Poemas de Omar Méndez Sámano
Zoo ¿lógico?
Sale el aire de un
zarpazo
de la cueva del
zoológico.
El león no sale.
Salen restos de
pelaje,
olores a encierro
que la sabana
limpiaría.
El león no sale.
Sale un rugido de
la entraña oscura,
la gente aguarda
ansiosa.
El león no sale.
Hoy, al igual que
ayer,
el león ha
decidido que los humanos
vengan a ver a los
humanos.
Al escultor
Miguel Ángel,
quita los páramos
de mi vientre,
deja zócalos en mi
torso.
Moldea esta
rodilla
que lo ordinario
pone en su mesa
y muerde cada fin
de semana.
Muele el polvo de
las nueces,
exfolia mis
inseguridades.
Confecciona la
suavidad
de los buenos
días,
mézclalos con mi
carne.
Resana mis pies,
hazlos un lugar
místico.
Haz de mi cabeza
un castillo
que jamás conozca
cañones
ni lanzas.
Baja mi mentón
de las cordilleras
más remotas,
ponle un camino de
jades
a mi frente
y te ruego
destiñas
esa maldita mancha
de timidez
que siempre vuelve
a convertirme
en un inmenso
mármol invisible.
Metamorfosis del agua
Agua triste engordada en las tinas.
No la ejercitan las jícaras,
ni la lluvia artificial
que los niños lanzaban
con sus botes de plástico.
No le veo el rostro
por ninguna parte.
Cuando mucho
una máscara lodosa
que degradó a medias un pocillo.
Ya nadie vela por ella,
por su intestino transparente,
por sus capillas de asepsia,
por el sacrificio
de purificar
suciedades ajenas.
Pobre agua,
le han quedado,
después de tantas manos lavadas,
los ecos del descuido.
Agua triste achacosa en las tinas,
aun con los colores del oprobio
yo te admiro,
pues en el más crítico estado,
en la piltrafa húmeda que queda,
en la inmundicia líquida
que un buey sediento desprecia,
nace la vida de los renacuajos.
Rolling
Detrás de mi pie izquierdo
hay muchos destinos
en el que mi talón no se
apoyará.
Seguiré anexando sitios
qué jamás volveré a
frecuentar.
Habrá platillos que me
encantarán
mas no tendré la oportunidad
de probarlos.
No conoceré lugares
lejanos
que podrían impresionarme.
Uno nunca sabe
si la palmera es para dar
sombra
o para desenterrar un tesoro.
Yo llevo mi piel tostada de
soles
y una pala por si acaso.
Plaga
Hay una plaga de mentiras,
a lo lejos puede verse
un grupo de personas
masajeando los oídos de la gente,
drenan la esperanza,
sepultan las lágrimas.
A las mentiras las respiran los
naipes
y los elogios.
Hay un porcentaje de mentira
en nuestros ojos,
en nuestros gestos,
en nuestra verdad.
Me pregunto
si mis acciones
no son los retazos de mentira
que otras personas
han ido tirando en estas calles.