El reino de las bestias | Por Mariana Quezada |
Apenas escucho el sonido chillante y siniestro de lo que
parece una melodía que antes solía darme paz. He salido de mi cuerpo de grava y
metal, los sonidos caóticos parecen abrumadores. No tengo ojos ni oídos, solo
percibo ondas de luz y sonidos que no tienen ningún sentido, hasta que olvido
el idioma que me contiene y así mismo a mi propia historia también. Sé que voy
a dormir en el reino de la locura y el vacío cuando despierte esta noche del
trance, el contexto del sonido altera su frecuencia.
La música se purifica resonando y amplificándose con
compasión, se transforma en una voz que me canta afable al oído sobre la forma
de una espiral mientras tomo nota de no olvidar cortar unas flores para
regalarle al viento en octubre. Su voz se convierte de nuevo en ruido cuando me
pierdo en mis pensamientos, en el ruido de un recuerdo dulce, en el recuerdo
borroso de mi paso por el mundo de alguien más…
…en nada y luego se apaga.
Me alegra haber explorado el mundo con este aire gallardo tan ácido, me complace haber estado en lo alto y profundo de mis más grandes sueños
y mis más terribles pesadillas sólo para darme cuenta que lo único que hacía la
diferencia no eran ni el guion ni los colores, siempre había sido también el
contexto, porque la náusea no es más que el repudio que se tiene sobre sí
mismo; la locura, la cordura, los sueños las mentiras y sobre todo el amor,
sólo son algunos conceptos subjetivos que ahora incendian con alevosía los
bosques que formaban mis garras y erosionan la tierra de los ríos en mis venas
por abundancia o por ausencia.
Cuando se me termine la piel y la sal de las lágrimas secas
caiga de mis mejillas con el tiempo, la sensatez se evanecerá igual que tus
ojos de anguila que sólo saben mirar cuando no hay luz, igual que la carne de
tus manos entre las uñas de tus puños cerrados, igual que con todos esos besos
desperdiciados tratando escapar de la fatal coincidencia de mi universo
fantasma en el tuyo de azúcar y absenta. Me fumo otro cigarrillo, sé que
eventualmente terminare dejándolo igual que a todo lo demás.
El infortunio que causan el amanecer y el anochecer entre la
noche y el día no es más que un burdo ejemplo de que en este universo que me he
inventado no existe la atemporalidad. Todo tiene su momento y su lugar, igual
que tú el tuyo y yo el mío, en el mismo espacio y tiempo pero en diferente
dimensión y por supuesto, bajo diferente contexto. Entonces cariño mío ¿Qué
eres? ¿Un sueño o una pesadilla? ¿Una realidad o una mentira?
____________________________________________________________________________________
La Autora: Bestia que camina por los escarpados senderos de la vida siempre en busca de nuevas metas. Reina de sus propias bestias y de las que se pongan en su camino también. Explosiva, impredecible, indomable. Bióloga en formación, vocal estudiantil de la Sociedad Mexicana de Zoología, anti taurina, siempre a favor de la vida, locutora de radio y conductora de televisión, cantante y escritora, ávida de destapar cada frasco de vida en el estante.
____________________________________________________________________________________
La Autora: Bestia que camina por los escarpados senderos de la vida siempre en busca de nuevas metas. Reina de sus propias bestias y de las que se pongan en su camino también. Explosiva, impredecible, indomable. Bióloga en formación, vocal estudiantil de la Sociedad Mexicana de Zoología, anti taurina, siempre a favor de la vida, locutora de radio y conductora de televisión, cantante y escritora, ávida de destapar cada frasco de vida en el estante.