Call me old fashioned... please! | Por Mónica Castro Lara |
Hace un par de días aquí en
México, experimentamos un clima de locos: tremendos ventarrones, fuertes
lluvias, mucho frío y un cielo increíblemente nublado. La cuestión es que, en
tan sólo 24 horas, fuimos capaces de experimentar las cuatro estaciones del año
y, si hay algo positivo en este clima tan loco, es que me transportó
automáticamente a París. No quiero sonar snob
o algo por el estilo, pero aquellos que hemos tenido el enorme privilegio y
placer de visitar la Ville Lumière,
sabrán exactamente de qué estoy hablando. Mi experiencia en París fue
prácticamente la misma que en esos días de clima extremo y, como tal, me di a
la tarea de vivir unos días parisinos leyendo y escribiendo bastante. Pasó poco
tiempo antes de que me diera cuenta de que a mi lectura y escritura, les hacía
falta un buen soundtrack francés que
las enalteciera y quién mejor que la mismísima Edith Piaf para dicha labor. No fue mucha casualidad el haberla
seleccionado porque ya tenía pensado escribir sobre ella en esta ocasión, pero
su compañía durante estos últimos días, reafirmó mi admiración por esta extraordinaria
y compleja mujer.
Seguramente a muchos de
ustedes les ha pasado como a mí, que cuando escuchan cantar a Edith les dan
unas ansias terribles por aprender a hablar francés con el fin de apreciar a
detalle sus canciones; sabemos que éstas hablan de amor, desamor, dolor, pérdidas,
lo apasionante de una one night stand
como prostituta y lo maravillosa que es la vida cuando estamos enamorados, tal
y como nos lo dice en "La Vie en
Rose" que sin duda es de mis canciones favoritas. Su maravillosa voz
junto con esos constantes grr's que
hace al cantar, hacen que nos importe poco el no saber francés, porque lo que
nos regala Edith es mucho más importante que eso.
Regresando un poco a la
tierna "La Vie en Rose"
(que todos anhelamos nos la canten algún día), se dice que Piaf la escribió en
una servilleta mientras tomaba un rico café, justo al terminar la Segunda
Guerra Mundial, donde sin duda era necesaria una canción con ese tipo de letra
para levantar los ánimos de la gente. ¿Ustedes cuántas versiones han escuchado
de dicha canción? Porque según yo hay miles. Bueno no sé si miles, pero sí
muchas, con decirles que hasta hay una versión horrorosa de Thalía y no, no se
las recomiendo para nada; a mí me bastó una sola vez para odiarla para siempre.
Ya hasta me dio escalofrío, así que sigamos con lo que les estaba diciendo. De todos
esos covers que se han hecho de la canción, puedo decirles con toda honestidad
que mis favoritos son los siguientes tres: 1) el de Louis Armstrong, por supuesto 2) el de la actriz Cristin Milioti de la serie de
televisión "How I Met Your Mother" (muy linda con su ukulele) y 3) el
de una chica llamada Daniela Andrade
que descubrí apenas gracias al Spotify de mi tío, en una agradable tarde en la
Ciudad de México. La mayoría creemos que "La Vie en Rose" es la
canción ícono de Piaf y ¿quieren que les cuente un dato muy random? Esta canción fue interpretada
por la mismísima Edith en inglés y en español en la película mexicana “Música de Siempre” de 1958, en donde
literalmente sale interpretándola en la película. No exagero, pero es de lo más
exótico que he descubierto sobre ella, sobre todo porque es algo que no me
esperaba.
La leyenda de Édith Giovanna
Gassion comienza
precisamente así, con una leyenda. Se dice que su mamá, cuando estaba
embarazada de ella y recién había entrado en labor de parto, salió a la calle
para buscar a su marido que probablemente se encontraba en algún bar
emborrachándose, por lo que no aguantó más y parió a la niña en una banqueta de
la Rue de Belleville 72 de París, asistida por un par de policías. Luego de
muchos años, la biógrafa de Piaf, Margaret Crosland, desmintió tal historia al
tener acceso a los papeles que certificaban el nacimiento de Edith en un
hospital. Obviamente a Edith le gustaba más la primera versión de su nacimiento
ya que era una cuestión hasta simbólica el hecho de haber nacido literalmente en
las calles y cuya carrera desarrolló en las mismas circunstancias. La cuestión
es que tampoco tuvo una buena infancia: sus padres, Louis Alphonse Gassion y Annetta Giovanna Maillard, ambos bohemios
cantantes y acróbatas circenses, simplemente la hicieron a un lado en cuanto
pudieron. A su madre no le interesaba tener una hija y la abandonó casi
inmediatamente después de nacer, dejándola bajo custodia de su padre quien a su
vez, la deja encargada con su abuela que era la matrona de un burdel en
Normandía. La verdad no sé qué tan cierta sea esta historia, al igual que su
parcial ceguera debido a queratitis durante cuatro años, ya que hay biografías
en donde sí se menciona, y otras en las que de plano no. Tal vez haya sido
medio real y Edith y su gente se encargaron de ensalzarlas al igual que la
historia de su nacimiento; nunca lo sabremos con exactitud. En la película "La Môme" de 2007
protagonizada por Marion Cotillard, sí se abordan todas esas temáticas, de una
pequeña Piaf viviendo en el burdel de su abuela y las constantes huellas de
abandono que repercutieron en todos los aspectos de su vida. Lo que sí es muy
general en todas sus biografías es que era una niña solitaria, pobre, que
andaba de un lado a otro sin ninguna estabilidad y que sepa Dios cómo aprendió
a cantar. Lo artístico lo tenía ya en la sangre, eso sí.
Más o menos a la edad de 15
años, decide independizarse por completo de su padre y se va con su amiga Mômone
a vivir sola en algunos de los peores barrios de París. Se dice que tuvo varios
trabajillos por ahí pero lo que realmente le gustaba era cantar y beber en las
calles y en algunos cafés, para ganar una que otra limosna por ello. Es a los
17 cuando se enamora de Louis Dupont y al poco rato queda embarazada de su
primer y única hija llamada Marcelle,
a la que pronto abandonaría tal y como su madre lo hizo con ella. Me queda
claro que de plano las mujeres de esa familia no tenían para nada un instinto
maternal y les importaba más sus "carreras" que traer hijos a este
mundo y cuidar de ellos. Por tal motivo, la niña de apenas 2 años, fallece de meningitis.
Se rumora que Edith tuvo que prostituirse para pagar los gastos del funeral,
pero no es algo certero, así que nada más se los platico como mero chisme. En Montmartre es cuando define que lo suyo
lo suyo, era cantar y trata de aprender de los artistas de ese mítico lugar, al
escucharlos y verlos interpretar esas canciones que lo único de lo que hablaban
eran de cuestiones miserables y trágicas que acontecían al vivir en las calles,
pero que eran temas muy atractivos entre todas las clases sociales francesas.
Se usaba una técnica llamada chanson réaliste que significa
"la canción realista", género musical que tenía patrones muy
específicos de interpretación basados totalmente en el melodrama. Todos sabemos
que Piaf se volvió especialista en ello.
Después de su aprendizaje en
Montmartre, toma la decisión de cantar en calles más adineradas y no tan
bohemias, es aquí cuando Louis Leplée
la escucha cantar cerca de su bar Le
Gerny cerca de los Campos Elíseos y se pone las pilas para hacerla toda una
estrella. Él es la figura paterna que tanto le hacía falta; no sólo la educa en
aspectos artísticos, sino también en los personales. Leplée es quien crea a la
Edith Piaf que todos conocemos, al darle el nombre de “La Môme Piaf” –que quiere decir “la chica gorrión”- debido a su
corta estatura, delgadez, juventud y potencia de voz; es quien le dice que
tiene que vestir siempre de negro, quien la ayuda a superar sus miedos
escénicos y quien la contacta con un montón de gente importante. Le da casa,
comida y la oportunidad de ganar dinero haciendo justo lo que a ella le gusta ¿Dónde
podemos encontrar a un Leplée aquí en México? Digo, para que lo busque y me
patrocine ¿no? Desafortunadamente en 1936 asesinan a Louis y Piaf lo pierde
todo de nuevo. A la pobre no sólo le mataron a su "papá", sino que la
culparon del crimen y por eso fue vetada de todo, aun cuando ya tenía algo de
fama e incluso había grabado sus primeros discos. En realidad nadie sabe con
exactitud quién o quiénes fueron los encargados de matar a Louis, pero se dice
que fue un crimen medio pasional debido a su bien conocida homosexualidad,
aunque a veces usan eso del "crimen pasional" para dejar de
investigar cualquier asesinato, pero bueno...
Seguido de esa mala racha,
conoce al letrista Raymond Asso
quien termina de formarla como la gran cantante que fue. Él le da el nombre
artístico de Edith Piaf y le enseña todas las técnicas vocales posibles para
que, según lo que él percibía, dejara de gritonear y cantara de verdad. También
le quita los malos hábitos que tenía, de fumar, beber, no dormir y acostarse
con cualquier hombre que le gustara, aaaaunque al poco tiempo se volvieron
amantes y él abandona a su esposa para irse a vivir a un hotel con Edith.
Empiezan a escribir varias canciones importantes, como “Mon légionnaire” y a relacionarse con personalidades de la música
que la llevarían a protagonizar su primera película en 1940 y a dar conciertos
en innumerables localidades de París, dejando atrás los bares y cafés en donde
había empezado. Con el inicio de esta nueva vida, Edith se aburre de Asso y
comienza un affair con Yves
Montand en el Moulin Rouge, a
quien ayuda a convertirse en un famoso cantante y actor, seis años menor que
ella. Después de protagonizar una película juntos, Piaf rompe su relación
porque él se había convertido más famoso que ella, o al menos es lo que dicen
por ahí.
Cuando al fin consiguió la
fama que tanto anhelaba en su querida París, decide probar suerte en América y
conquistarlos a todos de una vez por todas, así que se muda a Nueva York donde
desafortunadamente la respuesta obtenida no era lo que esperaba. Debido a que
todas sus canciones estaban obviamente en francés, los gringos se sintieron
bastante frustrados con las presentaciones de Piaf en el “Playhouse Theatre” en
Broadway y de plano no les gustaba, aunado a que físicamente no era la mujer
sofisticada que ellos se imaginaban. Fue hasta que el crítico musical Virgil
Thomson publica en el “Herald Tribune” que el público estadounidense sería de
los más tonto e ignorante si dejaban “escapar” a esta cantante, cuando comienza
a escalar alto y recibir contratos bastante prestigiosos en clubes nocturnos muy
exclusivos. Fue gracias a esta vida social tan agitada que conoce al que muchos
juran fue el amor de su vida: el boxeador Marcel
Cerdan. ¿Alguien más encuentra peculiar el hecho de que este hombre tuviera
prácticamente el mismo nombre que el de su hija? ¿O soy la única? Les cuento
rápidamente la historia trágica entre estos dos: él tenía esposa e hijos, los
abandona para tener una relación con Edith, son el uno para el otro, todo el
tiempo estaban juntos, les encantaban los mismos vicios y él muere cuando su
avión se estrella el 28 de octubre de 1949. La desdicha se aumenta por el hecho
de que ese avión lo llevaba de París a Nueva York con el único fin de visitar a
Edith por unos días. A pesar de que supuestamente fue el amor de su vida,
muchos amigos íntimos de Edith y hasta sus mismos biógrafos, aseguran que su
relación hubiera terminado de la misma manera que todas las demás: Edith
deshaciéndose de Marcel por aburrimiento y por temor a que él la abandonara
primero, aunque ella lo siguiera queriendo, y porque estaban ensimismados en
sus temas de conversación, ella con la música y él con el boxeo. Independientemente
de esas afirmaciones, Edith compone la canción “Hymne à l'amour” que es francamente tristísima, y eso que la escribió previo a la muerte
de Marcel. La letra en inglés de esta canción, deja mucho que desear en
comparación a la letra original, pero los puntos extras están en que Piaf la
interpreta igual de exquisita.
Mientras todo esto pasaba,
Edith nunca dejó ni de cantar, ni de escribir. Aunque mucha gente no lo sepa,
ella escribió la mayoría de sus canciones, un poco más de 100. Entre sus tantos
éxitos, están canciones como “La Foule”,
“Padam, Padam”, “Milord” (que es de las canciones más francesas que he
escuchado), “Les Hiboux”, “Comme Moi”,
“Rien de Rien”, “Sous le ciel de Paris”, “La Vie, l’Amour”, entre otras. Además de no dejar cantar ni escribir,
tampoco dejó de tomar ni dejó su adicción a la morfina, que le causaron graves
estragos en su cuerpo. Junto con la fama desmedida, llegaron también 2
matrimonios que, según sus amistades, la hicieron muy feliz, ya que le permitió
moldear a sus maridos más o menos a su antojo. El primero, el cantante Jaques Pills que intentó llevarla a
rehabilitación sin mucho éxito y con el que sufrió dos accidentes
automovilísticos que agraviaron su salud; el segundo, un peluquero griego
llamado Théo Sarapo que gracias
a la ayuda de Edith, se convirtió en un famoso cantante y actor, y era 20 años
menor que ella. Estarían juntos hasta la muerte de Piaf.
A
los 45 años, Edith Piaf parecía más bien como de unos 80 y a pesar de sus
padecimientos físicos, su ímpetu por ser la mejor, era más grande que
cualquiera de sus limitaciones. Tanto así que es hasta 1959 que graba la
canción “Non, je ne regrette rien” que también forma parte de los
grandes éxitos de cantante, por no decir el de más reconocimiento y valor
sentimental. Escrita y compuesta por Charles Dumont y Michel Vaucaire, es la
canción con la que muchos de nosotros hemos llorado al escucharla; si ya vieron
la película que les mencioné hace rato "La Môme" (que internacionalmente es más bien conocida como “La
Vie en Rose”), saben que es la canción cumbre de Piaf y que resume todas y cada
una de sus penurias y éxitos y que con ella conquistó una vez más el Olympia Hall de París.
Con artritis, sufriendo de
insomnio, con terribles úlceras gástricas, con un posible cáncer de hígado y
pesando tan sólo unos 30 kilogramos, Edith Piaf fallece a la corta edad de 47
años, no sin antes dejarnos todo un legado de canciones, discos y películas que
quedarán para la posteridad y servirán de referente para muchos cantantes y
músicos a nivel internacional. No sé bien por qué, pero en verdad me entristece
pensar en todas las vicisitudes medio desafortunadas que tuvo que vivir esta
mujer, a pesar de sus innumerables logros. No en vano decidí titular este
artículo como Edith Piaf: el himno de
amor y de tragedia.
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La Autora: Publirrelacionista de risa escandalosa. Descubrió el mundo del Social Media Management por cuenta propia. Gusta de pintar mandalas y leer. Ácida y medio lépera. Obsesionada con la era del jazz. Llámenme anticuada… ¡por favor!
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La Autora: Publirrelacionista de risa escandalosa. Descubrió el mundo del Social Media Management por cuenta propia. Gusta de pintar mandalas y leer. Ácida y medio lépera. Obsesionada con la era del jazz. Llámenme anticuada… ¡por favor!