Ella está tratando de concebir vida en el marco de la pandemia provocada por el nuevo coronavirus. Cuenta con un trabajo estable y es dueña de una autosuficiencia digna de admirarse.
Él se encuentra en el ocaso de su existencia y parece estancado entre la soledad, los recuerdos relacionados con su esposa fallecida y el autoexilio.
Sus nombres son "Emilia" y "Felipe", dos seres que habitan el mismo edificio, que provienen de distintas generaciones y comienzan a forjar un extraño vínculo.
Lo anterior forma parte de la premisa de "Días borrosos", el primer largometraje de Marie Benito, egresada del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), con amplia experiencia como continuista.
Con un ritmo pausado y diversas tomas fijas, el filme en cuestión presenta una inusual reflexión, invitando al espectador a interesarse por los demás, a voltear a ver al otro, como lo ha señalado en diferentes ocasiones la realizadora.
Ese mensaje es reforzado por la atmósfera pandémica y la incertidumbre en la que habitan sus protagonistas, interpretados por Sophie Alexander y Enrique Barruel.
Ambos se apoyan en el inteligente guion escrito por Benito y Paula Markovitch para brindar acertadas actuaciones, conformadas por una variedad de expresiones que no cualquier artista puede encarnar con autenticidad.
Sumado a ello, "Días Borrosos" aborda una visión feminista sobre la maternidad, en donde se rompe con paradigmas arcaicos acerca del acto de procrear.
Asimismo, la profesión de "Emilia", quien es una bióloga especializada en la preservación de especies en peligro en extinción, sirve como metáfora para explicar más la personalidad de dicha protagonista.
Se trata de una mujer preocupada por los seres sintientes frágiles, los cuales tienen un alto riesgo de desaparecer. De hecho, en la cinta, se le muestra cuidando a un par de ajolotes.
En semejanza con esos anfibios, "Emilia" tiene una evidente madurez sexual, así como un envidiable poder de autoregenerarse.
Justamente, el desarrollo de su personaje, junto con el de "Felipe", un tipo anclado en sus pensamientos caducos, son la principal virtud de "Días borrosos".
Eso solo es posible gracias a un argumento sólido, bien escrito y brillante, que no cae en obviedades, logrando profundizar en la complejidad de la especie humana, así como de las interacciones personales.