Nomadland: más allá del neoliberalismo

A finales de 2020 Chloé Zhao presentó su adaptación del libro Nomandland, escrito por Jessica Bruder. La película ganó tres premios Oscar.

Por Jorge Tadeo Vargas |

 

Ha llegado la economía colaborativa, la patada en el trasero de la economía de la gente modesta —anunció pesaroso—. Había llegado a un punto en que no podía pagar el alquiler y además comer. Nomadland, Jessica Bruder.

 

En este 2022, con una pandemia que no nos quiere soltar del todo, la organización Oxfam, presento su informe anual sobre desigualdades socio-económicas en el mundo, en el cual con datos duros nos dice que la élite de multimillonarios duplico su fortuna entre 2020 y 2021, es decir, estos años de cuarentena, de dolor, de muerte, para ellos fueron de riqueza, de aumentar sus ganancias. Jeff Bezos, dueño de Amazon es quien lidera a esta cúpula y quien resultó mayor beneficiado del virus SARS-CoV-2, mejor conocido como Covid-19.

En diciembre de 2021, un tornado arrasó con una bodega de Amazon ubicada en el pueblo de Edwardsville, Wyoming, dejando al menos seis muertos y múltiples heridos. Los empleados recibieron la orden de no dejar su puesto de trabajar y no dejar sus labores a pesar del peligro latente que significaba un tornado. Las pérdidas para Amazon eran millonarias y no estaban dispuestos a enfrentarlas, los empleados no tenían permitido ir a resguardarse con sus familias y al final ocurrió la tragedia.

A finales de 2020, Chloé Zhao presentó su adaptación del libro Nomandland, escrito por Jessica Bruder. La película ganó tres premios de la Academia en las categorías mejor película, mejor director y mejor actriz a Frances McDorman. La adaptación corrió a cargo de la misma Zhao, resultando una obra bastante libre e interpretativa, más allá de lo que se intenta contar en el libro, que es un trabajo de investigación que Bruder llevó a cabo por tres años viajando con gente que se mueve de ciudad en ciudad buscando trabajo, viviendo en sus autos, la mayoría de ellos adaptados para funcionar como casa y como vehículo. La investigación terminó en un libro que en español fue editado por Capitan Swing en el 2017.


Es importante hablar de la película previo hacer cualquier comentario sobre el libro, por un par de razones, la primera es que la adaptación que se hace no captura la naturaleza y el objetivo de la investigación que Bruder realizó para construir un ensayo coral que denuncia las injusticias del capitalismo de plataforma, además traiciona toda esta esencia al poner a Amazon como un empleador más, que permite a estos “nómadas” mantener su “estilo de vida” donde los bienes materiales se convierten en un lastre (según la interpretación que la de Zhao al libro) que no permiten encontrar la felicidad plena que es ir de un lado a otro sin ataduras de ninguna clase.

En el libro, los nómadas platican de primera mano con Bruder sobre los motivos que tuvieron para vivir en sus autos-hogares para viajar buscando trabajo, en donde sea y como sea. Desde los grandes almacenes de Amazon (los más utilizados, y los más esclavizantes) hasta campos agrícolas trabajando como jornaleros. La mayoría de ellos no tuvo alternativa al perder sus empleos, sus ahorros y por consiguiente, sus casas al no poder pagar las hipotecas.

Ser nómadas fue su ultima opción, no les quedo otra para poder sobrevivir. Todos ellos hablan de la falta de seguridad, de los riesgos, de cómo el apoyo mutuo si bien es fundamental para mantenerse a salvo en las carreteras, carece de la parte más importante que es defender un territorio, un espacio común.

Bruder solo sirve como válvula de escape para que los entrevistados por tres años pongan en la mesa todos sus sentimientos, sus miedos, sus sueños, incluso aquellos de poder volver a tener una casa, un lugar fijo, un trabajo seguro. Ella solo es la narradora de una realidad que supera por mucho todo lo que nos han dicho que significa el capitalismo y el libre mercado, o tal vez lo representa de la mejor manera, donde los seres humanos solo somos mercancía descartable.


A diferencia de la película que
 se inserta en esta nueva tendencia de crítica al sistema actual, que no es más que un maquillaje que sirve para silenciar las buenas conciencias de la gente que aún conserva sus privilegios, que se indignan con la pobreza y las injusticias a la par que hacen sus pedidos por Amazon, mientras que le piden a su Alexa que les reproduzca la canción de moda.

En el libro se desgrana la realidad que desde 2007 a la fecha viven miles de personas en todo el mundo, incluidos aquellos a los que el Sueño Americano se les convirtió en la Pesadilla del capitalismo tardío y salvaje. Donde las minorías ya no solo se definen de forma racializada (aunque este es un mito de los progres que no ven más allá de sus propios privilegios) sino por una clase media totalmente vulnerada, golpeada sin piedad por un sistema en crisis, por un capitalismo neoliberal que está mutando peligrosamente hacia un neo-feudalismo mucho más salvaje y depredador que se ve fortalecido por el capitalismo de plataforma que a su vez da las herramientas para que la desconexión entre el modelo de producción y el consumo se vaya dando de forma más clara. Las zonas de sacrificio son solo un mito para aquellos que no tienen que vivir y trabajar en ellas, no ven los impactos que éstas dejan en las comunidades cercanas y en la naturaleza, claro, siempre tienen la serie o la película que es tendencia para apaciguar su “conciencia social”.

La segunda razón de la importancia de la película y su desfase con el libro tiene que ver con la influencia que tiene el cine en la mayoría de la población y que es mucho mayor que la literatura, especialmente aquella de investigación, de crítica real. Y aquí tengo que ser claro. No cuestiono ni la técnica, ni la estética que Chloé Zhao logra con su filme. Es bastante buena; lo que cuestiono es su forma de abordar el punto central del libro y la denuncia muy clara que hace contra un sistema de clases injusto, Zhao lo deja de lado para convertir el objetivo en una especie de viaje de descubrimiento al estilo new age o cualquiera de esas filosofías que intentan ocultar la realidad con ideas que no tienen fundamento en la realidad, pensamientos mágicos sin sentido, absurdos.

No se espera que Chloé Zhao se convierta en la próxima Ken Loach, ni mucho menos; de este aún nos queda bastante por ver, sin embargo a la directora le falta la carga teórica socio-política que a Loach le sobra, por lo tanto se queda a la mitad del camino, o nos da un retrato romantizado de una clase que ha sido despojada de todos sus derechos, abandonada a la suerte por un modelo que la considera prescindible.

La idea de dejar todo atrás para irse en un viaje de auto descubrimiento se convierte en la trama, lo hace pensando que abandonar todo para viajar de un lado a otro es ser libre. Convierte al desalojo de las personas en una idea romántica que nada tiene que ver con la realidad, en pos a según de Zhao y muchos otros que parten de esta misma idea en la búsqueda de la felicidad completa así en abstracto, sin detenerse a pensar en lo que significa perderlo todo. En los tres años de investigación de Bruder, pocos son los que tomaron esto como un viaje de auto descubrimiento, la mayoría son desalojados, despojados, abandonados, parias.

Tal parece que el objetivo del entretenimiento actual es convencernos de que la organización ciudadana, comunitaria no es viable, que nos toca sentarnos y esperar que alguien más resuelva por nosotros la crisis actual. Una táctica que les esta funcionando bastante bien, si vemos este tipo de películas que aunque tengan un buen respaldo como lo es el libro de Jessica Bruder, se convierte en algo totalmente distinto.

 

Desde las montañas de Klatch City

enero 2021



*Jorge Tadeo Vargas, escritor, ensayista, anarquista, a veces activista, pero sobre todo panadero casero y padre de X.

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