Cinetiketas | Por Jaime López Blanco |
La nueva producción animada de los estudios Disney puede
funcionar como la antítesis de “Madagascar”, de Dreamworks. “Zootopia” es una
película efectiva por tener un guión sólido y lleno de buen ritmo; personajes
bien delineados; gags ingeniosos y; una tremenda atención/cuidado en los
detalles de su técnica y dirección de arte. Todo lo que el filme de
“Madagascar” no posee ni es, por lo menos no para mí.
Lo más sorprendente es que una cinta de corte familiar, con
una protagonista menudita y tierna, como lo es la conejita “Judy Hopps”, pueda
tratar asuntos tan profundos y maduros como los prejuicios, el miedo y la
coexistencia entre la diversidad de las especies; temas que al homo sapiens -la
especie supuestamente más inteligente de la cadena alimenticia- le cuesta tanto
afrontar y solucionar.
Por otro lado, cómo se agradece que en la versión
latinoamericana de “Zootopia” no se deje el doblaje de las voces principales a
“estrellitas” de la pantalla grande o chica mexicanas, con lo que se evita que
los personajes se degraden con interpretaciones fonéticas sosas, planas o
exageradas. ¿Qué pasa con la incursión de Shakira? Digamos que posee una
canción linda y una participación aceptable, que no estorba ni ensucia el
desarrollo del argumento principal.
En cuanto a la animación, es destacable el diseño de las
diferentes especies (tanto grandes como pequeñas); la construcción o
representación de las regiones en donde habita la diversidad de comunidades de
mamíferos; los fondos dinámicos que no dejan a la vista ninguna pizca de
escenografía acartonada y; el esmero en los pormenores paralelos con el eje
narrativo principal: roedores “Godínez” que caminan en fila india por sus paletas
de hielo; el cambio de escalas percibido durante una entretenida persecución
que realiza “Judy Hoops” a una comadreja ladrona o; el homenaje a la película
“El padrino”.
Finalmente, el guión es un verdadero “tour de force”
(cortesía de los creadores de “Big Hero 6”, “Tangled” y “Ralph El demoledor”),
ya que transita del género de filmes aspiracionales (en donde todo es posible,
sin importar que seas diminuto o gigante de tamaño), sin rayar en lo
cursi, pasando por el cine de
investigación (con algunos interesantes giros de tuerca), hasta llegar a ser
una película reflexiva cargada de distintas
capas, en las cuales prácticamente nadie se salva de ver
reflejado algún tipo de prejuicio. El señalamiento es claro y preciso: todos
llegamos a pensar mal del otro en algún momento de nuestras vidas, ya sea por
falta de conocimiento, ya sea por miedos generados desde nuestro interior o por
la (des)cultura/ambiente en los que estamos inmersos.