Cinetiketas | Jaime López |
Desde su primera secuencia, el nuevo proyecto filmico de Luis Estrada, "¡Que viva México!", trata de mofarse de la polarización que se vive en el país, pues confronta a pedantes burócratas enfundados en trajes de gala con dos personajes que están ataviados con indumentarias humildes.
En el enfrentamiento aludido, el cineasta echa mano de diálogos que nos recuerdan el actual contexto político, debido a que incluye términos como "fifís", un concepto que, en años recientes, ha sido promovido intensamente por el titular del ejecutivo federal, Andrés Manuel López Obrador.
Lo anterior podría ser el presagio de un discurso enérgico y contundente contra la gestión del político tabasqueño, que, sin lugar a dudas, no es santo de devoción de muchos sectores.
Sin embargo, "¡Que viva México!" no va más allá de las generalizaciones y señalamientos poco elaborados respecto al líder de las izquierdas mexicanas.
Es decir, Estrada no profundiza en su crítica o en las acusaciones hechas por la oposición acerca de que Obrador está convirtiendo a México en la nueva Venezuela o que tiene pensado reelegirse para perpetuar su proyecto político.
El "gag" más memorable contra la denominada Cuarta Transformación tiene que ver con el discurso enarbolado constantemente por el presidente de México, consistente en que su administración ha acabado con la corrupción de un día para otro.
De ahí en fuera, el argumento de la cinta está enfocado en burlarse de la población de a pie o los simpatizantes de Morena, es decir, el llamado "pueblo bueno".
Ello representa un arma de doble filo para la audiencia, debido a que puede acentuar los estereotipos relativos tanto a las clases marginadas como a las personas más acaudaladas.
De ese modo, "¡Que viva México!" muestra a la ciudadanía de escasos recursos como gandalla, vengativa, iletrada y ambiciosa, un enfoque que recuerda la visión clasista de Michel Franco en "Nuevo orden".
A pesar de lo anterior, así como de su excesiva duración (3 horas y 10 minutos) o su desabrido desenlace, el filme ha rebasado el millón de espectadores en las salas mexicanas, colocándolo como la segunda cinta nacional más exitosa en lo que va del año.
En cuanto a las interpretaciones, siempre es gozoso ver en pantalla grande a los ganadores del Ariel, Damián Alcázar y Joaquín Cosío, que en esta película dan vida a tres roles cada uno. No obstante, ninguno de ellos es inolvidable como ocurrió con el "Varguitas", de "La ley de Herodes" o "El Cochiloco", de "El infierno".
En contraste, Cuauhtli Jiménez y Mayra Hermosillo cautivan con sus roles de "Jacinta" y "Gloria", respectivamente, quizá porque aportan frescura y un gran "timing" a la trama.
Además, ambos personajes participan en escenas que hacen guiños a clásicos del séptimo arte nacional, por ejemplo, "El lugar sin límites", de Arturo Ripstein, o "El infierno", del propio Luis Estrada.
Cabe agregar que Hermosillo añade una sensualidad a flor de piel a su "Gloria", lo que probablemente le consiga algunas nominaciones en festivales o premiaciones.