“Afortunadamente estamos libres del proceso de desarrollo y del proceso de realización de la película del comité de Hollywood. Ellos entienden que si van a hacer una película con nosotros, nos dejarán hacerla a nuestra manera.”Joel Coen
Para intentar entender el cine de los Hermanos
Coen tenemos que ver sus orígenes, de donde vienen y quienes son. Son un par de
hermanos judíos que no cumplen con el cliché que por años Hollywood ha
perpetuado y nos ha vendido. Sí son judíos, pero son originarios de Minnesota,
es decir de esa región que se le conoce como el “Midwest” norteamericano, lo
que de entrada los convierte en “outsiders” en la industria cinematográfica que
suele concentrarse en dos grandes ciudades como son Los Ángeles, California y
New York, NY, aunque el mayor dominio se dé en la ciudad californiana, desde
los inicios del cine norteamericano.
Desde esa visión del “Midwest” de ver y vivir
la vida es que estos dos hermanos, uno graduado de la escuela de cine y otro de
la de filosofía, es lo que les permitió que sus historias se vayan contando
desde lo absurdo, desde el sinsentido como eje rector y la principal
característica de sus películas.
Pertenecientes a una generación de cineastas que a finales de la década de los ochenta y gran parte de los noventa, supieron mantener su trabajo en la línea fronteriza de la independencia y la industria
cinematográfica. Esta generación donde hay nombres como Richard Linklater,
Quentin Tarantino, Kevin Smith, PT Anderson entre muchos otros que se
permitieron con su arte hacer un cuestionamiento al sistema, a la forma de vida
occidental que nos impone una forma única de pensar y de actuar.
Con esto me refiero a que no importa de qué lado de la moneda ideológica nos toque estar, al final la forma de pensar, que
se nos dicta es única y autoritaria. Contra todo ello es que se rebelaba esta generación
de cineastas a la que pertenecen los Coen, evidenciando el vacío
de las estructuras tanto sociales, políticas y/o culturales, principalmente en
el mundo occidental y la hegemonía e influencia que se tiene a nivel global.
Esta crítica al sistema y sus estructuras
permea mucho en la construcción de los distintos géneros cinematográficos que
están presentes en la obra de los Coen y esto lo hacen desde una profunda
conciencia histórica, la cual juega en papel muy importante en la mayoría de
sus películas, así como el absurdo que también tiene un papel importantísimo en
la elaboración de los personajes, con lo que convierten su obra en un homenaje, una burla, una
apropiación, un retrato de su idea de deconstruir y visualizar estos géneros,
como la comedia romántica, el western,
el noir.
En Blood Simple (1985) ya comenzaban a perfilar esas ideas narrativas con mucha influencia de la literatura, algo que continúan haciendo en toda su obra, a la par de el sinsentido y la deconstrucción del género o de los géneros más representativos del cine norteamericano. Blood Simple encaja dentro del noir, neo-noir, para ser más específicos, donde el humor absurdo y situaciones sin lógica van comenzando a desarrollarse logrando construir una mejor historia con su segundo largometraje Raising Arizona (1987), una comedia absurda, con gags y momentos que parecen ser un homenaje a los grandes comediantes de inicios del cine. Con esta película es que comienzan a perfilar, esa relación orgánica y sinérgica que tienen para ellos las imágenes y la música.
Con Miller's Crossing (1990) regresan
al género neo-noir, esta vez desde una historia de gánsteres pero con una
construcción de personajes alejados del cliché que en ese momento era el
predominante en el cine de este subgénero liderado por Coppola y Scorsese.
Aquí ellos toman como base las novelas de Dashiell Hammett para darle una perspectiva distinta al género. A pesar de que en la
taquilla no le fue nada bien, tampoco con mucha de la crítica; y es que se estrenó
a la par de Goodfellas de Scorsese y Godfather II de Coppola, pero
con el paso de los años, Miller's Crossing se ha consolidado como una
película que rompe con estereotipos, que va más allá de lo que se puede esperar
del género y nos da una de los historia de gánsteres mejor trabajadas.
Un año después presentan Barton Fink
(1991), película que les da el reconocimiento internacional al ganar la Palma de Oro del Festival de Cannes como mejor
película, mejor guion y mejor actuación a John Turturro, además reciben sus
primeras nominaciones a los Premios Oscar.
Basada en una época fetiche para los Coen como
son los años previos, durante y posteriores a la gran depresión, desde la
construcción del monopolio en que se convirtió Hollywood, cuenta la historia de
un personaje que intenta encajar en la maquila del cine, a la par de que van
desarrollando una serie de personajes secundarios y antagónicos muy
interesantes, como lo es el que personifica John Goodman en una de sus mejores
actuaciones. Mucho se ha hablado de una secuela, que al final sabemos que no
llegará, al menos no de la mano de los hermanos.
Con The Hodsucker Proxy (1994) se mantienen en la época de la gran depresión y con una comedia absurda y sinsentido hacen una crítica al sistema económico capitalista que engulle a las personas hasta llevarlas al límite. Si bien, esta es una de las películas menos “exitosas” de los hermanos Coen en la taquilla y en premios, la crítica la trató bien. Es posiblemente una de las menos conocidas pero queda la actuación de Tim Robbins como alguien del “Midwest” que intenta vender una idea en Wall Street. La crítica al capitalismo en The Hodsucker Proxy cobra mayor relevancia en estos días.
Fargo
(1996) los regresa al camino del éxito, eso sí, sin cambiar un mínimo su forma
de contar historias para convertirse en directores exitosos tanto
con la crítica como en taquilla al conseguir y ganar varios premios alrededor
del mundo. Regresan al neo-noir y juegan un poco con el humor negro y
esa pasión por la literatura, construyen una historia tan sólida que permitió
incluso un spin-off como serie que duró tres temporadas, manteniendo ese estilo
sobrio y elegante, lleno de sinsentidos absurdos.
Los Coen se han caracterizado por llevar a la
comedia a nuevos derroteros, dotándola de cierta inteligencia sin caer en
superioridad moral; sus personajes van caminando por situaciones que de la
forma en que son narradas y/o construidas pierden toda solemnidad. Es el caso de The
Big Lebowski (1998) que con una historia muy sencilla, que podríamos
catalogar dentro del género neo-noir, nos da una comedia negra, llena de
situaciones hilarantes, absurdas, ilógicas. El éxito de esta película
se puede medir más allá de la taquilla o de la crítica, su verdadera
influencia en la cultura pop, es que año tras año desde 1999, se organiza un
festival en su honor, aunque se suspendió en pandemia y no se sabe si regresará, sin embargo habla de la gran influencia de esta película. Ni qué decir del impecable soundtrack que va desde Bob Dylan hasta los Gipsy Kings.
En O Brother Where Art Thou? (2000) toman
un arriesgado camino y le dan un papel protagónico a la historia y a la música
(histórica). Basándose en la Odisea de Homero, nos llevan por un recorrido de
la América Profunda en años de la gran depresión (su época fetiche), convirtiendo la película en todo un documento histórico y de recuperación de la
memoria sin perder un ápice de lo que estos hermanos nos tienen acostumbrados
con el sinsentido, lo absurdo y esa forma de tejer los hilos entre personajes y
situaciones.
El trabajo de rescate musical que hace T Bone Burnett, su compositor musical de cabecera, merece un reconocimiento aparte pues permitió que mucha música de la América Profunda fuera reconocida a nivel mundial. Canciones que tienen más de cien años.
El inicio de siglo estuvo marcado por lo que
considero un bajo en la calidad cinematográfica de estos hermanos; si bien The
Man Who Wasn't There (2001) es una película arriesgada, elegante, muy bien
contada, no tuvo el impacto que tuvieron las demás. Lo mismo paso con Intolerable
Cruelty (2003), un intento de comedia romántica que a pesar o por culpa de
los protagonistas, no logró cerrar el círculo quedándose como un intento de deconstrucción
del género. Lo mismo pasa con la adaptación de la película inglesa de 1955, The
Ladykillers que aunque tiene una historia muy buena, no termina de cuajar.
En 2007 con la adaptación de la novela No
Country For Old Men de Cormac McCarthy retoman el camino y combinando de
forma excepcional el western con el neo-noir logran la que para muchos es su
mejor película. Aunque la adaptación es bastante libre, es la forma que ellos
tienen para trabajar la literatura, algo que está presente en todas
sus películas. No Country For Old Men los pone de vuelta en el grupo de
directores premiados que, aunque el reconocimiento no es importante para ellos, les da una
plataforma para que su cine escale más allá de la industria y de la
independencia.
Las películas de los hermanos Coen manejan
un gran número de líneas narrativas, donde muchas veces el protagonista pierde el peso de
toda la historia, eso no es malo, pero a veces como en el caso de Burn After Reading (2008) juega en su contra y una buena historia se ve
rebasada. Aunque no sucede lo mismo con Hail Caesar! (2016), con la que
sí lo logran, haciendo una crítica al Macartismo y su lista negra.
Con Inside Llewyn Davis (2013) y A Seriuos Man (2009) hacen un poco de metaficción tomando la biografía como
parte de la historia. Inside Llewyn Davis hace un recorrido por la
década de los sesenta, la música folk (de nuevo el soundtrack es fundamental) y
mucho absurdo, falta de lógica y humor negro. A Seriuos Man arma un
diálogo para ellos mismos burlándose del cliché judío, a la par que lo reconoce
y construye una historia que en muchos momentos parece ser algo personal, íntima. Es posiblemente la película menos comprendida de los hermanos.
De la misma forma con True Grit (2010)
y The Ballad of Buster Scruggs (2018) siguen con la deconstrucción de
unos de los géneros favoritos de Estados Unidos. En la primera construyendo un antihéroe
muy alejado de lo que vemos en el western clásico y la segunda tiene muchos
guiños a la literatura con una serie de historias sin relación que en palabras
de ellos les costó veinticinco años escribir, y que es el último trabajo a la
fecha que han realizado juntos, declarando que esa relación ya se terminó. Eso no significa que han dejado de trabajar, Joel filmó en 2021 The Tragedy of
Macbeth mientras que Ethan en 2022 dirigió Jerry Lee Lewis: Trouble in Mind, las
cuales mantienen su estilo absurdo pero no alcanzan ese punto
perfecto que lograron en sus trabajos en conjunto.
Una de las ideas permanentes en el cine de los
hermanos Coen es la de convertir la literatura en arte visual, ponerle
movimiento a las palabras, eso se percibe en cada una de sus películas, así
como las múltiples referencias a cuentos, novelas, poemas, escritores que les
abren un universo de posibilidades y mayor libertad a la hora de trabajar e ir creando sus
personajes desde el sinsentido desde donde lo construyen.
La frivolidad y la profundidad son parte de su
cine y una forma de ir presentando la realidad que vivimos desde lo hilarante, el
absurdo mayor de estar vivos a pesar de todo lo que nos rodea.