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Una rata en la niebla de Silent Hill



Por Jorge Sosa

@jorge_kfgc


Silent Hill es un videojuego de terror de 1999 en el que Harry Mason busca a su hija Cheryl en un pueblo fantasma, habitado por monstruos y lleno de acertijos. Un aspecto interesante de Silent Hill es que grandes pasajes del juego ocurren en la calle, con el protagonista rodeado por una espesa niebla que apenas lo deja ver algunos metros a su alrededor.

La niebla es, en realidad, una solución creativa a un problema técnico. Los motores gráficos de los videojuegos eran capaces de generar una cantidad muy limitada de “terreno”, de manera que si los programadores querían hacer largos recorridos, el paisaje se iba creando a medida que el jugador avanzaba. Sin nada que lo ocultara, producía un efecto poco satisfactorio. La niebla permitió a los creadores de Silent Hill dar mayor libertad de movimiento a su personaje principal y al mismo tiempo, crear una atmósfera que se convertiría en parte esencial de la experiencia. Tanto enemigos como aliados dudosos, cadáveres y detalles sangrientos aparecen sin aviso, haciéndonos vulnerables a través de Harry.



Star Rats, la primera novela de Idalia Sautto, narra la historia de un romance juvenil que termina de manera súbita y violenta. Está dividida en tres partes, entre la segunda y la tercera ocurre el evento trágico que da forma final a la anatomía de la historia. El libro está narrado en primera persona por la protagonista y en las primeras dos partes, asemeja mucho el efecto de “la niebla” de Silent Hill. Todo parece ocurrir a pocos metros de ella, una estudiante de Historia en la misión de realizar su tesis profesional que conoce a un chico que le gusta con una mezcla de curiosidad y frustración muy entrañable. Incluso cuando habla de hechos históricos u obras artísticas, lo que leemos es cuidadosamente lo que ella lee, piensa o cita. Nos relata un pasaje de una película pero ella y su pareja la pausan, la comentan y vuelven a reproducirla.

Aunque la pareja de Star Rats se mueve en muchas direcciones, viajando dentro y fuera de su país, dialogando con artistas y académicos a través de lecturas y reflexiones, lo hace siempre dentro de una pequeña habitación invisible que se mueve con ellos. En la novela, también se está escribiendo la novela en una libreta. Frases se repiten para ampliar su contexto o incluso contradecir su intención. La protagonista insiste en que solo le interesa el presente y sus estrechas paredes aprietan todo lo que le ocurre. Idalia nos recuerda que la vulnerabilidad que nos define, sólo es posible en lo que llamamos ahora.

—¿Eso fue antes o después de que comenzaras a escribir en mi casa? —me pregunta Fidel.
—Después.
—Quería decirte que no me gusta tanto esa historia que estás escribiendo.
—¿Por qué lo dices?
—Porque no tiene contexto histórico. Las cosas suceden como si no hubiera un espacio o una ciudad. El personaje que haces de mí es patético, me cae mal, sólo te está maltratando, a veces siento que te insulta. Patético, ¿cuántas veces ocupas ese adjetivo?

En la tercera parte de Star Rats, una muerte rompe esa atmósfera cerrada. Seguimos siendo guiados por la narradora y lo que vive, pero de pronto el universo que habita se hace inmenso. Surgen varias presencias, con o sin nombre, que forman parte del nuevo paisaje. La muerte que propone Idalia en su libro es un desfase. Sin la fuerza gravitatoria del otro, las paredes del presente se han derrumbado. La narradora resiste, imagina que las conversaciones siguen, fuma los cigarros que han quedado sin dueño, mientras recorre el territorio hostil sin “la niebla”.

Una gran conquista de Star Rats es esta transformación. Ahora mismo pienso, ¿qué habrá sido del Harry Mason con el que jugué cuando logramos escapar de Silent Hill? ¿Cómo volvió a su trabajo? Harry también era escritor, ¿tuvo el impulso de revivir y exponer su trauma en palabras, de hacer público su duelo? Por supuesto, él no fue feliz en Silent Hill, pero quizá se sintió tan solo en su mundo cotidiano como la narradora de Star Rats.

Star Rats, de Idalia Sautto, está editada por la editorial Alacraña.



Jorge Sosa (Ciudad de México, 1981). Miembro fundador del colectivo de arte multimedia Los KFGC. Cocreador de la serie Los Fotocopiadores, el disco Emails a Nigeria y los libros 1994 y No use las manos. Autor de It was a dark and stormy night, Yoghurt con ceniza y Pony.

«A través del vaso»: charla íntima con la música mexicana


Por Alejandro Carrillo | 


"A través del vaso. En vivo con 26 músicas y músicos de México" es un exhaustivo trabajo de entrevistas de casi dos años realizado por la escritora y periodista Mariana H, con personajes de la cultura musical en nuestro país. Tuve la fortuna de presentar este libro junto a su autora en la Feria del Libro de Aguascalientes 2021 y al igual que en dicha ocasión lo desmenuzaré desde el punto de vista del lector final con la finalidad de acercar a más lectores potenciales a este extraordinario trabajo periodístico.

Ximena Sariñana, Sabo Romo, Sergio Arau, Silverio, Pepe Mogt, Chema Arreola, Daniel Gutiérrez, Jessy Bulbo, Joselo Rangel, Natalia Lafourcade, Pato Machete, Clemente Castillo, Tito Fuentes, Tammy Tamerlane, Jaime López, Paco Huidobro, Denise Gutiérrez, Jay de la Cueva, José Manuel Aguilera, Ely Guerra, Dr. Shenka, Cecilia Toussaint, Fernando Rivera Calderón, Lino Nava, Abulón y Amandititita son los 26 personajes que componen las entrevistas de "A través del vaso", editado por Penguin Random Hpuse.


LIBRO PARA MELÓMANOS

En primera instancia y por obvias razones, se trata de un libro dedicado a los melómanos de todo tipo y generaciones, desde los más clavados que conocen vida, obra y árboles genealógicos de sus artistas favoritos, hasta los que simplemente disfrutamos de escuchar música en cualquier espacio y momento. 

Aunque la autora hace especial hincapié en mencionar que no se trata de un libro sobre rock, los amantes de este género encontrarán un sinfín de referencias, anécdotas e historias sobre las bandas más emblemáticas del rock nacional como Caifanes, Fobia, Panteón Rococó, Molotov, Las Víctimas del Dr. Cerebro o Café Tacuba; cómo se fueron forjando y pasaron de tocar en míticos foros de la capital como el Lucc, Rockotitlán, La Panadería, El Chopo y otros lugares under sofocantes y sudorosos, hasta llegar a los escenarios de festivales y conciertos masivos igual de sofocantes y sudorosos.

"A través del vaso" también contiene infinidad de datos curiosos y sobre la doble vida de los entrevistados, uno jamás se imaginaría que una de las músicas también la rola embalsamando cuerpos en su propia funeraria, o que alguna vaca sagrada grabó casi en secreto un disco con una banda sinfónica de esta ciudad hidrocálida.

Por lo anterior, es más que recomendable, aunque quizá la recomendación venga sobrando por la propia dinámica de la lectura que te invita a tener abierto el YouTube por si a Lino Nava de La Lupita se le ocurre hablar de la guitarra Les Paul blanca con la que grabó hace más de una década Gavilán o paloma para el disco tributo a José José; o bien, si Ely Guerra nos habla de todo lo que implicó grabar su último disco, es plausible tener a la mano el Spotify para descubrir una verdadera obra de arte vocal de la compositora regiomontana. En este sentido, el libro es bastante lúdico y en la literatura siempre se agradece que el autor traspase las barreras del papel e invite al lector a querer saber más sobre lo que está escribiendo. Mariana H lo logra con virtud.




LIBRO PARA MÚSICOS

Gran parte de las entrevistas de "A través del vaso" incluyen todo tipo de experiencias de sus protagonistas, por lo cual es un libro que los músicos sabrán apreciar bastante, principalmente los músicos emergentes que, indirectamente, encontrarán lecciones pedagógicas muy valiosas sobre todo lo que representa la industria musical en estos niveles.

Como es el caso del maestro José Manuel Aguilera o Chema Arreola de La Barranca, que en diferentes momentos del libro nos brindan análisis bastante serios y rescatables sobre la situación actual de la escena musical del país, en especial sobre el estancamiento del rock y la falta de redes para trascender en conjunto como ellos lo hacían antes junto a otras agrupaciones.

Especial atención hay que prestar a la masterclass de Dr. Shenka, líder de Panteón Rococó y uno de los mejores frontmans del país, sobre cómo manejar una banda de ese calibre, sin pensarla únicamente como una simple agrupación musical, sino como una empresa en toda forma; y sobre su preparación profesional no sólo como músico y compositor para realizar un concierto, sino su formación pedagógica para saber manejar a las masas y llevar a cabo un espectáculo: cómo moverse, cómo prender a la gente, qué rolas tocar o no tocar en determinados momentos. En síntesis que nada de lo que hace Panteón Rococó arriba del escenario es obra de la casualidad, por el contrario, todo está perfectamente medido y estudiado. Quizá gran parte del éxito de la banda se deba a esta forma meticulosa de montar cada show.



LIBRO PARA PERIODISTAS CULTURALES

Por último, es importante es mencionar que el trabajo de entrevistas que reúne Mariana H en "A través del vaso" resulta un excelente material de consulta para los que intentamos hacer periodismo cultural, de entrada porque es un libro que muchos de los que laboramos en estos espacios desearíamos haber escrito por el simple hecho de tener frente a la grabadora a estos personajes icónicos de la cultura musical.

Gracias a su amplia trayectoria, experiencia en medios y por otros azares del destino, la autora es bastante cercana a algunos de los personajes entrevistados y por ende nos da un contexto muy amplio de su vida y obra en cada entrega. Por igual nos cuenta anécdotas divertidísimas y pasajes muy crudos. Si bien la mayoría de las charlas se perciben en un ambiente desenfadado y ligero, Mariana H sabe dónde y cuándo colocar los ganchos al hígado y nos regala momentos duros e íntimos de las músicas y músicos.

Sin querer hacer spoilers literarios, mencionaré solo algunos pasajes de dominio popular que encuentro amargos y no tienen desperdicio en la obra: el proceso de Lino Nava para vencer un tumor en la cabeza, Amandititita contando sobre los momentos con su padre, el gran Rockdrigo González, antes de que muriera en el terremoto de 1985; o bien, Sergio Arau hablando del desaparecido Armando Vega Gil y de Botellita de Jeréz.

Sin duda alguna, una de las principales virtudes del libro de Mariana H es llevar junto a estos monstruos de la industria a personajes con otro tipo de perfil, pero igual de valiosos para la historia musical de nuestro país. Más alejados de los reflectores y quizá más subterráneos por decisión propia, como es el caso de Fernando Rivera Calderón o Jaime López, que han hecho aportes medulares y de culto a la música, como el disco "Sesiones con Emilia", considerado la piedra angular del rock mexicano grabado junto a Roberto González y Emilia Almazán, o bien La chilanga banda, que todavía en estos días mucha gente le atribuye su composición a Café Tacuba. Si tú eres una de esas personas, te urge este libro.

Época de Cerezos: matrioshka de la tragedia

Por Alejandro Carrillo | Foto: Paraíso Perdido

Es difícil el oficio de narrar en México. Además del reto y la incertidumbre de plantarse frente a la hoja en blanco, nuestros narradores tienen la sinuosa encomienda de escribir en un país en donde el mar se incendia, los trenes se caen del cielo y la tierra se abre de la noche a la mañana para tragarse casas, niños y perros; un país cuya realidad es más aguda que cualquier ficción.

Laura Baeza (Campeche, 1988), ganadora del Premio Nacional de Narrativa Gerardo Cornejo 2017, nos recuerda en Época de Cerezos (Editorial Paraíso Perdido) que de este lado del mundo la desgracia vive en todas partes y que a veces solo es necesario el más mínimo esfuerzo para desatarla.

Tomando como hilo conductor un desastre nuclear atómico en el olvidado sureste mexicano, la autora nos narra lo largo de una decena de historias entrelazadas que las tragedias más brutales son las más íntimas, con las que cargamos diariamente y que nos desploman y abaten por completo; más allá de los edificios colapsados, las nubes de polvo y el cielo quemado.

El vapor se condensaba en gotas a la hora del baño caliente: veía disolver su paso líquido por la ceniza pegada en el espejo en algo semejante a lágrimas oscuras mientras me afeitaba. Catalina me hablaba poco, como si en silencio nos pusiéramos de acuerdo para convivir con toda esa mugre decorando el fastidio de nuestro matrimonio.

Con una narrativa ágil, capaz de dibujar en pocos renglones una escena situada entre el polvo conyugal y el catastrófico, la escritora campechana muestra personajes propios de la idiosincrasia mexicana en todos sus estratos y la obra puede navegar tranquilamente entre el realismo mágico y la crítica mordaz al sistema político-social e incluso de salud. Difícil no asociar algunos pasajes de Época de Cerezos con la crisis sanitaria que estamos viviendo:

Íbamos de una clínica a otra transportando heridos para que se reencontraran con sus familiares, el personal no se daba abasto a la hora de acomodar enfermos porque ya no había camillas para los recién ingresados por algún choque o pleito callejero. El servicio médico debía continuar como fuese (…)

En lo personal, destaco el relato “La Carretera”, cuyo personaje principal me atrapó por completo, y me recordó en todo momento a la Leonora de Edgar Allan Poe, “la reina muerta que murió tan joven”; y también el último cuento que la da nombre y sentido al libro, haciéndonos saber que la tragedia también es cambio, que todo cabe en una maleta de ruedas y que seguramente hoy pertenecemos a otros lugares, historias y fantasmas.

Una semana fue suficiente para darme cuenta de que ya no pertenecía a casa de mis padres, ni a la ciudad, ya no tenía amigos ahí a quienes visitar ni nada más productivo por hacer en ese infierno bochornoso.

En síntesis, se puede decir que el libro de Laura Baeza es una matrioshka de la tragedia que irónicamente tiene como punto de partida una explosión como boom narrativo para conocer historias y personajes que en apariencia todos conocemos en el contexto mexicano, pero que solo son la punta de lanza de una obra cuya mayor virtud es adentrarnos en la psique de una sociedad enferma y contaminada por una catástrofe transexenal.

Solía preguntarme en silencio, si acaso los genes transmitían la locura.

 


*Consigue Época de Cerezos de Laura Baeza en Editoral Paraíso Perdido, en ESTE LINK.

‘Nuestra parte de noche’: un recorrido por el país y el genio de Mariana Enríquez

Por Noé Isaías Lara Aguila


Mariana Enríquez ya era una autora consagrada de la nueva narrativa argentina. Los volúmenes de cuentos: Los peligros de fumar en la cama (2009) y Las cosas que perdimos en el fuego (2016) son clara muestra de ello. Es periodista del diario argentino Página 12. Al leer su última novela, que le mereció el Premio Herralde de novela 2019, encontramos a quien podríamos describir como una alumna avezada de Stephen King. Esto no quiere decir que su escritura sea una calca o una especie de King latinoamericano, pero su obra guarda ciertos paralelismos con la del maestro norteamericano. En pocas palabras, si estás habituado a los ambientes del maestro de Maine, la obra de Mariana Enríquez puede serte muy afín. Ese estilo dinámico, caracterizado por un lenguaje claro y sencillo que al paso de las páginas te va sumergiendo en las historias sin que aparentemente te des cuenta, forma parte también de la narrativa de Enríquez. A diferencia de King, ella no hace tantas digresiones ni se entretiene en tantos relatos secundarios, salvó cuando cree que la anécdota lo amerita. Como en el caso de la narración de las hazañas de Maradona durante el mundial de México 86, mientras el evento es seguido por los protagonistas en la televisión argentina. Al igual que en la obra del maestro de Maine, la infancia cumple un papel central en la conformación de sus personajes. Los hechos que vivirán de niños determinarán su futuro como personas adultas. Si bien, este es un hecho indudable en la existencia de cualquier persona, la naturaleza de los acontecimientos a los que se enfrentarán en esta historia, marcará un antes y un después dentro de sus vidas, dejándoles a algunos de ellos un trauma psicológico difícil de superar, y a otros, además de éste, huellas físicas que marcarán aún más sus destinos. Después de todo, puede resumirse la acción principal de la novela, como el esfuerzo que realiza un padre para proteger la vida de su hijo, sin importar los medios ni las consecuencias que esto atraiga consigo.

Nuestra parte de noche es un recorrido por la Argentina de la segunda mitad del siglo XX. Si cierta literatura sobre la Argentina se ha centrado en la parte nazi que se escondió y proliferó en esas latitudes; en esta obra se establece un paralelismo entre la maldad de ciertos grupos iniciados en el ocultismo y su estrecha relación con los militares golpistas de la década de los setentas. Nuestra parte de noche habla de la oscuridad que habita en las personas y en los medios que ciertos grupos tienen para alimentarla y vivir de ella y para ella.

La maldad es una deidad generosa que sabe recompensar a sus allegados pero que exige a cambio un pago muy alto. Las diversas técnicas o estrategias narrativas que emplea Mariana Enríquez vuelven aún más completa la obra.

Desde la narración en retrospectiva, hasta la adaptación de uno de sus relatos dentro de esta novela; se trata de la historia de La casa de Adela, un texto original del volumen de cuentos Las cosas que perdimos en el fuego. De igual manera, se incluye un informe periodístico, el falso reportaje que una periodista se encuentra investigando sobre la extraña desaparición de una niña acontecida años atrás. Algunos tópicos clásicos del terror se encuentran presentes en la obra, como el terror psicológico y las casas embrujadas.

Por último, haré mención de la correspondencia entre esta obra y El invierno del lobo (2015) de John Connolly, en donde una comunidad de Maine, llamada Prosperous, descendientes directos de un grupo de colonos protestantes que arribaron a Estados Unidos procedentes de Inglaterra (sí, igual que los del Mayflower) también realizan un extraño culto a una deidad demoníaca en una iglesia antigua que fue traída en el mismo barco piedra por piedra para volver a ser edificada en América; recinto en el que habita una terrible deidad que debe ser alimentada con personas para que Prosperous siga haciéndole honor a su nombre.

En efecto, la maldad, tanto en la obra de Mariana Enríquez como en la de Connolly, es un ente caprichoso que recompensa generosamente a sus iniciados pero que a cambio exigirá ser bastante bien alimentado; recordándonos aquello de que todo imperio está construido sobre la sangre de sus víctimas. Creo que lo verdaderamente terrorífico sería descubrir que bajo cualquier deidad se escondiera un ente hambriento, pero eso ya es otra historia. 

Camino a Apulia: literatura de ciencia ficción en tiempos catastróficos

 
Círculo de Lectura |

En el año 2059, la Tierra se encuentra consumida por la masiva contaminación. La siembra es nula, el hambre exponencial. La población que sobrevive está agrupada en naciones custodiadas por domos que le protegen de respirar la tóxica atmósfera.

Camino a Apulia es un libro de ciencia ficción de la autora poblana Gema Mateo. La historia es narrada en primera persona por Líanet, la protagonista, quien vive en la nación de recolectores y se cuestiona si existe la posibilidad de revivir al planeta.

El libro trastoca el sentido de la humanidad cuando ésta, en su mayoría, se encuentra imposibilitada para conciliar el sueño. Todos transitan como autómatas, excepto aquellos que aún pueden soñar, conocidos como soñadores artesanales. Ellos son los únicos capaces de crear mundos y regresar a las memorias de los días verdes.

Cuando Líanet y sus amigos son descubiertos por la Maquinaria Suprema son perseguidos para imposibilitar que se sigan conectando con otros soñadores artesanales. Para sobrevivir tienen que cruzar el domo, pero sus amigos son capturados y la protagonista emprende el camino hacia Apulia, una zona deshabitada.

En la travesía que emprende, le acompaña un compañero único, pero la duda y desconfianza la inundan al no saber con certeza si encontrará a más personas. A lo largo de su camino visita otros tiempos y espacios, mundos paralelos y visiones oníricas que la impulsan a creer en ella misma.

¿Los soñadores artesanales lograrán llegar a Apulia para luchar por su anhelo de volver a contemplar la naturaleza en todo su esplendor? ¿Juntos lograrán sembrar de nuevo en el planeta?

Un libro que suscita un despertar en los sentidos, lo onírico y agradecer la importancia de las conexiones con la naturaleza y con quienes nos rodean.

Luces calientes

Por Sergio Martínez

Los chicos buscan el camino en medio de tanta bronca, lo encuentran en la música, el baile, la murga; se la bancan en un país donde los que gobiernan, con sus políticas económicas y sociales les ha negado un lugar. El barrio es el epicentro de todo, cuna y sello de identidad. El rock generado ahí es factor de autenticidad y cohesión social. Los jóvenes adoptan un espíritu roquero desde sus circunstancias, no tienen otra para hacerle frente a la precariedad. La música los conecta con su entorno, circunstancias y sus pares; la música será el elemento que haga cruzar las vidas de Alejandra, Martín, Silueta, Pani, Gastón, Lara, los mellizos Bicego y Tati, entre otros personajes.

Luces calientes (Walter Lezcano, Corrientes 1979) está basada en un hecho verídico: El incendio provocado por unas bengalas en el local República Cromañón, ubicado en el barrio de Balvanera, donde, el 30 de diciembre de 2004 durante un concierto de la banda de rock Callejeros, fallecieron 194 personas y resultaron heridos más de 1400 asistentes.

La historia se desarrolla en diferentes partidos del gran Buenos Aires, y básicamente la localidad de San Francisco Solano, mezcla la realidad con la ficción, el relato tiene referencias al rock argentino, al inglés, la cultura y la sociedad argentina de las décadas de 1990 y 2000; la historia la van desarrollando los diferentes personajes que hacen referencia a hechos, comportamientos, lugares y acciones de otros protagonistas; narrativamente es un rompecabezas que invita al lector a armarlo para completar la historia.

La novela está dividida en dos partes, en la primera, por medio de un testimonio coral de diversos personajes, el autor va narrando la vida de los protagonistas antes y después del incidente, tomando como hilo conductor la historia de Martín y Alejandra. Él queda enganchado de ella, aunque ella no busca ni quiere exclusividad amorosa con él. La segunda parte es el diario de rehabilitación de Martín, se divide en dos capítulos, está escrito en formato de cuaderno clínico-confesional, donde narra los sentimientos en azul y los recuerdos en rojo. Ahí se reafirma la personalidad del chico, unas veces muy pila y otras completamente en el hoyo. A partir del robo de unos discos que cree contiene música, Martín se enrolla en el videocine porno, se enamora de una de las estrellas de ese género y se va olvidando de Alejandra en medida que se relaciona con Rocío, a la que le confiesa su secreto mejor guardado. Esa confidencia cambiará la vida de Martín.

Con una prosa ágil, vertiginosa y directa, Lezcano nos da cuenta de una tragedia a la que le extrajo belleza literaria.


Sobre “Victoria” de Daisy Goodwin


Por Miriam Sierra | Círculo de Lectura

Hace unos meses vi Victoria, serie sobre la vida la Reina Victoria, desde su ascenso al trono inglés con apenas dieciocho años pasando por etapas de su reinado y su matrimonio con el Príncipe Alberto. Cuando terminé de ver la segunda temporada, descubrí que la directora Daisy Goodwin, había lanzado una novela histórica sobre la serie.

Daisy Goodwin logra cautivar a los lectores, hace que sientas sensibilidad hacia un personaje u odio por alguna acción, así mismo, explica muy bien cada suceso ocurrido en la realidad, como, por ejemplo, la crisis de las damas de compañía, o también deja ver cómo la reina hace demostrar día tras día ser una gran monarca en un mundo en el que los hombres siempre han tenido el control.

La novela se centra en la reina principalmente, pero no estará sola, Daisy Goodwin introduce en el libro a muchos personajes, como el primer ministro Lord Melbourne, la Duquesa de Kent, Sir Robert Peel, el Príncipe Alberto, sus damas de compañía, Harriet Sutherland y Emma Portman… Aunque no todo girara en torno a la alta sociedad, también hay hueco para la vida de la servidumbre del Palacio de Buckingham, las relaciones entre ellos y sus opiniones sobre ciertos temas de la política, la actitud de Victoria hacia ciertas cuestiones…

Resultado de imagen para daisy goodwin victoriaPara realizar esta novela y el guion de la serie, la autora se ha documentado muy bien gracias a los diarios de la reina a los que pudo acceder para escribir esta magnifica obra. A diferencia de otras novelas históricas, la cronología en este libro transcurre de manera lenta, dando importancia a los detalles, al ambiente, al paisaje…

En mi opinión, esta novela es magnifica, recomiendo leerla si quieren adentrarse más en el mundo de la aristocracia durante en la época victoriana, una etapa que marcó el desarrollo de Inglaterra en el ámbito social y económico durante el colonialismo inglés en el siglo XIX.

Finalmente, cabe destacar que esta novela no es la primera en el género histórico, otras novelas de la autora son Mi última duquesa y The Fortune Hunter.

Yo es otro, apuntes sobre “Foucault Anonimato”

Círculo de Lectura | Por Nicolás Valencia |


¿Cuáles son las posibilidades fácticas del anonimato en la vida? En Foucault Anonimato (Cactus, 2012) Érik Bordeleau intenta y logra responder -con una eficacia y un brillo que resulta un soplo de aire fresco intelectual realmente inspirador- esa esta pregunta a través de la vida y obra de Foucault, examinando ambas instancias con una perspicacia bajo un prisma renovado y necesario. Foucault fue alguien que asumió en su propia vida el carácter absolutamente contingente y performativo de su práctica inicial, el de la escritura, para desplegarse afanosa y lentamente en el compromiso político verdaderamente inteligente al asir ese potente axioma de Adorno que proclamaba como la única y auténtica inteligencia a la razón sin guía: el pensador más importante de los últimos 50 años recompuso los modos de entender ese artificio llamado subjetividad; primero desde el plano literario para luego demostrar en sus actos el potencial revolucionario de cada ser, capaz de interrumpir radicalmente el flujo imperioso de esa máquina totalizante que se llama a sí misma sociedad y que no detiene en ningún momento a pensarse con seriedad y delicadeza, a cuestionar sus heridas y sus verdades, tan arbitrarias e inestables como su propio ser.

Bordeleau inicia su texto vindicando la fuerza del anonimato digital revolucionario, fuerzas y cuerpos virtuales que redefinen y transgreden el panorama financiero en profundidad, con un carácter vengativo propio de una multitud anónima y, por esa misma razón, innumerable: su interés puramente político radica en su potencial para descentralizar e interrumpir las finanzas a través de una proliferación de "organizaciones autónomas distribuidas", auténticas nuevas máquinas de guerra capaces de hacer frente a la oligarquía bancaria y su arma favorita: el capital entendido como una relación política de subyugación y de sumisión incesante a la especulación.


De ahi en más, a través del recorrido por las diversas lecturas que ha suscitado Foucault a lo largo del globo, Bordeleau traza el carácter hasta ahora impensado de la fundamentalidad del anonimato como una puesta en juego efectiva de la existencia, fundamentalidad que ha sido socavada o marginada por incluso las mejores lecturas (Butler y ese tributo a Foucault que fue su noción de performatividad como un desacierto teórico a la hora de pensar un desapego genuino de nuestra propia identidad; Chomsky y su anonadamiento inverosímil ante la figura plenamente “amoral” del francés; Richard Rorty y su incapacidad de pensar ya no a Foucault, sino a la vida desde una subjetividad perfectamente pequeñoburgesa: desde una existencia privatizada, etc.) desplegando y destacando con una inteligencia ácida la naturaleza plenamente ambivalente del pensamiento y la vida foucaultiana como una virtud, como una verdadera astucia de la razón que le permite dinamitar su propia subjetividad constantemente, en un esfuerzo ético que nos seduce debido a la enorme eficacia que el desarraigo de nosotros mismos produce en vistas a una resistencia política consecuente.

Bordeleau ha repensado la potencia semántica de la palabra “anonimato”, y éste es un logro no menor: la práctica ostensosa que el hombre hace de su propio nombre lo doblega a una identidad que no es más que una constricción. Este carácter plenamente representativo de la subjetividad, este murmullo obstinado, no logra más que hacernos olvidar de todo aquello que nos mancomuna con los otros seres humanos en el espacio y tiempo que nos toca vivir: es esencial entonces deshacerse de ese deseo de visibilidad permanente para contemplar al otro, para dejar de ser yo y participar de un experiencia de resistencia mucho más grande que uno: para perder finalmente el rostro en los muchos rostros: huir de la visibilidad con el fin de tornar al anonimato en posición ofensiva ante un régimen del capital neoliberal que todo parece cooptarlo.

Pero la instancia que funda la lógica y la potencia del capital contemporáneo- y que Foucault tan claramente nos señaló-, el poder que articula, regulariza y normaliza las vidas, es el mismo poder que sirve para subvertir su eficacia: la capacidad de los cuerpos para reafirmarse a sí mismos y liberarse de las sujeciones identitarias es una latencia, una posibilidad de gestos inéditos y gastos físicos impensados entre los cuerpos que así lo eligen: tanto el encapuchado con su cóctel molotov como el pirata digital que estrategicamente maximiza la efectividad de su intervención evitando así la exposición en posiciones siempre desfavorables y para escapar de posibles procedimientos legales eventualmente irregulares e inevitablemente coercitivos sobre su propio cuerpo ejercidos desde el Estado.

Érik Bordeleau es investigador postdoctoral en la Universidad Libre de Bruselas y profesor de la UQAM. Es el autor de Foucault Anonyme, que ganó el Premio de ensayo Eva-Le-Grand Spirale 2013. Completó un doctorado en Literatura comparada en la Universidad de Montreal sobre la relación entre anonimato y política en el cine chino y el arte contemporáneo. Está interesado en el giro especulativo del pensamiento contemporáneo así como en el modo presencial de dioses, fantasmas y otros espíritus en el cine de Asia oriental. Es miembro del Sense Lab (Concordia University), un colectivo de investigación y creación, así como del grupo de acción cinematográfico Épique, que dirigió la película Insurgence sobre la huelga estudiantil quebequense. En el libro que nos ocupa no menciona ni una sola vez en el libro la palabra “anarquía”, o intenta adherir a cualquier tipo de ideología política zurcida y vaciada hasta el cansancio: quizás en ese gesto resida el logro más grande del texto: Bordeleau se ha desprendido de su propia subjetividad anhelante de afirmación en el plano político para reafirmar su cuerpo y fundirse, a cambio, en esa dialéctica maravillosa que conjuga obra y acción, acción y obra trabajando en forma simultánea, con imaginación feliz y absolutamente desapegado de cualquier identidad que no sea la suya propia: esa fuerza inasible, inestable y centrífuga que solo otorga el anonimato: una verdadera razón sin guía, ya ni siquiera la de Foucault. Así sea.

My Back Pages: La vida puede ser una canción de Bob Dylan

Círculo de Lectura | Por Sergio Martínez |


Adiós a Dylan
Alejandro Carrillo
Premio Mauricio Achar-Literatura Random House 2016


Para Omar, Bob Dylan es el iluminado que todo lo sabe, un ejemplo a seguir. Las incertidumbres y preguntas que le plantea la vida tienen una respuesta: el norte son las canciones de Bob, en ellas encuentra su verdad, el sentido de todo su mundo. Adolescente lleno de dudas y pérdidas, se tropieza con el amor, la desventura, el dolor, el desamor y el desasosiego. Invariablemente estará Dylan a un play de distancia para apaciguar todos sus miedos, todas sus dudas.

Parece en un primer momento que el hilo conductor de la novela son las canciones del nacido en Duluth, cada capítulo inicia con la referencia a una rola del Premio Nobel, las mismas solo son pretexto, el verdadero escenario e hilo conductor es lo que siente Omar, cómo estallan sus sentimientos a cada momento, ya sea por Sara, por Julieta, por Nacho, por su hermano, por sus padres, por la ciudad donde vive, cómo todo ese cumulo de emociones lo tiene confundido y su único refugio es la música de Bob, aunque nadie lo entienda, aunque su madre  no sepa que esa canción que tararea como bálsamo en misa fue el himno de una generación.

El protagonista vive intensamente, no importa si una vez más sale decepcionado del amor, de la amistad, del sexo. Nos invita con sus reflexiones y diálogos a ver su interior, sus conflictos, dudas, dolores, su yo íntimo, se busca a sí mismo en el reflejo de su ídolo, lo irá a buscar, pensando que al encontrarlo, tendrá todas las respuestas.


Hastiado de todo y de todos, empezará su desahogo escribiendo, intentando transitar un camino lejos de todo aquello que le duele y no alcanza a comprender.


Los “Rayos y Relámpagos” de Sergio Martínez



Círculo de Lectura | Por Juan Francisco Pizaña Morones |
Agradezco enormemente a Sergio el que me haya invitado a comentar y presentar su libro de cuentos RAYOS Y RELÁMPAGOS. Nos une, además del vínculo de laborar en la misma institución el placer, alejado de cualquier reconcomio distractor, de compartir nuestra pasión por la lectura, la narrativa, y en consecuencia de la búsqueda de plasmar, en este caso el relato, el cuento como género, nuestra propia visión del mundo a través de la escritura.

De inicio puedo decir, que el libro que ahora nos convoca es desde el contenido de los relatos que lo conforman, la sinestesia de un paroxismo escritural, esto es que su conformación confluye la capacidad de Sergio para plasmas en el espacio breve de una o pocas cuartillas, lo numinoso de la realidad, esto es que a partir de la palabra escrita, logra transgredir los límites de lo factual para ir más allá, el prodigio de hacernos vivir la historia contada.

Sus cuentos rezuman desde lo cotidiano esa esperpéntica, por maleable y exótica realidad de las acciones que fácilmente encasillamos como intrascendentes, que a fuerza de una aparente irrelevancia adquieren el ambiguo matiz de una historia que de tan trivial merece ser contada.

Digo ambigua, porque es obvio que la mayoría de nuestras acciones no resultan trascendentes ni interesantes para ser contadas, por ejemplo: recordar el juego de canicas con los cuates del barrio, o el impacto noticioso de la muerte de un ídolo popular, o el testimonio de un expediente ministerial de un conflicto entre particulares, o el juego de futbol entre equipos contrarios para disputar un campeonato, o el compañero de aula que es el cerebrito –o como ahora les llaman en nefando anglicismo nerd-, y que además hace magia para apantallar a sus compañeros y conquistar a las nenas guapas del salón, o la señora viuda de aburrida vida que diariamente va a misa hasta que le acaece el milagro, o el sujeto que fastidiado saca a su perro a pasear porque no lo deja dormir. Hago esta constreñida reseña de hechos, porque varios de los cuentos del libro provienen de esta temática simple, pero que a fuer de la capacidad de Sergio para materializar con habilidad narrativa sus relatos, adquieren carta de vigencia, que en literatura abarca el reino feraz de las posibilidades.

Sus cuentos destacan por su brevedad, por eso nos miran, se asoman desde su inteligible llaneza y en un descuido se nos escapan por la puerta secreta de lo irreal; por tanto hay que estar atentos si se quiere sostenerlos en la mirada de la lógica cotidiana, trastocada por el poder de la palabra, antes que aleteen en la noche de los sueños furtivos, utilizo esta forzada analogía porque después de leer sus cuentos, sus relatos tienen la virtud de mutar, traslapan la realidad objetiva hasta volver verosímil lo inverosímil, su registro narrativo navega entre lo verídico y secrecial, entre el linde y el sendero, y con mayestática certeza entre lo imaginado y lo vivido.

Los cuentos de Sergio Martínez se nutren, como una especie de generosa revelación (Borges dixit) del caos que va a ocurrir, de un silente artilugio de la memoria, que escarba desde el lenguaje claro, barrial, campirano, sin el recurso atingente de la metáfora distractora, en la historia misma del personaje cotidiano.

En algunos de sus cuentos permea para bien, ese guiño intertextual de sus lecturas, autores, filias narrativas, afinidades electivas, deliquios cinematográficos, que imbrican la causalidad de sus relatos. No es gratuito que el personaje del cuento La Reina de la Actuación, se llame Glenda, y que haya sido tan querida por su público, como en el cuento de Cortázar, hasta ser olvidada por la memoria de quienes desde el cine la idolatraron.


CHIRAS PELAS

Como en el cuento de CHIRAS PELAS, la memoria de la infancia, devenida cariz de pérdidas y ganancias infatuadas por el recurso prodigioso de un referente de un juego popular, imbrica la sana venganza de recuperar el pasado, desde la narración en contubernio del desquite, por el robo de un tesoro, las canicas, por parte del amigo que no sabe perder, con la confrontación belicosa y punitiva, ya desde la adultez, de un combate de box, donde se salda a punta de golpes legales, ese medrado lejano infortunio – al estilo de Pichicuaz y Cupertino, del genial Chava Flores-, de vengarse con el cuate ventajoso y gandaya.

1 WEST 72 STREET

Un buen escritor, además de saber utilizar los recursos que la retórica brinda, debe tener buen oído, excelente memoria, un bagaje cultural amplio que se nutra de la cultura popular y la alta cultura, cine, radio, tv., música y sobre todo bastantes lecturas. Además tener intuición y visión para darle fuerza y consistencia a sus historias y a los personajes que en ella transitan.

En Sergio, estos requisitos en buena medida conforman el cariz de sus relatos. Es el valor añadido que rezuma su escritura.

Como ejemplo, en el cuento 1 WEST 72 STREET, hace alarde de una noticia, un hecho que impactó el mundo de la música a principio de los años 80´s del siglo pasado, el asesinato afuera del edificio Dakota, frente a Central Park en Nueva York, de John Lennon, a manos –o balas mejor dicho-, de un fanático suyo -Chapman-, después de firmarle un autógrafo.

Lo interesante del relato de Sergio es que en apenas un par de cuartillas hace alarde de darle voz a varios personajes para narrar el suceso, incluso con encomiable economía de medios y recursos literarios y desde la voz impersonal de un narrador diegético, en fina prosodia, para vivificar lo inmaterial de una bala, como observador contumaz para cerrar el relato.

EXPEDIENTE

Para la gran mayoría de los que amamos la literatura, esta no es una profesión, sino una vocación, y por formación, de algo hay que vivir, con Sergio y conmigo esto sucede. Vinculados a carreras de las ciencias sociales y humanidades, hemos decantado nuestro interés por la literatura, a partir de nuestras respectivas profesiones.

Sergio es Licenciado en Bibliotecología y a partir de esta formación, revisar, ordenas, sistematizar archivos y expedientes, ha sabido, rara y expedita virtud, abrevar, saber ver más allá de los simples papeles y documentos archivador para de ellos extraer y conformar historias.

Intuyo que el cuento EXPEDIENTE proviene de esa capacidad. Al leerlo me llevó a recordar la frase de Adolfo Bioy Casares que lúcidamente afirmaba: 

Quien no recuerda como habla la gente ¿puede escribir diálogos? Por eso en este relato rezuma con un lenguaje coloquial y campirano, bien logrado, la historia fatídica de una ludopatía, desde el referente rural que lleva a los personajes al límite de sus intenciones por perder o poseer bienes al repelús de una baraja. 

La historia está contada desde el expediente ministerial de una denuncia de despojo, lo que le da un valor añadido, atípico de registro narrativo.

SEGUNDA ESCENA

La narrativa de ficción corta, tiene, dentro del espacio exigido y sucinto de unas pocas cuartillas o líneas, cuando está bien lograda, la conducente cualidad de constreñir atmosferas, algunas veces paradojales, como un relente de voces y acciones atemperadas, en lo más concentrado y nutricio de lo narrado, la carne de la historia pues, asimismo, los finales contradictorios, discordantes son el recurso formal en este género, que da sentido al entramado delo que se quiere contar.

Es innegable realidad que la violencia que cotidianamente se vive en el país, es reflejo contumaz de una disociación entre la moral pública y la ética personal, la violencia corporativa del crimen organizado recala en la brutalidad inherente a las acciones delictivas de quienes trafican con sustancias prohibidas, influencias o armas.

Esto ha vuelto receptiva, la tendencia a realzar una modalidad narrativa, identificada como narcoliteratura, o en un enfoque más conducente dentro del canon, novela negra o cine negro.

En el cuento SEGUNDA ESCENA se presenta un interesante manejo de referentes modales de este enfoque narrativo, intertextual, paródico, agresivo, subliminal y disuasivo, al estilo de una narco mensaje, de la acentuada violencia que rebasa el entorno físico y recala, explota en la venganza y las accione brutales. Uno no puede dejar de sentir como el protagonista, que la vida pende de decir o no la verdad, de no rajarse para no denunciar, de soportar la infausta tortura física hasta el límite de sus fuerzas en la contención del sufrimiento, hasta que el director diga corte y sea necesario repetir la escena por un mal audio.

En entretejimiento de géneros, y un acertado final da al relato la virtuosa sentencia de subvertir el drama en irónica sublimación de vivir visualmente lo narrado.

LA TRAICIÓN Y LA TRAMPA

La narrativa de Sergio se caracteriza por narrar desde una perspectiva diegética, mucho de lo que pudo acontecer o aconteció desde un perfil eminentemente evocativo en esos juegos arbitrarios de la memoria, en nuestra lejana infancia o juventud, que por virtud de su pluma se vuelve rediviva, es decir, quién no recuerda esos momentos álgidos donde un juego de canicas representaba más que quedarse con las canicas, caicos, ágatas del otro; o esos torneos futboleros del barrio donde se disputaba más que el honor del triunfo, el reconocimiento social y hasta la novia que optaba consecuente con formalizar su relación con el ganador a despecho del otro.

Lo cautivante de los cuentos de Sergio en esta modalidad de contar lo que vivencialmente es parte del atingente, lejano pasado, pero por virtud de la escritura actualizado, que no termina de irse porque está fijo en lo recóndito de una memoria enamorada, algo así como una añoranza del porvenir por recuperar el tiempo perdido en la oquedad idealizada de una infancia o juventud enclavada en la magia de unos hechos probablemente banales, pero que marcaron con su impronta, como al acusar a unos tachones, tacos o zapatos de futbol, prestados por el mejor amigo en aparente mala fe, además miembro del equipo contrario, para que fallara el penalti que lo consagraría. Esto al ser bien contado atrapa del tiempo para fijarlo en el texto el cariz de lo nutricio de los recuerdos delineadores de nuestra personalidad.

MAGIA PURA

La magia de una narración es traslapar la historia, aunque esta sea inverosímil, al terreno de lo verosímil, por eso los buenos escritores cautivan y subyugan, porque saben que las palabras adquieren un aura de legitimidad que trasciende lo irreal imaginario en lo verídico soñado o atestiguado.

En el cuento MAGIA PURA se inserta esa visión teleológica de la juventud clamando presencia con lo factible de saber captar la atención de nuestros congéneres generacionales, una especie de nigromante que desde la magia genera su propia ubicua despedida, después de aprovechar sus habilidades catalépticas y cometer un atraco de una gran fortuna a un banco.

La magia del relato insisto, consiste en hacernos creer y vivir que es real el hecho de sujetar lo impredecible al ámbito de lo factible.

AT 756 B

Una de las virtudes de un buen cuento corto, es además de la simplicidad, crear una perspectiva diferente o única. Su propósito es ver el mundo desde otro ángulo (Violeta Rojo).

En el cuento AT 756 B se presenta con claridad este recurso. En una anécdota comprimida se estiliza la facultad de presentarnos, cercano a una parodia moral, la transgresión epigonal de un individuo que invoca el demonio, al maligno, para a cambio de su alma solicitar un único deseo; esto no tiene nada de particular a nivel de relato, dentro del enfoque judeo-cristiano que nos rige, en casi todas la épocas han existido relatos de este tipo, mefistofélicos, fáustico con un carácter moralizante, aleccionador, pero Sergio con el hábil recurso de la elipsis trastoca el enfoque para que quien hace el pedimento se convierta por varios años en el diablo mismo, una especie de inversión de roles, lo que conlleva vivir diversos avatares y exigencias. El final, no lo voy a decir aquí, delinea, dentro de una lógica trastocada una de las más interesantes modalidades del relato corto: el carácter protéico, que obligadamente nos involucra como lectores en la historia, dentro de un contexto sorpresivo, que ironiza con nuestra idea de lo que representa o significa la maldad.

TOMITA

El cuento TOMITA focaliza un recurso esencial, dentro del relato corto, de una situación cotidiana, en apariencia irrelevante, como es la vida de una viuda y su involucramiento en los oficios de la iglesia, a falta de atención de hijos y hogar, semianalfabeta y con la convicción de que su servicio a la iglesia y en consecuencia a Dios, en elemental ministerio le traerá la paz de las buenas acciones, lo que nos lleva al final a identificar a partir de una lógica cuasi inmanente y desviada de generar un absurdo, que reconcilia el relato con la santificación de la voluntad personal, el trasunto de una corporalidad devenida inmaterial a partir de la fe, y que describe con los alcances de un referente literario la cotidianidad de algo cercano a una hierofanía de las creencias religiosas.

Finalmente, a manera de conclusión, le podría reclamar en afectivo aserto, claro, un prólogo breve, un escolio que dé cuenta, cual prolegómeno escritural, quién es Sergio Martínez, qué nos quiso compartir desde su ficción narrativa, de su visión temporal de historias que exigen nuestra participación como lectores, plasmadas y vertidas desde la entraña de su pluma. Pero eso es pura especulación, lo que importa es leerlo, saborear sus relatos, saber que allí, entre esas páginas de centellante admonición, entre rayos y relámpagos de palabras, está la savia elemental de sus cuentos cortos.

Gisela Leal y "El maravilloso y trágico arte de morir de amor"


Círculo de Lectura | Por Ana M. |

Cuando me preguntan por algún buen libro que haya leído recientemente me parece imposible no pensar en El maravilloso y trágico arte de morir de amor de Gisela Leal.

Esta novela publicada a mediados de 2015 que tiene un poco de todo menos de convencional nos narra básicamente la historia de Balbina De Quevedo Hass y Nicolás Santamaría Sáenz. Ambos con personalidades muy distintas aunque con una cierta inclinación por la melancolía son unidos por el mismo problema: están muriendo lentamente de amor.

Durante las 571 páginas, Gisela Leal (la autora más joven publicada por Alfaguara) nos permite enamorarnos, disfrutar del amor y eventualmente perderlo al lado de Balbina y Nicolás.



Lo maravilloso de esta novela es la estructura tan peculiar que tiene. Pues en lugar de la típica secuencia de diálogos encabezada por un guion a la cual estamos tan acostumbrados, los personajes de esta fantástica novela se comunican empleando varias tipografías. Hay personajes que hablan Arial algunos otros en Comic Sans MS entre muchas fuentes más. El libro también tiene intervenciones de la autora misma y el narrador, quienes son también personajes de la historia, rompiendo la “cuarta pared”, otro detalle que le añade a esta novela un toque muy particular y definitivamente bueno. Dentro de los personajes extras de la novela se encuentran figuras de la literatura como Julio Cortázar, Octavio Paz y William Shakespeare; también en varios momentos de podemos encontrar referencias musicales perdidas entre las páginas, otro detalle muy interesante añadido por esta joven autora mexicana.


Debo aceptar que al comenzar a leer el libro las casi 600 paginas me parecían muy intimidantes, pero conforme la historia avanza te adentras en el libro y no quieres soltarlo. Yo recomendaría esta novela para cualquiera que tenga ganas de leer algo distinto y fresco, estoy segura que les gustará.   

Crónicas Fabrizianas; entrevista con el escritor Fabrizio Mejía


Telemetría | Por Jaime López Blanco |


Nos recibe con notable entusiasmo y sencillez, así como la primera vez que lo conocimos en persona. Su habitual curiosidad hace que pregunte sobre una bolsa de plástico que mi compañera lleva en las manos. Se trata de un humilde obsequio para él, para el escritor Fabrizio Mejía Madrid. ¿El motivo? Agradecerle la buena actitud y detalles que ha tenido para con nosotros, ya que nos ha apoyado mucho con datos novedosos y opiniones relevantes en materia de política, periodismo y cultura. No cualquiera lo hace, y menos en una forma tan inolvidable y brillante.

Las palabras y narraciones de Fabrizio casi siempre se caracterizan por encontrarle espacio justo a las digresiones, lo que produce que te enteres de peculiaridades o episodios poco conocidos de los personajes sobre los cuales se esté charlando. Todo esto en medio de la inseparable aura de humo de tabaco que le acompaña. Por ejemplo, al versar sobre “Nación TV”, Fabrizio saca a la luz hechos o momentos prácticamente inéditos, claroscuros de las vidas de famosos como Raúl Velasco o Víctor Yturbe, “El Pirulí”. Asimismo, cuando platica sobre las políticas culturales más destacables de la actual administración federal, no tiene reparo en dar cuenta de las decisiones contradictorias y polémicas tomadas por Raúl Cremoux, el otrora director de Canal 22, cuya gestión generó más negativos que positivos para dicho canal público.

Grosso modo, así es Fabrizio. Un hombre sin “pelos en la lengua”, aunque con muchos pelos en la cabellera. La alopecia o la falta de lucidez en sus respuestas no son cuestiones por las que tenga que preocuparse. Es indudable su genio al unir los vocablos, los cuales desembocan en frases llenas de verdad o en enunciados rebosantes de ironía. Lo mismo puede “sacarnos” una gran sonrisa al narrarnos sus aventuras con una trabajadora sexual (véase la revista Proceso), como al compartirnos sus pininos en el periodismo.

Nuestro más reciente encuentro tuvo como motivos el hablar sobre cultura; ahondar en consejos para la buena escritura y el admirable periodismo y; dialogar sobre las dinámicas que han caracterizado a las políticas culturales de Peña Nieto (si es que existen). De eso trata la presente entrevista. De construir comunicación digna y duradera junto con un especialista en la misma. Espero que la disfruten mucho, al igual que nosotros lo hicimos. Mucha tinta más para el genial escritor y periodista Fabrizio Mejía.


Círculo de Lectura: Álbum de mundos


Círculo de Lectura | Por Hugo César Moreno Hernández |

Sifuentes, Gerardo. Planetaria. México, Resistencia, 2013.



En la ciencia ficción se pueden construir diversas tradiciones. Por supuesto, estas tradiciones son meras construcciones a posteriori, descubiertas con la misma vocación ficcional. No son ciertas, son vetas cruzadas. Planetaria se deja encuadrar en una tradición de la literatura fantástica alimentada por la anticipación, el encuentro, la aparición de mundos expandidos y espacios contraídos, dimensiones superpuestas, animalidades humanizadas u humanidades interiorizadas en los átomos del universo.

La tradición: Planetaria va dispersándose en una narrativa fragmentaria, con viñetas, minificciones, inmersiones que expanden una entrada, la contraen o la superan. Una especie de hipertexto que recuerda el dispositivo narrativo de Ray Bradbury Crónicas marcianas(¿qué es? ¿Cuentos? ¿Novela? ¿Extravío literario en un lirismo sin poesía o poesía encubierta?), o la intertextualidad endogámica de Álvaro Menen Desleal sin hacerle remilgos a las entradas (¿influencias?) borgianas, asimovnianas y bradburyanas.

Planetaria es también un dispositivo narrativo, soportado en algunas páginas por la gráfica, cuidándose de no quedar entrampado por los trazos, incluso evita hilar un texto unívoco. En su polisemia desaparecen los personajes y cuando se ubica alguno con claridad queda encarcelado en la estrechez del texto que le contiene. A veces huye y aparece adelante o atrás, expandido o contraído, en un universo paralelo, en el futuro o en el pasado incognoscible, en esa área mítica descubierta por Lovecraft que sólo se recupera a través del terror. Hay un poco de horror en Planetaria, sin embargo queda disperso, como todos los textos. Es imposible hablar de UN texto, de unidad, de partículas construyendo un átomo, quizá la explosión y la diferencia, la distinción entre entrada y entrada sea una mejor descripción.

Gilles Deleuze y Félix Guattari utilizaron la forma rizoma como metáfora de relaciones entre el pensamiento, lo societal, lo político, lo económico, lo cultural, lo orgánico y lo inorgánico para establecer una postura filosófica: no hay centros, pero la razón siempre buscara endurecer la realidad (siempre inasible) con el fin de hacerla inteligible. Planetaria es un breve rizoma, carece de centralidad. Cada viñeta, minificción, descripción o entrada es una raicilla creciendo y enredándose más allá del papel. No busca emerger y convertir sus elementos en las ramas de un árbol macizo y comprensible en la unidad, sino tomar al lector en cada momento textual, ofrecerle un flashazo, atolondrarlo y atacarlo al siguente momento con algo totalmete desarticulado, evitando la consolidación de un arriba, un abajo o cualquiere dimensión situacional que permita asirse a las paredes, no las hay. Y sin embargo cada engrane de escritura de este aparato tiene suficiente dureza como para operar, no se escapa entre los dedos, sino entre los sobreentendidos del diseño normal de la narrativa. Planetaria, de Sifuentes, también recuerda un álbum, musical, de estampas y diseños donde el acomodo no responde a linealidad ni centralidad (otra vez la metáfora del rizoma) sino a un estado de ánimo. No importa si el acomodo final representa la cosistencia o inconsistencia sensible del editor, del autor o del ilustrados, el lector tiene la irresponsabilidad de tramar sus líneas, de estriarse el ánimo saltando de imagen en imagen, de texto en texto, de arriba abajo, al futuro, al pasado, al presente, al confín del universo o al interior de la existencia animal que nos contrae en el yo. Aun con esto, Planetaria tampoco es un rompecabezas, es más parecido a piezas que no embonan, piezas de realidad olvidadas por sus universos.


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Hugo César Moreno Hernández (Ciudad de México, 1978). En 2003, con el Grupo Cultural Netamorfosis fundó la Revista Cultural Independiente El Chiquihuite. Ha publicado los libros Cuentos para acortar la esperanza (Netamorfosis, 2006); Cuentos porno para apornar la semana (2007, FETA-Conaculta); Cuentos cortos para acortar el domingo (2008, Cofradía de Coyotes-Netamorfosis) y Enseres de supervivencia (2011, Cofradía de Coyotes-Netamorfosis); el libro infantil Así aprendió a volar José (2009, Cofradía de Coyotes-IMC). Aparece en las antologías Abrevadero de dinosaurios, Ardiente coyotera, Perros melancólicos, El infierno es una caricia y Coyotes sin corazón. Fue becario del FOCAEM durante 2009 y actualmente imparte el taller de Poesía y Narrativa en el Faro de Indios Verdes. 

Epitafios: Mi historia no es de vida, sino de muerte


Círculo de Lectura | Por Sel Tlapanco


Sobre "Epitafios" de Josué Almanza


Oscuridad, acompañada de un violín que interpreta una melodía triste, a lo lejos se escucha el canto de un hombre que de a poco arrulla su canto con la música sugerida…

“La vida no es un ciclo la vida tiene forma de caja, de una gran caja enterrada en el olvido”

Dice la misma voz que interrumpió su ópera lejana para acercarse a relatar la historia de cinco mujeres que buscan su razón de existir en un nuevo universo al que cruzaron tras su sepultura y el grabado de su propio epitafio.

La Amapola que torturó a mariposas en el Cadillac de los mil sueños, por ejemplo, se aferró a conducir el auto hasta el borde del amanecer.

 
AMAPOLA:


-Así decidí llamarme-

-I’m a fucking survivor-

Soy una sobreviviente del fascismo y la desolación, de la peste y la anarquía.

Soy una sobreviviente.

Siempre una mariposa, ellas siempre han estado presentes.

-¡Muerte!-

-Mi historia no es de vida si no de muerte-


Amapola acompaña sin querer hacerlo a “La mujer gato” a “La ama” a “La Cerda” y a “La perra” en la oscuridad del mismo cementerio donde un sepulturero es el guardián de cada una de sus dramáticas historias, una obra original del dramaturgo y director escénico Josué Almanza nacido en la Ciudad de Puebla quien regresa a casa el próximo 19 de julio para la publicación de su segundo libro: Epitafios.


Según el mismo autor, mención honorífica del certamen de dramaturgia internacional Sor Juana Inés de la Cruz (2012), Epitafios es la consecuencia literaria de un laboratorio teatral desarrollado cinco años atrás bajo la necesidad de un teatro diferente.


“Epitafios es el segundo libro publicado bajo mi autoría pero fue la primer obra que yo escribí hace ya varios años, aun como estudiante de actuación en la Casa del Teatro, en ese tiempo recuerdo que ya estaba en la UNAM tomando dirección pero sinceramente no tenía idea de lo que estaba haciendo, sólo convoqué a las actrices que sabía que querían ser parte y comenzamos con el ejercicio experimental, analizar sus personalidades y provocar situaciones tras encierros de trabajo intenso hicieron que se lograra esta obra tan limpia y tan profunda a la vez, donde la ficción se une con la realidad de sus monólogos”.


El éxito de dicha puesta en escena sugirió un segundo tratamiento con monólogos nuevos, con personajes y mujeres diferentes pero bajo la misma técnica de laboratorio actoral, que el próximo 19 de julio en punto de las 18 horas en el Teatro Taller de Investigación y Experimentación Mexicano (TETIEM) también se compactará en el libro cara-cruz por presentar en donde además se mostrarán los textos originales, escritos por Almanza en 2010, así como las técnicas teatrales y comentarios del reparto que conforman dicha obra.

“Decidí no editar nada del texto original de Epitafios aunque ahora que lo leo me urge hacerle muchas modificaciones por lo que ya uno ha aprendido hasta el día de hoy, pero considero que es igual de importante que la gente pueda ver el guión lo más orgánico posible” apuntó el autor.

El también autor de Sturm Rouger, actualmente se encuentra trabajando en los últimos detalles de su próxima puesta en escena “Los parásitos” que se llevará a cabo en septiembre en la Ciudad de México.



Apuntes sobre el autor: Josué Elí Almanza es uno de los dramaturgos premiados más jóvenes del país, su trabajo le ha permitido su ingreso al Instituto Nacional de Bellas Artes. Actualmente colabora con la Fundación para las Letras Mexicanas en Dramaturgia y forma parte de los Jóvenes Creadores del FONCA y del Centro de Capacitación Cinematográfica.

Círculo de Lectura: Larga mirada a través del espejo

 Círculo de Lectura | Por Hugo César Moreno Hernández |


Carrancá, Víctor Roberto. El espejo del solitario. México, Ficticia, 2014


En el atribulado mundo de los viajes las dimensiones pueden perder consistencia, las profundidades volumen y las alturas presencia. Todo depende de la agencia de viajes. Las ofertas son profusas y las experiencias se hacen las perdidizas, escamoteando postales y plasmando itinerarios con cicatrices. El espejo del Solitario es la agencia de viajes en boga sobre mi buró. No duró mucho tiempo ahí, se me escapó entre la almohada, a veces se coló al baño y me llevó sobre ruedas y a todas horas o durante los minutos de viaje al espacio interior compré varios boletos de desazón y dos o tres de carcajadas y cuando una mueca de y eso qué es o para dónde va se atravesaba por los aires o asustaba cardúmenes de ceveretas, la experiencia tornaba en algo más que turismo para dejarme advertir la oferta certera de una letra fantástica sin mayor presunción que la soberbia de un lector asiduo incapaz de escapar de sus demonios y luego malnacido por hacerlos arrastrarse fuera de sus ojos hacia los míos para fabricarme un viaje sin fin hasta el final de un cuento corto u otro enloquecido en su geografía, en su historia, en sus referentes culturales, mezclando letra pop con religión y estilos musicales sagrados burlándose de jurados y judicaturas, riéndose cruelmente de profesiones tan loables como el malabarismo insuflándole un tufo amarillento de intelectualidad.


En realidad, la culpa es del agente, Víctor Roberto Carrancá, soñador y solitario como José. Presume de una técnica de mercado inusitada: mapeo mental onírico sobre los bordes de deseos inconclusos creyéndose una especie de Miguel de Cervantes Freud tejiendo novelitas rosas sobre el bajo mundo gay inglés del siglo perdido en una noche de verano. Me llamó la atención su postura docta reclinada sobre un radio de bulbos intentando sintonizar un viejo juego de beisbol con Babe Ruth al bate y, según él, traduciendo tradiciones y traiciones de continentes próximos a la extinción y Enogeas antiguas sobrepuesta a la crítica literaria soltada por personajes precisos entre mensajes y loas filtrados por lo bajo de la narración del partido beisbolero. Sí, me llamó la atención. Lo juzgué excéntrico, no loco. Fue cuando se colocó el gorro de Santa Claus que dudé de mi propia cordura ¿Qué hacía ahí, aún convencido de llevarme todos los viajes? Me avergüenza un poco confesarlo, pero en fin, qué más da si la isla sobre la que requemaba mis carnes ha extraviado altitud y latitud y mi GPS no forula más. Me convencieron los intestinos anudados torpemente alrededor de su cuello, imitando una bufanda. Esto será gore, me dije.


Sí y no, no y sí, no importa, nada se excluye y nada se incluye, el tiempo, el espacio, las dimensiones, “x”, “y” y “z” y vuelta a empezar el abecedario para sobreponer suspensos e inventar terrores. Porque sí, tantos viajes entrometidos han sido divertidos, algunos son como inmersiones por niveles, llegas al primer nivel, el más superficial, el plano te regala un horizonte donde el sol gira con coherencia, pero luego, al dar un paso o saltar una línea o pasar de página transitas a un nivel más profundo donde el horizonte está espejeado y el corazón late del lado derecho, donde la sístole es diástole y la diástole sístole y los zopilotes gorriones y los perros autores (bueno, quizá eso no esté tan loco) y apenas te vas acoplando a la nueva física tropiezas con otra incepción que no revoca los principios anteriores, sino que suma disyunciones y desvaríos, cuando estás a punto de salir a flote te hunde una vieja raza para retornar al principio. Sientes haber cerrado un círculo, te pones todo inteligente y con ganas de convertirte en guía de viajeros, supones poder enriquecerte con las trampas instaladas en cada pasaje y caminas horondo, sonriendo y zaz, otro nivel de percepción donde todo se mezcla para dejarse ver con claridad espantosa. No sé cuántos niveles descubrí en los viajes en El espejo del solitario, sólo estoy seguro de que el enloquecido agente de viajes Víctor Roberto Carrancá diseño los itinerarios con saña, para atrapar público entre las redes fantásticas de seres imperfectos o sólidamente construidos por demoniacas fuerzas expelidas desde el fragor de las pesadillas del agente malvado. Y si preguntan, oye, qué tal tu viaje, diré: lo recomiendo si llegas al final de los niveles, porque si te pierdes entre ser y no ser combinando tiempo y espacio es muy probable que seas una quimera abandonada por el visitante anterior.



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Hugo César Moreno Hernández (Ciudad de México, 1978). En 2003, con el Grupo Cultural Netamorfosis fundó la Revista Cultural Independiente El Chiquihuite. Ha publicado los libros Cuentos para acortar la esperanza (Netamorfosis, 2006); Cuentos porno para apornar la semana (2007, FETA-Conaculta); Cuentos cortos para acortar el domingo (2008, Cofradía de Coyotes-Netamorfosis) y Enseres de supervivencia (2011, Cofradía de Coyotes-Netamorfosis); el libro infantil Así aprendió a volar José (2009, Cofradía de Coyotes-IMC). Aparece en las antologías Abrevadero de dinosaurios, Ardiente coyotera, Perros melancólicos, El infierno es una caricia y Coyotes sin corazón. Fue becario del FOCAEM durante 2009 y actualmente imparte el taller de Poesía y Narrativa en el Faro de Indios Verdes.
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