Mostrando las entradas con la etiqueta Películas. Mostrar todas las entradas
Mostrando las entradas con la etiqueta Películas. Mostrar todas las entradas

"Emilia Pérez", una alucinante reflexión sobre la identidad de género



Cinetiketas | Jaime López



Para las y los analistas más exigentes, hacer una película sobre las desapariciones y crimen organizado en México, contada desde la visión de un cineasta francés, se vuelve una especie de apropiación y burla culturales.

Lo anterior es parte de las reacciones que ha generado "En busca de Emilia Pérez", la obra más reciente del realizador galo, Jacques Audiard, la cual inauguró el Festival Internacional de Cine de Morelia de este año, después de haber obtenido en Cannes los premios del Jurado y a Mejor Actriz.

Si bien es cierto que el filme en cuestión cae en un enfoque simple y reduccionista sobre la violencia en el territorio mexicano, también lo es que cuenta con distintas virtudes artísticas que justifican su buena acogida en distintos países.

Para empezar, se trata de un musical inesperado, que sigue la historia de un poderoso líder del narcotráfico, cuyo mayor sueño es retirarse para convertirse en mujer.

Esa línea argumental la distingue de otras cintas similares, pues la dota de una originalidad innegable y propicia un debate interesante sobre la identidad género.

Si a eso se le añade que la protagonista es Karla Sofía Gascón, primer mujer trans en ganar Cannes, el discurso de la obra, acerca de buscar una vida libre, se torna realmente auténtico.

Además, nadie puede negar que el trabajo de la actriz es profesional desde su primera secuencia en la pantalla grande, pues muestra un empoderamiento a flor de piel, pero también una vulnerabilidad conforme avanza la trama.

Su "Emilia Pérez" tiene que asumir las consecuencias de sus decisiones y, a la par, experimentar situaciones inéditas como volver a enamorarse, tratar de corregir sus errores o aprender a soltar el pasado.

Por otra parte, el resto del elenco demuestra su virtuosismo para cantar y actuar, en especial, Zoe Saldaña y Adriana Paz, quienes también se hicieron acreedoras al galardón de Mejor Actriz en Cannes 2024.

Ambas tienen bajo su cargo roles complejos e inolvidables, que transitan entre el dolor y la esperanza. La primera como una abogada que defiende a criminales de poca monta, pero que halla cierta paz al conocer a "Emilia Pérez". Y la segunda, cautivando con su dulce "Epifanía" a la audiencia y la crítica.

Eso sí, la incursión de Selena Gómez en el casting es lo más cuestionable de la película, pues su pronunciación del español es irritante y desentona con la ejecución de sus colegas.

En cuanto al aspecto técnico, la propuesta de Audiard goza de grandes coreografías y una brillante edición de sonido, misma que es reflejo del asombro del francés respecto a distintos peculiares sonidos de la cotidianidad mexicana.

Así, en la escena inicial, se vuelve una protagonista indiscutible la famosa grabación de "se compran colchones tambores, refrigeradores, estufas, lavadoras, microondas o algo de fierro viejo que vendan".

Igualmente, el diseño de arte y la fotografía son excepcionales, pues la Ciudad de México se recrea correctamente en un estudio de Europa.

En resumen, "Emilia Pérez" es un alucinante montaje audiovisual que reflexiona sobre la identidad autopercibida, cuyo punto negativo principal es usar maniqueamente la tragedia en algunas de sus secuencias.



"Smile 2": gran protagonista y desenlace; poco innovadora



Cinetiketas | Jaime López



¿Cómo evaluar una película que repite lo vicios de su predecesora, pero que tiene un gran desenlace y un notable desempeño de su protagonista, la británica Naomi Scott?

La interrogante en cuestión aplica a "Sonríe 2", que, como su nombre lo indica, da continuidad al ente maligno de sonrisa macabra que se aprovecha de los traumas de sus víctimas para atormentarlas durante una semana completa.

A dos años de la cinta original, el realizador Parker Finn eleva los niveles de producción de su ópera prima, trasladando las acciones más allá de las salas de un hospital.

Para esa labor, ahora tiene como estelar de su historia a una cantante de pop, que es invitada a programas masivos de televisión o lugares repletos de gente tras anunciar su regreso a la escena musical.

En sentido similar a "Sonríe 1", la protagonista tiene un trauma sin resolver, algo que resulta idóneo para explorar sus terrores psicológicos.

Sin embargo, el evento sin superar por la artista no es nada original en comparación con otras producciones contemporáneas, siendo un ejemplo de esto último "La sustancia".

En ambos filmes, las protagonistas son víctimas de la fama y los excesos, pero la narrativa es mejor desarrollada en "La Sustancia", estelarizada por Demi Moore.

En cuanto al denominado terror corporal, las escenas sangrientas de "Smile 2" no son nada innovadoras o impactantes, sobre todo después de ver un adelanto de ellas en el respectivo trailer.

Eso sí, destacan sus planos secuencia del prólogo y de la escena final; por cierto, esta última no es propia de un final feliz de una típica producción hollywoodense, lo cual se agradece.

Sin embargo, la trama se alarga de forma innecesaria al insistir en las heridas abiertas de la protagonista. Así, "Smile 2" pudo tener un mejor ritmo si le hubieran recortado 20 minutos a la edición final.

En cuanto a los "jumpscares", que son esos saltos repentinos desde una posición oculta para asustar a la audiencia, la película de Finn abusa un poco de ellos, lo que le resta creatividad u originalidad.

¿Buena o mala película? Esto dependerá de las exigencias de adrenalina, así como de la tolerancia al terror, de cada espectador.



"Joker 2: Folie à Deux", una premisa mal aterrizada, pero no es lo peor del año



Cinetiketas | Jaime López |


Al momento en que se publique esta reseña, decenas de fanáticas y fanáticos de la primera parte de "Joker" ya habrán enlistado un montón de razones para no ver la nueva cinta dirigida por Todd Phillips.

Es entendible, pues se volvieron muy altas las expectativas en torno a la continuación de las aventuras del "underdog" o marginado que se sublevó a todo un sistema, expectativas imposibles de satisfacer al cien por ciento.

En ese sentido, Phillips tomó uno de los riesgos más inesperados en su trayectoria, tanto para él como para el mainstream de Hollywood: convertir en un musical a su nueva producción.

El género en cuestión siempre ha causado divisiones en la audiencia, aunque bien ejecutado pudo haber hecho de "Joker 2" una nueva joya, solo que no lo logra.

Cabe recordar que el otrora responsable de la trilogía de "Hangover" ya había explicado que su decisión de incluir números musicales obedece al universo interno de su estelar.

Si bien no es el peor filme en lo que va del año (sobre todo con propuestas fallidas como "Deadpool y Wolverine" o "Madame web"), lo cierto es que su desarrollo es un tanto cansino o repetitivo.

La historia de "Joker 2" comienza donde culminó su antecesora, con su protagonista recluido por los múltiples homicidios que cometió, en el marco de un ambiente enardecido a causa de él y sus acciones.

Pero ojo a lo que Phillips intenta decir desde su prólogo, esa secuencia animada que plantea parte de su premisa: el alterego de "Arthur Fleck" será su sombra y verdugo.

Probablemente esa mezcolanza de estilos narrativos son las que entorpecen el relato de la nueva "Joker", porque se contraponen y no hacen conexión o buen "match".

A eso hay que sumarle que no hay una verdadera variedad en las secuencias musicales ejecutadas por Joaquin Phoenix y Lady Gaga.

Aunque ambos demuestran el talento vocal del que son dueños, no alcanzan el registro sublime de otras interpretaciones dramáticas de su carrera, por ejemplo, "Walk the line" o "Nace una estrella".

Además, a Phoenix se le siente cansado de su interpretación, como si a lo largo de la producción se hubiera dado cuenta de lo innecesario de una secuela a la obra que le dio el premio Oscar como Mejor Actor.

En cuanto a la premisa central, el folie à deux del título lo dice todo: es "una locura de dos" lo que vamos a percibir en la pantalla grande. Es decir, la codependencia de dos personas con trastornos mentales.

Se trataba de una premisa interesante, que daba para ahondar en otros subtemas actuales como el fanatismo irracional de la gente que se enoja cuando sus héroes deciden no ser lo que la masa espera que sean. Lástima que la "broma" en cuestión no fue bien ejecutada.



"La sustancia", una mirada gore de la cosificación de las mujeres


Cinetiketas | Jaime López 


Hombres rancios, heteronormados, que degustan camarones de forma grotesca. Penes de dos patas que babean sin disimulo alguno por las caderas de sus vecinas jóvenes. Y una industria que engulle y cosifica brutalmente a las mujeres. 

Eso y más se puede encontrar en "La sustancia", el nuevo largometraje de la cineasta francesa, Coralie Fargeat, que ha generado opiniones divididas dentro del público en general, pero que definitivamente no deja indiferente a nadie. 

Protagonizada por Demi Moore y Margaret Qualley, la cinta ganadora del mejor guion en el Festival de Cannes tiene como premisa central la búsqueda de la juventud eterna a través de un extraño suero que modifica el comportamiento celular de las personas. 

La escena inicial es contundente y dueña de una habilidad extraordinaria, pues con un plano cenital y sin ningún actor a cuadro, la realizadora exhibe la voraz forma en que la industria del entretenimiento se olvida y deshace de las actrices cuando van envejeciendo. 

Posteriormente, la historia se convierte en un impactante tratamiento visual, pues muestra de forma explícita la transformación y degradación de la protagonista, "Elisabeth Sparkle", una conductora televisiva despedida en su cumpleaños número 55. 

Echando mano del terror corporal y la ciencia ficción, "La sustancia" es el retrato cuasiperfecto del sistema heteropatriarcal denunciado por las agrupaciones feministas, uno que permite que ciertos grupos reducidos de hombres heterosexuales, generalmente de tez blanca y posición económica acomodada, impongan sus cánones o ideales de belleza al resto de la sociedad.

En ese sentido, "Elisabeth" es una metáfora o simbolismo de las mujeres que se sienten inseguras de sí mismas por la presión de los machos trogloditas que siguen controlando los espacios de poder y comunicación. 

Su caída al infierno es retratada magistralmente por Moore y la directora, quien mantiene el estilo visual y sangriento de su ópera prima, "Venganza", otra obra de denuncia contra el falocentrismo. 

Mención aparte merecen la fotografía, edición, efectos especiales, música y maquillaje de "La sustancia", que acentúan el ambiente gore y enloquecedor que rodea a las protagonistas. 

Además, el filme también puede ser una mirada incómoda hacia los temores más comunes del ser humano, por ejemplo, envejecer o dejar de ser amado. En un mundo de redes sociales, en donde la gente valida su personalidad a través de los likes o Me gusta que recibe en Instagram o Facebook, ser rechazado o ignorado por la gente equivale a una sentencia de muerte.



"Alien-Romulus", de ritmo atípico y con un mexicano que se lleva las palmas

Cinetiketas | Jaime López 


Decadencia y nostalgia son las dos principales emociones que transmiten los fotogramas que componen la nueva película de la saga Alien, "Romulus", dirigida por el uruguayo Fede Álvarez, producida por el británico Ridley Scott y fotografiada por el mexicano Galo Olivares, el operador de cámara de "Roma". 

Con un inicio que se cocina a fuego lento, el cual resulta atípico para los cánones de Hollywood y para las generaciones acostumbradas a las ediciones frenéticas, la nueva película sobre el xenomorfo destaca por su ambiente hostil y estética visual. 

Álvarez y Olivares tienen el acierto de homenajear la atmósfera setentera y ochentera de las obras originales, pero a la par, dotan de un nuevo pesimismo y desesperanza a la audiencia. 

El que suscribe este texto está seguro que, con el paso de los años, la fotografía de "Romulus", es decir, de Olivares, no lucirá vieja o anticuada, sino todo lo contrario. Y es que el artista mexicano se luce desde el preámbulo del filme cuando muestra a la protagonista soñando con un sol deslumbrante e imponente. 

El encuadre en cuestión solo dura unos cuantos segundos hasta que es sustituido por un ambiente lúgubre y claustrofóbico, muy oportuno para el tono de la trama. 

En "Romulus", Fede Álvarez y Galo Olivares exhiben una generación condenada a la decadencia, la cual está siendo engullida -literalmente- por la oscuridad. 

A nivel guion, ese elemento encuentra sustento en las actividades laborales que deben ejercer eternamente los protagonistas, jóvenes que solo conocen la luz del sol por sueños y que aspiran a un entorno distinto. 

Sin afán de arruinar elementos clave de la cinta, "Romulus" no solamente recupera la esencia de la película original, sino también plantea un nuevo elemento en su último acto, mismo que tiene que ver con el título y el mito de los hermanos humanos que fueron amamantados por una loba.



"El candidato honesto": Teresa Ruiz y Luisa Huertas son lo mejor de la película



Cinetiketas | Jaime López


Aunque la nueva cinta protagonizada por el comediante Adrián Uribe, "El candidato honesto", es dueña de un ritmo dinámico, su elenco secundario femenino resulta lo más gratificante de la historia.

Ello gracias a las sólidas interpretaciones de Teresa Ruiz y Luisa Huertas, dos talentos comprobados y con una gran trayectoria, que dotan a la película de credibilidad.

La primera da vida a una periodista honesta e idealista, que se convierte en la brújula moral del personaje estelar, un ser que dejó de lado sus convicciones y principios sociales tras dejarse seducir por el poder y los lujos que caracterizan a la actual clase política.

Si bien es cierto que Ruiz ya había interpretado un rol similar en "Ruido", de Natalia Beristáin, en "El candidato honesto" exhibe su habilidad o timing para el género cómico.

Por su parte, Huertas tiene un par de intervenciones breves, pero sustanciosas, de efectos significativos para el protagonista del filme en cuestión.

Ella es la abuela originaria de Catemaco, Veracruz, que en su lecho de muerte realiza un hechizo para que su nieto deje de decir mentiras, algo que le ocasionará a este demasiados problemas en su trabajo diario, en el cual la verdad es una especie en extinción.

Como de costumbre, la actriz hace gala de su experiencia, profesionalismo y temple, así como de su humildad, porque nunca trata de opacar la actuación de Adrián Uribe.


En cuanto al resto de la producción, la historia fluye oportunamente gracias al texto original en en el que se basa: "O candidato honesto", de Brasil.

Aunado a lo anterior, se agradece el gesto de tropicalizar la historia, adaptándola para así poder mostrar algunas coyunturas contemporáneas de la política mexicana.

Ahora bien, entre los aspectos negativos o criticables se pueden mencionar que no hay nada excepcional en cuanto a lo técnico y, además, se percibe sobreactuado Daniel Martínez, quien da vida al magnate que, en las sombras, influye notoriamente en las decisiones de distintos políticos.

Deadpool y Wolverine: divertida, pero predecible y repetitiva


Cinetiketas | Jaime López |


La esperada película de Marvel que reúne al sarcástico mercenario, "Deadpool", con el más implacable y famoso integrante de los "X-Men", "Wolverine", resulta entretenida para los seguidores de ambos personajes, pero poco innovadora en su historia y tratamiento.

Si bien la primera cinta clasificación C de los estudios Disney tiene una secuencia inicial de agasajo, que rescata uno de los temas emblemáticos de la boy band NSYNC, su guion no aporta algo fuera de este mundo.

De hecho, a los pocos minutos es predecible el desenlace que van a tener los protagonistas, cuyos conflictos emocionales ya han sido abordados en otras producciones.

A eso hay que agregar el insípido y gastado gag de las decenas de versiones de "Deadpool", que no suma nada a la existencia de la audiencia y que aburre en términos creativos.

Es increíble que los cinco escritores en la nómina, entre los que destaca Ryan Reynolds, el actor que da vida a "Deadpool", no hayan encontrado otras maneras de aprovechar el multiverso.

Eso sí, la película se salva por el homenaje a la extinta compañía 20th Century Fox, cuyas acciones fueron compradas por la casa del ratón para tener el control de varios de sus personajes.

La jugada le salió bien, sobre todo, si se toma en cuenta que "Deadpool y Wolverine" está en camino de convertirse en el filme de adultos más taquillero de todos los tiempos, récord que estaba en manos de "Joker".

Otro elemento que hace amena la obra dirigida por Shawn Levy (realizador de Una noche en el museo) es su oda a las nuevas masculinadades, pues juega con el coqueteo y admiracion del mercenario vestido de rojo hacia el mutante que se regenera.

Algunos analistas celebran la supuesta crítica contra el agotamiento del cine de héroes por incluir en gran parte de la historia "el universo basura", en donde están los personajes fallidos o que ni siquiera vieron la luz en pantalla grande.

En parte es cierto, pero también se siente como una pequeña trampa de los productores para extender una premisa ya conocida.



Pequeña historia sangrienta: un repaso al cine de terror/horror/gore



Jorge Tadeo Vargas |
 

Nota aclaratoria: en este texto se usa la palabra “gore” más como un concepto en el que se engloban todas aquellas películas de violencia explícita, sangre, desmembramientos que podemos ver en algunas películas de los géneros o subgéneros como el slasher, el folk horror, terror y por supuesto algunas que son representativas del gore.

 

Los Inicios

A principios de los años 40, en los Estados Unidos, las grandes compañías cinematográficas formaron, lo que se conoció como el “Studio System”, que fue el método con el que controlaban todos los aspectos del cine; desde la producción, distribución, hasta la exhibición. Con esto mantenían un absoluto y total control dentro de la industria, ahogando a la ya de por sí pobre industria independiente.  

Este monopolio continuó hasta finales de la década de los 40, cuando la Suprema Corte declaró que los estudios, estaban realizando prácticas monopólicas, forzándolos a renunciar al control de los cines. Con esta nueva resolución por parte del gobierno, los grandes estudios se ven en la necesidad de cambiar su estrategia, abandonando las producciones de serie B, dedicándose únicamente a las grandes producciones.

De esa manera abrieron las posibilidades a que productores independientes pudieran manejar temas que la censura de los grandes estudios no se atrevía a tocar, y es así como en 1963, la pareja de productor y director respectivamente David F. Friedman y Gordon Lewis crean Blood Feast, una alucinante historia llena de sangre y desnudos, causando conmoción en la audiencia no acostumbrada a ver tanta sangre en la pantalla. Pero no fue sino hasta 1964, cuando esta misma pareja estrena una versión de un musical de Broadway, que bautizan con el nombre de 2000 Maniacs, que es cuando el gore queda estipulado como género cinematográfico, capaz de vender e interesar a la gente llevando a la saturación del mismo, convirtiendo al cine gore, en una fórmula para vender y no como un medio de expresión fuera de la industria.


El Renacimiento

En 1968 con el medio saturado de películas que utilizaban la sangre como un fin más que como un medio, surge un joven director que utiliza el gore como una herramienta para la crítica social, el cual abre las puertas a una nueva generación de realizadores más comprometidos que vuelven a llevar al género al movimiento independiente y como contestación a las grandes producciones de Hollywood.

Este nuevo director que reinventó el gore o lo llevó hacia otros géneros como es el caso del subgénero zombie fue George A. Romero que con su Nigth of the Living Dead, mostró una sociedad idiotizada y alienada. Con un claro ataque a la guerra de Vietnam y la discriminación racial, Romero dio un punto de vista oscuro y desesperanzador para la sociedad en general, y así les dio paso a directores como John Waters, que con Multiple Maniacs, mostró el mismo punto de vista depresivo de Romero.

Aunque el gore sufrió una metamorfosis con las películas de Romero y Waters, —dejando implícita la sangre y la violencia—, no fue sino hasta 1974 cuando Tobe Hooper redefinió el camino que tomaría el género en los últimos años. Mezclando la violencia excesiva y los litros de sangre con la crítica social.                      

Considerada por la crítica especializada como la mejor película gore de todos los tiempos, The Texas Chainsaw Massacre, muestra una visión caótica y enfermiza de la familia modelo americana, tomando como punto de partida, la vida del serial killer Ed Gein, y retratando de una forma casi perfecta la vida burguesa y alineada de los EEUU. A pesar de que Romero hasta su muerte y Hooper suavizaron un poco su cine, ninguno de los dos ha logrado superar sus óperas primas, sin embargo, ellos dieron pauta para que el gore sirviera a los jóvenes para expresar sus desencantos con la sociedad en la que viven y/o la parte más oscura de esta.

A raíz de esta “nueva actitud” dentro del gore, sirvió para que artistas de otras corrientes mostraran interés de expresarse con esta fórmula. Andy Warhol filma en 1973 Blood for Drácula y Flesh for Frankenstein, dándole al gore cierto aire de cine de autor y permitiendo la llegada de directores noveles que, con sus óperas primas, se volvieron de culto; de esta manera el neoyorquino Abel Ferrara filma El Asesino del Taladro.

El estadounidense y canadiense respectivamente David Lynch y David Cronenberg, nos presentan Eraserhead y Shivers. El italiano Darío Argento que con su filme Suspiria coquetea con esta clase de cine sin mucho éxito y regresa a su forma convencional dándonos grandes películas de terror.

Cabe señalar que, aunque el “gore de autor” no fue una corriente de mucho éxito y sus creadores no se mantuvieron, de vez en cuando podemos disfrutar pinceladas de sangre y violencia en sus filmes, recordándonos lo que son capaces de hacer.


Los 80’s la decadencia y cumbre del género

Para principios de la década de los 80’s, el cine gore, decayó, en cuanto a calidad y forma, volviéndose un género (slasher) para adolescentes, con películas como Halloween de John Carpenter que con el tiempo, se volvería uno de los pocos directores de esta corriente capaz de sobresalir, Zombie de George Romero que intenta volver a sus grandes glorias sin conseguirlo, Friday the 13th, que comienza con las grandes sagas donde lo que importa es la película y no el realizador y Nigthmare on the Elm Street de Wes Craven que ya había mostrado su capacidad a principios de los 70’s con The Last House on the Left. Con Nigthmare on the Elm Street intenta crear un nuevo estilo manejando sangre, terror y humor sin conseguir quitarse la etiqueta que a la larga sería llamada Teenage Horror Movie, es decir filmes que solo servían para mostrar desnudos y sangre como en sus inicios, llevando esta vez a los grandes estudios a participar de la tajada que estaban dejando y poniendo las grandes producciones a la par del cine gore ( Friday the 13th se encuentra en la lista de las 15 películas más taquilleras, junto al The Exorcist y Jaws, dos películas de estudio que juegan con el gore para asustar a un público poco conocedor del género).


A la par de este estancamiento, surge un joven de 18 años que, con un presupuesto menor al sueldo de cualquier camarógrafo de Hollywood, fue quien revolucionaría el género cuando junto a su hermano y un grupo de amigos filma Evil Dead, filme que maneja el humor y la sangre por partes iguales, causando al espectador cierta angustia, en los momentos más ridículos y extravagantes.

Este joven de nombre Sam Raimi se convertiría como ya le había pasado en la década anterior a Tobe Hooper en el ejemplo a seguir dentro de la industria y permitiendo a una nueva generación de directores expresar su arte con poco dinero, mucha imaginación, violencia, humor y sangre.

A la par del gore americano, resurge en Italia el Mondo o Cinè Veritè, que mostraba el lado más extremo del género y cintas como Snuff de Michel y Roberta Findlay y Mondo Caníbal y/o Holocausto Caníbal, de R. Deodato, hicieron temblar a la audiencia, asegurando que las escenas eran reales, un subgénero que duró poco y que aún se mantiene con un puñado de fans, y el cual merece un artículo aparte por la patología del mismo.

En América nacen dos parejas, que aun a la fecha siguen siendo los amos y señores del género. Nos referimos a los creadores de la saga de Maniac Cop y Re-Animator, filmes hechos por Larry Cohen y William Lusting la primera, y Brian Yuzna y Stuart Gordon la segunda.

A pesar de la calidad y la influencia de Raimi en sus películas, amén de que Re-Animator y Maniac Cop, son dos películas de culto, no fue hasta 1987 cuando un australiano consiguió, lo que Raimi quiso plasmar en Evil Dead (consiguiéndolo en las dos secuelas de ésta), que es el humor como principal ingrediente del género y la sangre y la violencia como sátira del mismo.

Este australiano de nombre Peter Jackson redescubrió el gore con la magnífica cinta Bad Taste (curiosamente este filme fue grabado de la misma manera que Raimi lo hizo con el suyo, con poco dinero y con la ayuda de sus amigos, recibiendo ambas una gran acogida en el Festival de Cannes, cada una en su tiempo) y refirmándolo con su obra cumbre dentro del género Braindead.

Este género después de Peter Jackson no volvió a ser el mismo y mantuvo una línea por mucho tiempo, manejándose en la industria independiente y volviéndose tan underground, que sus fans son vistos como bichos raros por otros cinéfilos.


El fin de una Era

Para la década de los noventa el género se volvió poco comercial como tal, pero muy comercial como fórmula y directores que de cierta manera provenían de él o crecieron con él, lo vendieron a Hollywood como una fórmula nueva, maquillado de películas novedosas; podemos ver a Quentin Tarantino, Robert Rodríguez y hasta el mismo Steven Spielberg, utilizarlo para atraer jóvenes y de esta manera subsistir en el viciado y poco original medio de las grandes producciones.

El Slasher o el Teenage Horror Movie tuvo su revival con sagas como Scream –que se mantiene a la fecha- y Final Destination, entre otras que utilizaron la fórmula para lograr éxito masivo.


Siglo XXI: la corrección política, el cine de arte, la presunción y el intento de regresar a sus raíces

El cine de terror/horror/gore de finales de la primera década del siglo XXI sufrió de un intento de la industria de venderlo más allá de los fans más aferrados, sin embargo esto no resultó como se esperaba hasta años recientes cuando de la mano de la productora A24, se intentó venderlo como “cine de arte” y comenzó a crear todo un mercado, que tomando ciertos elementos del cine de terror/horror/gore, se ha logrado posicionar con una nueva generación de espectadores. Aunado a esto, con la corrección política y la nostalgia como estandarte, sagas que surgieron en la década de los setentas y ochentas como Halloween y Child’s Play entre otras, tienen su segundo aire, por llamarlo de alguna forma, pero desde una idea políticamente correcta, donde la violencia sin sentido y la sangre, han desaparecido para darle entrada a otra forma de ver este subgénero.

Sim embargo el terror, el horror, el gore se han destacado por reinventarse cada vez que caen en las garras de lo establecido, esta corriente cinematográfica siempre ha logrado tomar un camino diferente cada vez que Hollywood encuentra su fórmula. Hoy de cierta forma el subgénero más allá de una fórmula comercial, ha regresado a donde pertenece, por lo que es fácil encontrar cine que cumpla con los estándares, logrando sobrevivir y aunque películas como Terrifier y Thanksgiving lograron el éxito comercial, son claramente una pequeña parte de lo que se mantiene alejado del mainstream.



Desde el (auto) exilio en los bosques de Klatch City
Jorge Tadeo Vargas: sobreviviente de Ankh-Morpork, activista, escritor, traductor, anarquista, pero sobre todo panadero casero y padre de Ximena.
Desde hace años construye una caja de herramientas para sobrevivir.
A veces viaja a Mundodisco

"Observados", tramposa y predecible, pero entretenida


Cinetiketas | Jaime López


La ópera prima de Ishana Night Shyamalan, hija del afamado director de "El sexto sentido" y "Glass", se basa en una leyenda irlandesa para abordar el autoperdón y los claroscuros del ser humano. Lo anterior echando mano de los géneros del terror y la fantasía, recurriendo a un impecable diseño de producción que recrea un bosque laberíntico en medio de la nada.

Lo malo es que la historia coescrita por la cineasta debutante no tiene la solidez necesaria para generar una atmósfera inquietante y verosímil a lo largo de todo el metraje. De hecho, tras el preámbulo o escena inicial, "The Watchers" comienza a mostrar debilidades en el guion al introducir a su protagonista, Dakota Fanning, con elementos predecibles.

Y es que su personaje de una reservada trabajadora de una tienda de mascotas, que lidia con la pérdida de su mamá, se ve envuelta rápidamente en la entrega de un loro supuestamente muy importante, lo cual solo es una excusa para que acuda al bosque antes mencionado, perdiéndose casi de inmediato al adentrarse en el mismo.

Sin ser expertos en guionismo, se puede anticipar que el ave jugará una tarea clave en un momento de la historia, pero la manera cómo llega dicho momento da pie a una secuencia de humor involuntario.

En cuanto al resto de la trama, basada en la novela homónima de A. M. Shine, hay ecos del estilo fílmico de M. Night Shyamalan, pero no son lo suficientemente fuertes como para convertir a "The Watchers" en un clásico contemporáneo.

Eso sí, la obra es entretenida, quizá por la atractiva premisa de ver juntos a un grupo de personajes extraños y perturbados en medio de la nada, los cuales son observados por unas criaturas misteriosas.

Así, la audiencia se mantiene atenta tratando de descubrir la verdad sobre esos seres extraños, que parecen de otro mundo, sin embargo, el final de la trama se siente forzado, causando un sentimiento de insatisfacción.



Harold Torres y "Desaparecer por completo": vivir sin la posibilidad de los placeres



Cinetiketas | Jaime López


A propósito de las recientes nominaciones al premio Ariel 2024, es oportuno destacar el papel de Harold Torres en la cinta "Desaparecer por completo", de Luis Javier Henaine, pues da vida a un fotógrafo de nota roja que, por azar, empieza a perder los sentidos.

En ese contexto, el intérprete mexicano reveló a esta casa editorial lo complejo que le resultó la construcción de su rol, que tiene un par de referencias a Enrique Metinides, el artista visual que hacía belleza con accidentes vehiculares y otro de tipo de escenas no aptas para todos los estómagos.

En entrevista, el nominado para Mejor Actor explicó que una de sus principales inspiraciones para "Desaparecer por completo" fue un documental sobre el vocalista de INXS, el cual entró en una fuerte depresión.

Igualmente, leyó material de neurología escrito por Oliver Sacks y averiguó sobre rituales y casos de brujería, que forman parte de la trama:

"Lo más difícil fue investigar sobre la pérdida de los sentidos", dijo.

El también protagonista de "González: falsos profetas" mencionó que "Desaparecer por completo" tiene como propósito central reflexionar sobre cómo sería vivir sin la posibilidad de los placeres.

Abundó que se abordan distintos tópicos tales como la ética de los fotógrafos al momento de capturar una imagen escandalosa o sangrienta y compartirla sin pudor alguno.

Al respecto, Torres dijo que no se debe de tratar como niños a la audiencia, sino que se le debe de mostrar la realidad de las cosas.

El intérprete recordó que en una de las locaciones donde tenía contacto con una cocina, su olfato se agudizó y percibió el olor de una fuga de gas, algo que en su momento la gente a su alrededor no captaba o no lo tomaba en serio.

"Desaparecer por completo" está disponible en la plataforma de Netflix y obtuvo un total de 8 nominaciones al Ariel, que son mejor actor, mejor sonido, mejores efectos especiales, mejor fotografía, mejor música, mejor maquillaje, mejores efectos visuales y mejor dirección de arte.

Adriana Paz y su "Epifanía" en "Emilia Pérez": es la encarnación del amor



Cinetiketas | Jaime López |



El pasado 25 de mayo, Adriana Paz hizo historia al convertirse en la primera mexicana en ganar la categoría de Mejor Actriz en el Festival de Cannes por la película "Emilia Pérez", de Jacques Audiard. Ello en conjunto con el resto del elenco integrado por Karla Sofía Gascón, Zoe Saldaña y Selena Gómez. 

Contada en clave de musical, el filme sigue a "Manitas", líder del crimen organizado que busca escapar de su realidad convirtiéndose en lo que siempre soñó: una mujer transgénero. 

En el camino se encontrará a personajes que la marcarán de forma significativa, entre ellos, "Epifanía", el rol interpretado por Paz, que cuenta con una consagrada filmografía en México. 

La talento egresada de la UNAM describió dicho personaje como una persona llena de esperanza, que opta por tener una visión optimista de la vida, a pesar de que ha padecido muchos sinsabores. 

"Es de esas personas que como hay un montón en nuestro país, que salen todos los días, atraviesan la ciudad para llegar a sus trabajos, pero a pesar de todo, no pierden la esperanza (...) Por ahí, alguien la describió cuando vio la película en Cannes como la encarnación del amor, que es un poco lo que viene a representar en la vida de Emilia Pérez", explicó. 

Acerca de cómo construyó a "Epifanía", respondió que el guion le brindó la información pertinente, la cual complementó con las instrucciones del realizador.




Sostuvo que Audiard no se casa con sus propias ideas y permite que haya variaciones histriónicas dependiendo la situación de las escenas. 

La actriz recordó que, a lo largo de su filmografía, ha dado vida a mujeres insertas en contextos violentos, tal es el caso de "Cheba" en "La Tirisia"

"Uno como actor tiene que ser observador de tu realidad y de ti mismo, porque ha habido momentos en los que he estado en la lona (...) Es un personaje que puede ser de pronto, un poco inocente, pero no es tonto, y eso me encanta, las personas que no pierden la esperanza, a pesar de toda la malicia que han vivido", dijo. 

En cuanto al género del filme, reconoció que es la primera ocasión que participa en un musical, mismo que definió como diferente por la apuesta narrativa del director. 

"No es un musical que se quede vacío; las coreografías pueden ser muy oscuras", expresó. 

Agregó que la violencia padecida por "Epifanía" no es algo que se ve en pantalla grande o en la historia, sino es una situación que se infiere a partir del libreto. 

Paz se dijo satisfecha por el resultado de la obra que la ha puesto en los ojos de la prensa nacional e internacional. 

La actriz manifestó su deseo de que "Emilia Pérez" pueda estrenarse a la brevedad posible en México dada su gran aceptación en Cannes, en donde también se alzó con el Premio del Jurado.

© Copyright | Revista Sputnik de Arte y Cultura | México, 2022.
Sputnik Medios