¿Qué es la muerte? que pasa después de esta vida, o más aún; es posible hablar de continuidad de la existencia después de esta; nuestra ineluctable y limitada vida terrena. Indudablemente si te encuentras con un místico no obtendrás respuesta alguna excepto un largo silencio, este silencio se mantendrá en cada uno de los recovecos de tu mente hasta que estalle finalmente en tu conciencia, debido a que el lenguaje no puede decirte lo que es la muerte en tanto que el silencio te lo sugerirá sutilmente muy sutilmente, sin embargo, esto último no pasara de ser una simple sugerencia, una indicación. Por otro lado, si le preguntas a un científico, dependiendo de su campo u ocupación, la respuesta variará, variación que sólo te detendrá un momento, dado que el científico sólo puede rodear la pregunta, sólo puede bordearla para intentar hacer que cedas, ante una comprensión parcial y demasiado elaborada por no decir que “intelectual”, pero no por ello verosímil y cierta; si aquello que se a inoculado en lo más recóndito de tu cerebro, es la búsqueda sincera a la respuesta, ante la única pregunta.
Si tocas a la puerta de un poeta, sólo podrá darte una descripción de lo que su emoción le dicta, emoción que es imposible sea universal e incontrastable, se tratara de su visión particular y por lo demás muy peculiar de lo que la muerte supone como momento, como instante de tiempo, como fragmento o mero sentimiento. Si sigues atento, veras entonces que el problema es en sí mismo, similar a lo que supondría indagar por la vida; a lo que la vida implica, como proceso, como fenómeno, como experiencia, como tendencia probabilística dentro de la existencia. Muerte y vida como caras de una misma moneda que es la existencia física, no pueden ser resultas desde ningún área en particular, no hay otra forma de saber aquello que te preocupa, más que lanzándote sobre la vida misma, para experimentar en un mismo acto, dos antagonistas, dos figuras extrañas, ajenas y evanescentes, muerte y vida.
Resulta curioso, observar, que es sólo cuando la muerte de un ser querido llega, o se halla cercana, o bajo aquellas situaciones, en las que logras sentir el filo de la navaja; que emerge la gran pregunta:¿Qué es la muerte? La única pregunta para la cual no hay respuesta, es la pregunta por excelencia, trivializada y jamás contestada.
Que puedo decir al respecto, la muerte, representa la única pregunta, que se antepone al tiempo; la muerte es incógnita y realidad inevitable para todos los que llevamos la marca de la propia mortalidad con la que se debe lidiar a diario; la muerte se asemeja más a un silencio, al silencio perpetuo que solo es posible en una profunda oscuridad, que a un prontuario con todas las respuestas sobre lo que somos y por qué venimos y partimos de este mundo; es por ello que entre líneas, entre espacios, podemos escudriñar, para intentar entender de forma individual e intransferible, que la muerte es el único gran misterio o en su defecto, la mayor ficción jamás creada, el más grande enigma con el que se ha topado el hombre en todas las edades, eras y momentos; pero también podría señalar, que la muerte es el temor primordial, que todos nuestros temores son el resultado de un eco distante y fundamental que es la muerte. Así pues, la muerte, siendo la pregunta original, la única pregunta, al ser captada en su totalidad bien podría convertirse en el punto de nuestra autentica conversión, en la piedra filosofal, que nos permitirá mutar, y transformarnos en realidad.
El autor: Tuto Flórez, nacido en el departamento de Santander, en la caótica y convulsionada, pero hermosa tierra del suramericano país llamado Colombia. Melómano consumado, amante del rock, de la música hecha con sentido, sobre todo de los años noventa y la cultura underground. Cinéfilo por convicción. Crecí entre los textos, de Henry Miller, Charles Bukowski, Allan Stewart Königsberg más conocido como Woody Allen, H. P: Lovecraft y Allen Ginsberg. @tuto201333