Por René López
Llegó en la madrugada, mucho antes de salir
el sol. Abrió la puerta, yo no ponía la tranca porque desde hacía unos días
había pensado, Ya está por regresar U.;
él dejó sus cosas en el suelo y prendió el fuego de la chimenea, en la mañana
pondría el agua a calentar; bebió del vino que había sobre la mesa y totalmente
desnudo entró a la cama. Yo, en medio de la obscuridad y de mis sueños, me dejé
hacer amor. Mi pecho se inflaba con el aire caliente de su boca, nos movimos
cada uno como balsa y mar, sus manos iban a mi cuello y tocaban mi pecho, su
lengua buscó el mejor lugar para danzar hasta que los dos estuvimos llenos del
otro; al terminar dormimos un rato más. Muy de mañana él se levantó, lo escuché
sentarse en la mesa mientras yo cocinaba en la estufilla, Qué bien se te ve el
culo mientras haces comida, me dijo, su voz me hizo pensar en el ronco sonido
del mar cuando bufa en las piedras y se lo dije sin voltearlo a ver. Cuando
serví su desayuno le vi los ojos más azules que nunca, parecía que fueran
represas a punto de desbordarse de lágrimas, su sonrisa era una hamaca de
dientes blancos que no reconocí pero que me mecían en un dulce arrullo, Tú no
eres U., le dije, No, asintió, Pero he estado buscando a mi mujer, no recuerdo
si tuve alguna, pensé que ésta era mi casa porque encontré el vino donde
siempre lo dejaba mi mujer y la cama es mullida como la suya y acá soy feliz
como en mi casa, pero no sé si ésta es la mía; se quedó callado. U. está por
llegar, lo espero desde hace tiempo, su pecho es parecido al tuyo y tus ojos
son como su reflejo, pero no eres tú, le dije. Los dos supimos que se tenía que
ir, que era inevitable, por eso sólo se quedó cuatro días más. Seguro siguió
buscando a su esposa en otras puertas sin tranca. Al séptimo día U. regresó,
llegó desde la madrugada, mucho antes de salir el sol; abrió la puerta, dejó
sus cosas en el suelo, bebió vino que había sobre la mesa y, totalmente
desnudo, entró a la cama.
Siete Nuevos Narradores
Editorial
Nos gusta tomar letras para formar palabras, aunque no despreciamos el agua, la leche, cerveza, güisqui o bebernos alguna que otra idea para ir alimentando nuestras historias.
Nos gusta escribir lo que vemos, pensamos, sentimos. Intentamos ser fieles a nosotros mismos, aunque de pronto nos traicionamos y somos más fieles a nuestras inquietudes, nuestros vicios, nuestros miedos, nuestras certidumbres y nuestras dudas, de ahí nacen nuestras historias.
Hijos de nuestro tiempo, apostamos al ciberespacio y nos subimos a la revista Sputnik 2 (junto con Laika) para poner en órbita nuestras letras. Pase, léanos, quizá se reconozca en alguno de nuestros textos. Recomiéndenos si pasa un buen rato leyendo, sino escriba para decirnos lo malos que somos. Apostamos a divertirnos, generar nuestra propuesta literaria para que sepan que aquí estamos y derramaremos letras e historias desde Aguascalientes.
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