Sensorama
Por Sergio Martínez
Llevaba semanas atascado en la escritura de un cuento que
tuviera de alguna manera al salmón como personaje o, por lo menos lo tocara de
manera tangencial. Había investigado su ciclo de vida, su valor alimenticio,
las diferentes recetas para prepararlo, su travesía río arriba a pesar de los
osos; nada se me ocurría, seguía atascado en la hoja en blanco, ¿qué escribir
sobre los salmones? Reproducir, cocinar, pescar, no se me ocurría nada con ese
argumento. Tenía fastidiada a Lorena con mi letanía sobre mi bloqueo de la hoja
en blanco. Un pinche mes y nada que fluían las ideas, ni el litro de güisqui, ni
los 32 carrujos de mota, la lectura o el sexo despertaban mi imaginación. Perdía
por nocaut de todas todas, con la maldita hoja en blanco.
Vamos a Sensorama para que se te active la imaginación me
dijo un día por la mañana Lorena, le reviré con: esas son mafufadas, mientras
le daba un trago largo a mi café. No pierdes nada, igual después de la
experiencia se te ocurre un súper cuento tipo Villoro, Borges o Rulfo, contra atacó.
No te pases Lorena, esos maeses son de otro universo, monstruos de imaginación
infinita. Ninguno tuvo que ir a Sensorama para encontrar el hilo de un cuento.
No veo porque no probar un té de hierbabuena y dejarte llevar por tus
sensaciones. ¡Qué carajos! Pensé. Igual la opción era buena y eficaz. Me hice el
difícil por un par de días mientras seguía mi esgrima contra la hoja en blanco,
algo sin lógica y sentido puede escribir, aunque por enésima vez salí
derrotado, acepté desesperado la opción que me daba mi esposa.
Cuando llegamos, la fila para entrar era un poco larga. ¿es
una obra de teatro o qué tipo de espectáculo es Lorena? Tú déjate llevar. Subimos
al séptimo piso, nos presentamos en el recibidor y nos guiaron a una de las
habitaciones. Un cartel de pared a pared nos da la bienvenida: “El escenario es
tu imaginación”. Solo sillas alrededor de la habitación alfombrada, una chica
entra a la habitación nos dice que podemos ocupar el lugar que queramos, ya sea
en una silla, de pie, recargado en la pared o acostado en el piso, detrás de
ella un chico nos entrega unos goggles
y nos pide nos los coloquemos cubriéndonos los ojos, quedamos en la más
profunda oscuridad. Una voz nos va dando instrucciones: tomen una posición
cómoda, relájense. Concentren todos sus sentidos en su mismo cuerpo, escuchen
latir su corazón, sientan su respiración, inhaaaalen-exhaleeeeeen, sus pulmones
se expanden. Su cuerpo es transparente, poco a poco lo va inundando un humo
color verde, de las puntas de los dedos de sus pies y de sus manos, sale todo
lo que les duele, todo lo dañino a su cuerpo, alma y espíritu. Cada uno de ustedes
recobra el control de su mente, cuerpo y espíritu, no hay nada que no puedan
lograr, no hay nada que no puedan realizar. Busquen la comunión con su yo
interno, busquen dónde reside su poder infinito… Me voy perdiendo en la voz que
ahora me pide abrir mi mente, ver con los dedos, escuchar con mi piel. Ver a
través de las cosas. Escuchó la risa de Lorena a mi lado, me dice que puede
volar, que es una lechuza. Giro la cabeza para encontrar su voz, la veo, es una
lechuza. ¿tú que quieres ser? Me pregunta. No lo sé. Yo ahora quiero ser un perro.
Se convierte en un perro que corre por la habitación esquivando a todos. Sigue
riendo, se está divirtiendo. La voz nos siegue dando instrucciones que dejo de
atender. Me concentro, quiero cambiar de forma, seguir a Lorena.
–Transfórmate en un salmón.
–No sé cómo hacerlo.
–Solo pierde el miedo.
Aprieto fuerte los ojos y los puños, tenso mis músculos,
siento como mi cuerpo se empieza a estirar, mis talones se fusionan formando
una gran aleta, mi piel muta; es escamosa, se oscurece en tonos grises y
negros, las mejillas se me agujeran, se vuelven branquias, mi boca se
empequeñece, mis ojos dejan estar al frente de mi cara, se colocan dónde
estaban mis orejas, de mi espalda brota una aleta dorsal y otras dos pequeñas
de mi pecho, tirado en el suelo me revuelco, salto, me falta el aire, siento la
necesidad de entrar en un cuerpo de agua. Lorena me ve y se convierte en una
pecera con agua. Saltó y nado entre su cuerpo, me impresiona ver su interior,
es cristalino, nado por una de sus piernas, llego su sexo, sigo por su torso, llegó a su pecho, doy vueltas y
vueltas dentro de su cuerpo-pecera; me siento feliz; entro a su garganta, le
hago cosquillas, ella ríe, la miro a los ojos, me devuelve su oceánica mirada diciéndome:
Te amo.
Siete Nuevos Narradores
Editorial
Nos gusta tomar letras para formar palabras, aunque no despreciamos el agua, la leche, cerveza, güisqui o bebernos alguna que otra idea para ir alimentando nuestras historias.
Nos gusta escribir lo que vemos, pensamos, sentimos. Intentamos ser fieles a nosotros mismos, aunque de pronto nos traicionamos y somos más fieles a nuestras inquietudes, nuestros vicios, nuestros miedos, nuestras certidumbres y nuestras dudas, de ahí nacen nuestras historias.
Hijos de nuestro tiempo, apostamos al ciberespacio y nos subimos a la revista Sputnik 2 (junto con Laika) para poner en órbita nuestras letras. Pase, léanos, quizá se reconozca en alguno de nuestros textos. Recomiéndenos si pasa un buen rato leyendo, sino escriba para decirnos lo malos que somos. Apostamos a divertirnos, generar nuestra propuesta literaria para que sepan que aquí estamos y derramaremos letras e historias desde Aguascalientes.
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