Llama la atención que la nueva película protagonizada por Will
Smith -una de las estrellas afroestadounidenses más populares de Hollywood- no
haya generado el “buzz” suficiente para ser tomada en cuenta tanto por la
taquilla como por la crítica de su país.
En esta ocasión, la interpretación del actor proveniente de
Filadelfia a duras penas logró un par de menciones en algunos círculos
cinematográficos y una nominación a los Globos de Oro. Quizás esto último se
deba al tema polémico que se toca en el film “Concussion” o “La verdad oculta”
(según su bautizo latinoamericano), el cual narra la historia del médico
africano Bennet Omalu, quien descubrió a partir de las investigaciones forenses
una enfermedad que afecta exclusivamente a los jugadores de fútbol americano.
Todo esto a causa de los constantes golpes que reciben durante los partidos. El hallazgo mencionado produjo de inmediato una reacción no
grata entre los corporativos y grupos de doctores de la NFL, y desembocó en una
campaña de desprestigios y amenazas en contra de Omalu.
Como se puede intuir, el argumento cuestiona al deporte más sagrado para la población de los Estados Unidos; aquel que privilegia el contacto fisico y que hace apología de cierto grado de violencia, aquel que también es un gran y redituable espectáculo; aquel que llega a convertirse en una religión. Por ende, objetarlo, criticarlo o debatirlo no es permisible para la mayoría de sus seguidores.
Justamente, el anterior punto es la mayor fortaleza de “Concussion”.
El que aborde una arista poco conocida de uno de los deportes más llevados a
las pantallas cinematográficas es algo que se agradece infinitamente. La
segunda película dirigida por Peter Landesman (“Parkland”) se va desarrollando
de manera interesante y amena y encuentra sus mayores virtudes en la
interpretación de Will Smith y el trabajo de maquillaje.
La forma en que se introduce al personaje de Smith es
acertada y nos devela a un tipo
inteligente, de métodos excéntricos, honesto y carismático. Además, Smith
habla con un convincente acento extranjero, el de un hombre africano
expresándose en inglés (algo que, por desgracia, no será tan perceptible en las salas en las
que la película sea exhibida doblada al español).
Hay que reconocer que Will Smith “pone toda la carne al
asador” en su regreso a los largometrajes dramáticos de bajo presupuesto, y
sostiene una historia que le otorga dos momentos inolvidables en su ya abultada
trayectoria como histrión (atención con esa escena del hospital en que “Omalu”
acompaña a su esposa).
Sin embargo, “Concussion” no llega a ser una película
redonda. Falla cuando incluye ciertos convencionalismos de los argumentos que
versan sobre thrillers corporativos (por ejemplo, las llamadas
telefónicas intimidatorias o el acecho de vehículos grises) y al desperdiciar
parte de su elenco, el cual parece estar sólo de adorno (¿verdad, Luke
Wilson?).
El crew de “Concussion” tiene nombres interesantes como Alec
Baldwin, Albert Brooks, Eddie Marsan, David Morse (destacado en su actuación) o
la actriz emergente Gugu Mbatha-Raw. En general, se trata de una cinta repleta
de buen ritmo, con un protagónico fortísimo (que hace suspirar a más de una) y
que intenta revelar uno de los elementos oscuros del deporte más visto por la
sociedad gringa. Por último, tal vez el guión debió ser menos
condescendiente con el espíritu del “american dream”, pero -insisto- se
agradece que el tema del fútbol americano haya sido presentado desde otra línea
argumental.