Call me old fashioned... please! | Por Mónica Castro Lara |
Y sí, así
como si nada, llega ya el mes de febrero a nuestras vidas y con él mi artículo
número catorce en Sputnik. La verdad es que, en esta ocasión, me dejé llevar
por el lado romántico del mes (por no decir cursi) y decidí hablar sobre uno de
los compositores norteamericanos más importantes del Siglo XX y autor de
algunas de las mejores canciones que he tenido el placer de escuchar: Cole
Porter. Voy a ser muy sincera con ustedes: la verdad es que supe de la
existencia de Porter hace apenas unos 5 años, gracias a la película “Midnight
in Paris” de Woody Allen. Digo, la mayoría de sus canciones las he escuchado
toda mi vida, pero no tenía idea que él las había escrito/compuesto; y es que
sus canciones han tenido tantos y tantos covers
por miles de artistas maravillosos, que les apuesto a que más de uno está o
estaba en la misma situación que yo. Afortunadamente, las cosas llegan en el
momento preciso en el que tienen que llegar, y a mí me llegó Cole Porter justo
cuando empezaba a obsesionarme con la Era del Jazz.
Hace un par
de semanas, cuando me di a la tarea de investigar más sobre Porter, me di
cuenta que su historia es igual de fascinante que sus canciones y que incluso,
existen dos películas totalmente opuestas acerca de su biografía: la primera, "Night
and Day" protagonizada por Cary Grant, hace un intento fallido por
retratar la vida de Cole, y digo fallido porque quisieron interpretarla de
manera muy, muy blanca, pura y sutil. Basta con decirles que de plano, hicieron
a un lado el tema de su notoria y bien sabida homosexualidad; por supuesto se
entiende que al ser una película de 1946, era un tema que simplemente no tenía
cabida y era imposible de expresar. En la segunda película, "De-lovely"
estelarizada por Kevin Kline y Ashley Judd, sí se aborda ampliamente su
orientación sexual y la verdadera relación que tuvo con su esposa, por lo tanto
la película se hace más “real” por así decirlo. Yo, una amante fiel de los
musicales, no me iba a quedar con las ganas de ver esta película del 2004, más
porque al buscar información de ésta, descubrí que el soundtrack cuenta con
colaboraciones de artistas como Alanis Morissette, Robbie Williams, Diana
Krall, Sheryl Crow, Elvis Costello, entre muchos otros y que incluso, tienen
apariciones breves dentro de la película. Les puedo confirmar que esto es cierto
y que además son una delicia. Aunque llega un punto en el que la película se
alarga bastante sin necesidad alguna de hacerlo, creo que en general nos da una
idea de quién era realmente Cole Porter y que su legado musical es
espectacular, así que si están de humor para un musical de dos horas, se las
recomiendo bastante.
De las
primeras cosas que me dejaron prácticamente estupefacta –y sin afán de ser
repetitiva-, es el hecho de que canciones como "I've got you under my
skin", “I love Paris”, “I got a kick out of you”, “Anything goes” (que es
el título y la canción principal de un musical famosísimo), “Ev’ry time we say
goodbye” (que su versión en la voz de Rod Stewart es mi favorita) y obviamente “Night
and Day”, fueron todas escritas por este genio llamado Cole Porter. Les juro
que no tiene mucho tiempo que me enteré de todo eso y en verdad me quedé con la
boca abierta, no sólo porque todas forman parte de mi repertorio personal de
canciones favoritas, sino que me asombra el hecho de que todas éstas permitieron
(y permiten hasta la fecha), ser una especie de leitmotiv de artistas como Sinatra o Ella Fitzgerald, gracias al
arreglo, al estilo, a la voz y a la interpretación que realizaron en cada una
de ellas. Todo este “descubrimiento”, por así decirlo, me permite reflexionar una
vez más sobre la encantadora época de los roaring
twenties en Estados Unidos y todo lo maravilloso que se desprende de ella.
Creo que las
canciones que les mencioné arriba, son suficientes como para que uno se inspire
a escribir sobre Porter, ¿no creen? Así que, vayamos al grano. Cole nace en
Indiana por ahí de 1891, hijo de una mamá con mucha personalidad y sobre todo,
con mucho dinero. Era nieto de J.O Cole, conocido por ser el hombre más rico de
toda Indiana y que, dicen los rumores, fue la primera persona en Estados Unidos
en atropellar y matar a una persona. El caso es que la riqueza tanto de su
abuelo, como la de su mamá, le permitió a Cole vivir muy cómodamente y tomar la
decisión de irse a vivir a París una vez terminados sus estudios
universitarios. Yo no sé, pero no dejará de asombrarme la facilidad que tenían
todos estos personajes de dejarlo todo y al otro día estar en la Riviera
Francesa, poniendo de moda el tirarse a la playa a tomar el sol. En fin. El
amor por la música se lo inculca a su madre, que a muy corta edad, lo
anima/obliga a tomar clases de piano y de violín, y le ayuda a escribir su
primera operetta a la tierna edad de
10 años; su padre era un muy buen cantante y pianista, pero su personalidad
tímida y reservada, lo hizo ser un cero a la izquierda en la vida de su hijo y
por lo tanto, tuvieron una relación muy distante.
Porter era
muy buen estudiante, ganándose varios reconocimientos y sobre todo, popularidad
entre sus compañeros, lo que le forjó una personalidad muy liviana, bromista y
alegre que lo caracterizaría durante toda su vida; le gustaba la atención que
recibía y eso le incitó a convertirse en el gran Cole Porter. Estudió en Yale y
en Harvard, y durante su estadía en tan prestigiosos institutos educativos,
escribió más de 300 canciones, perteneció al “Glee Club”, se escapaba de vez en
cuando para disfrutar de la vida nocturna de Nueva York y escribió algunos
“himnos” que se entonan hasta la fecha durante las actividades deportivas de la
universidad. Como verán, era una persona sumamente activa que no dejó por
ningún motivo su verdadera pasión: la música, tanto así que cuando entró a la
Escuela de Leyes en Harvard, discretamente se cambió a la Facultad de Música de
la misma institución, sin avisarle a su abuelo (quien me imagino era el que
pagaba dichos estudios). Nice move! A pesar de que no he leído mucha
información acerca de la transición de Porter de estudiante a compositor de
Broadway, se sabe que su primera canción exitosa fue “Esmeralda” en el musical
“Hands Up” y después se aventuró a producir su propio musical llamado “See
America First”, que rápidamente se convirtió en un fracaso.
Supongo que
el suceso anterior y la incorporación de Estados Unidos a la Primera Guerra
Mundial, lo desanimó bastante. Bueno, digo “desanimó” porque tomó la decisión
de abandonar su país e ir corriendo a París a servir en la Legión Extranjera
Francesa, que permite a extranjeros voluntarios, formar parte de esta unidad
del ejército Francés. Algo bien interesante es que, hay personas que aseguran
que Porter sí perteneció y sirvió en dicha Legión, pero hay otros que afirman
que únicamente se enlistó y huyó, decidido a vivir y disfrutar plenamente de la
excitante vida parisina, participando y organizando un sinfín de fiestas
durante este periodo. Sinceramente, no creo que lleguemos a saber la verdad,
pero lo que sí sabemos es que una vez terminada la guerra, se instaló en un
apartamento de lujo y su vida social era insaciable. Seguían las fiestas
extravagantes, con mucho alcohol, mucha droga, mucho sexo (hetero y homosexual)
y mucha, mucha música. Es en una de estas fiestas alocadas, en donde conoce a
su futura esposa y quien fungiría como mejor amiga y principal tapón a sus
“indiscreciones sexuales”: Linda Lee Thomas. Obviamente era una mujer muy
hermosa, con muuuucho dinero y cuyo principal objetivo era olvidarse de su
recién ex marido, que según las lecturas que he hecho, era una persona muy
abusiva y violenta con Linda, por lo que encontró en el tierno y cariñoso Porter,
al perfecto compañero de vida. Ambos hicieron a un lado el hecho de que ella
era 8 años mayor que él y se casaron cuanto antes; su estatus social incrementó
y eran la power couple del momento,
alternando su vivienda entre Paris y la extraordinaria Venecia. ¿Así quién no
iba a inspirarse a escribir canciones? Hasta yo lo haría. Y chequen que dije
escribir, mas no cantar; igual dicen por ahí que la voz de Porter era bastante
limitada, por no decir bastante fea. Ni modo, algunos tenemos un sólo don y es
mejor restringirnos a él.
Linda
ayudaría a Porter, no sólo en su vida personal, sino también en la profesional,
llevándole a los mejores maestros y mentores musicales para tomar clases
particulares y animándolo a enlistarse en la Schola Cantorum en Paris, con el
fin de estudiar orquestación. Por supuesto no dejó de escribir canciones;
ganaba algunas comisiones importantes al venderlas para shows musicales, de
comedia y hasta ballets, pero con un éxito bastante moderado y hasta de bajo
perfil. Creo que Cole pasó por ese dilema que todos en algún momento hemos
pasado, de no saber si realmente somos buenos en lo que nos gusta o no. Me agrada
la idea de pensar que se cuestionó el por qué la tan buena respuesta de sus
canciones en fiestas privadas y la nula respuesta a nivel masivo.
Hablando de sus canciones, se puede notar (y casi, casi palpar) su evolución
como escritor en sus 47 años de carrera; no me van a dejar mentir cuando les
digo que en sus inicios, sus letras eran bastante simples, muy pícaras y hasta medio
bobas. Ojo, no estoy diciendo que eso esté mal o que no me guste, pero es la
verdad. Aunque por supuesto, estas mismas canciones que actualmente yo catalogo
como medias bobas, fueron tremendos éxitos fuera y dentro de los musicales que
escribió, como por ejemplo “You got that thing”. Con el paso de los años, su
capacidad y calidad como letrista incrementó bastante y el resultado son
canciones como “What is this thing called love?”, “You’re Sensational” o “At
long last love”. Lo cierto es que Linda siempre estuvo ahí para animarlo a
seguir componiendo melodías y canciones pegajosas y él le hacía creer que la
mayoría estaban inspiradas en ella.
Para variar,
su ascenso a la fama fue igual de rápido que el de muchos otros artistas sobre
los que he escrito, y en 1928 se le presenta la oportunidad de regresar a
Broadway y poner en marcha un musical ambicioso llamado “Paris” protagonizado por la estrella del momento Irene
Bordoni. Y quién mejor que Porter para ilustrar tan apasionante ciudad, por lo
que su vida en Europa termina y se adentra al mundo del showbiz teatral estadounidense. Por lo que cuentan en la película
biográfica que les platiqué, Cole era bastante perfeccionista y le gustaba
meter su cuchara en cada uno de los aspectos que se necesitan para montar un
musical, tarea nada fácil pero que le ganó el respeto y reconocimiento de sus
colegas. Sus musicales más exitosos fueron “Kiss me, Kate”, “Fifty Million
Frenchmen”, “DuBarry was a Lady”, “Gay Divorce” (que sigo sin saber la
traducción exacta de “gay” en aquel entonces) y “Can-Can” que le valieron un
montón de reconocimientos y experiencia. Tanto fue su éxito que Hollywood no
tardó en telefonear y solicitarlo para escribir canciones de las películas que
se estuvieran produciendo en esos momentos. Gracias a la insistencia de Linda
–que al parecer estaba ya cansada de sus imparables relaciones extramaritales-
lo convence para aceptar su nuevo trabajo y ambos se marchan a Los Ángeles para
seguir haciendo más y más dinero.
Pareceré
ignorante pero, hasta hace apenas unos meses, pensaba que "True Love"
era en realidad una canción de ¡Elton John! y por supuesto, ni al caso. Esa
canción la escribió Cole para la película "High Society"
protagonizada por Sinatra, Bing Crosby, Louis Armstrong y la hermosísima y
delgadísima Grace Kelly, y le valió una muy merecida nominación al Oscar; se
podrán imaginar entonces que le fue bastante bien en Hollywood. Me emociona
saber y darme cuenta que, todos estos artistas de los que he hablado en mis
artículos anteriores, van relacionándose entre sí en sus diferentes etapas. Y
como nota para mí misma: ¡tienes que ver YA la bendita película!
En 1937
ocurre un hecho que le cambia la vida por completo: sufre un terrible accidente,
en donde su caballo literalmente le cae encima y prácticamente le destroza
ambas piernas. El diagnóstico era muy malo y los doctores recomendaban amputar
ambas piernas, a lo que Linda y la mamá de Cole se rehusaron completamente.
Imagínense la tragedia… simplemente ya no podría tocar el piano nunca más, su
primer y único instrumento para componer. Esa decisión le trajo a Porter
dolores terribles durante el resto de su vida, la dificultad de caminar, un
cambio de actitud y aproximadamente 34 operaciones quirúrgicas. Es hasta 1958,
seguido de la muerte de su madre y de la misma Linda, que su pierna derecha no
aguanta más y tiene que ser amputada. Es a partir de este momento, cuando Cole
Porter no vuelve a escribir una sola canción y permaneció los siguientes
últimos seis años de su vida, recluido por decisión propia en su apartamento de
Nueva York.
Sí, hubo
mucho drama en la vida de Porter, así como en cualquiera de los musicales o
canciones que escribió. Pero también es bueno recordar y reconocer que, ese
personaje de ojos muy saltones, escribió canciones lindas, románticas y
coquetas como “Let’s do it, let’s fall in love”, “Easy to love”, “It’s
De-lovely” y “Let’s Misbehave”. Cole Porter formó parte importantísima de una
época maravillosa y que tanto me encanta, en donde personajes como los
Fitzgeralds o los Murphys, se sentaban plácidamente a escucharlo. Me gusta
pensar que hago exactamente lo mismo, sólo que unos 90 años después. Haré changuitos
para poder, algún día, cantarle a alguien a todo pulmón “…night and day, you are the one”.