Existen numerosos grupos que
lamentablemente no lograron registrar su música, las causas pudieron haber sido
muchas e indefinidas. Pero su importancia y legado resultan suficiente como
para darles una merecida mención en los anales del rock and roll mexicano.
Los Gypsies o Los Gitanos fue un conjunto
poblano surgido presumiblemente en 1963. Por sus filas pasaron músicos importantes
que hicieron ruido dentro y fuera del estado; así como predecesor directo de la
afamada banda Los Frailes. Su primera alineación estuvo compuesta por Arturo
Álvarez (guitarra), Enrique González “El Gallo” (guitarra), Ismael Espinoza “Donis”
(trompeta), José Madrid “El Cherokee” (saxofón), Raúl Fernández “La Boa” (bajo)
y Alberto Reyes “El Tles cuatlos” (batería). La mayoría pertenecientes al
Centro Escolar Niños Héroes de Chapultepec (CENHCH).
Los Gitanos se formaron
principalmente de dos conjuntos juveniles que no prosperaron, por una parte Los
Golden Stars fundado por los hermanos Espinoza, del cual se desprendió Álvarez;
y Los Fantasmas del Rock donde participó González, quien espoleó a sus
compañeros del CENHCH para formar Los Gypsies.
Al comienzo existieron muchas
carencias de todo tipo, principalmente lo referente a instrumentos, por
ejemplo, González empleaba una guitarra acústica para rocanrolear, por otra
parte, Álvarez fabricó su primera guitarra eléctrica y usó la consola doméstica
a manera de amplificador, lo mismo Reyes que practicaba sus ritmos con cucharas.
Sin embargo, fue el padre de González quien los apoyó para adquirir sus
primeros instrumentos. Reyes recuerda: “A él (Enrique González) le sacó su
guitarra, a “La Boa” (Raúl Fernández) le sacó su bajo, a Ismael Espinoza una
trompeta… Y así comenzamos a tocar canciones, ya que me ofreció una batería”.
Sus primeros temas fueron covers de conjuntos nacionales encumbrados
como Los Rebeldes del Rock, Los Locos del Ritmo o Los Teen Tops. Comenzaron su
trayectoria musical de la forma habitual para cualquier grupo incipiente,
localizaban fiestas, eventos y reuniones en los que pudieran exhibirse sin paga
alguna. Su primera presentación ocurrió durante un festival celebrado en el parque
Paseo Bravo.
De izquierda a derecha: Juan Guerra, José Luis Ricart, Arturo Álvarez, José Madrid y Alberto Rey. |
Gradualmente se hicieron de
renombre, hasta que alternaron con bandas angelopolitanas consolidadas como los
Demonios del Rock y Los Blue Jeans, con quienes se organizaban para realizar
tocadas y eventos. También se presentaron en restaurantes como Tropicana, lo
mismo que clubes exclusivos, por ejemplo, La Lave al interior del Hotel Gilfer,
de igual manera, el balneario Agua Azul y en todas las fiestas escolares.
Así transcurrió algún tiempo y
aproximadamente en 1964 Reyes había dejado la batería para desempeñarse como
vocalista. Su lugar lo ocupó Miguel Ángel Rosado “El Yuca”, un músico más avezado
y con aptitudes de liderazgo. Según Reyes, fue gracias a Rosado que tuvieron la
oportunidad de audicionar y convenir un trato para grabar, pero al mismo tiempo
esto causó su separación: “Nos consiguió un contrato en México, en la RCA Víctor
y yo iba como cantante, no iba como baterista del grupo, y yo pensé ‘Nos van a
tronar’. Pero no… para no hacerla larga
nos dicen: ‘Sale, firmen el contrato’. Y firmamos Los Gypsies. Pero entonces
surgió ahí la semilla de los compañeros, que sí que no y fue cuando nos
dividimos… que cada quien haga su grupo. Entonces Arturo Álvarez quien era el
guitarrista se salió, y yo y ‘El Cherokee’, casi medio grupo se salió y medio
grupo se quedó, que es cuando surgen ahí Los Frailes”.
De esta forma Los Gypsies se
dividieron, por una parte Rosado y sus partidarios se reorganizaron para formar
un conjunto nuevo llamado Los Frailes, integrado por Espinoza, Fernández y
González; también integraron al ex Demonio Rodolfo Apango y José Arabi
(vocalista). Ellos retomaron el contrato con RCA Victor, que culminó hasta
donde se conoce en la grabación de dos sencillos, un EP y su inclusión para
algún LP acoplado de rock and roll. Por su parte, los gitanos continuaron
siendo Reyes, Madrid y Álvarez; así como el ex Demonio Juan Guerra (vocalista y
bajo) y José Luis Ricart “Ricachá” (teclado), a manera de reemplazo para sus
anteriores compañeros.
Sin embargo, Los Gypsies no
menguaron. A mediados de aquella década la Cervecería Cuauhtémoc Moctezuma los
contrató para una gira programada de nueve días en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, donde fueron bien recibidos al igual que promovidos por la familia
Chapital, quienes tenían contactos con periódicos y radiodifusoras locales: “El
señor Chapital era compadre del papá de ‘Ricachá’, eran poblanos pero se fueron
a vivir a Tuxtla Gutiérrez Chiapas y ahí hicieron un negocio que por cierto se
hicieron ricos… El señor Chapital lo hacía porque su hija era novia de ‘Ricachá’,
inclusive nos dieron una casa, nos compraron camas, nos daban de comer, nos
conseguían tocadas…”, comenta Reyes. Un contrato de nueve días que terminaron
siendo dos años.
Su estancia en el estado del sureste fue un éxito. Recorrieron prácticamente todos los municipios chiapanecos y tocaron en ferias, cafés, al igual que los mejores restaurantes como el Flamingos. Sin embargo, debido a la lejanía familiar y muy probablemente al hastío, Los Gypsies decidieron volver a Puebla y disolver el grupo.
Algunos se incorporaron a la
etapa final con Los Frailes, como fue para Reyes, Álvarez y Madrid; Guerra se
integró o formó otros conjuntos destacados, por ejemplo, 2 + 2, posteriormente
2 + 2 de Colombia, Juan Guerra y su Rock Music. Y Ricart emprendió
interesantes aventuras en la escena roquera tanto capitalina como poblana de
los setenta con diversas agrupaciones: Bandido, Freeway, Tryciclo y El Trio que
suma 7.
Para 1970 la primera generación
de rocanroleros angelopolitanos se había extinto casi por completo (a saber,
los Demonios del Rock, Los Blue Jeans y Los Teddy Gangs), dando paso a una
nueva camada de músicos y grupos influenciados principalmente por la “Ola
inglesa” y posteriormente el jipismo con su inherente psicodelia. Los Gypsies no
sólo surcaron parte de aquel tránsito generacional rocanrolero, también fueron
instrucción musical para posteriores exponentes importantes, y en suma, llevaron
su trabajo fuera de la entidad poblana con mucho prestigio. Infortunadamente no
existen grabaciones de su música, por lo que resulta necesario recurrir al
memorial colectivo, que si bien es falible, aporta suficiente información para
reconstruir a grandes rasgos parte de la historia del rock and roll
angelopolitano. Una memoria que debería preservarse lo mejor posible.