Códigos de convivencia
Por Mauricio Caballero
No sé cómo empezar, porque me cae de madre que está cabrón tío. Al chile le digo, sé que ya estoy muerto y me cago de pinche miedo, pero quiero que entienda el porqué lo hice.
Recordará que hace muchos años cuando estaba por acá, la vida estaba cabrona. Que mi primo y yo éramos unos huercos como de doce años, que usted no encontraba chamba y decidió irse a la capirucha, que para que les vaya mejor, ¿lo recuerda? Pues ahí qué le cuento, ya sabe bien que al inicio estuvo difícil, pero que después a mi primo, gracias a usté, le fue chido acá, con sus envíos de lana, sus regalos y esas cosas. Acá el primo bien chido nos comenzó a pichar cosas, la cheve, el pisto, las morras, se compró una troca y dábamos el roll.
Al chile no sabíamos en qué andaba metido usté, pero ya después nos lo imaginamos. A mi primo se le hizo fácil y se metió a esos bisnes, yo le dije que ya tenía feria de usté, que pa qué chingao se metía en esas cosas. Pero pues quiso más, y le entró a lo mismo.
Le va a sonar a guasa, pero esto es neto tío, por favor aguante. Recuerda que cuando vivía acá en Tijuana, una vez vimos una movie de esas viejitas mexicanas, se llamaba El esqueleto de la señora Morales, ¿lo recuerda?
¡No tío!, espérese, aguante, puta madre, aguante tío.
¿Recuerda al vato ese de la peli, el que siempre se la pasaba contento? Pues algo así le pasó al primo. Ya dentro de ese jale fue cuando empezó a portarse bien culo, se le subió al muy perro, se sentía el muy cabrón y el más chingón del barrio. Y ahí andaba paseándose, todo feliz por las calles, por la plaza o de visita en mi casa. En la peli el vato lo hacía porque así era, era todo feliz, pero acá no tío, el primo lo hacía para chingarme, sí, pa joderme, para restregarme que él tenía lana y yo no. Mi madre lo quería mucho, lo dejaba pasar a la casa y lo consentía, él le dejaba dinero y cosa pa la casa. El muy cabrón decía que lo hacía porque quería mucho a mi ma. Y luego ella me echaba en cara frente a él, que él parecía más hijo que yo, ¡que yo tío!, yo que soy su hijo de verdad. Cómo me chingaba eso. Y el primo, muy sonriente, muy feliz. Perdón tío, pero pinche primo, si en realidad era bien culero, se la bañaba con todos, con todos tío.
Chingado, tío, que no, que no es guasa, escúcheme.
Y pa fregar más, le empezó a tirar carro a mí hermana, y claro, ahí sí le bajo de humos, después de que no me pelaba el muy culo, ahora llegaba como el gran amigo, y yo de pinche pendejo que le creí. El muy cabrón comenzó a venir a la casa más seguido, a cada rato cambiaba de troca, llegaba con buena feria, su buchanas y las rolas a todo lo que daba. Me comenzó a platicar de sus cosas, me enseñó su fusca, su cuerno. Me decía que le entrara al negocio y yo la neta me sordeaba. Pero usté sabe que la vida está bien cabrona, sabía de la situación en mi casa y de mi jefa. Y pos le entré, me tragué mi pinche orgullo y le entré. Pensé, que si ahora era yo quien llevaba cosas a casa, mi jefa iba a dejar de estar chingando con que no era un buen hijo.
Pinche vida tío, pinche perra vida. Al chile es lo más perro que he hecho, pero en este pinche pueblo no se puede hacer otra cosa, y sé que sigo siendo chavo y pude haber intentado otra cosa, ¡pero cabrón!, en este jale me hice de feria muy rápido. Le pude dar más cosas a mi jefa, le pude ayudar con sus tratamientos. Ver a mi jefecita recuperarse, es lo que me daba fuerzas para aguantar todo este pinche desmadre. Verla caminar, sentirse mejor, verla sonreír tío, ¡sonreír! Pinche vida loca, la acomodé en una mejor casa, con más espacio, ya no hacía falta comida, le pude pagar la prepa a mi hermana.
Puta madre tío… sé que está muy encabronado por todo esto, pero quiero que sepa porqué lo hice.
¿Recuerda que le tiraba carro a mi hermana? Tío, pos yo no supe por qué pinches hizo eso el muy culo.
No, tío, no, puta madre, mi dedo, aguante tío, le digo, le digo.
Se chingó a mi hermana tío, se la chingó, ella no quería y a él le valió madres, llegó a la casa sabiendo que yo no estaba, llegó bien pedo, encerró a mi jefa en un cuarto y se fue a otro con mi hermana, ella no quería, no quería. Puta madre tío, es mi familia, ¿por qué no se fue con otra morra, por qué no agarró a alguna de la calle? Si ya lo había hecho antes.
Y él, como si nada, ese mismo día muy sonriente me lo dijo en la cara, frente a los compas del cártel, pinche puto culo.
Tío, no, aguante, no ya no, pare, pare.
Tío, yo no pude hacer nada, yo no sé cómo sean allá con usté, pero acá, nuestro pinche código es muy cabrón, él ya estaba en los altos rangos y yo como apenas empezaba, pos no podía hacer nada, solo callar, ¿usté sabe lo culero que se siente eso?, pinche impunidad. Y seguro sabe que ya dentro no hay forma de salirse, así que no me quedaba de otra, mas que callar y aguantar vara. Luego de eso ya dejó de ir a la casa, pero yo lo seguía viendo en el jale, tan feliz el puto. Mi hermana tuvo un niño y a él le valió madres.
No sabe la sorpresa y gusto que me dio cuando me enteré que se había cambiado de bando. Usté sabe cómo es esto, le pusieron precio a su cabeza y pos los compas luego luego me avisaron. Era el momento de vengar a mi hermana, es mi familia, comprenda.
No tío aguante, espere, tío, no. Se lo juro, yo no hice eso chingao, no fui yo, pinche tío, no.
Se lo juro, que yo no hice eso, ya cuando di con él, yo solo le di un tiro en la cabeza, se lo juro, por mi madre, por mi hermana, yo solo hice eso.
Tío no, chingada madre, no, pare, aguante.
Yo, yo no sabía, fueron mis compas, yo no, fueron ellos, yo no sabía, ellos le dieron el cuerpo al pozolero, yo no sabía nada de eso.
Tío, aguante, aguante.
Yo que chingaos iba a saber que el primo se cambió a su bando, con usté, y que usté se iba a enterar. Pero así es la perra vida, sigue estando bien cabrona. Yo sé que ya estoy muerto tío, lo sé. Solo aguante, apiádese, ya le di mis razones.
Sé que ustedes son bien sanguinarios, pero por favor tío, solo le pido, por mi jefecita, por su sobrinito, le pido, le ruego, que no me haga lo que le hicieron a la doña de la peli esa. No me haga lo que le hicieron a la señora Morales.
Marzo 2018
Siete Nuevos Narradores
Editorial
Nos gusta tomar letras para formar palabras, aunque no despreciamos el agua, la leche, cerveza, güisqui o bebernos alguna que otra idea para ir alimentando nuestras historias.
Nos gusta escribir lo que vemos, pensamos, sentimos. Intentamos ser fieles a nosotros mismos, aunque de pronto nos traicionamos y somos más fieles a nuestras inquietudes, nuestros vicios, nuestros miedos, nuestras certidumbres y nuestras dudas, de ahí nacen nuestras historias.
Hijos de nuestro tiempo, apostamos al ciberespacio y nos subimos a la revista Sputnik 2 (junto con Laika) para poner en órbita nuestras letras. Pase, léanos, quizá se reconozca en alguno de nuestros textos. Recomiéndenos si pasa un buen rato leyendo, sino escriba para decirnos lo malos que somos. Apostamos a divertirnos, generar nuestra propuesta literaria para que sepan que aquí estamos y derramaremos letras e historias desde Aguascalientes.
7NN