Cinetiketas | Jaime López
Existe una notoria sensación de nostalgia en la ópera prima de Rafael Martínez García, "90 días para el 2 de julio", producción nacional estrenada en cines selectos del país, la cual es protagonizada por el nominado al premio Ariel, Armando Espitia ("Te llevo conmigo").
Ello en virtud de la premisa que la sostiene: "Luis, un joven de 20 años, debe permanecer escondido en una casa mientras transcurren las elecciones presidenciales. Esto es lo que le pidió Andrés, su novio y candidato de un partido muy conservador".
Sin caer en la pornografía o chantaje emocional, Martínez García y Espitia nos adentran sutilmente en las expectativas y vida de "Luis", el chico resiliente que ha decidido permanecer en la clandestinidad con la finalidad de no afectar los sueños políticos de su pareja. No importa que eso último implique guardar sus sentimientos bajo llave, teniendo que soportar la irresponsabilidad afectiva o abandono por parte de su novio.
Así, las y los espectadores son testigos de la cotidianidad y frustraciones del protagonista, que se conforma con recibir los retazos de cariño que le arroja su interés romántico, aquel engreído miembro del partido conservador personificado por Luis Arrieta.
Vale la pena destacar el soberbio y orgánico trabajo del estelar (el ya referido Espitia), que saltó a la fama gracias a su interpretación en "Heli", de Amat Escalante.
Y es que su "Luis" es un rol bordado con respeto, dedicación y autenticidad, tanto que la audiencia siente ganas de conocerlo en la vida real y pertenecer a su círculo cercano de amistades.
Al cargar con el mayor peso del filme, Espitia tiene la responsabilidad de generar un vínculo poderoso con el público, sin aburrirlo ni hostigarlo, lo cual logra con creces.
Él y el apoyo que recibe de su colega Danae Reynaud son fundamentales para sacar a flote una producción inserta en el minimalismo escénico, pues solo recurre a una locación para contar toda la historia.
La también protagonista de "Lady Rancho" y "Lecciones para canallas" da vida a la vecina de "Luis", una aspirante a estrella de plataformas digitales, que se convierte en su principal aliada y confidente.
Es tal el carisma que le inyecta a su personaje que crea una sinergia epidérmica y fresca con Espitia, que se agradece apreciarla en la pantalla grande.
Cabe agregar que, pese a sus tintes políticos, "90 días para el 2 de julio" es una propuesta sobre la pérdida de la inocencia y el desamor, que se apoya notablemente en su dirección de arte para mostrar los cambios de su estelar.
De ese modo, la casa o espacio donde se resguarda "Luis" es otro personaje más, que se va llenando o vaciando de cosas conforme se desarrolla la historia. Un filme realmente recomendable.