Por Francesc X. Beneyto Ibáñez
No hay nada peor que la mediocridad cuando creas un objeto artístico. Este pasa sin pena ni gloria y queda condenado al olvido y al polvo. Es por este motivo, que al margen de quiénes y por qué fuera denominada The Room (2003) una de las peores películas de la historia, esta película, que por su baja calidad pasó algo desapercibida en su momento, hoy sigue acaparando la atención de los espectadores.
Tras la publicación de las memorias del rodaje de Greg Sestero, amigo del director y actor en esta película, James Franco (director, actor y productor) se propone traernos la hilarante historia tras las cámaras de esta producción que costó en su día alrededor de 6 millones de dólares (poco menos que las grandes producciones de aquel año).
Esta peculiar crónica nos presenta dos estudiantes de interpretación que se conocen recibiendo clases. Tommy Wiseau, un excéntrico y misterioso ser de edad y origen desconocido, a mitad de camino entre el vampiro y el pirata; y Greg, un joven con mucho que aprender todavía. Tommy y él estrecharán una amistad y compartirán el sueño de triunfar en el cine. Su idealismo les llevará a mudarse a Hollywood e intentar todo hasta conseguirlo, como había hecho en su día James Dean. Este referente y su amistad será el soporte de todos los fracasos que irán encadenando hasta decidir hacer su propia película.
Utilizando un dinero de dudosa procedencia de Wiseau, y bajo las directrices creativas del mismo, se enfrascarán en la filmación de esta tormentosa y desquiciada película.
Paradójicamente, las altas aspiraciones hollywoodienses y el deseo de trascender de Tommy Wiseu no han alcanzado todavía su techo. The Disaster Artist ganó la Concha de Oro del Festival Internacional de Cine de San Sebastián de 2017 y fue nominada a dos Globos de Oro: a mejor película y a mejor actor, ganando este último gracias a la genial interpretación de James Franco, que hace que el espectador conecte con el personaje desde el primer momento y se divierta durante todo el metraje. Además, pese al carácter aparentemente burlesco de la película de Franco, Wiseu no ha dudado en acompañarle en cada plató de televisión en el que sea entrevistado, disfrutando de esa gloria con la que siempre había soñado y declarando que un 99.9% de lo que refleja la cinta es cierto.