Venga y le cuento | Por Tuto Flórez |
“¿Conoces lo de la trayectoria óptima? Tu vida es como un río y si apuntas al objetivo equivocado siempre nadaras a contracorriente. El Joven Gandhi, por ejemplo, quería ser piloto de carreras, y la pequeña Anna Frank quería ser maestra de escuela…¡pero esos no eran sus destinos!. Ambos acabaron conmoviendo las mentes y los corazones de millones de personas. A veces los acontecimientos de la vida le dan a uno pistas sobre la naturaleza de su destino. Averigua cuál es el tuyo y el río te llevará a él”Fragmento incluido en el film “Los hombres que miraban fijamente a las cabras”.
En algún punto de nuestras vidas, nos hemos
cuestionado en mayor o menor medida, cuál es nuestro propósito o el motivo por
el cual aún respiramos sobre esta extraña bola de agua y tierra a la que
denominamos planeta y que gravita en el gran océano que es el universo. Nuestra
razón de ser, naturalmente y como cabría esperar es ineludible se puede decir,
pero también y justamente debido a lo anterior, es un hecho intransferible y
dotado de misterio. Sin embargo, no tenemos que apelar a ninguna corriente mística,
ni tampoco a un enfoque del tipo nueva era, bastara entonces con observar la
línea de eventos y sucesos que nos han conducido hasta el punto actual en el
cual nos hallamos y al recapitular ¡oh sorpresa!
Una extraña mezcla de desconcierto e
ignorancia se entremezclan dándonos una vaga visión, de que aún no llegamos a nuestra meta,
cualquiera que esta sea. La dificultad misma de este hecho incontrovertible, bien podría ser
catalogado como eso: TRAYECTORIA ÓPTIMA; al aceptar de común acuerdo entonces,
que la vida es un surtidor de novedades, que contiene en sí misma un suerte de
ruta especifica e irrepetible asignada a cada individuo (ojo, esto no es lo mismo que destino o la idea del destino) capaz
de descrestarnos si solo asumimos el papel de observadores, ante el caudal casi
que inconmensurable de posibilidades que se nos presentan a diario y en este
mismo sentido de elecciones que debemos abarcar cada día.
Llegamos entonces bajo este esquema de
razonamiento, a una inevitable aunque minúscula
certeza; que no por ello deja de ser sumamente sustancial, a saber: que somos
menos que nada, tratando de llegar a un lugar y de volcarnos hacia un horizonte
que no comprendemos y que en el mejor de los casos es sólo proyectado por
nuestra imaginación. La trayectoria óptima, se puede entender entonces, como la
culminación de nuestras luchas, como la terminación de nuestras peleas
internas, con los dioses, demonios o bichitos verdes, lo que quiera que sea que
anide en cada cabeza, pues al final; cuando estamos realmente dispuestos a
dejar de luchar, reconocemos que estamos dotados como seres humanos, con un
sistema de navegación en relación con la existencia; este parámetro de nuestro
diseño funcional no opera muy bien en condiciones de resistencia, que es la
mayoría de las veces, estos es, cada vez que nos hacemos los listos o
pretendemos serlo. Como quiera que sea, la trayectoria óptima, supone la
posibilidad de acabar de una vez por todas con la maldita lucha por la
supervivencia, con el mito de la escases y con el calambre mental de la
imposibilidad, puesto que, dicha trayectoria nos indica que cuando nos
alineamos por fin con nuestro objetivo real y sincero, fluimos con el curso
natural de la vida, ahí es cuando nos experimentamos a nosotros mismos en
nuestra máxima expresión, cuando rompemos los cauces de lo establecido y nos
atrevemos a vivir realmente con intensidad y gracia. Y tú ¿ya sabes cuál es TU
TRAYECTORIA ÓPTIMA?
El autor: Tuto
Flórez, nacido en el departamento de Santander, en la caótica y
convulsionada, pero hermosa tierra del suramericano país llamado
Colombia. Melómano consumado, amante del rock, de la música hecha con
sentido, sobre todo de los años noventa y la cultura underground.
Cinéfilo por convicción. Crecí entre los textos, de Henry Miller,
Charles Bukowski, Allan Stewart Königsberg más conocido como Woody
Allen, H. P: Lovecraft y Allen Ginsberg.