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"Qué huevos, Sofía", más que una simple comedia y una portentosa Giovanna Romo


Cinetiketas | Jaime López



Para quienes han visto los trabajos fílmicos de Carlos Santos, sabrán que sus propuestas tienen un giro sorpresa que no se aprecia en los avances promocionales, mejor conocidos como "tráilers".

Es el caso de su ópera prima, "Chilangolandia", que parecía una simple comedia de enredos, pero terminó siendo una entretenida radiografía del mosaico de personalidades que cohabitan la Ciudad de México.

O qué decir de su segundo largometraje, "Señora influencer", que sin esperarlo es una reflexión sobre la salud mental, tópico poco abordado en la vida real y en la industria del entretenimiento.

Ahora, con su tercer filme, "Qué huevos, Sofía", el realizador calla la boca a quienes pronosticaban una comedia insulsa con poco valor artístico o intelectual.

Si bien es cierto que su título no es el más atractivo y representaba un riesgo por su doble sentido, también lo es que Santos demuestra una vez más que tiene varios ases bajo la manga.

El más relevante de ellos es su protagonista, Giovanna Romo, que algunos identifican por su participación en la serie de "Backdoor" o programas de Telemundo.

Siendo su primer papel estelar para la pantalla grande, la intérprete nacida en la capital del país entrega una actuación apabullante, que retrata a una mujer atormentada con el espíritu roto.

Pero eso último se va revelando poco a poco, conforme avanza la trama y mediante la calculada edición del director.

Romo trasmite diversos sentimientos en el metraje, conmoviendo a flor de piel, pues su "Sofía" no solo lucha con sus demonios internos, sino también con el sistema patriarcal y el abuso laboral a su alrededor.

En ese sentido, la película también construye una crítica social dirigida a los viejos rancios capitalistas que premian a las personas recomendadas, no así a quienes verdaderamente se han esforzado por sacar adelante sus emporios.

El único problema de "Qué huevos, Sofía" es que su antagonista, Sergio Mayer, no muestra algo diferente a lo que ha caracterizado su carrera, pues vuelve a interpretar a un machista, egocéntrico, controlador, que tiene como principal lema de vida anular a su competencia.



"Días Borrosos", la peculiar visión de Marie Benito acerca de la intimidad e interacciones humanas


Cinetiketas | Jaime López



Ella está tratando de concebir vida en el marco de la pandemia provocada por el nuevo coronavirus. Cuenta con un trabajo estable y es dueña de una autosuficiencia digna de admirarse.

Él se encuentra en el ocaso de su existencia y parece estancado entre la soledad, los recuerdos relacionados con su esposa fallecida y el autoexilio.

Sus nombres son "Emilia" y "Felipe", dos seres que habitan el mismo edificio, que provienen de distintas generaciones y comienzan a forjar un extraño vínculo.

Lo anterior forma parte de la premisa de "Días borrosos", el primer largometraje de Marie Benito, egresada del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), con amplia experiencia como continuista.

Con un ritmo pausado y diversas tomas fijas, el filme en cuestión presenta una inusual reflexión, invitando al espectador a interesarse por los demás, a voltear a ver al otro, como lo ha señalado en diferentes ocasiones la realizadora.

Ese mensaje es reforzado por la atmósfera pandémica y la incertidumbre en la que habitan sus protagonistas, interpretados por Sophie Alexander y Enrique Barruel.

Ambos se apoyan en el inteligente guion escrito por Benito y Paula Markovitch para brindar acertadas actuaciones, conformadas por una variedad de expresiones que no cualquier artista puede encarnar con autenticidad.

Sumado a ello, "Días Borrosos" aborda una visión feminista sobre la maternidad, en donde se rompe con paradigmas arcaicos acerca del acto de procrear.

Asimismo, la profesión de "Emilia", quien es una bióloga especializada en la preservación de especies en peligro en extinción, sirve como metáfora para explicar más la personalidad de dicha protagonista.

Se trata de una mujer preocupada por los seres sintientes frágiles, los cuales tienen un alto riesgo de desaparecer. De hecho, en la cinta, se le muestra cuidando a un par de ajolotes.

En semejanza con esos anfibios, "Emilia" tiene una evidente madurez sexual, así como un envidiable poder de autoregenerarse.

Justamente, el desarrollo de su personaje, junto con el de "Felipe", un tipo anclado en sus pensamientos caducos, son la principal virtud de "Días borrosos".

Eso solo es posible gracias a un argumento sólido, bien escrito y brillante, que no cae en obviedades, logrando profundizar en la complejidad de la especie humana, así como de las interacciones personales.



Los hijos de los hijos de Adán

Ahí te void | Reyes Rojas


Los hijos de Adán | Abel Amador

Esta es la historia del primer asesinato. Al menos eso nos cuenta la Biblia. El relato de Caín y Abel, abundantemente conocido, ha sido objeto de varias interpretaciones sobre las razones del primero para matar a su hermano y, por lo tanto, de las intenciones aleccionadoras del texto, propias de todo aparato religioso. 

Entre las explicaciones más populares y simplistas del pasaje bíblico, se atribuye el motivo a la envidia y a las malas intenciones de Caín. Sin embargo, el texto original, de sólo 25 versículos, apenas abunda en la profundidad de los personajes y no da pistas concluyentes sobre esta problemática. 

Caso contrario es la reelaboración del relato que lleva a cabo Abel Amador en su nuevo cortometraje “Los hijos de Adán”. En este, Abel y Caín viven en un pueblo pequeño con su madre, una mujer autoritaria y tradicional. El padre, como el dios católico, ¡vaya sorpresa!, está ausente. Abel, el más pequeño de los hermanos, es todavía un niño de apariencia inocente e ingenua; por otro lado, Caín roza la adolescencia y se muestra más cercano a pasiones como la lujuria, la avaricia y la mentira.

El corto de Abel parece poner el dedo sobre uno de los puntos más discutidos del relato bíblico: la inclinación de la naturaleza humana hacia el bien o hacia el mal. Amador no da una respuesta sencilla.

En la Biblia se cuenta que, para evitar que Caín evada con la muerte la condena debida al fratricidio, Yahvé le imprime una marca que, paradójicamente, lo protege: 

“14. Hoy me has arrojado de la superficie de la tierra, y de Tu presencia me esconderé, y seré vagabundo y errante en la tierra. Y sucederá que cualquiera que me halle me matará. 15 Entonces el SEÑOR le dijo: ‘No será así, pues cualquiera que mate a Caín, siete veces sufrirá venganza.’ Y el SEÑOR puso una señal sobre Caín, para que cualquiera que lo hallara no lo matara.”  (Génesis, 4).

Los personajes principales de “Los hijos de Adán” son arquetípicos. En este sentido, es fácil adivinar los perfiles morales, al menos en  apariencia, de Abel y Caín. Sin embargo, las maldiciones de Dios son antiguas, al igual que los hábitos que arrastran. Abel, el director, explota el privilegio de la costumbre y, haciendo eco del poema de Baudelaire sobre la tragedia fratricida, se pegunta junto con el poeta francés “Raza de Caín, tu suplicio / ¿Tendrá un final alguna vez?”.


El resto es silencio | Verónica Marín

El efecto Trevi: un hombre abusa de un grupo de jovencitas aprovechando su rol de productor y sus presuntos contactos con los grandes del espectáculo en los ochenta y noventa… ¿Qué pasa que al comenzar este texto en lugar de pensar el nombre de Sergio Andrade, mis manos recurrieron a la gloria del pelo suelto y del psiquiatra que le mira las piernas? 

Mi cultura popular y el mainstream en general, condenamos pública y continuamente a Gloria. De Sergio, ni nos acordamos. Esto no quiere decir que Trevi no haya tenido responsabilidad, pero el punto ahora es señalar el foco de atención o, su contraparte, el silencio que ha quedado. 

Este es el tema que trata el nuevo corto de Verónica Marín: “El resto es silencio”. El film acude a una familia “tradicional” mexicana que comienza su día. El esposo, profesor universitario, es una tremenda figura autoritaria con su hijo, su hija y su esposa. 

Esa mañana, el padre impone su decisión al organizar una salida al cine. El mismo día se viraliza una denuncia de acoso sexual contra el dictador. A partir de entonces comenzamos a esperar: esperamos a que la hija del dictador, la primera en enterarse, reaccione; esperamos a que la esposa del dictador, también profesora universitaria, reaccione. Esperamos a que algo pase, pero siempre con el foco puesto en las mujeres que rodean al acusado. 

En la trama hay por lo menos dos víctimas: la madre y la chica que denuncia el acoso, sin embargo, como espectador yo no pude dejar de exigirles que hagan algo, que griten, que se desmoronen, que enfrenten al marido y no permitan que el silencio continúe. 

En el trabajo de Marín no sobra la tensión. Con tomas ligeramente claustrofóbicas y encuadres insistentes en los rostros, la directora establece un juego entre miradas en el que nos hace partícipes como espectadores. Justo como sucede cuando en nuestras cercanías sucede lo mismo (¿a quién no le ha pasado hoy en día?).

 

Los hijos de Jubal

Entre la descendencia de Caín, el relato bíblico menciona a tres de sus tataranietos: Jabel, padre de los que habitan en cabañas y cuidan rebaños; Jubal, padre de los que tocan la cítara y la flauta; y Tubal-Caín, quien forja toda clase de herramientas en cobre y hierro. Cada hijo es una clara referencia a actividades fundamentales de la civilización.

La sangre de Jubal, quien representa a los artistas, camina sobre la tierra y se manifiesta aún en la obra de Verónica y Abel. Ambos cortometrajes, “El resto es silencio” y “Los hijos de Adán” se proyectaron, por primera vez, el martes 18 de febrero en Sala Alternativa. A la proyección asistieron las y los realizadores, el cast, el crew y algunos patrocinadores. 

Felicidades a Verónica Marín y a Abel Amador por su gran trabajo creativo y de difusión del cine local, incluyendo el propio. Esperemos que sus nuevas criaturas encuentren el mejor camino.


"Efímera", fresca propuesta sobre disfrutar el presente



Cinetiketas | Jaime López


"Emilia" es una joven que se la pasa sobrepensando su futuro académico, pues desea ingresar a una prestigiada universidad de Guadalajara para convertirse en arquitecta.

Su rutina transcurre entre desvelarse leyendo los textos que le dejan de tarea y acudiendo continuamente a la biblioteca a solicitar dichos textos. En su día a día no hay cabida para el ocio o las amistades.

O al menos eso parece hasta que conoce a "Renata", una adolescente con la que se encuentra en el lugar menos esperado: el funeral de un compañero de ambas.

Poco a poco, "Emilia" va cambiando su manera de percibir el mundo, aunque esconde un don o maldición que la atormenta emocionalmente, que consiste en ver "brillar" a la gente a la que le queda poco tiempo de vida.

De eso se trata "Efímera", película en donde la convivencia entre las dos jóvenes se convierte en una profunda relación de enseñanza personal, que el director y guionista debutante, Luis Mariano García, aborda de manera realista.

Inscrita en el género de las y los adolescentes que se ven obligados a madurar por la situación a su alrededor (coming-of-age, por su denominación en inglés), el relato resulta una opción sumamente recomendable.

Ello debido a que está exento de dramones innecesarios, así como de situaciones ajenas al común denominador de las juventudes mexicanas contemporáneas.

En ese sentido, la "Emilia" de "Efímera" puede recordar a la audiencia parte de sus vivencias mas recónditas, por ejemplo, el primer amor y el miedo de perder a un ser querido.

Además, el guion tiene interesantes reflexiones sobre la vida, pues mientras la protagonista está interesada en construir obras que perduren para siempre, su interés romántico piensa que lo más importante es aprovechar el hoy.

Aplausos para las dos estelares, Danae Reynaud y Carla Adell, quienes hacen una mancuerna de antología, repleta de una química genuina y buenas vibras.

Aunado a lo anterior, Hernán Mendoza se luce como el padre viudo bonachón de "Emilia", que evita la sobreprotección o los regaños moralinos. El intérprete realza el filme cada vez que aparece, pero sin robarle foco a las jóvenes.

Finalmente, el relato evita que el aprendizaje de la estelar llegue desde su antecesor, pues muestra que ella misma es la que toma conciencia sobre las ideas que la marginan o alejan de su propia felicidad.





"Lluvia", ambiciosa ópera prima que recupera el género de las historias cruzadas


Cinetiketas | Jaime López



La ópera prima de Rodrigo García Saiz, "Lluvia", es una película coral en la que un taxista, una maestra de inglés, una pareja distanciada, un asaltante, una migrante oriental, una enfermera y una trabajadora sexual son unidos por sucesos inesperados, así como por una tromba aparentemente interminable.

Escrita por la prestigiada Paula Markovitch, su secuencia inicial nos proporciona un buen indicativo del tipo de sentimientos que se generarán a lo largo del filme, pues se muestra a un hombre atrapado en la monotonía y la soledad, que no sabe cómo reaccionar con una jugarreta del destino.

Son justamente el azar y los acontecimientos extraños los que dotan a "Lluvia" de una atmósfera inquietante y absorbente, que harán que la audiencia quiera saber cómo concluyen los distintos relatos que la integran.

Destaca el de la docente interpretada por Arcelia Ramírez, la cual queda en una especie de disociación luego de ser víctima de un ilícito en el recorrido a su casa, hecho con el que se podrán identificar muchas y muchos capitalinos.

El episodio en cuestión sirve para presentar otros personajes juveniles, que deambulan entre la redención, la esperanza, la decadencia individual y el enamoramiento.

Dueña de una fotografía excelsa, que acentúa la mirada melancólica del realizador, "Lluvia" es una grata sorpresa en la cartelera comercial, pues es positivamente ambiciosa en distintos rubros.

Primero, porque echa mano de un elenco multipremiado, en el que hay artistas prestigiados como Cecilia Suárez, Bruno Bichir, la ya mencionada Arcelia Ramírez, Martha Claudia Moreno, Dolores Heredia y Mauricio Isaac.

Segundo, porque su producción fue compleja en términos de locaciones y requerimientos técnicos. Acerca de esto último, el equipo ocupó aspersores verticales de gran altura para generar el efecto de lluvias a lo largo de toda la filmación.

Por si eso no fuera poco, hay una secuencia final que parece producto de un oportuno uso de efectos visuales, en el que se recrea la quema de un árbol a causa de un rayo.

Se trata de probablemente la escena más poética de "Lluvia", en la cual se propone una reflexión acerca de un beneficio del caos: obtener un poco de luz o liberación.

Eso sí, como muchas películas corales, hay algunos relatos que se sienten menos trascendentales en comparación con otros. Sin embargo, es evidente el compromiso y profesionalismo de los intérpretes en cada uno de ellos.

Ojo a la historia de "Angi", la enfermera personificada por Martha Claudia Moreno, que tendrá un vuelco en su vida luego de conocer a un joven herido de bala. Con pocos diálogos, la actriz transita de la rutina emocional a la zozobra y la ilusión.

Esa es la magia de "Lluvia", pues transmite de manera eficaz una amalgama de emociones en medio de la tragedia.

Además, recupera el subgénero fílmico de las historias entrecruzadas, que fue consolidado por creadores como Robert Altman, Paul Thomas Anderson, Quentin Tarantino o el mexicano Jorge Fons. Este último vía "El callejón de los milagros".



"Déjame estar contigo", entre el primer amor y un homenaje a la #CDMX



Cinetiketas |  Jaime López


Inscrita en el género o subgénero de la comedia romántica juvenil, "Déjame estar contigo" es el segundo y nuevo largometraje del ganador del premio Ariel, Isaac Cherem, responsable de esa joya llamada "Leona".

Con una historia escrita por Fernanda Eguiarte, guionista de las series "Ana" y "La flor más bella", el filme estrenado en pantallas mexicanas el 30 de enero resulta un retrato ágil y fresco del primer amor, así como una oda a la Ciudad de México.

Es ahí en donde "Déjame estar contigo" tiene el primer punto a su favor, pues se siente el entendimiento o la conexión entre la creadora del libreto y el realizador.

De hecho, Cherem ha expresado en algunas entrevistas que se identificó y quedó fascinado con la historia desde la primera lectura, pues aborda varios tópicos que le interesan genuinamente.

Uno de ellos es la Ciudad de México y la manera en que está conformada por una amplia diversidad de familias y personalidades.

Eso último se refleja de manera orgánica en el metraje, que comienza con Aksel Gómez, el protagonista masculino que da vida a "Bruno", siendo deportado de tierras estadounidenses.

Por azar, el joven de 18 años se cruza con "Lucía", una aspirante a veterinaria, que ama la vida y la capital del país, pero la cual tiene sus días contados por un problema de salud.

Sin caer en dramas innecesarios o exagerados y evitando las situaciones caricaturizadas, Cherem conduce la película con mano firme y segura y, de paso, aborda asuntos como las familias homoparentales y el crecimiento personal.

Un factor que es imprescindible para dotar a "Déjame estar contigo" de credibilidad y jovialidad es la elección de sus estelares, el ya mencionado Aksel Gómez, quien hace su debut en el séptimo arte, y Andrea Sutton, que, a su corta edad, ya ha participado en varias películas.

Ambos hacen recordar a la audiencia la experiencia del primer amor, ese que se mete en las entrañas y la razón, y que nos hace soñar despiertos.

En cuanto a las locaciones, Cherem dijo a esta casa editorial que evitó grabar secuencias en lugares turísticos de la Ciudad de México a fin de tener una obra auténtica.

Lo anterior se agradece como espectador, porque justamente el día a día de los capitalinos suele transcurrir entre el transporte público, las taquerías y los trabajos "Godínez".

Por otro lado, el creativo vuelve a hacer énfasis en las dinámicas familiares para desarrollar a sus personajes centrales, los cuales son apoyados por un sólido reparto con amplia experiencia en la industria mexicana: Mónica del Carmen, Silvia Navarro, Johana Murillo y Regina Blandón.

Acerca del soundtrack de la cinta, Cherem reveló que combinó éxitos de su generación con bandas actuales o contemporáneas, que son sumamente escuchadas por las juventudes.

Al final, su nueva producción es dinámica y ampliamente recomendable, porque, además de entretener, tiene momentos de diversión y una que otra frase que harán suspirar a más de una persona.



Corina: una reflexión sobre la empatía y la integridad



Cinetiketas | Jaime López


El respeto a la integridad artística, la empatía por la gente diferente y la superación de los miedos personales, son parte de los temas abordados en "Corina", la ópera prima de Urzula Barba Hopfner, que también es el primer estreno fílmico mexicano de este año.

Grabada en Guadalajara, la obra en cuestión fue presentada el pasado 7 de enero en la capital del país con una gran respuesta por parte de los medios de comunicación.

En su guion, también se habla sobre las correcciones que constantemente realizan los seres humanos en sus existencias.

Cabe recordar que la protagonista es una correctora de estilo que tiene que salir de su comodidad después de cometer un error en la editorial en donde trabaja.

Protagonizada por Naian González Norvind, "Corina" se centra en una joven de 28 años que lleva dos décadas recorriendo la misma cuadra por un trauma que desarrolló desde la infancia.

Sin embargo, la vida le tiene deparada una disyuntiva moral y ética, que la obliga a cruzar sus fronteras o limitantes imaginarias, así como dejar atrás su rutinas, esas que le brindaban cierta seguridad.

Con algunas secuencias de comedia, "Corina" goza de un buen ritmo narrativo debido a la experiencia de su realizadora en el área de edición. Además, tiene una oportuna paleta de colores fotográfica y un gran dirección de arte que nos transporta al año 2000.

A lo anterior, se suma una de las voces en off más afables de los últimos tiempos, que encaja correctamente con el tono de fábula que la directora quiere transmitir a la audiencia.

De acuerdo con lo expresado por el equipo de "Corina", la cinta tuvo que ser rodada en apenas cuatro semanas, lo que significó un enorme reto.

Sin embargo, Urzula Barba destacó que hubo un trabajo amoroso por parte del elenco, así como de la producción, que le ayudó a cumplir con las metas de la filmación.

En tanto, Nain González Norvind estuvo de acuerdo en que la película no sólo muestra acertadamente parte de los síntomas de una persona que tiene fobia a los espacios abiertos, sino que, además, logra transmitir la idea de que el mundo está harto de visiones pesimistas.

"Corina" obtuvo cuatro galardones, incluyendo Mejor guion y Mejor actriz, en la Gran Fiesta de Cine Mexicano en Jalisco, y está disponible desde el 9 de enero en 350 complejos a nivel nacional, incluyendo estados como Puebla y Aguascalientes.

A decir de sus creadores, su historia está contada con una perspectiva diferente que se robará el corazón de la audiencia mexicana.



"Flow" o cómo se nos metió un gato negro en los ojos



Cinetiketas | Por Jaime López



Sin diálogos y repleta de múltiples sinbolismos, "Flow" es una de las películas más redondas y brillantes que actualmente se puede disfrutar en la cartelera comercial de México.

Así, sin meterla en ninguna categoria, porque aunque se trata de una animación, su guion y elementos artísticos la hacen trascender más allá de un género.

Producida en Letonia y dirigida por Gints Zilbalodis, la historia inicia con su protagonista felino viéndose reflejado en un charco y, posteriormente, tratando de encontrar alimento.

Su rutina se caracteriza por descansar en una peculiar morada, ubicada en una loma de gran altitud, y el agobio de ser perseguido por otras especies, en este caso, un grupo de perros.

Sin embargo, su existencia dará un giro de 180 grados cuando el mundo en el que vive comienza a colapsarse a causa de una inundación, que en el guion no tiene explicación alguna como varios de los hechos que ocurren sobre la faz de la tierra.

De tener una vida cómoda y segura, el felino comienza a tomar consciencia de su supervivencia e irá conformando un grupo de amigos tan disímiles entre sí, entre ellos, uno de los caninos que antes lo perseguía y un capibara dormilón y discreto.

A ellos se suma un lémur de cola anillada, fanático de coleccionar chácharas aparentemente inservibles, pero que él percibe como un gran tesoro, y un ave que probablemente es el mejor personaje secundario del filme.

Ello en virtud de que retrata la empatía hacia los diferentes, a pesar de que sus actos la llevan a pagar un costo muy alto: ser exiliada de su manada. En este sentido, "Flow" expresa y transmite muchas emociones con sus imágenes concatenadas y sin la presencia de humanos o animales parlantes.

Todos los elementos en la cinta van fluyendo como la vida misma: la tensión a la que se enfrentan los personajes, los momentos de alegría y la camaradería.

Por otra parte, el guion destaca porque evita las obviedades y es una analogía de la convivencia sin prejuicios que debería existir en el universo, así como de la amalgama de emociones que hay en nosotros: resiliencia, aprendizaje y miedo al cambio.

Eso último está muy presente en la mirada del estelar, en especial, al principio de la obra, pero va modificándose a raíz de que debe de "fluir" para mantenerse vivo.

Coescrita por el realizador y Matīss Kaža, "Flow" es una de la dos obras favoritas para llevarse el Oscar a Mejor Película animada de 2024 y no es para menos, pues su narrativa es magistral de principio a fin, al grado que se convertirá en un clásico contemporáneo al paso de los años.


"Un lago" plantea una reflexión sobre las relaciones humanas y el poliamor



Cinetiketas | Por Jaime López


Desde el pasado 23 de enero, más de 30 pantallas del país proyectan "Un lago", la ópera prima de Rafael Martínez, que aborda distintos tópicos, entre ellos, la crisis creativa y el poliamor.

En cuanto al primer tema, el realizador narra la historia de "Richi", un hombre de 30 años que padece un bloqueo al tratar de escribir su nueva producción.

Con el objetivo de hacer fluir sus pensamientos, decide pasar un rato en la casa de su progenitor, ubicada alrededor de la Laguna de Tequesquitengo, en el estado de Morelos.

Sin embargo, el tiempo se le escapa entre su falta de inspiración, autopruebas de natación e ingerir bebidas alcohólicas con sus conocidos, hasta que se topa con "Dani", una joven de 24 años con la que empieza a ilusionarse.

En entrevista, Rafael Martínez dijo a este reportero que "Un lago" retrata temas que involucran a las nuevas generaciones, así como las barreras que uno se pone frente a dichos temas.

Estuvo de acuerdo que la Laguna de Tequesquitengo es una analogía de las emociones que va teniendo el protagonista a lo largo de la trama, pues conforma avanza esta, tiene que definir si acepta o no tener sexo grupal con tal de conectar con la chica que le gusta.

"El lago es el gran símbolo de la película; quizás narre un poco más el mensaje de la película, que las mismas situaciones o conversaciones", manifestó.

Martínez hizo énfasis que "Un lago" genera identificación en la audiencia por los asuntos actuales que aborda, pues expresó que vivimos en un mundo frenético en el que hay diversas presiones al alcance de los celulares.

En otro orden de ideas, detalló que su ópera prima se escribió en enero del 2021 y se filmó tres meses después de esa fecha, aprovechando la agenda libre de todas las personas involucradas.

Por cuestiones de presupuesto y seguridad sanitaria, el creador mexicano señaló que, desde la concepción del guion, el Lago de Tequesquitengo siempre fue la única opción para grabar.

Invitó a la gente a conocer su propuesta, la cual definió como una alternativa al cine comercial que acapara la exhibición fílmica y como un trabajo de autor hecho con mucho cariño y esfuerzo.

Para quien suscribe este texto, "Un lago" es una obra de ritmo regular, que goza de un mejor trabajo fotográfico en las escenas nocturnas.

En cuanto a su trama, el guión mejora a partir de la aparición de "Dani", interpretada por Camila Acosta, que pondrá en jaque el universo emocional de "Richi", así como el de distintos espectadores.

En ese sentido, las personas más liberales verán en su rol a una chica libre, que no "futurea", sino que trata de disfrutar su día a día y su periodo de asueto. Mientras que los seres más propensos a la monogamia podrían enojarse con sus actitudes hacia su par masculino. Cuestión de enfoques.




"La cocina": estridente mirada sobre el sueño americano; Briones, deslumbrante


Cinetiketas | Por Jaime López


Con poco tiempo de exhibición en cines comerciales, "La cocina" fue uno de los filmes mexicanos más llamativos del 2024, debido a su propuesta estilística y la apabullante actuación de su protagonista masculino: Raúl Briones.

Dirigida y escrita por Alonso Ruizpalacios, basada en la obra teatral de Arnold Wesker, la cinta comienza con una trepidante edición y trabajo de fotografía, que muestran a "Estela", una migrante mexicana, llegando a la ciudad de Nueva York en busca de una mejor oportunidad laboral.

El realizador aprovecha el desconcierto de la joven que recién arriba a un lugar con una cultura ajena a la suya, para retratar el choque de idiomas y costumbres.

Pero "Estela" es también el pretexto de Ruizpalacios para jugar con la cámara y las imágenes, cortesía de Juan Pablo Ramírez, las cuales evocan el impacto y confusión iniciales que experimentan nuestros paisanos emigrantes.

Asimismo, sirve como gancho para adentrarse en una serie de trepidantes planos secuencia, que ocurren al interior de un establecimiento, en el cual se congregan trabajadores originarios de distintos países.

"La cocina" es una analogía del actual Estados Unidos, en donde decenas de extranjeros llegan bajo la promesa del "sueño americano", pero terminan en una realidad pesadillesca, en la que deben someterse a jornadas inhumanas para sobrevivir el día a día.

Es justamente en ese microcosmos donde Raúl Briones, ganador del premio Ariel, se luce como "Pedro", un cocinero a punto de la ebullición, que por momentos es dueño de grandes disertaciones filosóficas sobre la condición humana, pero que en otros se constituye en un ejemplo claro de podredumbre emocional, propia del más rancio machismo.

Si bien es cierto que el cuarto largometraje de Ruizpalacios tiene momentos imperfectos, también lo es que no deja de asombrar a la audiencia por su audacia y riesgos narrativos.

Por otro lado, en medio del bullicio que padece el personaje principal, se asoma "Julia", una camarera estadounidense interpretada por Rooney Mara, que representa la esperanza y paz en el filme en cuestión, también exhibido en el más reciente Festival de Cine de Berlín.

Algunas voces mencionan que "La cocina" es ensombrecida por sus momentos de teatralidad, en especial, hacia la recta final del montaje. Sin embargo, se trata de una propuesta que no deja indiferente a la audiencia y que remarca una denuncia social hecha a través del arte.



"Pedro Páramo", de Rodrigo Prieto, cuando la película no destroza al libro


Cinetiketas | Por Jaime López



Regularmente, las adaptaciones fílmicas de joyas literarias suelen decepcionar a quienes amaron la obra original. No es el caso de "Pedro Páramo", la ópera prima del prestigiado cinefotógrafo mexicano, Rodrigo Prieto.

Sin ninguna intención de arruinar la experiencia de verla, la versión del nominado al Oscar comienza de la misma manera que la novela escrita por Juan Rulfo, con esa icónica frase expresada por el personaje de "Juan Preciado".

Así, desde el comienzo de la cinta, Prieto demuestra porque es uno de los mejores retratistas, no sólo del territorio nacional, sino del mundo, en donde ha sido galardonado su buen ojo en festivales como los de Venecia o San Sebastián

Con encuadres elegantes y meticulosos, el creativo traslada el universo onírico plasmado por la pluma de Rulfo, entrelazando la realidad y fantasía de los protagonistas.

Eso implica que las personas que no han leído la novela puedan confundirse con la narrativa del filme, porque Prieto es sumamente fiel a la propuesta original.

Cabe recordar que, en su debut, la novela de "Pedro Páramo" fue rechazada e incomprendida, porque Rulfo rompió con los tiempos y espacios tradicionales de la época, es decir, no contó la historia de forma lineal.

Prieto hace lo mismo, pero en imágenes, y respetando los diálogos primigénitos, es decir, conservando las frases, palabras y modismos de la década de los cincuenta del siglo pasado.

Eso último dejará complacida a la fanaticada de Rulfo, en especial, a la que sentía temor por la visión del fotógrafo de "Un embrujo", "Barbie", "Los asesinos de la luna" y "Brokeback mountain".

De ese modo, Prieto captura la esencia de "Comala", ese pueblo venido a menos, no solamente gracias a su excelsa fotografía, sino también por sus oportunos diseño de arte y efectos visuales. Ojo a las secuencias en las que "Juan Preciado" conoce a la pareja de hermanos que caen en incesto o cuando trata de huir de la comunidad en la que vivió su madre.

Sin temor a equivocarme, esas son las mejores escenas de la cinta, en donde el realizador da muestra de su madurez visual, así como de su talento en la dirección.

Acerca del elenco, probablemente no todos los perfiles coincidan con la manera en que las y los lectores se imaginaban a los personajes de la novela.

No obstante, Manuel García-Rulfo da en el clavo con las características de "Pedro Páramo", ese hijo de la Revolución Mexicana menospreciado por sus progenitores, que se transformó en un cruel cacique, el cual no conocía la sonrisa.

En tanto, Dolores Heredia, Ilse Salas y Giovana Zacarías resaltan por su entrega al interpretar cabalmente a "Eduviges", "Susana" y "Dorotea", respectivamente, tres mujeres marcadas por el dolor y los fantasmas de su pasado.

Considerado un clásico de la literatura hispanoamericana, el "Pedro Páramo" de Prieto sale avante gracias a su epidérmico cariño hacia el material original.



Joaquín Cosío, del humor de "Pastorela" que no envejece a la necesidad de crear leyes estatales de filmografía



Cinetiketas | Por Jaime López


Con motivo del 50 aniversario de la Cineteca Nacional, se realizó una proyección especial de "Pastorela" en el Centro Nacional de las Artes, en la que estuvo presente el protagonista de dicha película, Joaquín Cosío.

En entrevista para Revista Sputnik, el ganador del premio Ariel resaltó que la obra dirigida por Emilio Portes no ha envejecido a 13 años de su estreno debido a que retoma una tradición popular.

Agregó que el tono con el que está contada la historia ayuda a que siga teniendo una buen acogida entre las nuevas generaciones.

"No ha envejecido, porque tiene que ver con una tradición que no ha envejecido; las tradiciones no envejecen, finalmente, y está vinculada a un evento como lo es la fiesta navideña, la fiesta popular. Sigue teniendo bastante vigencia, porque el humor no tiene tiempo", declaró.

Acerca de si actualmente hacen falta más comedias como "Pastorela", respondió que es partidario de que se haga cine de todo tipo, pero con buena calidad.

"Si hay público, qué bueno, lo que tiene que hacerse es un buen cine, aunque sea comedia, aunque sea comedia de enredo, lo que sea", expresó.

Sostuvo que él prefiere participar en producciones que impliquen una narrativa más elaborada o compleja como, justamente, "Pastorela".

"Un cine divertido, pero que no se gaste en caídas falsas, en chistes equívocos, entonces, 'Pastorela', por eso me gusta, es una de mis preferidas, es una película de humor mexicano", acotó.

En otro orden de ideas, el intérprete originario de Nayarit se pronunció sobre la promesa incumplida de distintas administraciones federales acerca de descentralizar la producción y exhibición fílmica.

Indicó que hacer cine resulta costoso o caro, por lo que se debe buscar estrategias que incentiven las creaciones locales.

"Yo creo que lo que hay que hacer es conseguir las locaciones necesarias en un lugar que provea todo lo que el cine necesita y hacer convenios con los estados", mencionó.

Agregó que si las administraciones estatales tienen interés se podrían hacer filmes con talentos locales y estuvo de acuerdo en que cada entidad federativa diseñe su propia Ley de Filmografía.

"Claro que una ley fomentaría la producción cinematográfica, que eso es algo necesario para nuestra comunidad, que es lo que merece nuestro país y que, desde luego, sería una derrama importante para todas las locaciones, dijo.

En cuanto a su expectativa con la administración federal entrante, sostuvo que no es optimista al respecto, pues consideró que el gobierno de Claudia Sheinbaum Pardo tiene problemas económicos serios, además de que no le da la importancia que se merece al ámbito cultural.

"Trae problemas de presupuesto, eso por un lado, y por otro, que la cultura no se ha escuchado en los discursos oficiales, no se ha mencionado con la energía que se requiere", finalizó.


 

"Gladiador II", mucha espectacularidad y un arrollador Denzel Washington



Cinetiketas | Por Jaime López 


A 24 años de haber resucitado las historias centradas en el Imperio Romano, el realizador británico Ridley Scott decidió darle continuidad a una de las obras más importantes de su legado.

Evidentemente, las expectativas sobre el resultado final eran sumamente altas, sobre todo para los fanáticos que disfrutaron la propuesta original en la pantalla grande.

Sin hacer el cuento largo, Scott consigue superar las escenas de acción de la primera "Gladiador", aunque esto implique quitarle "el corazón" o "alma" que tuvo la producción del año 2000.

Y es que en el filme protagonizado por Russell Crowe era más epidérmica la historia, pues se le daba mayor importancia al guion que a las secuencias vertiginosas.

En la secuela tardía, es decir, "Gladiador II", el público acostumbrado al espectáculo saldrá satisfecho, pues las escenas de peleas, ya sea grupales o individuales, son constantes, no tienen ni siquiera una diferencia de 15 minutos entre una y otra.

Lo malo es que eso le resta fuerza al argumento escrito por David Scarpa, que tiene sus mejores momentos en la historia secundaria del personaje interpretado por Denzel Washington, doble ganador del premio Oscar.

El estadounidense da vida a "Macrino", un supuesto entrenador y traficante de gladiadores, que poco a poco va revelando sus verdaderas intenciones y sentimientos. Se trata de un hombre que lo consume una abismal sed de venganza en contra de un imperio que lo maltrató, al cual quiere destruir por medio de intrigas dirigidas hacia los gemelos emperadores en turno.

Pocas voces lo han mencionado, pero más allá de la fuerza histriónica de Washington, hay sutilezas en sus ademanes que engrandecen su participación. En ese sentido, se recomienda poner especial atención a la manera en que continuamente se arremanga los ropajes elegantes que porta entre escena y escena.

Ello es muestra de alguien que quiere infiltrarse en el poder, pero que no se halla cómodo con la vestimenta que acostumbraban tener los integrantes de las élites. Así, podría decirse que Washington apunta para una nueva postulación a la estatuilla dorada, ya que su trabajo se roba el show de "Gladiador II".

En cuanto al protagonista, Paul Mescal, este cumple con su función, pero no luce ante su contraparte afroestadounidense, el ya mencionado Washington. Y aunque son odiosas las comparaciones, tampoco tiene un rol tan desarrollado como el que tuvo Russell Crowe hace casi un cuarto de siglo.

En resumen, la nueva propuesta de Ridley Scott no es una de las cinco mejores de su filmografía, repleta de verdaderos clásicos de distintos géneros. Sin embargo, resulta una pieza entretenida, pese a que abusa por momentos de los efectos por computadora y aunque tropieza con ciertos anacronismos o desfases históricos.

Al final, la película en cuestión podría tener hasta siete postulaciones al Oscar 2025, en los apartados de actor secundario, efectos visuales, sonido, edición de sonido, vestuario, maquillaje y dirección de arte. Opción palomera.



"Emilia Pérez", una alucinante reflexión sobre la identidad de género



Cinetiketas | Jaime López



Para las y los analistas más exigentes, hacer una película sobre las desapariciones y crimen organizado en México, contada desde la visión de un cineasta francés, se vuelve una especie de apropiación y burla culturales.

Lo anterior es parte de las reacciones que ha generado "En busca de Emilia Pérez", la obra más reciente del realizador galo, Jacques Audiard, la cual inauguró el Festival Internacional de Cine de Morelia de este año, después de haber obtenido en Cannes los premios del Jurado y a Mejor Actriz.

Si bien es cierto que el filme en cuestión cae en un enfoque simple y reduccionista sobre la violencia en el territorio mexicano, también lo es que cuenta con distintas virtudes artísticas que justifican su buena acogida en distintos países.

Para empezar, se trata de un musical inesperado, que sigue la historia de un poderoso líder del narcotráfico, cuyo mayor sueño es retirarse para convertirse en mujer.

Esa línea argumental la distingue de otras cintas similares, pues la dota de una originalidad innegable y propicia un debate interesante sobre la identidad género.

Si a eso se le añade que la protagonista es Karla Sofía Gascón, primer mujer trans en ganar Cannes, el discurso de la obra, acerca de buscar una vida libre, se torna realmente auténtico.

Además, nadie puede negar que el trabajo de la actriz es profesional desde su primera secuencia en la pantalla grande, pues muestra un empoderamiento a flor de piel, pero también una vulnerabilidad conforme avanza la trama.

Su "Emilia Pérez" tiene que asumir las consecuencias de sus decisiones y, a la par, experimentar situaciones inéditas como volver a enamorarse, tratar de corregir sus errores o aprender a soltar el pasado.

Por otra parte, el resto del elenco demuestra su virtuosismo para cantar y actuar, en especial, Zoe Saldaña y Adriana Paz, quienes también se hicieron acreedoras al galardón de Mejor Actriz en Cannes 2024.

Ambas tienen bajo su cargo roles complejos e inolvidables, que transitan entre el dolor y la esperanza. La primera como una abogada que defiende a criminales de poca monta, pero que halla cierta paz al conocer a "Emilia Pérez". Y la segunda, cautivando con su dulce "Epifanía" a la audiencia y la crítica.

Eso sí, la incursión de Selena Gómez en el casting es lo más cuestionable de la película, pues su pronunciación del español es irritante y desentona con la ejecución de sus colegas.

En cuanto al aspecto técnico, la propuesta de Audiard goza de grandes coreografías y una brillante edición de sonido, misma que es reflejo del asombro del francés respecto a distintos peculiares sonidos de la cotidianidad mexicana.

Así, en la escena inicial, se vuelve una protagonista indiscutible la famosa grabación de "se compran colchones tambores, refrigeradores, estufas, lavadoras, microondas o algo de fierro viejo que vendan".

Igualmente, el diseño de arte y la fotografía son excepcionales, pues la Ciudad de México se recrea correctamente en un estudio de Europa.

En resumen, "Emilia Pérez" es un alucinante montaje audiovisual que reflexiona sobre la identidad autopercibida, cuyo punto negativo principal es usar maniqueamente la tragedia en algunas de sus secuencias.



"Smile 2": gran protagonista y desenlace; poco innovadora



Cinetiketas | Jaime López



¿Cómo evaluar una película que repite lo vicios de su predecesora, pero que tiene un gran desenlace y un notable desempeño de su protagonista, la británica Naomi Scott?

La interrogante en cuestión aplica a "Sonríe 2", que, como su nombre lo indica, da continuidad al ente maligno de sonrisa macabra que se aprovecha de los traumas de sus víctimas para atormentarlas durante una semana completa.

A dos años de la cinta original, el realizador Parker Finn eleva los niveles de producción de su ópera prima, trasladando las acciones más allá de las salas de un hospital.

Para esa labor, ahora tiene como estelar de su historia a una cantante de pop, que es invitada a programas masivos de televisión o lugares repletos de gente tras anunciar su regreso a la escena musical.

En sentido similar a "Sonríe 1", la protagonista tiene un trauma sin resolver, algo que resulta idóneo para explorar sus terrores psicológicos.

Sin embargo, el evento sin superar por la artista no es nada original en comparación con otras producciones contemporáneas, siendo un ejemplo de esto último "La sustancia".

En ambos filmes, las protagonistas son víctimas de la fama y los excesos, pero la narrativa es mejor desarrollada en "La Sustancia", estelarizada por Demi Moore.

En cuanto al denominado terror corporal, las escenas sangrientas de "Smile 2" no son nada innovadoras o impactantes, sobre todo después de ver un adelanto de ellas en el respectivo trailer.

Eso sí, destacan sus planos secuencia del prólogo y de la escena final; por cierto, esta última no es propia de un final feliz de una típica producción hollywoodense, lo cual se agradece.

Sin embargo, la trama se alarga de forma innecesaria al insistir en las heridas abiertas de la protagonista. Así, "Smile 2" pudo tener un mejor ritmo si le hubieran recortado 20 minutos a la edición final.

En cuanto a los "jumpscares", que son esos saltos repentinos desde una posición oculta para asustar a la audiencia, la película de Finn abusa un poco de ellos, lo que le resta creatividad u originalidad.

¿Buena o mala película? Esto dependerá de las exigencias de adrenalina, así como de la tolerancia al terror, de cada espectador.



"Joker 2: Folie à Deux", una premisa mal aterrizada, pero no es lo peor del año



Cinetiketas | Jaime López |


Al momento en que se publique esta reseña, decenas de fanáticas y fanáticos de la primera parte de "Joker" ya habrán enlistado un montón de razones para no ver la nueva cinta dirigida por Todd Phillips.

Es entendible, pues se volvieron muy altas las expectativas en torno a la continuación de las aventuras del "underdog" o marginado que se sublevó a todo un sistema, expectativas imposibles de satisfacer al cien por ciento.

En ese sentido, Phillips tomó uno de los riesgos más inesperados en su trayectoria, tanto para él como para el mainstream de Hollywood: convertir en un musical a su nueva producción.

El género en cuestión siempre ha causado divisiones en la audiencia, aunque bien ejecutado pudo haber hecho de "Joker 2" una nueva joya, solo que no lo logra.

Cabe recordar que el otrora responsable de la trilogía de "Hangover" ya había explicado que su decisión de incluir números musicales obedece al universo interno de su estelar.

Si bien no es el peor filme en lo que va del año (sobre todo con propuestas fallidas como "Deadpool y Wolverine" o "Madame web"), lo cierto es que su desarrollo es un tanto cansino o repetitivo.

La historia de "Joker 2" comienza donde culminó su antecesora, con su protagonista recluido por los múltiples homicidios que cometió, en el marco de un ambiente enardecido a causa de él y sus acciones.

Pero ojo a lo que Phillips intenta decir desde su prólogo, esa secuencia animada que plantea parte de su premisa: el alterego de "Arthur Fleck" será su sombra y verdugo.

Probablemente esa mezcolanza de estilos narrativos son las que entorpecen el relato de la nueva "Joker", porque se contraponen y no hacen conexión o buen "match".

A eso hay que sumarle que no hay una verdadera variedad en las secuencias musicales ejecutadas por Joaquin Phoenix y Lady Gaga.

Aunque ambos demuestran el talento vocal del que son dueños, no alcanzan el registro sublime de otras interpretaciones dramáticas de su carrera, por ejemplo, "Walk the line" o "Nace una estrella".

Además, a Phoenix se le siente cansado de su interpretación, como si a lo largo de la producción se hubiera dado cuenta de lo innecesario de una secuela a la obra que le dio el premio Oscar como Mejor Actor.

En cuanto a la premisa central, el folie à deux del título lo dice todo: es "una locura de dos" lo que vamos a percibir en la pantalla grande. Es decir, la codependencia de dos personas con trastornos mentales.

Se trataba de una premisa interesante, que daba para ahondar en otros subtemas actuales como el fanatismo irracional de la gente que se enoja cuando sus héroes deciden no ser lo que la masa espera que sean. Lástima que la "broma" en cuestión no fue bien ejecutada.



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