Por Alejandro Carrillo | Editorial |
Cuando emprendimos esta casa editorial con el anhelo de colaborar desde nuestra humilde trinchera —eso sí, una trinchera independiente y autogestiva— en la producción literaria nacional, lo hicimos con el único afán de formar una comunidad en donde nuestros colaboradores y autores emanados desde la plataforma de Revista Sputnik pudieran llevar a la tinta y el papel su talento, más allá del inmenso, turbulento y gregario mar de la Internet.
En ese entonces no sabíamos mucho de “la industria” y hasta ahora, por fortuna, nuestras aspiraciones siguen siendo más románticas que pecuniarias y así lo entienden nuestros creadores a quienes les agradecemos de sobremanera su confianza, pero principalmente su trabajo y voluntad para seguir tirando puertas y mantener en movimiento este agujero de gusano creado en 2018 con la energía y el impulso de todxs.
“La ciudad de los ahorcados” fue el nombre de aquella antología que engendraron en conjunto una veintena de personas y que sería la ópera prima de nuestra incipiente editorial en donde la narrativa, la poesía, la crónica, la prosa prosaica, la antipoesía y algunos textos experimentales convergieron y dieron como resultado al moderno Prometeo que logró trascender su propia existencia y traspasar las barreras de la imprenta, la geografía y el prejuicio; más allá de las imprecisiones de emergencia y las erratas del primer retoño, este libro fue un parteaguas que nos abrió las puertas de un mundo maravilloso cuya fauna rabiosa y solidaria a la vez, nos supo acoger como uno de los suyos.
Cuando nos planteamos por primera vez la posibilidad de hacer un libro, las únicas certezas que teníamos eran: 1) debía ser un crisol de voces y 2) guardaría alguna relación con la ciudad de Aguascalientes, en homenaje a todo lo que nos ha brindado desde el ámbito cultural. No es poca cosa que durante casi una década un medio hidrocálido como lo es Revista Sputnik ha sido el tablado de cientos de autores emergentes y colaboradores de todo el país y algunos otros sitios de Latinoamérica, España y Estados Unidos.
No fue difícil llegar a una conclusión temática: la muerte que tanto nos atrae como mexicanos y que particularmente en Aguascalientes guarda un sincretismo único y extraordinario. “La Calavera Garbancera” mundialmente conocida como “La Catrina” es la obra que encumbra el trabajo mortuorio de José Guadalupe Posada —el mejor de la clase— y la encargada de recibir a todas las visitas del sur; el ya icónico desfile de calaveras que forma parte del mismo festival de otoño es una verbena popular multitudinaria para honrar a los muertos como política pública, y qué decir del macizo montañoso que recibe el nombre de “Cerro del Muerto”, aquel gigante enano postrado en el horizonte de nuestra ciudad y de los forros de este libro, del cual estamos seguros todos los hidrocálidos, algún día despertará.
Por estos lares la muerte causa todo tipo de emociones, todos los días. “Buena tierra, buena gente, agua clara, cielo claro” reza el escudo heráldico de la ciudad debajo de un yelmo de hierro con lambrequines pero sin cuerpo. Y es que más allá de toda la cosmogonía alrededor de la huesuda, hay otro fenómeno social que impacta a diario en la tierra de la gente buena, que es la misma tierra de la gente triste, de la gente deprimida. En este lugar es común tener un conocido o dos que han muerto de esa manera. Tan solo el primer día de este 2022 seis persona decidieron quitarse la vida, al término de esta edición ya eran más de 80 casos en los registros. Hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, incluso niños, de todos los estratos sociales y de cualquier parte del estado. Los datos son pobres y aparentemente no llevan a ningún lado, solo a gente deprimida tomando “la puerta fácil” como dicen los que no son capaces de intentarlo. La única constante es el ahorcamiento. La ciudad de los ahorcados.
A este paso es probable que alcancemos los registros de 2019, cuando se publicó la primera edición de esta antología. Durante los primeros dos años de la pandemia se superaron los 350 suicidios. Si es inaudito leerlo en cifras, ahora imagínate con nombres y apellidos. Aguascalientes tiene una de las tasas más altas de suicidio a nivel nacional sin ser una entidad con grandes crisis de seguridad, desapariciones, problemas ligados al narcotráfico, ni altos índices delincuenciales. ¿Qué está pasando? ¿Por qué se deprime la gente?
Nuestra finalidad no es alimentar el morbo, ninguna de estas historias tiene un fin aleccionador ni pretende abrir juicio alguno sobre los motivos de las personas que han decidido quitarse la vida. Simple y llanamente consideramos que una de las bondades de la literatura y del arte en general, principalmente cuando se hace de manera conjunta como es el caso, es entablar una conversación sobre los problemas que nos aquejan como individuos y como colectividad. El suicidio lo materializan unos pero lo sufrimos todos, porque el cuidado de la salud mental es una asignatura pendiente que tenemos como sociedad en todos los niveles y más allá de las ocurrencias políticas de algunos desalmados.
Sin más preámbulo te damos la bienvenida a esta segunda edición de La ciudad de los ahorcados. Población: todos. Pues como dice el músico y compositor Iván García, no hay mejor lugar para olvidar que estamos muertos.
Los autores que participan en esta edición son: Mónica Castro, Daniel Bravo, María Santos, Alfonso Brevedades, Marcela González, Iván García, Brenda Román, Sergio Martínez, Denisse Rodríguez, Aldo Correa, Samanta Galán, Hugo Ernesto Hernández, Christian Sainos, Isaías García, Alejandra Flores, Mauricio Caballero, Alejandro Carrillo, Nabor Rachowski, Julieta González y René Alejandro López.
*No olvides escuchar en Spotify el podcast de La ciudad de los ahorcados, en voz de sus propios autores, producido por Casa Yonki. Puedes comprar el libro desde cualquier parte de México en este link. Apoya la literatura nacional independiente.