Call me old fashioned… please! | Por Mónica Castro Lara |
Con el calor sofocante que se
había sentido en días anteriores, me fue imposible no acordarme de mi bella
Mérida o de Campeche, ciudades donde afortunadamente estuve paseando a finales
del año pasado y que me regalaron una de las estancias más bonitas, placenteras
y tranquilas que he tenido en toda mi vida, sin exagerar. No sé si me dejé
llevar por la pasividad de dichas ciudades pero, me fue muy sencillo sintonizar
y escuchar soft rock setentero y ochentero durante TODO el día. Sí, toooodo el
día o bueno, por lo menos cuando estaba en los cuartos de hotel. Es una
verdadera lástima que la estación ‘Soft
Rock Classics’ de TuneIn Radio ya no exista porque era mi predilecta y a la
vez, una especie de ‘maestra’ en el tema de dicho género musical, ya que hay
artistas y canciones que de plano no identificaba del todo y que ahora, se han
vuelto eternas indispensables en mis playlist. Me pasó varias veces con ‘California’ de la canadiense Joni Mitchell y que forma parte del
álbum más exitoso de la cantante. La primera vez que escuché la canción, olvidé
fijarme quién la interpretaba por lo mucho que la estaba disfrutando; luego,
una vez que supe quién era, sentí como si auténticamente estuviera en una
playa, disfrutando del rico solecito y el sonido del mar, una sensación que
pocos artistas logran en mí y que creo es lo que hace tan fantástica a Joni por
sobre todos los demás.
Roberta Joan Anderson, nace
un 7 de noviembre de 1943 en Alberta, Canadá. Hija de unos padres amorosos que
le inculcan el amor por la literatura y la música desde muy temprana edad,
Roberta ve marcada su niñez por la polio que contrajo a los 9 años pero que de
alguna manera le ayudó a decidir –postrada largos meses en la cama de un
hospital- que quería convertirse en cantante o en bailarina y dirigir toda su
atención hacia el arte. En realidad nunca fue una buena estudiante y su
historial escolar no es muy interesante que digamos, salvo porque abandonó
varias veces el colegio y anduvo de pandillera junto con otros adolescentes.
Mientras todo esto sucedía, nunca hizo a la música de lado y comenzó a tomar
clases de ukulele y posteriormente, aprendió a tocar la guitarra ¡SOLA! Debido
a que la polio había dejado estragos en sus articulaciones (sobre todo los
dedos de las manos), tuvo que aprender de manera diferente y a inventarse
nuevas melodías de acuerdo a sus posibilidades motrices.
Comienza a componer algunas
canciones por su cuenta y a interpretarlas con amigos en reuniones bastante
informales; después, se anima a ir un poco más lejos y empieza a trabajar en el
club ‘Saskatoon’ que era exclusivamente de jazz pero, no dudó en incorporar a
su repertorio canciones de Édith Piaf y Miles Davis (esa Joni es de las mías). Comienza
a acercarse más al sonido folk y a juntarse con poetas y artistas diversos que
caracterizarían sus primeros trabajos de manera muy tajante y positiva. Se
presenta a la vez en algunas estaciones de radio locales, trabaja en
cafeterías, hoteles, algunos clubes nocturnos siempre anteponiendo la libertad
creativa que éstos le ofrecían. Se independiza de sus padres y se va a vivir a
Toronto con su entonces novio Brad MacMath quien, tras meses de una intensa
relación, la abandona estando embarazada de 3 meses y la deja en bancarrota,
viviendo en un lugar bastante deplorable y en pleno invierno. A Joni no le
queda más remedio que dar a su hija Kelly Dale Anderson en adopción, una
decisión que la deja un tanto traumatizada y que sin duda, influenciaría profundamente
en sus letras y en su música. Toda esta experiencia, la mantuvo en total
secreto durante décadas sin siquiera mencionarlo a sus familiares y amigos y es
hasta 1997 –cuando ya era reconocida mundialmente-, que decide abrirse y
emprender la búsqueda de su hija con quien actualmente tiene una relación, a
veces distante, a veces muy cercana. Joni ha dicho que, cuando se enteró del
embarazo, la ilegalidad del aborto y de la píldora del día después aunado a lo
mal visto que era que una mujer soltera tuviera un hijo en aquella época, la
orillaron a llevar el embarazo con total discreción.
Tan sólo un par de semanas
después de haber parido a su hija y por ende darla en adopción, Joni ya estaba
de vuelta en el trabajo, interpretando con orgullo material 100% auténtico. Encuentra
trabajo fijo en el club Penny Farthing, un club de folk que abría sus puertas a
nuevos y jóvenes talentos. Es aquí que conoce a su primera marido Chuck
Mitchell, un cantante de folk estadounidense en asenso quien queda bastante
impresionado con el talento de esta joven y bonita cantante, a la que de
inmediato convence de ir a Estados Unidos y trabajar con él en varios lugares
donde él ya estaba semi-posicionado. Cuentan por ahí, que se casaron a las 36
horas de haberse conocido pero, no sé qué tan cierta sea esa historia, la
verdad. Lo cierto es que lo hicieron oficialmente en junio de 1965 en Michigan.
Mientras trabajan y consiguen una fama bastante local, Joni nunca deja de
escribir y componer su propio material incluso para otros artistas como Judy
Collins o Tom Rush, ambos cantantes de folk. Pasan así dos años y el matrimonio
Chuck-Joni se termina, aunque ella nunca dejó de usar el apellido de su
exmarido, lo cual a mí no me parece en lo absoluto pero la entiendo, su nombre
artístico para ese entonces ya era ‘Joni Mitchell’ y es complicado cambiarlo,
lo hemos visto con otras artistas. Es aquí cuando una muy independiente Joni,
decide marcharse a Nueva York y probar los manjares que tanto ofrece la ‘Gran
Manzana’.
En uno de sus ya recurrentes
toquines, la escucha David Crosby, cantautor de rock y folk muy popular en la
década de los 70s, quien decide llevársela a Los Ángeles y la introdujo con
amigos, representantes y dueños de disqueras. Así es como en 1967 graba su
primer álbum ‘Song To A Seagull’ que
es publicado un año después. Las canciones ‘Chelsea Morning’, ‘Now’ y ‘Both
Sides’ son las más populares de su material debut, recibiendo excelentes
críticas y ganándose rápidamente fans y más fans. De manera consecutiva, graba
los álbumes ‘Clouds’ –que le regala
su primera nominación al Grammy- y ‘Ladies
Of The Canyon’. Aquí es cuando Joni comienza a experimentar con varios
sonidos sin alejarse de sus influencias folk; añade algo de pop, rock, piano,
percusiones y se divierte haciéndolo con la gente adecuada. Su fama crece y
crece y se convierte en un auténtico símbolo feminista en el mundo del folk y
del soft rock.
Del álbum ‘Ladies Of The Canyon’ la canción más
representativa sin duda alguna, es ‘Big
Yellow Taxi’ que, acá entre nos, había escuchado TODA mi vida y jamás
imaginé que su creadora fuera Joni Mitchell. Me da algo de pena, y a la vez no
porque seguro a todos nos ha pasado. Yo la había escuchado con Counting Crows y
Vanessa Carlton, con Amy Grant y con otra bola de artistas. Pero, ahora que lo
pienso, me quedo totalmente con la versión original porque además, está súper
adelantada a su época y me encanta. La letra es llegadora, interesante y las
propuestas vocales que hace Joni son una delicia.
Comienzan las giras,
conciertos agotados, apariciones en radio y TV y con todo y eso, Joni nunca
deja de componer cosas nuevas, así es como logra su álbum más exitoso titulado ‘Blue’ en 1971, que sin dudarlo, contiene varias de mis canciones favoritas y que
curiosamente lo eran antes de enterarme que son de la autoría de Mitchell. De
nuevo, mi amor por Joni existía sin siquiera saberlo. Hablo de canciones como ‘River’, que con los años se ha vuelto
un himno navideño y que me fascina en la voz de Idina Menzel. También están ‘California’ (como bien ya les había
dicho), ‘A Case Of You’, ‘Blue’ y ‘Carey’. Como dirían algunos críticos,
sus letras son verdadera poesía, reflejo de la situación social, política y
cultural que vivía en plena década de los 70s.
Tres años más tarde, graba
otro gran álbum ‘Court and Spark’ en
donde coquetea bastante con el jazz y que marca el inicio de su periodo más
experimental; dicho álbum contiene mi canción favorita de Mitchell de toda la
vida y que amo escucharla todos los días porque me pone de excelente humor: ‘Help Me’, una baladita bastante tierna
y que nos remota a esos días en que uno se sentía/siente enamorado hasta los
huesos. El álbum contiene además los éxitos ‘Free Man In Paris’, ‘Down
To You’ y ‘Twisted’, todas con
música y letras hermosas, alejadas de su ya particular sello folk.
He de confesar que aún no me
he adentrado a escuchar la música de Joni después de estos álbumes, así que no
me siento con la ética suficiente como para escribir sobre ello. Más bien, me
gustaría darme la oportunidad de escucharla y darles mi honesta opinión al
respecto posteriormente. Lo que sí he leído es que, le dio mucho por
experimentar con sonidos bien locos y nunca quiso seguir una misma línea, sino
al contrario, siempre buscó cosas nuevas, aliarse con personas creativas y que
le enseñaran cosas nuevas y por ende, sus siguientes álbumes tuvieron muchos
altibajos; por momentos eran muy buenos y exitosos, y por otro lado eran
rechazados y sumamente criticados. Supongo que los fans y los críticos, estamos
acostumbrados a consumir un mismo estilo en nuestros artistas favoritos y nos
dan miedos los cambios.
Quisiera terminar mi artículo
platicándoles acerca de la canción más icónica de Joni Mitchell y que contiene
una anécdota bastante curiosa. La canción es ‘Woodstock’ inspirada obviamente en el festival del ’69 y al cual
Joni no asistió por consejo de su entonces manager. La escribió en un cuarto de
hotel en Nueva York inspirada por lo que veía y oía en la televisión y en
conversaciones ajenas. Su amigo David Crosby dijo alguna vez que, a pesar de no
haber estado presente, Joni supo captar la verdadera esencia del festival mucho
más que cualquiera de los asistentes. La interpretó por primera vez tan sólo un
mes después del festival e instantáneamente se convirtió en el himno que todos
estaban anhelando. A pesar de todo ello, Joni jamás se ha considerado parte de
la contracultura generada por los ‘baby boomers’ de la época, es más, hasta los
rechaza. Pregúntenme qué opina de Bob Dylan, por ejemplo…
Para mí ha sido un placer a
medias el escuchar a Joni porque desconozco su verdadera evolución musical y
desconozco mucho de lo que ha hecho actualmente. Sé que habrá quienes me digan “es que siento que cortaste el artículo muy
feo” pero, así es esto. Realmente estoy muy enamorada y asombrada de la
Joni Mitchell de los 60s y 70s y adoro lo que me hacen sentir sus canciones. Siempre
me provocan darme una escapada por ahí, a mi lugar boscoso favorito en Puebla y
olvidarme de mis problemas existenciales con tan solo escuchar una buena
playlist de Mitchell. Cuando lo haga, les aviso.
La Autora: Publirrelacionista de risa escandalosa. Descubrió el mundo del Social Media Management por cuenta propia. Gusta de pintar mandalas y leer. Ácida y medio lépera. Obsesionada con la era del jazz. Llámenme anticuada… ¡por favor!