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Doom Patrol: marginados contra lo establecido


Por Jorge Tadeo Vargas |

 Desde este día celebraremos el absurdo total de la vida, el birlibirloque gigante de la existencia. ¡Desde hoy que reine la sinrazón!”


-Mr. Nobody


En 1963, las dos grandes casas editoriales de comics books en los Estados Unidos publicaron un par de series que tenían superhéroes similares y con las que comenzaban a crear una nueva clase de héroes; una que no era ni admirada, ni respetada sino que por el contrario eran marginados, rechazados, perseguidos.

Distintos al resto de los seres humanos y por supuesto a los demás protagonistas que en ese momento estaban en la edad de oro del comic. Eran odiados, atacados por más veces que salvaran al mundo. Eran los marginados que ni siquiera llegaban a la categoría de antihéroes que tenían otros personajes.

Marvel publicó el primer numero de los X-Men, que aunque costó que los fans los aceptaran, el resultado con el paso del tiempo ya todos los conocemos. Una de las series más exitosa de la Casa de las Ideas, que ha contribuido hacer grande todo el Universo Gráfico de esta editorial, creando a otros equipos (X-Force, X-Factor, Excalibur, New Mutants, Deadpool, entre otros) además de haber entrado con éxito a las series live-action, películas y muchas series animadas. Marvel consiguió convertir a su grupo de marginados en un grupo que si bien en las historias se mantienen con el rechazo, en el mundo real lograron avanzar más allá. Y es que no es lo mismo, un Niño Bestia que Wolverine. Hay una enorme diferencia.

DC por otro lado toma un camino mucho más arriesgado. Con Bob Haney como escritor y Arnold Drake dibujando, apuestan por formar un grupo mucho más extraño que los mutantes de Marvel, por lo que su grupo de marginados es mucho más atípico; las historias se convierten en una suerte de viñetas de lo más bizarro e ilógicas que se han publicado hasta la fecha.

La rareza de sus personajes -protagonistas y antagonistas por igual- ha convertido a Doom Patrol -el nombre que le dieron a este equipo- en un grupo atípico, que a la par se convirtió en una serie de culto. Sin el éxito de los X-Men pero con mucha mayor libertad creativa para sus creadores y los que siguieron explorando hasta donde podían llegar con este equipo.


En términos de ventas, Doom Patrol no ha sido el mayor éxito de DC, al contrario, desde su creación a inicios de los sesenta que se publica de forma regular, ha pasado por un periodo de cancelación en cada década hasta llegar a este siglo XXI. Digamos que el mercado le da un descanso de tiempo en tiempo para que regrese mucho más irreverente, político -aunque sea incorrecto pero lo es- y con más fans que presionan para que la serie regrese. Algo que siempre consiguen.

La época más larga de publicación fue entre la década de los 80s y 90s cuando de la mano de un joven Grant Morrison que después de saltar al éxito gracias a su novela gráfica Arkham Asylum comienza una nueva época con estos marginados llevándolos a tope de sus comportamientos que no tenían nada que ver con lo que se esperaba ni de un grupo de superhéroes, ni de personas “normales” para la sociedad.

Con Morrison al mando, Doom Patrol comienza a perfilarse en lo que se convertiría en esos años: un espacio para que desde lo políticamente incorrecto se pusieran en la mesa de discusión, al menos en el ámbito del arte gráfico, comics y novelas, temas como la homofobia, la transfobia, el racismo, la salud mental. Todos ellos visto desde una verdadera corrección política, es decir, sin caer en la burla o el cliché, pero sin dejar de ser políticamente incorrectos.

En los cinco años que Morrison estuvo como escritor, la serie exploro temas que difícilmente se abordaban en otras series. El Joker puede estar loco, pero nunca se habla de por qué o el problema de la salud mental que lo lleva a ser lo que es, Morrison lo hizo, desde este comic denuncio al sistema de salud, al sistema patriarcal, a la falta de apertura con los diferentes. Fue justo aquí donde inicio su crítica a la hegemonía de los héroes en mallas.

En Doom Patrol, la característica de todos los personajes que aquí aparecen es que de una forma u otra son marginados, viven en la frontera de la normalidad, sobreviven desde el rechazo de la sociedad, no encajan en las normas establecidas por el sistema. Sus poderes, que no son tan grandiosos como los de otros son los causantes directos de sus problemas tanto personales, como colectivo y con la sociedad.

Ellos no pretenden cambiar al mundo. Su lucha no es por hacer de este un lugar mejor. No están buscando ser aceptados, responden ante villanos que los atacan ya sea directa o indirectamente. Y estos, los villanos, tampoco están tratando de dominar al mundo. Solo quieren -tanto los primeros como los segundos- ser aceptados, ser felices, que parafraseando a los X-Men podríamos decir que quieren serlo en un mundo que les teme, los odia y los rechaza.

Los personajes sobreviven más allá de sus poderes y no siempre gracias a ellos. Hay una enorme diferencia -por citar un ejemplo- entre Mr Fantastic de los Fantastic Four, que gran parte de quien es se lo debe a su poder y Rita Farr (Elastic Girl) que perdió todo lo que tenia y quien era cuando obtuvo su poder, del que se avergüenza, lo que hace además que le sea imposible controlarlo, viviendo entonces en una ansiedad que la lleva casi a la locura, a pesar de su instinto maternal de proteger al equipo. O entre Vision y toda su seriedad, sobriedad que implica ser robot, y la ira, la violencia, el enojo, la desesperación de RobotMan que no le permite “alcanzar su potencial como héroe”.

Doom Patrol poco a poco se fue ganando un espacio entre los más freaks de los freaks y fue así como se fueron convirtiendo en un símbolo de ciertas luchas, al menos de ciertos grupos en algunos movimientos de resistencia. Los personajes, incluso los villanos se prestan para eso; para convertirse en voceros de luchas. Claro, siempre hasta donde la editorial lo permite. La serie también ha sido una marginada, por lo que quienes pasan por ella saben que tienen que lidiar con esto, sabiendo que tienen el apoyo de muchos.


Liderados -en algunos casos creador/dador de los poderes- por un científico con una moral un tanto extraña, que parte de la lógica de “por todos los medios necesarios” y que además tiene una hija con un amigo imaginario que ella controla y que puede acabar con todo el mundo si se lo pide; este grupo va desde una actriz de la década de los cincuenta venida a menos -Rita Farr- un joven que puede convertirse en cualquier animal que conozca -Niño Bestia-, un robot con el cerebro de un piloto de carreras con serios problemas de manejo de la ira -RobotMan-, una joven con sesenta y cuatro personalidades, cada una con un poder distinto -Crazy Jane-, hasta un gay que tiene dentro de él a un ser radioactivo que lo mantiene vivo -Negative Man-. Los villanos no son muy distintos, un coleccionista de mariposas que se cree un dios -Red Jack-, un cazador que persigue y encuentra a sus presas comiendo vello facial -The Beard Hunter- o aquellos que no quieren conquistar al mundo sino convertirlo en un lugar más feliz, claro, desde su retorcida lógica de la felicidad -Mr Nobody-.

Los personajes secundarios mantienen estas rarezas. Una calle que es un ser vivo que se esconde moviéndose de un lugar a otro, pero que además se identifica como un ser No Binario y que sirve de refugio a seres como él; ya sean transexuales, género fluido, homosexuales, cualquiera que sea atacado por sus preferencias tiene un espacio con Danny The Street. Flex Mentallo que su superpoder radica en con solo flexionar sus músculos logra orgasmos colectivos en cualquier espacio en el que se encuentre.

Esta es una serie que incluso en estos tiempos y el significado que tiene para algunos, esta condenada a ser de pocas ventas, por lo que su duración es limitada. Sus personajes aunque entrañables, son demasiado cercanos y nos recuerdan mucho del mundo actual. No son esos grandes superhéroes como Thor, Superman, que nos recuerdan la grandeza, o antihéroes como Batman, Punisher que nos recuerdan ese lado oscuro que tenemos. Aquí vemos personajes que aunque más extraños son más reales, por lo menos sus problemas y la forma de lidiar con ellos en el día a día.

En el 2019, HBO junto a DC decidieron filmar un live action apostando por el boom actual de estas series y películas con resultados que ni ellos esperaban. Retomando la idea primaria de Grant Morrison, esta serie acomoda a los personajes en un mundo que con toda la corrección política que en teoría existe, los marginados siguen luchando por su vida; sin dejar de ser políticamente incorrecta y especialmente sin la necesidad de caer en panfletos sin sentido, van haciendo referencias a muchas de las resistencias actuales. La vida de los live action es corta, pero ya vemos en los medios que al menos Doom Patrol pasó a la historia por atreverse hablar de lo que no todos hablan y lo hace de forma correcta. Sin ofender, pero sin caer en paternalismos absurdos.

Contradiciendo a Alan Moore y sus a veces acertadas criticas a los live action de hombres en mallas -¿podemos clasificar a Doom Patrol en este lógica? No lo sé, juzguen ustedes- el acierto de esta serie es que no infantiliza, no vende grandeza inexistente, irreal, al contrario, nos invita a reflexionar sobre las luchas individuales y colectivas que todos llevamos en el día a día, a sentir empatía hacia todos aquellos que reciben/recibimos el rechazo continuo. Lo hacen sin caer en la falsa corrección política actual y sin dejar fuera el humor políticamente incorrecto tan necesario en estos tiempos.

Desde el exilio en Ankh-Morpork




Jorge Tadeo Vargas: Escritor, ensayista, activista, anarquista pero sobre todo, panadero casero.

Swamp Thing: la defensa de la tierra desde el terror

Por Jorge Tadeo Vargas |

“Protejo lo verde de este planeta,
mientras exista no podrá morir”
Swamp Thing

En la década de los setenta Len Wein unió su talento al de Bernie Wrigthson para crear una historia que tenía como personaje principal a una especie de monstruo con conciencia humana, pues su origen se debía justo al asesinato de una persona a la cual el pantano la adoptó y le dio la fortaleza para continuar viviendo ya no como humano, sino como una “cosa” que en su primer época solo tenía como objetivo la venganza contra quienes lo habían convertido en lo que era. Una cosa del pantano (Swamp Thing) que fue el nombre que se le dio al cómic en donde hizo su aparición. Era pues un producto de su época cuando el horror, el terror eran fundamentales en las historias gráficas. En 1976 después de varios años en circulación, la serie tuvo un bajón en ventas y se canceló.

En la década de los ochenta, Wes Craven decide llevar la historia al cine y filma una película con muy buenos resultados en taquilla, sobre todo si tenemos en cuenta que era una película serie B, lo que hace que DC Comics tome la decisión de revivir al personaje con un nuevo equipo creativo y un nuevo nombre: The saga of Swamp Thing. Los nuevos artistas rompen con el final propuesto con el cierre de su primer época por Len Wein, lo cual a éste no le gustó y trató de desmentir la nueva historia.

El nuevo equipo no aguantó la presión y se fue desarmando hasta llegar al número veinte con el que comenzó posiblemente el mejor momento para Swampicomo cariñosamente comenzaron a llamar los fans a esa cosa, al monstruo del pantano.

A mediados de los ochenta un joven inglés que iba de a poco ganándose un nombre en la industria de las novelas gráficas y los cómics tomó el proyecto a su mando. Su nombre era Alan Moore y en ese momento estaba trabajando en la idea de unas de sus creaciones que más dividendos le ha dejado como creativo. Me refiero a Watchmen.

Este joven con ideas anarquistas vio en Swamp Thing la oportunidad de ir más allá de una simple historia de horror y fue así como tomó las riendas de la historia con absoluta libertad creativa de llevarlo por donde él quisiera. Así sin perder el folk horror tan característico de la historia, Moore fue perfilando en lo que se convertiría su arte en las próximas décadas: una plataforma para denunciar los excesos del sistema de clases y su violencia hacia la naturaleza y las poblaciones humanas más vulneradas. Swamp Thing comienza entonces a convertirse en un espacio desde donde se hace visible la contaminación y los daños que el incipiente neoliberalismo como forma hegemónica del capitalismo le hace a los ecosistemas en individual y al planeta en general.


La llegada de Moore le dio a la historia todo un argumento de denuncia social en un momento que era urgente y necesario hacerlo. Reagan tenia en jaque a Centroamérica con sus proyectos de dominación y control de una región que no ha logrado reponerse de esa década, Thatcher desde Inglaterra nos recordaba que “no había alternativa” que teníamos que confiar en el neoliberalismo, mientras que en otros países latinoamericanos comenzaban a ser el laboratorio para experimentarlo; Chile por citar el más grande ejemplo.

Swamp Thing reforzó la protesta socio-ecológica en un momento clave que no se supo aprovechar, pagando hoy las consecuencias de la falta de acción en el momento adecuado. Esto a la par de ir dotando al protagonista de cierta introspección en la búsqueda del significado de la vida a nivel individual, de reflexionar en quiénes somos y en qué nos convertiremos. Claro, sin dejar fuera todo el folk Horror tan característico de la serie y que con Moore fue tomando mayor fuerza, dado el propio misticismo, la espiritualidad del escritor. La historia permitió que fuera desarrollando sus ideas políticas y personales a la par que la dotaba de mayor complejidad. Tal vez por eso fue por lo que complicó la llegada de otros autores.

Para Moore no solo era importante la denuncia, sino también dejar claros conceptos que para él son importantes como el amor, la solidaridad, la amistad; justo así fue como los personajes secundarios fueron teniendo mayor fuerza. Abigail Crane-Holland no era solo una chica intentando encontrar a su amor perdido, de a poco se fue enamorando de Swampi. Esto por mencionar al más importante de todos los personajes secundarios del cómic, permitiendo con una narrativa no lineal, descentralizada del protagonista y abriendo espacios a otros personajes que con el paso de los tiempos tomarían su propio protagonismo. El caso de John Constantine que paso de ser un “invitado regular a la serie de Swampi” a tener su propia serie -Hellblazer-, una película, una serie de TV con una temporada, participación en otras series, además de numerosos cameos en películas animadas, es uno ejemplo de cómo fueron tomando mayor complejidad y protagonismo los personajes que acompañaban a la cosa del pantano.

Moore habló de contaminación, denunció el capitalismo neoliberal, puso sobre la mesa el daño que el modelo de producción-consumo le está haciendo al planeta. También habló de salud mental, de la necesidad de buscar de forma colectiva espacios de ayuda común, pero también fue creando otra especie de antihéroe, alguien con una moral distinta que estaba/está dispuesto a todo con el objetivo de defender a la naturaleza. Lo convirtió en un guardián implacable decidido a todo por lo que él considera correcto. Era un monstruo sí, pero el terror que ejercía tenía una razón y un objetivo.

El folk horror característico fue avanzando de poco a una mezcla de éste con un misticismo muy particular de Moore, con un poco de gore, que le daban la libertad de convertir a Swampi en un ser capaz de todo por defender a quienes ama y en lo que cree.


El capítulo donde viaja a Gotham City a rescatar a Abby de la cárcel, atacando a la ciudad con un crecimiento desmedido de la vegetación no tiene desperdicio. Incluso Batman no sabe cómo actuar ante un ¿villano? que no mata a nadie, al contrario, le pone vida a una de las ciudades más oscuras y grises del universo DC. Es pues un antihéroe porque no pretende ser un héroe, solo quiere que este sistema deje en paz a la naturaleza y a las poblaciones más vulneradas. Incluso en el caso de Abby es una mujer violentada, agredida que no sabe cómo escapar de la violencia machista, pues a pesar de estar enamorada de Swampi, tiene que lidiar con las decisiones que ha tomado, aunque estas le exploten en la cara en un mundo machista, patriarcal.

Después de varios años de la mano de Alan Moore, éste lo deja para ir a buscar nuevos retos. La popularidad que había ganado tanto con Swamp ThingWathcmen V for Vendetta se lo permitieron, así dejó a la serie en una especie de orfandad de la cual no se ha recuperado, los intentos por parte de DC Comics no lo han logrado.

Aunque la serie gráfica trajo otros dividendos como fue una secuela cinematográfica, también de serie B que tuvo poca o nada de repercusión, una primer serie de TV que tuvo tres temporadas, una serie animada y numerosos cameos en películas y series de otros personajes de este compañía de cómics. Es Swamp Thing un antihéroe recurrente en las adaptaciones a la televisión, streaming o cine.

Mención aparte merece la revisión que se le hace en esta década al personaje con una nueva serie live action producida por HBO que aunque está muy cercana a los orígenes contados por Wein y Wrigthson, tiene una gran influencia de lo que fue el paso de Moore.

Episodios con muy marcados por el noir, por el folk horror con ciertos tientes de gore. Es posible que sea una de las mejores adaptaciones que se han hecho de los cómics de DC, sin embargo no superó la prueba quedándose en una sola temporada, en tiempos de sobresaturación de series y películas de hombres en mallas. Aunque siempre se rumora que el proyecto será retomado.

En tiempos de crisis socio-ecológica, de #EmergenciaClimática es importante tener referentes como Swamp Thing -aunque solo sea ficción- pues nos recuerdan que incluso en pleno colapso es posible renacer. No importa si el mundo es un lugar lleno de horror, es un sitio oscuro para vivir, siempre tendremos la solidaridad, el amor, la amistad y la colectividad que nos ayudan a transitarlo. Esto es lo que puede rescatarnos. Incluso si somos unas cosas del pantano para el sistema.

Desde la rebelión contra Elisyum
#PunkRockJesus


El autor: Jorge Tadeo es escritor, ensayista, activista, anarquista pero sobre todo es panadero casero.

Edipo rey: archienemigo de Peter Parker

Por Jorge Augusto Pérez Peña


Andrew Garfield, quien interpreta a Spiderman y a su alter ego Peter Parker en la versión cinematográfica de Marc Webb, presionó a productores de Marvel Studios para darle visibilidad a una versión Queer del arácnido. En entrevista para el Daily Mail, las palabras del actor británico fueron “Spiderman definitivamente es neurótico y bisexual”. Durante la filmación de The Amazing Spiderman, comentaba para el equipo entre broma y no, cosas como: “¿Qué tal si Mary Jane esta vez es un chico?” y “¿Por qué Spiderman no se podría enamorar de un chico?”. Se rumora que su insistencia fue parte de lo que le puso fin a la segunda saga.

Decir que Peter Parker es neurótico es acertado, pero no va al fondo del asunto, habría que preguntarse por qué lo es. La neurosis, de acuerdo con los escritos de Sigmund Freud, quien acuña el término, es una afección en el sistema nervioso originada por lo que él denomina represión, tanto de impulsos libidinales como de las ideas que los acompañan. Freud encendió la alerta roja de la moral de su época cuando escribió que el hombre desea sexualmente a su madre, y que es consciente de que para lograr tal objetivo es necesario el parricidio, como le ocurre accidentalmente al protagonista de la tragedia escrita por Sófocles, Edipo rey.

Al no poder satisfacer el deseo sexual dirigido a la madre, ni la intención homicida hacia el padre (a menos que se trate de un auténtico psicópata), los destinos libidinales se desplazan a otros objetivos que cumplen una función sustitutiva, esto es la sublimación. Surge entonces una patología de lo más común: la heterosexualidad, basada en imitar sociosimbólicamente al padre bajo la premisa de que una vez adquiridas cualidades consideradas propias del género masculino llega una subsecuente posesión sexual del cuerpo de una mujer, muchas veces idéntica a la madre del individuo. El complejo de Edipo, y también de Spidey.

Peter Parker no conoce a sus padres, porque ellos fallecieron en algunas versiones de la historia, mientras que en otras versiones no los conoce porque son agentes secretos de los que no se sabe realmente si están muertos o si continúan en operación. En todo caso sus figuras paterna y materna son el tío Ben y la tía May. Esto hay que tenerlo presente. Si nos remitimos a la trilogía fílmica que dirigió Sam Raimi, estelarizada por quien es considerado el mejor Peter Parker que se ha visto en la pantalla grande, Tobey Maguire, obtenemos resultados que ejemplifican claramente por qué nuestro amigable vecino tiene un fuerte complejo de Edipo.

Cuando vemos que Flash Thompson se lleva a Mary Jane en un convertible que le regalaron por su cumpleaños, vemos también que lo primero que hace Peter Parker es llegar a la conclusión de que necesita un auto para tener la atención de la pelirroja de sus sueños. Peter pasa entonces por una castración simbólica, el símbolo fálico del que se siente privado, un automóvil, deberá adquirirlo con dinero, otro símbolo fálico equivalente a las heces, en el sentido de que es una recompensa generada con un esfuerzo físico.


Nuestro querido lanzarredes incluso busca ese dinero por medio de enfrentar a un luchador que es descrito en el cuadrilátero como un “saco de testosterona”. ¿Qué ocurre aquí? Peter encuentra en MJ un sustituto materno al que puede acceder sexualmente, pero al mismo tiempo en Flash Thompson y en un luchador ve un obstáculo para su intención y se propone superarlos en una especie de parricidio sublimatorio.

Spiderman, o hasta ese momento “La araña humana”, es un personaje creado por Peter que cumple exactamente la misma función del Ideal del Yo en Lacan, quien es considerado el más prodigioso sucesor de la teoría freudiana. Dicha función es proyectar una versión mejorada del Yo a la cual se aspira llegar a ser. En otras palabras, lo que Tyler Durden representó para el blandengue que lo inventó en El club de la pelea, lo es Spiderman para el adolescente inseguro que lo creó encerrado en su habitación. Peter Parker considera que por sí mismo no es apto ni elegible sexualmente, así que busca obtener cualidades sociosimbólicas propias de lo considerado masculino por medio de ser Spiderman: fuerza física, agilidad, astucia, valentía y, en suma, poder.

Todos los enemigos de Spiderman de algún modo lo enfrentan a su propias limitaciones, y por lo tanto, lo encaran a su complejo de Edipo. En la versión fílmica estelarizada por Andrew Garfield, el padre de Gwen Stacy es el principal enemigo, y esto no puede ser casualidad, puesto que de nuevo hay un parricidio simbólico previo a la consecución de una mujer. El trepamuros que interpreta Tom Holland tiene como mentor a Tony Stark, un sustituto paterno del cual simbólicamente toma el lugar después de que él muere al final de Endgame. Como Edipo tomando la corona del rey, Peter Parker toma la armadura del hombre de hierro.

La muerte del tío Ben es algo de lo que Peter Parker se siente culpable, y es que de hecho pudo haberla evitado; pero Freud señalaría que esa culpa tiene que ver con un secreto deseo de que eso ocurriera. Una vez muerto el tío Ben, ahora Peter Parker es el responsable de cuidar a su tía May, un rol social considerado paternal en la sociedad contemporánea. Los hombres neuróticos, señala el Doctor de Viena en su Etiología de las neurosis, siempre tienen lo que él llama “La fantasía del héroe”. Elaboran escenarios mentales en los cuales vencen a hombres que buscan dañar a la mujer de la que están enamorados, su fantasía es ser el héroe de estas “doncellas en peligro”. Esto es edípico, vencer a un hombre para obtener a una mujer.

Antes del icónico beso de cabeza que le da Spiderman a Mary Jane en la película de 2002, la protege de un grupo de hombres que se disponen a violarla. Incluso es significativo que en este beso Spidey haya estado de cabeza, porque representa que ese héroe invencible, es el anverso del debilucho y perdedor Peter. Definitivamente neurótico.

¿Quién es el héroe, Spiderman, o Peter Parker? Que nuestro héroe divida su personalidad en dos responde a la crisis de identidad por la que pasa toda persona homosexual. Incluso la divide en tres cuando tomamos en cuenta el punto en el cual el simbionte se apodera de él; de ese modo, completa el esquema freudiano, Yo (Peter Parker), Súper Yo (Spiderman) y Ello (Simbionte).

Cuando el color negro se convierte en la armadura de Spidey, éste se vuelve más deshinibido, desafiante, incluso más fuerte, y más agresivo y violento en sus combates. Se vuelve lo contrario al neurótico, es decir, un perverso narcisista.

Claro que artísticamente es hermosa, incluso emotiva, la alegoría de un hombre que supera su propia oscuridad, sus inseguridades y su violencia. La batalla más difícil de Peter Parker es una cruzada espiritual. Lo vemos enfrentar y derrotar a la envidia que siente por su amigo Harry Osborn, representada en el Duende Verde, ¿no en inglés para decir coloquialmente “estás celoso”, se dice “You are green”? La envidia probablemente sea mutua, porque Harry tiene cosas de las que carece Peter y viceversa. En un punto su rivalidad-amistad se encamina a Mary Jane, objetualizada por ambos al verla como una mujer trofeo.

Peter vence a la narcisista autocomplacencia de ser un hombre admirado, representada en el Doctor Octopus, que hubiera preferido tener al amor de su vida, antes que toda la fama, inteligencia y riqueza del mundo. Tiene que luchar contra su incapacidad para perdonarse por la muerte de su tío, contra la frustración por la que pasan sus aspiraciones capitalistas de ser un gran fotorreportero, y contra su peor enemigo, la prepotencia de quien hace hasta lo criminal por conseguir lo que desea, representada en Venom. Peter Parker embona con la descripción del sujeto neurótico, lo bisexual está en el hecho de que se enamora de Harry Osborn. Erich Fromm dice en El arte de amar, que el primer enamoramiento de toda persona es de hecho con su mejor amigx. Que Peter sienta celos de Harry cuando éste empieza a salir con Mary Jane solo puede venir de que el arácnido llegó a la conclusión de que su amigo es elegible sexualmente.

En la batalla final de la tercera película que dirigió Sam Raimi, Peter Parker se sobrepone a su ello, el veneno de su ser; a los celos y a la envidia que sentía por su amigo; vence al arenero, el verdadero culpable de la muerte de su tío, y lo hace sin la máscara puesta, porque ya no necesita a su Yo ideal, ha comprendido que son el mismo, su crisis de identidad llega a su fin, deja las identificaciones fallidas y se asume como único autor de todo lo que ha ocurrido en su vida. Su rabia, sus inseguridades, su envidia, sus miedos y todos esos vicios en el espíritu de Spidey, se desvanecen en el viento igual que el arenero, no lo olvidemos, solo tras decir las palabras mágicas: “Te perdono”. Edipo ha muerto, y de cara a nuestro héroe hay un brillante amanecer.

Plutón será bautizado por la 'cultura friki'



El equipo de la misión New Horizons eligió nombres de ciencia ficción para bautizar regiones; la propuesta ahora debe ser analizada por la Unión Astronómica Internacional.
 
El equipo de la misión New Horizons, que sobrevoló el planeta enano este mes, sacó su lado más geek y propondrá bautizar sitios del planeta y de su luna mayor, Caronte, en honor a algunas de las mayores creaciones de la ciencia ficción. 

El portal Mashable tuvo acceso a los mapas que el equipo de New Horizons enviará a la Unión Astronómica Internacional (IAU, por sus siglas en inglés), el organismo que se encarga de nombrar los objetos celestes. 

Los nombres de las regiones incluyen referencias a Star Wars, Star Trek, Doctor Who, Firefly, Alien, El señor de los anillos y los trabajos del escritor H.P. Lovecraft

Cthulu, una deidad ficticia de Lovecraft, y Balrog, de JRR Tolkien, figuran en regiones de Plutón que se distinguen por sus colores oscuros, señala Mashable.
 
Pero será Caronte el que tendría los nombres más maravillosos para los amantes de la ciencia ficción con cráteres llamados Vader, Skywalker y Leia Organa, por Star Wars

Así como la planicie Vulcano, en la que se encontrarían los cráteres Spock, Kirk, Sulu y Uhura. También están el cráter Ripley y la depresión Nostromo en referencia a Alien.
 
Así como dos manchas en el satélite, una llamada Gallifrey, en honor a Doctor Who y otra llamada Mordor por El Señor de los Anillos.

“Tenemos una probabilidad decente de que estos nombres sean aprobados”, aseguró Mark Showalter, científico planetario de la misión New Horizons a Mashable. 
 
“La IAU tiende a favorecer los nombres que han aparecido hace tiempo, Star Trek tiene casi 50 años y Star Wars tiene 40”, dijo
 
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