terminar una carrera ni
escribir como los grandes
solo quiero
habitar en la poesía
vivir de la poesía
como los grandes perdedores
que hacen de la literatura
una piedra lisa
enterrada en el río
de la cual un musgo crece
para que peces como yo
nos alimentemos antes de partir
a las fauces de los osos.
Me acordé de ti
cuando
escupí la espuma
que
el océano empujaba
hacia
mi boca
como
tratando de matarme
Sal
y saliva
saliste
de mi vida
igual
que como entraste:
intempestivo indiferente
Así dejé
de verte
bajo
el azul prolongado
de
un mar ennegrecido
serías
un punto negro
alejado
por la corriente
pero
vaya
con mis
ojos irritados
apenas distinguía
dos
barreras: gris y klein
cortadas
hacia el horizonte
Te
perdiste, te ahogaste o
las
tortugas te arrastraron
no
sé
Lo
que sí supongo
es que
frente a ambos
el mundo es coralino
inmenso,
espumoso y
azul,
nada más que
azul.
Aliento
Yo sé que no te acuerdas pero
me gustaría que habláramos
sobre la vez que durante una pelea
que tuvimos por celular
a las dos de la madrugada
la llamada se cortó.
He de admitir que no poseo
los detalles del coraje
que nos mantuvo entretenidos
cerca de hora y media
solo alcanzo a evocar
lo agotado que me sentía
y el claro fastidio que afloraba de tu voz.
No era la primera vez que nos pasaba
ya habíamos entrado en este insoportable
círculo solar
puede que nada más lo tolerábamos
por costumbre.
Ese no es el punto
Olvida los motivos
me dije
no quieres perder a esta mujer
hazte responsable y
discúlpate.
En pleno silencio dije lo siento
en el silencio más monstruoso de mi vida
repetí lo siento
en un silencio tan nocturno como la boca de la muerte
hablé desde mis entrañas para decir
perdóname.
Vocalicé todas las angustias
con las que había estado cargando
desde mi niñez tardía.
Te puedo jurar que nunca
bajo ninguna circunstancia
había abierto mi espíritu
a nadie
como lo hice contigo.
Eso creí, al menos
tan idiota tendría que ser
como para no darme cuenta
que la puta llamada
se había cortado desde hacía al menos
veinte minutos.
Ese breve lapso
fue todo lo que necesité
para desangrar cada herida
encarnizada en la piel de mi alma
ese breve lapso
en que yo creí estar hablando contigo
cuando en realidad hablaba
a la nada.
No seamos tan dramáticos
sí hablaba con alguien, conmigo.
Pero eso de qué mierda me sirve
maldije
me lleva la chingada
la perra chingada.
Traté de comunicarme a tu número
contestaste la tercera vez
te pregunté si habías colgado
dijiste que no
nunca me pregunté
por qué no me llamaste de nuevo
por qué no me salvaste
de hacer el mayor ridículo de la historia.
En ese momento no me importaba
estaba feliz de recibir el afecto de tu voz
pero ahí fue cuando me di cuenta:
no podía repetirte las cosas que no escuchaste
ya no tenía fuerzas
y mis palabras se habían vuelto balbuceos
Qué pasó
preguntaste
no sé si irritada o preocupada
nada, es que yo
hablé solo por un tiempo
pero no importa
mañana si gustas platicamos en
persona
deberías descansar
ha sido una noche pesada.
Sí, nos vemos mañana
respondiste
tú también descansa y ya no
llores
no pasa nada.
Y aunque fuiste tú quien arregló las cosas
y no terminamos ese día
y a pesar de que nos vimos para hacer el amor
todavía me inquieta cuestionarme
lo que habría pasado si
nuestro canal y nuestro contexto
no hubiesen sido el teléfono y la noche
sino los ojos y la tarde.
Mi mamá finge que mi padre
es la nada comprimida
se ha logrado convencer
de que mi principio
no es distinto al de una abeja,
una hormiga, un caracol
una codorniz
creados por la madre y nada más.
Es por eso que soy el rostro
de mamá
en mis manos crecen sus uñas
mi risa muestra sus dientes
su hipertensión es mi futuro
No hay un solo rasgo de mi padre
en este cuerpo
o al menos eso creo
¿Cómo saberlo? La fotografía
de su bigote se perdió hace tiempo
en los cajones de esta casa
Nada hay salvo recuerdos
nombres prohibidos, fechas inconexas
y la pregunta de siempre:
¿Por qué tu mamá y tú comparten apellidos?
Ya me aburrí de decir que no lo sé
qué importa
la paternidad no existe
son las mamás
García Márquez se equivocó
yo voy a envejecer cuando mis hijos
se parezcan a mí
porque hoy en día yo soy
mi madre
sin importar mi barba
ni mi carrera, ni mi desesperación
soy lo que ella siempre quiso para sí misma
pero que no obtuvo
ya que cuando nací
decidió que todo ello
sería solo para mí.
Funeral japonés / Cementerio mexicano
Hará algunos años que
uno de mis sueños
me mostraba el funeral de mi mamá
Yo debía enterrarla
con todos los honores
así que le hacía una pira
con hojas de un bosque japonés
su cuerpo yacía en el fondo
Y pronto el fuego comenzaba
pero yo me daba cuenta de algo
esa mujer no era mi mamá
no al menos la que conozco
era una dama japonesa
con no más de treinta y dos años
En realidad el sueño era truculento
esa no era mi mamá
pero sí la de alguien más
alguien quizás de Oriente
que sepultaba a la mía
en algún cementerio mexicano.
Ulysses Luna (Puebla, 1997) egresó de la carrera de
Lingüística y Literatura Hispánica en la BUAP en 2022. Algunos de sus textos
fueron publicados en Página Salmón y en Revista Almadraba. Fue fundador de la
revista Collhibrí y conductor del programa de radio Al aire. Escribió y dirigió
la obra Prometeo vengado en 2018.
Actualmente se dedica a la docencia mientras prepara el poemario No conozco a estas personas, del cual se
recogen los poemas presentes.