Desde este día celebraremos el absurdo total de la vida, el birlibirloque gigante de la existencia. ¡Desde hoy que reine la sinrazón!”
-Mr. Nobody
En 1963, las
dos grandes casas editoriales de comics books en los Estados Unidos publicaron
un par de series que tenían superhéroes similares y con las que comenzaban a
crear una nueva clase de héroes; una que no era ni admirada, ni respetada sino
que por el contrario eran marginados, rechazados, perseguidos.
Distintos al
resto de los seres humanos y por supuesto a los demás protagonistas que en ese
momento estaban en la edad de oro del comic. Eran odiados, atacados por más
veces que salvaran al mundo. Eran los marginados que ni siquiera llegaban a la
categoría de antihéroes que tenían otros personajes.
Marvel publicó el primer numero de los X-Men, que aunque costó que los fans los aceptaran, el
resultado con el paso del tiempo ya todos los conocemos. Una de las series más
exitosa de la Casa de las Ideas, que ha contribuido hacer grande todo el
Universo Gráfico de esta editorial, creando a otros equipos (X-Force,
X-Factor, Excalibur, New Mutants, Deadpool, entre otros) además de haber entrado con éxito a las series
live-action, películas y muchas series animadas. Marvel consiguió
convertir a su grupo de marginados en un grupo que si bien en las historias se
mantienen con el rechazo, en el mundo real lograron avanzar más allá. Y es que
no es lo mismo, un Niño Bestia que Wolverine.
Hay una enorme diferencia.
DC por otro lado toma un camino mucho más arriesgado.
Con Bob Haney como escritor y Arnold Drake dibujando, apuestan por formar un
grupo mucho más extraño que los mutantes de Marvel, por lo que su grupo
de marginados es mucho más atípico; las historias se convierten en una suerte
de viñetas de lo más bizarro e ilógicas que se han publicado hasta la fecha.
La rareza de
sus personajes -protagonistas y antagonistas por igual- ha convertido a Doom
Patrol -el nombre que le dieron a
este equipo- en un grupo atípico, que a la par se convirtió en una serie de
culto. Sin el éxito de los X-Men pero con mucha mayor libertad creativa para sus creadores y los que
siguieron explorando hasta donde podían llegar con este equipo.
La época más
larga de publicación fue entre la década de los 80s y 90s cuando de la mano de
un joven Grant Morrison que después de saltar al éxito gracias a su novela
gráfica Arkham Asylum
comienza una nueva época con estos marginados llevándolos a tope de sus
comportamientos que no tenían nada que ver con lo que se esperaba ni de un
grupo de superhéroes, ni de personas “normales” para la sociedad.
Con Morrison
al mando, Doom Patrol
comienza a perfilarse en lo que se convertiría en esos años: un espacio para
que desde lo políticamente incorrecto se pusieran en la mesa de discusión, al
menos en el ámbito del arte gráfico, comics y novelas, temas como la homofobia,
la transfobia, el racismo, la salud mental. Todos ellos visto desde una
verdadera corrección política, es decir, sin caer en la burla o el cliché, pero
sin dejar de ser políticamente incorrectos.
En los cinco
años que Morrison estuvo como escritor, la serie exploro temas que difícilmente
se abordaban en otras series. El Joker puede estar loco, pero nunca se habla de por qué o el
problema de la salud mental que lo lleva a ser lo que es, Morrison lo hizo,
desde este comic denuncio al sistema de salud, al sistema patriarcal, a la
falta de apertura con los diferentes. Fue justo aquí donde inicio su crítica a
la hegemonía de los héroes en mallas.
En Doom Patrol, la característica de todos los personajes que aquí aparecen es que de una forma u otra son marginados, viven en la frontera de la normalidad, sobreviven desde el rechazo de la sociedad, no encajan en las normas establecidas por el sistema. Sus poderes, que no son tan grandiosos como los de otros son los causantes directos de sus problemas tanto personales, como colectivo y con la sociedad.
Ellos no
pretenden cambiar al mundo. Su lucha no es por hacer de este un lugar mejor. No
están buscando ser aceptados, responden ante villanos que los atacan ya sea
directa o indirectamente. Y estos, los villanos, tampoco están tratando de
dominar al mundo. Solo quieren -tanto los primeros como los segundos- ser
aceptados, ser felices, que parafraseando a los X-Men podríamos decir que quieren serlo en un mundo que
les teme, los odia y los rechaza.
Los
personajes sobreviven más allá de sus poderes y no siempre gracias a ellos. Hay
una enorme diferencia -por citar un ejemplo- entre Mr Fantastic de los Fantastic Four, que gran parte de quien es se lo debe a su poder y Rita
Farr (Elastic Girl) que perdió todo lo que tenia y quien era cuando
obtuvo su poder, del que se avergüenza, lo que hace además que le sea imposible
controlarlo, viviendo entonces en una ansiedad que la lleva casi a la locura, a
pesar de su instinto maternal de proteger al equipo. O entre Vision y toda su seriedad, sobriedad que implica ser robot,
y la ira, la violencia, el enojo, la desesperación de RobotMan que no le permite “alcanzar su potencial como héroe”.
Doom Patrol poco a poco se fue ganando un espacio entre los más
freaks de los freaks y fue así como se fueron convirtiendo en un símbolo de
ciertas luchas, al menos de ciertos grupos en algunos movimientos de
resistencia. Los personajes, incluso los villanos se prestan para eso; para
convertirse en voceros de luchas. Claro, siempre hasta donde la editorial lo
permite. La serie también ha sido una marginada, por lo que quienes pasan por
ella saben que tienen que lidiar con esto, sabiendo que tienen el apoyo de
muchos.
Los personajes secundarios mantienen estas
rarezas. Una calle que es un ser vivo que se esconde moviéndose de un lugar a
otro, pero que además se identifica como un ser No Binario y que sirve de
refugio a seres como él; ya sean transexuales, género fluido, homosexuales,
cualquiera que sea atacado por sus preferencias tiene un espacio con Danny
The Street. Flex Mentallo que su superpoder radica en con solo flexionar sus
músculos logra orgasmos colectivos en cualquier espacio en el que se encuentre.
Esta es una
serie que incluso en estos tiempos y el significado que tiene para algunos,
esta condenada a ser de pocas ventas, por lo que su duración es limitada. Sus personajes
aunque entrañables, son demasiado cercanos y nos recuerdan mucho del mundo
actual. No son esos grandes superhéroes como Thor, Superman, que nos recuerdan la grandeza, o antihéroes como Batman,
Punisher que nos recuerdan ese
lado oscuro que tenemos. Aquí vemos personajes que aunque más extraños son más
reales, por lo menos sus problemas y la forma de lidiar con ellos en el día a
día.
En el 2019, HBO
junto a DC decidieron filmar un live action apostando por el boom
actual de estas series y películas con resultados que ni ellos esperaban. Retomando
la idea primaria de Grant Morrison, esta serie acomoda a los personajes en un
mundo que con toda la corrección política que en teoría existe, los marginados
siguen luchando por su vida; sin dejar de ser políticamente incorrecta y
especialmente sin la necesidad de caer en panfletos sin sentido, van haciendo
referencias a muchas de las resistencias actuales. La vida de los live action
es corta, pero ya vemos en los medios que al menos Doom Patrol pasó a la historia por atreverse hablar de lo que no
todos hablan y lo hace de forma correcta. Sin ofender, pero sin caer en
paternalismos absurdos.
Contradiciendo
a Alan Moore y sus a veces acertadas criticas a los live action de hombres en
mallas -¿podemos clasificar a Doom Patrol en este lógica? No lo sé, juzguen ustedes- el acierto
de esta serie es que no infantiliza, no vende grandeza inexistente, irreal, al
contrario, nos invita a reflexionar sobre las luchas individuales y colectivas
que todos llevamos en el día a día, a sentir empatía hacia todos aquellos que
reciben/recibimos el rechazo continuo. Lo hacen sin caer en la falsa corrección
política actual y sin dejar fuera el humor políticamente incorrecto tan
necesario en estos tiempos.
Desde el exilio en Ankh-Morpork
Jorge Tadeo Vargas: Escritor, ensayista, activista, anarquista pero sobre todo, panadero casero.