Como adolescentes lo sabemos: muchas de las cosas que vemos,
no nos agradan. Situaciones como la indecisión, el miedo a crecer, el odio y la
soledad son cosas que son inherentes al crecimiento humano, resulta curioso que
exista un álbum que aborde estos temas de forma tan ligera y los lleve a un
punto por demás gracioso y reflexivo al mismo tiempo.
Porfiado, el decimotercer álbum de la
banda uruguaya del Cuarteto de Nos, se vuelve en cada pista, una balada rock
sobre las contrariedades de crecer. Lanzado en Abril de 2012, ganador a mejor
álbum Pop/Rock y mejor canción rock de los Grammy Latinos en ese mismo año, ha
sido uno de los mejores trabajos de la banda dirigida por Roberto Musso.
Posterior a
discos como Raro, Bipolar y Cortamambo, el Cuarteto de Nos logró retomar los mejores puntos de
su trabajo para traernos -el que para mí es- el mejor álbum de la banda. De
mano de la sátira a situaciones comunes o humor parecido al de la canción de Mamá, el bajista me está pegando,
bailando siempre entre el pop y el rock alternativo, es posible que Porfiado prolongue aún más el legado de
la banda en la historia del rock latino.
Desde canciones como Buen día Benito y Lo malo de ser bueno, podemos encontrar la tónica de las letras y el ritmo tan dinámico que caracteriza el disco; siempre con cierto humor y teatralidad que dan un estilo único a las expresiones que impulsan el hilo principal, ser un necio que se resiste a crecer.
Si no supiéramos que Roberto -quien compuso gran parte de las canciones- tiene 59 años, sería fácil creer que las letras salieron de una pluma adolescente.
Ahora,
fuera de lo reflexivo que puede resultar, hay canciones que sirven de cierta
forma como un alivio cómico, caso de El
balcón de Paul, que con sus bromas y referencias constantes, dan la
sensación de realmente estar en una fiesta tremenda que se desparrama en la
propia canción y en la melodía de la guitarra como los gritos de la gente. No te invité a mi cumpleaños, podría ser
otro ejemplo, con una letra que cualquiera podría dedicar a su ex y con un
sentido de catarsis como forma de vivir. Y aunque estas dos canciones son las
más evidentes en su intención, todas las canciones siempre llevan ese doble
filo para identificarse e identificar a otros en las canciones.
Pero no es
solo la forma en que se adoptan estos temas lo que hace tan atractivo el disco,
sino la experimentación de la combinación del rock con otros géneros que
parecerían muy lejanos como la cumbia. El final de Vida ingrata y la canción de Enamorado
tuyo parecerían una broma para un fanático de Iron Maiden, pues, aunque
podemos escuchar las guitarras y las baterías como base de la canción, son los
cencerros y los güiros quienes llevan el ritmo propio de un sonidero.
El
resultado tan bizarro y atrayente que resulta, hace que Porfiado sea un álbum que se puede escuchar mirando el techo,
causando destrozos en nuestra habitación o bailando con nuestros amigos en el
pasillo de la escuela. El hecho de ser tan abierto y reconocible para el
público, hace que ponerle atención a la lírica sea un acto inconsciente que al
término de cada canción, nos haga ser más cercanos a la siguiente hasta acabar
el disco.