Espacio Mexica | Por Cipactli |
OMETEOTL
Con el permiso de los abuelos custodios de la tradición mexica iniciamos. Entre la noche del día matlactli huan yei cuetzpallin (13 lagartija) y el día ce coatl (1 serpiente), de la veintena Tlaxochimaco, del xiuhitl (año) yei calli (3 casa) (12 y 13 de agosto de 1521), cuando las balas de los cañones del invasor español rugían destruyendo a las blancas paredes de yeso y cantera, los pisos de mármol y los jardines multicolores de la gran ciudad de México-Tenochtitlan, el joven Huey Tlatoani (venerado orador) Cuauhtémoc (águila que desciende) se reunió con el Supremo Consejo de Abuelos del Cem-Anáhuac (Único Mundo), para enviar al pueblo mexica un decreto del gobierno confederado de la Triple Alianza de México-Tenochtitlan, Texcoco y Tlacopan, y emitir su consigna a los siglos venideros Cem-Anáhuac, ésta llamada 'Consigna de Cuauhtémoc' fue ocultada por los abuelos y sólo trasmitida por la vía oral a las familias mexicas de manera clandestina, pues estaba prohibida por los poderes civiles y eclesiásticos de la colonia española, hasta que fue dada a conocer entre los años 1950 y 1960, a todo el pueblo de México y tal cual se presenta en este espacio:
“Nuestro sol se ha ocultado, nuestro sol se ha escondido, y nos ha dejado en la más completa oscuridad…
Sabemos que volverá a salir para alumbrarnos de nuevo.
Pero mientras permanezca allá en el Mictlán (región de los muertos) debemos unirnos, ocultando en nuestros corazones todo lo que amamos.
Destruyamos nuestros Teocaltin (templos), nuestros Calmecame (escuelas superiores), nuestros Tlachcohuan (campos de pelota), nuestros Telpochcatin (escuelas primarias) y nuestros Cuicacaltin (casas de canto); y dejamos las calles desiertas para encerrarnos en nuestros hogares.
De hoy en adelante ellos, nuestros hogares serán nuestros Teocaltin, nuestros Calmecame, nuestros Tlachcohuan, nuestros Telpochcatin y nuestros Cuicacaltin; de hoy en adelante y hasta que salga el Nuevo Sol, los padres y las madres serán los maestros y los guías que lleven de la mano a sus hijos mientras vivan; que los padres y las madres no olviden decir a sus hijos lo que ha sido hasta hoy Anahuac al amparo de nuestros dioses y como resultado de las costumbres y de la educación que nuestros mayores (abuelos) inculcaron en nuestros padres y que con tanto empeño éstos inculcaron en nosotros.
Que tampoco olviden decir a sus hijos que guarden nuestra escritura y nuestra sabiduría, que un día serán gloria de nuestra amada madre Anáhuac."
Esas fueron las palabras, esas las pronunciadas por nuestro Huey Tlatoani Cuauhtemoczin (señor Cuauhtémoc), para ser escuchadas por los oídos mexicas de hoy, en este nuevo sexto sol que amanece.