos tenido de viajar a otras entidades las recibimos de apoyos diferentes o externos, más que de aquí. Es saltar la barrera de lo tradicional. No quiero decir que se quite, sino que se enriquezca con otras tendencias que se hacen desde la electrónica, el rap, el rock, el indie, etcétera. Tenemos suerte de tocar en otros lados y expandirnos.

 

¿Alguna vez han considerado instalarse en CDMX para posicionar mejor su música?

RV: Estamos dispuestos a dirigirnos hacia donde nos lleve el proyecto. Aquí en Oaxaca tenemos nuestro estudio. Yo ya estuve algunas temporadas en CDMX y Xalapa, pero si debemos movernos lo haremos en algún momento.

DV: Otra posibilidad es hacer temporadas fuera de Oaxaca. Ahora estamos ocupados en los nuevos sencillos y en cuanto terminemos queremos seguir girando. Es complicado ya que tenemos aquí las herramientas, los instrumentos y todo. Afuera nos sentimos un poco desarmados, porque solo podemos llevar nuestras mochilas y las guitarras. Por eso queremos terminar este EP y después lo que venga, trasladarnos a donde sea.

 

¿Cuál es el nombre de su estudio y cómo lo armaron?

DV: Cuando comenzamos a registrar los primeros demos hace más de diez años, por ahí de dos mil diez, fue Robért quien descubrió un programa para grabar en multipista.

RV: Al iniciar nuestras composiciones nos tocó esa etapa de cuando las disqueras estaban cuesta abajo. En algún momento yo dude si invertir mi dinero en comprar equipo para grabarme o ir a un estudio. Recuerdo que en un cumpleaños mi mamá me regaló una grabadora de reportero. Grababa alguna cosa, cantaba y tocaba el bajo encima. Entonces, buscando por internet me topé con un programa súper básico de edición de audio. Lo descargué y grabé la batería, el bajo, las guitarras y la voz. Admito que quedó todo feo, pero me sentí muy contento al escucharlo, porque era la primera vez que estaba todo en una pista. Fue como si hubiéramos descubierto el fuego. De hecho, quemé el puerto de mi computadora, porque no sabía que necesitaba una interfaz de audio y conecté directamente los instrumentos.

DV: No conocíamos nada de ese mundo y así iniciamos. Como dije antes, yo me involucré un poco más y en mi cuarto monté un home studio, que en realidad solo era mi computadora, un micro y una interfaz. Pasaron varios años y fuimos aprendiendo a grabarnos mejor. Después pensamos que ya era hora de formalizar el estudio e infundirle un sello propio que identificara todos nuestros proyectos. Invertimos en equipo y logramos formalizarlo hace tres años. Finalmente teníamos un espacio dedicado especialmente a nuestra música. Se llama Van Records Studios.

RV: Una temporada tocamos bastante con muchas bandas de los años sesenta y setenta (La Resurrección, El Gruhpo y Los Beethoven’s), acá en Oaxaca. Nos empezaron a jalar como bajistas o guitarristas y nos fue bien. Tocábamos toda la semana y nuestra paga la invertimos en el equipo. Nos gusta mucho las sonoridades de los instrumentos sesenteros y setenteros. Prácticamente eso es lo que grabamos en Jardín Verneú, lo que le da parte de su identidad sonora.

 

Jardín Verneú tiene tres sencillos lanzados: “Mañana”, “Error” y “Cada día”. ¿Cuál es su próximo sencillo en publicarse?

RV: Desde el año pasado ya casi lo teníamos listo, pero por estar de gira lo aplazamos. En este momento nos encontramos trabajando dos nuevos tracks, más el próximo sencillo y con eso completamos el EP. Adicionalmente en unas semanas estrenaremos el videoclip de “Cada día”. Es una propuesta visual que abraza un redescubrimiento de nuestra mexicanidad y lo divino. Lo vamos a presentar con un show acústico aquí en Oaxaca. Antes de que acabara el año pasado lamentablemente nos quedamos roncos, se nos fue la voz y eso retrasó los planes, pero sirvió para aprovechar el tiempo en el estudio. Lo único que nos falta del siguiente sencillo es grabar unas partes de la voz, pero estamos esperando a que Dany se componga para que pueda cantar. En un mes o mes y medio estará listo e inmediatamente después lanzaremos el EP.

 


¿Qué detalles pueden adelantar sobre el EP debut de Jardín Verneú? ¿Planean una edición en formato físico?

RV: Sigue la línea de lo que se ha escuchado hasta ahora, la misma esencia, guitarras con overdrive, sintetizadores y también cierta influencia de música francesa. Nos recuerda al cine galo de los setenta, en blanco y negro y al género noir. Las letras están inspiradas en la poesía beat, con alusiones celestiales o divinas. Solo podemos adelantar eso, el nombre está encaminado hacia tales temas y una vibra britpop.

DV: Las pocas personas que ya escucharon el próximo sencillo dicen que les ha gustado mucho. Que de todas las canciones de Jardín Verneú, es su favorita y en vivo seguramente irradiará abundante energía. En efecto, estamos considerando lanzarlo también en formato físico, ya que apreciamos el arte que contienen los discos. Escucharlos mientras uno observa el contenido.

 

¿Además del EP qué otros planes tienen para este año?

RV: Con el lanzamiento del videoclip vamos a estrenar nueva mercancía: playeras, posters, etcétera. Durante las giras a veces no podemos llevar mucho, pero vamos a preparar nuevos souvenirs centrados en los lanzamientos. También planeamos salir de gira y presentarnos en donde haya espacio para la nueva música. Igualmente quisiéramos participar en algunos festivales. Buscamos ampliar los escenarios, que la gente conozca nuestra música y lo que pasa en la escena oaxaqueña.



¡Concierto de lujo en Puebla! LP presentará nuevo álbum en el GNP Seguros


Jaime López


La cantante y compositora estadounidense, LP, visitará la capital poblana este 9 de febrero con la finalidad de compartir su nuevo álbum discográfico, el séptimo de su trayectoria.

Reconocida mundialmente por el éxito "Lost on you", así como por su particular timbre de voz y estilo, la creativa estará en el Auditorio GNP Seguros a partir de las 20 horas. 

Mediante un video de 12 segundos, LP invitó a sus seguidores a adquirir sus boletos lo más pronto posible, a través de la plataforma digital E-Ticket. 

De acuerdo con fuentes hemerográficas, las entradas más económicas son de 480 pesos, mientras que las más caras son de mil 880 pesos. 

LP cobró gran popularidad en México en el año 2018 gracias a su interpretación de "Lost on you", melodía inscrita en el género indie rock, que fue la número uno en 13 países. 

En su formación musical, la artista ha escrito canciones para estrellas del pop en inglés como Cristina Aguilera, Rihanna y hasta los Backstreet Boys. 

Es oportuno destacar que el concierto de LP en Puebla antecede su presentación en el Palacio de los Deportes, que tendrá lugar el 10 de febrero.


Todo listo para la presentación de Yuridia y "Pa'luego es tarde" en Puebla




Jaime López


Como parte de su gira "Pa' luego es tarde", la cantante mexicana Yuridia se presentará el sábado 10 de febrero en la capital poblana, en el Auditorio GNP Seguros.

La intérprete adelantó que su concierto en la Angelópolis incluirá sus principales éxitos, así como temas nuevos de su séptimo albúm de estudio.

"Pa' luego es tarde" se lanzó en octubre del 2022 bajo el sello de Sony Music y tiene como principal distintivo su estilo regional.

De hecho, uno de los productores del disco fue Edén Muñoz, cantante emblema de ese género musical. También contiene colaboraciones de la Banda MS y Ángela Aguilar.

Según versiones hemerográficas, cuatro de las siete secciones del recinto para ver a Yuridia ya están agotadas, lo que demuestra su gran aceptación entre las y los poblanos.

La presentación de Yuridia comenzará a las 21 horas y se espera que cante temas como " Que agonía", "Ya te olvidé" o "Amigos no por favor".

Las localidades para el concierto de la prestigiada artista se pueden conseguir en las taquillas del auditorio o en la plataforma E-ticket. El precio va de los 580 a los dos mil 545 pesos.

De acuerdo con lo mencionado en la página oficial del evento, Yuridia es una de las intérpretes con más renombre en Latinoamérica.

Comenzó su trayectoria en el reality show de La Academia, obteniendo el segundo lugar, pero quedando en el gusto del público debido a su potente voz.

Es así como en 2005 comenzó su carrera como solista, al sacar su primera producción discográfica con los temas que interpretó en el reality de TV Azteca.

Sin embargo, el disco “Habla el corazón”, que resultó ser un homenaje a los temas clásicos de las baladas en inglés, le valió el reconocimiento internacional.

En 2016 firmó un contrato con Televisa, después de haber lanzado su disco “6”, el cual registra a la fecha muy altas ventas.



En Puebla, el 90's Pop Tour será una posada musical de 4 horas: María Karunna




Jaime López


Al invitar a la audiencia de Puebla a ver la nueva presentación del 90's Pop Tour, la cantante mexicana María Karunna calificó el show como una fiesta prenavideña, que se caracterizará por su nostalgia y entretenimiento.

Abundó que se reunirán varias de las personalidades más representativas de esa década, por ejemplo, Garibaldi (ahora llamada GB5), Moenia, El Círculo, entre otras.

"Tómenlo como una posada musical de diversión, son cuatro horas de diversiones, de recuerdos, de puros éxitos, y bueno, estamos un gran elenco", mencionó.

Por otra parte, la integrante del grupo Caló habló sobre el video que se hizo viral en donde la muestran, junto con varios integrantes del tour, bailando presuntamente sin ganas.

"La verdad es que yo lo veo y me da risa, no tomo en cuenta los comentarios negativos, no les doy importancia; yo te juro que lo veo y lo vuelvo a ver y muero de la risa", expresó.

Señaló que, en lugar de afectarla, lo tomó como una anécdota chistosa, que el productor del espectáculo, Ari Borovoy, supo darle la vuelta.

Ello en virtud de que aprovechó las críticas vertidas en contra del elenco para anunciar la suma de un nuevo artista o integrante: Jon Secada.

Sin embargo, es oportuno precisar que el intérprete de "Otro día más sin verte" no estará en la presentación del 16 de diciembre en el Auditorio GNP Seguros de Puebla

Aún así, María y GB5 aseguraron que la fanaticada gozará de un buen show, que tendrá un escenario 360 grados para una mejor interacción con las y los asistentes.

Las localidades para el 90's Pop Tour van de los 800 a los 2 mil 500 pesos más cargos por servicio de boletería; se pueden encontrar en las taquillas del recinto, el Complejo Cultural Universitario (CCU) de la BUAP, Travel Beats, Sanborns de las Ánimas o Angelópolis, o el Auditorio Metropolitano.

Pablo Alborán llena de nostalgia y versatilidad Auditorio GNP en Puebla



Jaime López |


Durante su visita a tierras poblanas, el cantautor español Pablo Alborán demostró su talento y versatilidad en vivo, razones que lo mantienen vigente como una de las figuras más importantes de la balada internacional.

El intérprete abrió su espectáculo en el Auditorio GNP con la melodía "Carretera y manta", de su álbum "La cuarta hoja", que tiene como propósito hacer una invitación a la audiencia para disfrutar el momento, algo que muchas personas dejan pasar de largo.

En general, Alborán presentó un set list equilibrado, que mezcló ritmos alegres y bailables con canciones que apuestan por el romanticismo y la melancolía.

También demostró su habilidad para tocar diversos instrumentos musicales y complació a sus seguidoras y seguidores con algunos movimientos llenos de sensualidad.

No podían faltar en su presentación dos de sus principales éxitos, "Saturno" y "Solamente tú", que en palabras del propio cantante lo ayudaron a detonar su carrera.

Entre juegos de luces y fondos visuales variados, el artista causó un gran júbilo en la fanaticada cuando interpretó "Cielito lindo", una de las creaciones nacionales más famosas en todo el mundo.

Alborán tenía aproximadamente ocho años sin visitar tierras angelopolitanas, por lo que su regreso a escenarios locales fue sumamente aplaudido.

Las y los asistentes se fueron complacidos con la presentación del intérprete, la cual duró 120 minutos, suficientes para hacer un repaso de sus nuevos temas y sus antiguos éxitos.



Iván García y Los Yonkis: componiendo la vida desde el underground poblano


Iván Gutiérrez | Foto: Gema Moreno |


Si uno deambula por el centro de Puebla y tiene la suerte de llegar a la cantina correcta, es probable que entre letras, callejones y mezcales se encuentre a Iván García, músico poblano que tras varios años de practicar el arte de crear canciones ha logrado perfeccionar la composición de relatos de folk, hermanando la poesía y la música en una decena de canciones que hablan de todo un poco: el amor, la muerte, los amigos, la ciudad, la música, el underground, la soledad. Prepárese un buen trago y adéntrese con nosotros por los recovecos de este gran compositor y su full band Los Yonkis.

 

¿Si tuvieras que tomarte un último trago, éste sería de mezcal, whisky, ron, tequila o cerveza?

Difícil decisión… yo creo que me tomaría un vodka tonic.

Hacemos esta entrevista desde Baja California. Si tuvieras que presentarte con la banda de por acá, ¿cómo lo harías? ¿Quién es Iván García, qué hace, a qué se dedica?

Les diría que soy un cantautor con casi 15 años de trabajo. Me identifico como un cantautor alternativo, en el sentido de que he ahondado en muchos estilos del lado de la música alternativa, abarcando desde el rock clásico hasta psychobilly, new-wave, post-punk. Tenemos tres discos con grabaciones que se han concentrado más en el folk, que es el género que más me gusta. Yo empecé haciendo rolas por Bob Dylan, ya después me entró lo más oscuro.

¿Cómo empezaste en el arte de hacer canciones?

Tenía una guitarra… y aprendí a tocar con cancioneros. A pesar de que estudié en el Conservatorio de Música de Puebla, cursé un año de guitarra, y nunca lo aprobé. Es una escuela muy ortodoxa, dirigido a entender la música académica, no hay nada de armonía moderna ni de composición. Estuve ahí, aprendí a solfear, y la guitarra la aprendí a tocar con los cancioneros que vendían en los puestos de periódicos. Entonces empecé a imitar armonías que veía eran constantes en las canciones populares, y les empecé a poner letra.

También me adentré en la canción de autor, con Luis Eduardo Aute o Serrat, pero nunca me encantó este lado de la trova, me caía muy gordo. Entonces conocí al cantautor Carlos Arellano, de aquí de Puebla, nos hicimos amigos por nuestro gusto común por Dylan, y empecé a experimentar más con este tipo de letras que hablaran más de la cotidianidad, de la calle, sin caer en lo urbano, que es más crónica. Más bien una cuestión intimista, inspirado por músicos como Tom Waits, Leonard Cohen.  

¿Cómo surgió la idea del álbum de X?

Es un disco que festeja los diez años de la banda, pero llegó pandemia y se retrasó su lanzamiento. La idea nació porque amigos, colegas, me decían “me hubiera gustado componer esta rola o grabar una versión”, y dije bueno para el festejo vamos a hacer eso: que cada quien se aviente su versión. Es una selección en su mayoría poblana, pero también hay otros amigos foráneos como Gerardo Peña, Lázaro Cristóbal, Paulo Piña y otros más.

Me parece fantástico que hayan reunido a diferentes intérpretes y bandas y que cada uno logré ponerle su sello característico a cada canción. ¿Tenías en mente eso?

Creo que este álbum habla de la versatilidad que tienen mis canciones. Hay composiciones que muchas suceden en mi cabeza, y a la hora de materializarlas, no suenan como uno cree. Por eso es muy importante esta onda de la producción, que igual como artistas independientes muchas veces carecemos de recursos para lograrlo, tenemos que ingeniárnosla. En el caso de X, hay canciones que son más parecidas a lo que tenía en mi mente que lo que salió en algún momento, y otras que le dieron completamente la vuelta a la canción. Esa es la belleza de la canción, que puede ir para muchos lados.

Me parece que todas las grabaciones en ese álbum lograron ponerle ese toque de inspiración para querer cantar las canciones, ¿desde que escribiste estas rolas tenías ese efecto en mente, o fue algo que se dio, digamos, por sí solo?

Es parte de mi sello, mis canciones tienen una estructura popular, muy pop. Hace poco toqué en Ciudad de México, y me fue a visitar un querido amigo, Perasalolmo (Andy Mountains), y me dice “tú no haces rolas, haces himnos”. Y no lo digo exaltándome, es algo que me han dicho mucho, porque la gente los hace suyos, y hago coros para cantarse, que hace que los conciertos sean tan lúdicos.

La melodía de 'Panteón' me parece genial, como que te adentra en esa sensación de melancolía desde los primeros segundos de la canción. La letra a su vez es increíble, tiene sus momentos de vida y muerte, ¿cómo y cuándo nace 'Panteón'?

Hasta hace unos años componía solo con resaca, me daba una lucidez maravillosa, entre botellas, hambriento, sediento, ceniceros llenos. Panteón nace de esas vivencias, habla de un estilo de vida hedonista y destructivo.

La muerte es algo muy presente en tus canciones, me imagino por tu coincidencia con autores de literatura y filosofía existencial, ¿qué es lo que más te llama la atención de este tema?


Son los tópicos más comunes de la literatura. Toda la vida me ha gustado leer, y nunca lo he hecho por lampareo, es un gusto que tengo, y en la literatura esos son los tópicos que más he encontrado, el amor, la muerte… los aspectos sociales, aunque ese lado siempre me ha fallado. Esto no quiere decir que no tenga una postura política, pero siempre he pensado que es complicadísimo escribir canciones sociales, muy complicado no caer en lo panfletario.

A pesar de no meterte mucho en lo social, tienes esta canción de “La Resistencia”…

Es una canción inédita, nunca la he grabado, sólo existe en X. Los compas de Rockercoatl, mitad tlaxcaltecas y mitad poblanos, tienen una banda de metal en náhuatl. El acordeonista toca conmigo y cuando escuchó esta canción me dijo, “oye, por qué no nos das esa rola…” y le dije va, claro, y quedó en este disco.

Tengo otra social que se llama “En algún lugar del cielo”, en el Sal Paraíso, dedicada a los desaparecidos. Pero sí me cuesta mucho, admiro a gente que lo hace maravillosamente, como León Chávez Teixeiro, o por ahí Israel Belafonte me parece que tiene rolas muy chingonas.

Hablemos de Ciudad Soledad, esta contradicción urbana, ¿para quién fue compuesta esta canción, para quién es esta invitación?

Para mí es un tema muy común hablar de mi ciudad, porque estoy muy enamorado de ella. Entonces es una frase que digo mucho, porque mis amigos se enamoran de su tranquilidad, su gastronomía, su clima, y siempre me dicen “me gustaría vivir en Puebla”… y les digo “ven a vivir en Puebla”, es un cliché mío, invitarlos.

Esta canción sale a media pandemia, salía a ver a una amiga, me iba en mi moto cruzando la ciudad y era maravilloso, espeluznante y poético, no había nadie en el centro… era hermoso, y se me ocurrió esa frase.

¿La frase “por el amor de mi parvada he terminado enjaulado” es ficción o no ficción?

Todos hemos tenido ese lado oscuro… pasaron varias veces por diferentes situaciones, es parte de lo emocionante que es vivir, de romper las reglas… Nunca me imagino haber sido una persona muy en el “statu quo”, siempre fui un tipo raro, como dice la rola, me he metido y me sigo metiendo en problemas, la vida contracultural.

¿Qué opinas del fenómeno contracultural en los tiempos posmodernos?

Es muy complejo, nos daría para un debate. Ahorita con todo este rollo del reguetón y los corridos tumbados, es complicado saber qué es la contracultura, porque si bien es cierto que estos géneros hablan de temas que eran tabú, como el sexo, la violencia, y que ellos los están sacando de donde estaban escondidos, también es verdad que es música de establishment.

Tú pasas por una construcción y los albañiles están oyendo a Peso Pluma, pero también los chavos fresas de Angelópolis lo escuchan, es la música que se oye en todos lados. Entonces no sé si eso sea contracultural, porque está establecido, está de moda, su nivel de masificación es devastador… pero en cuanto a temas puede que sí guiñen con lo contracultural. Es complicado, como te digo, un tema que hay que platicarlo con unos tragos.

¿Hubo un tema que fuera tu favorito de este álbum?

Hay varios, para mí todos tienen una aportación magnífica. Hay unos que me llegan ahorita de rápido, diría que Panteón la versión de Sinuhé García, me parece propositiva, porque habla de esa otra parte de la canción, porque la rola habla de los excesos del lado festivo, cuando en realidad también hay una cruda moral, que es como esa parte que versionó Sinuhé. La de Grito, en versión ska de Los Marginados, me parece sensacional, está chido porque están dando la canción a conocer. Obviamente todas las canciones me gustan, son mis hijos, pocas mamás dicen que sus hijos son feos; en mi caso igual, todas las veo hermosas. 


¿Por qué la frase “si un día pretendes escribir, entre lobos tendrás que vivir”, en la canción de Ajedrez?

Creo poco en los escritores de escritorio, creo más en los escritores vivenciales. Alguna vez pensaba en un cuento de Vargas Llosa, “Los Cachorros”, que habla sobre la onda de los rebeldes sin causa, los 50s, y nunca se la creí.

Creo que es importante eso, que las canciones tengan óxido, víscera, por lo menos hacerle como Solá, que se iba a las cantinas a escuchar de qué hablaba la gente. De eso trata ese verso, de que hay que vivir para escribir.

¿Qué viene para Iván García?

Estoy pasando por una situación de análisis… ya tengo escrito todo el próximo álbum, tengo ya los músicos… estoy en la parte de entender cómo lo vamos a producir, de qué manera le vamos a dar ese sonido que traigo en la cabeza. Es un disco complicado para estos nuevos estándares comerciales, pero me parece que, como te digo, siempre me ha gustado ser propositivo en este lado de hacer lo incorrecto: soy un necio y lo voy a publicar así como lo tengo en la cabeza.

Estoy en esa parte, donde ya estoy dando últimas pinceladas, de a diario lo toco, de a diario me gusta, es una lista muy larga donde tengo que hacer la selección. Espero que ahora que vea a todos mis carnales en el Festival Resistencia, puedan ayudarme a elegir y a resolver un poco esto que tengo en la cabeza. Creo que siempre, siempre hay que ayudarnos con los amigos, sobre todo gente con la que te sientes identificado musicalmente.

Dos cosas que te gusten y que no te gusten de Puebla

Me encanta el centro, arquitectónicamente es bellísimo, he andado en muchos centros borracho de noche, y ninguno tan maravilloso como el de Puebla. Otra cosa que me gusta son los tacos árabes, es mi comida favorita, es un taco delicioso y aparte es el papá de los tacos al pastor.  

No me gusta todavía este apego tan grande que tiene el poblano a la religión, son ultra católicos, son de derecha, conservadores. Otra es… esto del público poblano, es complicado, no es como el público de otras ciudades que se parten la madre por su escena contracultural, aquí está muy segmentado y aparte no son tan apasionados. Sí hay banda, hay público acérrimo, pero, por ejemplo, en Ciudad de México hay una pasión por la música de otro tenor. Aquí en Puebla la hay, pero no a esas magnitudes, somos más parcos, tibios…

Si Iván García fuera una película, ¿cuál crees que sería el género y de qué trataría la trama?

Me gusta mucho el terror, pero por lo cursi y romántico que soy, me gustaría ser una película de Jim Jarmusch, algo en blanco y negro, que tenga tragos, taxis, ciudad, y algo terrorífico por ahí, algo de novela negra.


Ultracostumbrismo: dos décadas de literatura «Ultrapoblana»



ULTRACOSTUMBRISMO

Dos décadas de literatura Ultrapoblana

 


Isaac Gasca Mata

Durante el decenio 2000-2010 surgió en la ciudad de Puebla una corriente literaria llamada Ultracostumbrismo. Los autores que la conformaron construyeron historias de lo cotidiano, de lo popular, alejados del centro de los discursos culturales institucionalmente establecidos. Su literatura fue la expresión de lo marginal, lo periférico, lo que no se incluye en el canon pero es común a todos: la convivencia habitual en el paisaje urbano de Puebla.

En aquellos años Óscar Alarcón, Ricardo Cartas y Rodrigo Durana mantuvieron vigentes las letras poblanas con historias de humor cáustico, descripciones de colonias icónicas de la urbe y una prosa divertida en la que los poblanos vieron reflejada su realidad. La soltura de estos autores para escribir anécdotas con un enorme contenido local recuerda la definición que Federico Carlos Sáinz de Robles dedica al costumbrismo del siglo XIX: “Tendencia literaria y artística a reflejar en las obras las costumbres del lugar y de la época en que vive el artista creador (…) es una interpretación objetiva de las costumbres, de los tipos y de los paisajes (…) apoya su interés en el reflejo de escenarios.” (Sáinz de Robles, 232). A pesar de que muchos sectores académicos afirman que el costumbrismo es una tendencia arcaica y en desuso, este planteamiento es superficial pues en casi todos los discursos literarios del género narrativo se encuentran descripciones de las costumbres del lugar donde el autor ubica su trama. Así en Noticias del imperio, de Fernando del Paso, disfrutamos con deleite la descripción de México durante la segunda intervención francesa, en la Odisea encontramos descripción de costumbres cuando Ulises regresa a Ítaca y observa con furia a los pretendientes de Penélope devorar sus riquezas siguiendo la moral imperante de la Grecia clásica. Piensen en la historia que gusten de cualquier época y nación. Cien años de Soledad, Las mil y una noches, Budapest, de Chico Buarque, Los excluidos, de Elfriede Jelinek o Pigmeo, de Chuck Palahniuk, todas reflejan el contexto histórico de la sociedad que describen. En el cine, otro discurso narrativo, encontramos costumbrismo en cualquier película, baste como ejemplos The neon demon (2016), dirigida por Nicolas Winding Refn, La doncella (2016), dirigida por Park Chan-wook, o Selva Trágica (2020), dirigida por Yulene Olaizola. En otras palabras, el creador no se desentiende de su medio, está tan influido por él que incluso aunque no escriba costumbrismo, las características del lugar donde habita aparecen en su historia. Michael Zéraffa en su libro Novela y Sociedad afirma que:   

“Cierto conjunto de relaciones sociales concretas, por una parte, y, por otra, cierto estado de cosas ideológico que recubre esas relaciones habrán dispuesto el terreno para la tarea del novelista. El talento o el genio de éste consiste, precisamente, en transcribir (pero sin saberlo, y esta inconciencia plantea un problema crucial) lo que ya se encuentra inscripto en la realidad. Una estructura novelística tiene, en sus aspectos más notoriamente estéticos, un autor inicial: el complejo histórico, social, psicológico e ideológico de que es testigo el novelista. El escritor no instaura una forma. La revela.” (Zéraffa, 52)

 

Los ultracostumbristas no solo reproducen la atmósfera local, “revelan la forma”, también expresan los elementos arquetípicos de la cultura popular poblana (las cemitas, la lucha libre, los huehues, los tacos árabes) para ficcionalizarlos a tal grado que en sus historias se habla del precio del pasaje en el transporte público, de grupos musicales oriundos de la ciudad como Campeche Chow, de las conversaciones en los puestos callejeros de tacos o de los amores en secundarias públicas. Sus cuentos y novelas contienen una profunda carga de lo que significa vivir en Puebla. Son una proyección de la ciudad desde la visión del habitante común de clase media y, ¿por qué no?, un homenaje a la Angelópolis.




La corriente literaria tuvo su origen en dos edificios de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla: el Colegio de Lingüística y Literatura Hispánica y la preparatoria Emiliano Zapata. Óscar Alarcón, Ricardo Cartas y Rodrigo Durana primero estudiaron en el  COLLHI[1] y posteriormente se desempeñaron como maestros de literatura en la prepa Zapata. Desde ésta última iniciaron su carrera literaria que fue vista con agrado por sus alumnos que se encargaron de difundir el ultracostumbrismo a adolescentes de otras escuelas de la Angelópolis. Así leí a los ultras por primera vez en el ya lejano 2006 cuando mi mejor amigo me animó a asistir a la presentación de Tus zapatillas suenan a sexo, de su maestro Ricardo Cartas. El libro, como esa misma noche comprobé, tenía el estilo despreocupado y divertido de los textos ultras. La característica es la exposición hilarante de las costumbres de Puebla. El lenguaje sencillo, por momentos obsceno, me llevó a pensar que el libro era obra de un joven como yo (era 2006). La propuesta ultra, eternamente joven, me gustó tanto que llevé Tus zapatillas suenan a sexo a mi escuela en el sur de Puebla: un centro escolar cuya maestra de literatura no leía ni el TV notas. Tuve que ingeniármelas para desarrollar mi hábito lector a pesar de que en el bachillerato del C. E. Gustavo Díaz Ordaz no teníamos biblioteca y a los maestros les importaba un bledo la lectura; solo querían que los alumnos lucieran bonitos uniformes durante el desfile del 5 de mayo. La escuela está rodeada por colonias precarias como las que aparecen en las páginas de los ultras: Agua Santa, San Bartolo, Loma Bella, Fuentes de San Bartolo, etc., en esos lares encontré referentes de mis lecturas en los mercados y en el comportamiento de los habitantes de los Infonavits. Así empezó mi acercamiento a la literatura de lo cotidiano. Comparto esto porque gran parte de los autores poblanos mayores de 29 años fuimos los adolescentes que hace tres lustros disfrutaron los cuentos de los ultras. Quizá en algún momento todos fuimos ultras. Ahora somos otra generación. No obstante, los ultracostumbristas se mantienen vigentes y superaron (por ahora) la prueba del tiempo. Son los hermanos mayores. Para muestra Polimastia (2008), de Óscar Alarcón (Puebla, 1979). De ella hablaré a continuación.  

         En la obra Nature Adorning Three Graces (1615) el pintor flamenco Pedro Pablo Rubens retrata a la madre naturaleza con al menos cuatro senos expuestos y cuatro ocultos tras la cabeza de las Gracias. Es decir, es una alegoría de la capacidad fecunda de la madre naturaleza para amamantar sus creaciones con ocho pezones. Esta ¿cualidad? rompe con la armonía simétrica del cuerpo femenino, pero lo dota de una significación simbólica que trasciende el rubro de la mitología para identificar un desorden genético en el que las mujeres que lo padecen tienden a desarrollar más de dos glándulas mamarias. De ahí el origen etimológico de la palabra Polimastia que en griego significa πολύς (“poli”, muchos) μαστός (“mastos”, mamas): muchas mamas. Tal cultismo, poco usual en la oralidad mexicana, es el título de un cuento lésbico de Óscar Alarcón.

            Polimastia es una colección de veintiún relatos ultracostumbristas y el guion de una puesta en escena. Los textos son pequeñas dosis de irreverencia y humor que conforman el cotidiano deambular de los personajes de Óscar Alarcón. Así tenemos cuentos eróticos como “Cero, la vieja del basurero” en el que una pepenadora llamada Graciana se dedica a la prostitución y tiene un gusto particular en iniciar la vida sexual de los adolescentes varones:


“tiene dinero porque se coge a los borrachos. Yo la veo llamar a los chamacos, les enseña sus piernas gordas y peludas. Les grita: “ven niño, que te va a gustar”. Tiene dinero porque los cargadores del mercado le pagan, los mete en su casa y nomás se oyen los quejidos del catre. Date cuenta, cuando el foquito amarillo con caca de moscas se apaga, es porque tiene a un teporocho metido en las piernas” (Alarcón, 13)

 

El coprotagonista es estudiante de una secundaria federal a quien la vieja llama para tener relaciones sexuales “¡Qué chulo y qué grandote estás mijito! Entra, tócame. Así, pon tus manos en mis muslos, acaríciame la espalda, anda, prueba mis chichis, así” (Alarcón, 14). El escenario se aleja del tipo de historias eróticas que ensalzan los lugares palaciegos, o al menos limpios, para llevar a cabo el acto sexual. Tampoco es la descripción de una mujer hermosa, joven y esbelta que novelas rosas de amplia difusión, como 50 sombras de grey, imponen entre el público la idea de que el coito para ser erótico tiene que realizarse entre super modelos y en ambientes afrodisíacos. Alarcón da vuelta a la página y propone un escenario distinto: una vieja pepenadora que vive entre basura y cuyo cuerpo descuidado se convierte en el objetivo sicalíptico de los adolescentes vírgenes. Algo así como la Saraghina de la película 8 ½, de Federico Fellini[2], pero en un contexto poblano.


“no hay distinción entre la espalda y las nalgas. La raya que dividía las dos enormes esferas carnosas está perdida. Grasa, Grasa, Grasita, Graciana, Grasa, me encantas, déjame tocar tu enorme panza, deja que mi ser se pierda en la manteca que escondes en el cuerpo y que tienes para mí. Enciérrame en tu amasijo de piel, de carne y pelos, quiero encontrar la salida de tu laberinto de estrías.” (Alarcón, 15)

 

El adolescente encarna los deseos viriles en “la edad de la punzada” cuando lo mismo ven sensuales a las compañeras de secundaria, a las maestras, o las vendedoras de artesanías. Para los jóvenes que salen de la pubertad e ingresan a la adolescencia los cambios hormonales, acompañados de sueños húmedos y masturbaciones constantes, los motivan a encontrar bellas a gran cantidad de mujeres que ven en las calles e imaginan que depositan en ellas la semilla que hierve en su pubis y pugna por salir. Los barros, las espinillas y demás problemas de acné son prueba de que a los varones jóvenes les urge iniciarse cuanto antes en materia coital porque sus hormonas lo exigen. Por eso es común observarlos en bancas de plazas públicas viendo mujeres pasar, lo mismo en tiendas que en escuelas u hospitales. Cualquier varón mayor de edad sabe a lo que me refiero pues se enfrentó a ese dilema entre los 13 y 17 años. A algunos les dura toda la vida. Pero la mayoría aprende a controlarse. El cuento de Alarcón propone la evocación del amor de la primera adolescencia, muchas veces platónico, que representó para nosotros la figura de culto sexual, tal como Afrodita lo fue para los griegos. La fecundidad del título Polimastía se identifica en este cuento con el deseo y el goce sexual consumado entre el adolescente y su objeto de culto. “Sigue Graciana, llévate esta virginidad que me estorba y escóndela en la masa que te cubre entera, anda. Graciana, piérdeme en tus gigantes brazos, arrópame en tu vello púbico extinto, vamos, Graciana, déjame estar encima de ti y después duerme tranquila” (Alarcón, 15). Resulta curioso que una fantasía sexual recurrente entre varones adolescentes sea penetrar a una mujer mayor. Algo tendrá que ver la cultura en la que crecimos porque muchos hombres guardan entre sus recuerdos las noches de onanismo virginal en la que se evocó el cuerpo de una mujer adulta. En la literatura se representa en numerosas historias, por ejemplo, la novela gráfica Adrenalina (2017), de Eusebio Ruvalcaba, donde un joven estudiante mantiene relaciones sexuales con la madre de su novia. En el cuento de Alarcón tal fantasía masculina se lleva al límite. El texto por momentos tiene un lenguaje procaz, pero en otros párrafos alcanza un lirismo amoroso que desubica al lector pues en algunos fragmentos emula a Charles Bukowski[3] y en otros a un poema lírico de alta factura amorosa. La historia es tan caliente que al final la casa de basura se quema a consecuencia de la carnalidad ardiente que consumió a los amantes hasta reducirlos a cenizas. “El Usuario ladra toda la noche. Le gruñe a dos figuras chamuscadas y de humo.” (Alarcón, 15). Un desenlace parecido a aquel cuento de la infancia donde dos amantes arden en el fuego de su pasión: me refiero a El soldadito de plomo de Hans Christian Andersen: “Cuando a la mañana siguiente la sirvienta removió las cenizas, lo encontró en forma de un pequeño corazón de plomo; pero de la bailarina sólo había quedado su lentejuela que ahora era negra como el carbón.” (Andersen, 162)


II

Otro cuento evocador de la adolescencia es “Uno membruno”, pues se retoman los cambios hormonales para construir un discurso acerca de las tribulaciones eróticas que ocurren a esa edad. El relato describe la vida cotidiana en una secundaria pública, carente de todo menos de tiempo para realizar travesuras. La historia cuenta que el narrador intradiegético y su amigo Membruno ingresan a una escuela para alumnos rechazados de otros colegios por su mal comportamiento. Inmediatamente se hacen cómplices y ponen apodos a todos, incluidos los pobresores. Este relato es evocador de aquella edad donde la máxima preocupación era aprobar el bimestre. En la obra de Alarcón ese tiempo feliz es la secundaria. En este contexto Membruno y el narrador inician su despertar sexual. “Las mujeres comenzaron a entrar en mi vida; después me daría cuenta que las de la preparatoria, sobre todo, serían mi perdición. Lo que más me divertía era sentarme en la banqueta y buscar el contorno de sus calzones que se marcaba por encima de sus faldas.” (Alarcón, 32), “Por mucho tiempo Gema fue la reina de mis chaquetas. En mis sueños húmedos siempre llegaba por detrás tapándome los ojos con sus manos, riéndose; después, me tocaba la entrepierna, abría el cierre del pantalón para liberarme y en ese punto mi sueño siempre se quedaba en pausa” (Alarcón, 33). La potencial fecundación, el tema central de Polimastia, también se nota en este cuento pues ambos amigos compiten por el amor de una muchacha de sexualidad precoz. Resulta curioso que el comportamiento difiere según el género de los adolescentes. Mientras que para los amigos es una lucha para satisfacer la libido, para Gema es más una expresión de hipergamia, pues la joven usa a Membruno para llevarla al baile y ahí él la entrega a su verdadero novio: un chico de preparatoria. En este punto reflexionamos acerca de las diferencias culturales sobre el deseo que se aprehenden en la pubertad y terminan por desarrollar ciertos hábitos en la adolescencia. La feminista Lucía Etxebarría plantea que:


“aunque hombres y mujeres comparten el deseo de satisfacer, como seres humanos, la necesidad de amar, de fornicar, de vincularse, de experimentar y expresar el sentimiento amoroso y el deseo, la forma en que lo hagan estará notablemente influida por los rasgos estereotípicos asociados a las identidades masculina y femenina. Es decir, la forma en que hombres y mujeres aman y desean está muy condicionada por el sistema cultural propio de la sociedad particular en la que viven” (Etxebarria, 137)

 

Los patrones de cortejo se asocian con la hipergamia femenina y la sexualidad directa de los varones. El final del cuento también recuerda a una película italiana: Malena (2000), dirigida por Giusseppe Tornatore y protagonizada por Mónica Bellucci, pues en ambas historias el protagonista, un niño inmaduro, deja ir a la mujer de sus sueños sin atreverse a hablar con ella y se ve obligado a regresar a la supuesta inocencia, a esperar su turno. “Uno membruno” nos habla del amor de la adolescencia, el inolvidable primer amor.


“Pedaleé como si huyera y en realidad huía de ella, de aquellas emociones, de los sueños, de los recuerdos, de todo.  Y pensaba que debía olvidar. Estaba seguro de que iba a conseguir olvidar. Pero hoy que ya soy mayor, que he consumido mi vida de un modo banal, que he conocido a tantas mujeres que me han dicho: acuérdate de mi y yo las he olvidado. Aún hoy es ella la única a la que nunca he olvidado: Malena”[4]

 

III

En la cultura mexicana el tema del asesinato entre amantes está difundido en productos culturales que van desde la música, la pintura y la literatura hasta las películas y el teatro. En el pasado demasiadas obras artísticas normalizaron la violencia de género y la hicieron pasar como una cuestión de honor y un deber cuestionable. Tenemos como ejemplo de ese aspecto de la sociedad mexicana canciones como Boda de sangre[5], de Teodoro Bello, Laurita Garza[6], de Los invasores de Nuevo León, El asesino[7], de los Cadetes de Linares, o un fragmento de la película El tigre de Santa Julia[8], solo por mencionar algunos. Afortunadamente ese aspecto nefasto, que repudiamos las nuevas generaciones de mexicanos, está en proceso de extinción. La discusión por la equidad de género motiva que cada vez menos hombres atenten contra la vida de las mujeres. Falta mucho por hacer, es cierto, pero la cultura machista que cosifica a las mujeres y las subordina al varón está en vías de remitir. No obstante, sería ingenuo pensar que la sociedad mexicana está cerca de resolver el problema de raíz. No todos los hombres son feminicidas. Pero los pocos que sí lo son crecieron en un contexto cultural que desde muchas perspectivas los instruyó a actuar con rabia y salvajismo contra quien creían amar. El feminicidio es la última consecuencia de una idea de amor retorcida que concibe a la pareja como una pertenencia y no como un ser humano con derechos y autonomía.

            El cuento “Dos, patada y cos” es el testimonio ficcional de un feminicida que declara ante la autoridad el crimen por el que lo detienen en flagrancia: el homicidio de su esposa. La historia es desgarradora porque al principio la pareja vive una historia de amor demasiado normal: sonrisas, fajes, casamiento con baile de guajolote como se estila en Cholula. El futuro criminal incluso declara: “ya estábamos casados y me convertí en el hombre más feliz sobre la tierra, perdóneme el lugar común, pero es cierto. La vida con la que siempre había soñado me estaba ocurriendo. Y entonces todo me hacía llorar de emoción.” (Alarcón, 55). Sin restar responsabilidad a sus actos punibles, se nota que el protagonista ama demasiado a su pareja. Entonces, ¿qué pasó?

        En los últimos años gran número de hombres empezaron a cuestionar los elementos que conforman su masculinidad con el fin de reflexionar sobre aquellos rasgos que podrían desencadenar un acto nocivo para su pareja. Tal cavilación logró un cambio consciente en la mentalidad de muchos varones que aprendieron a respetar la decisión de su pareja cuando se aleja por un tiempo o de plano ya no quiere continuar la relación. Antaño en México una pareja era para toda la vida y si la mujer acababa la relación por una infidelidad el hombre reaccionaba con violencia contra ella, justificada socialmente. Para muestra las películas de la época de oro del cine mexicano donde el típico macho empistolado era incapaz de la empatía y eructaba frases como “o mía o de nadie”, una velada amenaza de muerte. Este tipo de conductas orillaba al público masculino a emularlas y por eso ocurría tanto maltrato y desigualdad contra las féminas. En la actualidad muchos varones prefieren platicar la situación o alejarse antes de cometer una barbaridad. Y ese es un cambio positivo. Por eso el cuento de Óscar Alarcón continúa vigente pues es un tema que ahora, diecisiete años después de su publicación, se ve desde otra perspectiva. Ahora los lectores leemos el texto y nos sentimos destrozados por la tragedia que relata, pero ya no le damos la razón al protagonista, ya no estamos de su parte. Quizá si el cuento se hubiera publicado hace cien años la interpretación sería distinta. Pero los esfuerzos educativos de todos los sectores sociales (aún insuficientes) lograron ese cambio de paradigma en el imaginario masculino. Por eso cuando leemos que el protagonista del cuento encontró a su esposa besándose con otro hombre la reacción en el lector lo lleva a pensar que la decisión del personaje fue errónea. “Me acerqué a ellos sin que me escucharan, de un jalón se la arranqué al tipo, la tomé de las greñas y le acomodé dos madrazos en la cara. El tipo me dijo que qué me pasaba, no le respondí, seguí golpeándola hasta derribarla, le grité “¡Levántate!” pero no se paró. La fui arrastrando hasta la casa.” (Alarcón, 56). Mejor se hubiera divorciado.


            En el cuento “Dos, patada y cos” el autor plantea una situación límite para que los lectores no cometan el error de su protagonista. Causa escalofríos leer que el personaje no siente arrepentimiento[9] y si el lector siente repelús al leer el feminicidio significa que visibilizar el problema es mejor que ocultarlo. Algo positivo ocurre en la masculinidad mexicana que ya no justifica, e incluso reprueba, un comportamiento así. Significa que como sociedad avanzamos por el camino del respeto.  

            Polimastía tiene excelentes cuentos, algunos de tendencia surrealista como “Seis va de nuez” y otros de erotismo lésbico como el que titula al libro. En este espacio podríamos reseñarlos todos, pero decidimos que el lector los lea, los disfrute y los interprete a su conveniencia. Ahora, en la primavera de 2023 celebramos la reedición digital del libro impulsada por la Revista Neotraba y nos unimos a los festejos con esta pequeña reseña.

IV

En conclusión, el Ultracostumbrismo fue un movimiento literario netamente poblano, como en su tiempo fue el Estridentismo. Ambas corrientes estéticas guardan concordancia en sus postulados, ambas son iconoclastas de la cultura institucionalizada y ambas aluden al símbolo del guajolote. Si comparamos los artículos del manifiesto estridentista con el ultracostumbrismo confirmaremos que se asemejan en varios sentidos ya que ambos sonIrreverentes, afirmales, convencidos, excitamos a la juventud intelectual del Estado de Puebla, a los no contagiados de reaccionarismo letárgico, a los no identificados con el sentir medio”.

Cabe recordar que la iconoclasia congénita del ultracostumbrismo les trajo a sus autores algunas diatribas en el medio cultural poblano. No obstante, a pesar de esos dimes y diretes, las obras siguen editándose, los autores siguen activos y los libros continúan circulando. Eso es lo que cuenta. Lo demás es anecdótico.

El ultracostumbrismo no ha dado todo lo que tiene que dar. Es un árbol cuyos frutos más selectos no han terminado de madurar. Quizá pronto Alarcón, Cartas y Durana nos sorprendan con la publicación de más historias ultras. El público poblano lo ultracelebrará. 

 

Monterrey, Nuevo León.

 



BIBLIOGRAFÍA

ALARCÓN, Óscar (2008) Polimastia. México. Ed. BUAP
ANDERSEN, Hans Christian (2021) Selección de cuentos. México. Ed. Mirlo
CARTAS, Ricardo (2006) Tus zapatillas suenan a sexo. México. Ed. BUAP.
DURANA, Rodrigo (2016) Buenas tardes, señorita… México. Ed. Nitro / Press
_____ (2008) El calzón de Margarita. México. Ed. BUAP
ETXEBARRÍA, Lucía (2017) Más peligroso es no amar. Poliamor y otras formas de relación sexual y amorosa en la actualidad. México. Ed. Aguilar
GUTIÉRREZ HERRERA, José Luis (2013) El Arte y la Medicina Clínica. México. Ed. BUAP
SAINZ DE ROBLES, Federico Carlos (1982) Diccionario de la Literatura. Tomo I. España. Ed. Aguilar
ZÉRAFFA, Michel (1971). Novela y Sociedad. Argentina. Ed. Amorrortu Editores

[1] Siglas del Colegio de Lingüística y Literatura Hispánica donde me atrevo a pensar que estudiaron por lo menos el 80% de autores poblanos que actualmente publican tanto dentro como fuera de la ciudad. Ese edificio es el semillero de la literatura de Puebla.
[3] “Están en sus pechos, en sus enormes tetas de marrana que todas las noches un hombre distinto prueba” (Alarcón, 14)
[8] https://youtu.be/tBlDlV6GTtQ (Ver minuto 1:30 a 2:40)
[9] “No me arrepiento y lo volvería a hacer” (Alarcón, 56)
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