Una de las características más debatibles del arte contemporáneo está en su temporalidad, pues pareciera se trata de un arte
sujeto a condiciones mediáticas, pero hoy, a poco más de cincuenta años de
haber sido creada Walking in an Exaggerated Manner
Around the Perimeter of a Square, probablemente, la obra adquiere más
sentido que antes.
Filmada en formato blanco y negro con una duración de diez
minutos la obra sugiere precisamente eso, un recorrido, por parte del artista,
de forma exagerada sobre el perímetro de un cuadrado dibujado en el piso del
estudio, primero hacia adelante, luego hacia atrás. Dos de los elementos más
importantes de esta pieza son el encuadre y el desdibujamiento del concepto de
intimidad; el primero, al no captar la totalidad del cuadrado, propone la idea
de un espacio ficticio donde la imaginación es la encargada de completar la
figura; la segunda, una relación íntima entre el artista y el espectador donde
la obra se convierte en una especie de ventana que los conecta y permite ver
hacia dentro de aquello que antes fue privado, el estudio.
¿Cómo nombrar ese espacio donde sucede todo? Probablemente
la actividad más importante del ser humano sea la del caminar ya que nos
permite no solo trasladarnos de un lugar a otro, sino efectuar un
reconocimiento del medio ambiente, interactuar con lo que nos rodea; el caminar
es conocer, pero también comunicar. Es normal, pues, que el lugar ideal para
realizar esta actividad sea el espacio público, pero ¿qué ha sucedido con esta
acción desde el inicio del confinamiento? A partir de que la pandemia se
implantó como un nuevo régimen, me he preguntado
constantemente acerca de los espacios que debimos replantear, reinventar o
rescatar para escapar de la monotonía que representa el estar encerrado en
nuestro bunker/habitación.
Para todos aquellos a los que nos ha tocado la fortuna o
desgracia de experimentar una especie de cuarentena extendida donde, a
excepción de unas contadas ocasiones, las salidas a la tiendita de la esquina
por suministros para la semana constituyen el único contacto con el exterior,
la novedad en los recorridos dentro de nuestros espacios (que curiosamente son
cuadrados; habitaciones, celulares, computadoras) se limitan a las diferentes
formas en cómo caminamos alrededor de ellos; quizá, en los últimos
meses, de forma exagerada.
El arte simula la vida cotidiana. Probablemente cuando
Nauman creó esta pieza lo hizo en función de conceptualizar lo que representa
el estar encerrado en un espacio que es, literalmente, un mundo desde el cual
puede proyectarse (como él mismo declaró) ante una especie de vacío que
representa la pérdida del contacto con lo exterior; existe en el video una
fusión entre lo privado y una necesidad imperativa de “seguir adelante”, ¿acaso
no es la dinámica bajo la cual nos relacionamos hoy en día? Bajo la lógica de
un “peor es nada” gran parte de la población actual nos hemos visto inmersos en
una experiencia similar donde el trabajo o estudio a distancia ha desdibujado
los límites de lo privado, y la forma en como interactuamos (los fondos de
pantalla en teams, por ejemplo) se presume como un intento de caminar de
forma diferente, tal vez exagerada, a través de esta realidad contingente
donde, además, los cuerpos deben ser completados desde la imaginación o el
recuerdo.