Pirotecnia Verbal | Por Tuto Flórez |
Traspasando el umbral
La verdad no sé cómo iniciar, ni cómo
puntualizar aquello que viví esa primera noche y si digo primera es porque a
partir de esta, todo cuanto consideraba cierto se derrumbó y abrió un nuevo
campo de percepción no en un sentido figurado sino literal. Me atrevería a
afirmar que algo cambió o más bien todo cambió radicalmente; aquella noche en
que traspasé el umbral, aquella especie de membrana que me mantenía aislado de
una realidad mucho más amplia de lo que podía haber llegado entonces a
imaginar, ¿cómo es?, ¿qué puedes ver?, ¿qué sucede allí?
Bueno, la verdad es que no hay forma alguna de aterrizar en palabras
de todos los días lo que allí se puede experimentar, pero en pro de la
curiosidad natural trataré de ser tan descriptivo como me sea posible a fin de
que se hagan una idea general… Una y otra vez Brandon se repetía este preámbulo en su
cabeza ; análogamente a como llevaba a cabo sus ensayos de sonido, previos a cualquier
concierto. Brandon trata de visualizar la mejor forma de dar inicio a su charla
en relación con su primera publicación; tras una pequeña pausa observó
alrededor, ¿estamos listos, podemos comenzar? inquirió Brandon, el director de
logística parado junto a su derecha lo vio y asintió con un "ok".
Al lado de Brandon una comunicadora social
de último semestre de la CUN; se disponía a efectuar la presentación del primer
libro de portada blanca con letras script negras titulado "Traspasando el Umbral", por Brandon Banhart; músico reconocido y artista visual experimental.
-Buenas noches asistentes estamos hoy reunidos en el auditorio de la organización TED, para trasmitir un conjunto de ideas que valen la pena difundir, se trata en suma del texto escrito y publicado por el señor Brandon Banhart, quien nos relatara sus impresiones generales sobre el papel de la conciencia en el proceso de la existencia física y las posibilidades de ésta para acceder a otros niveles de realidad-. Suenan aplausos por parte de la concurrencia.
-Buenas noches asistentes estamos hoy reunidos en el auditorio de la organización TED, para trasmitir un conjunto de ideas que valen la pena difundir, se trata en suma del texto escrito y publicado por el señor Brandon Banhart, quien nos relatara sus impresiones generales sobre el papel de la conciencia en el proceso de la existencia física y las posibilidades de ésta para acceder a otros niveles de realidad-. Suenan aplausos por parte de la concurrencia.
Una fuerte exhalación, sube las escaleras
para llegar hasta la tarima del auditorio,
Y de repente un silencio sepulcral, Brandon hace caso omiso de este
extraño hecho, toma aliento y comienza a leer las primeras líneas de su
presentación:
-Buenas noches damas y caballeros, lo que
sigue a continuación es una recopilación de vivencias personales,
experimentadas bajo un estado alterado de conciencia, que me han permitido, en
estos últimos dos años, viajar más allá de este universo físico observable y
por lo demás conocido-.
Entonces lo impensado sucede; Brandon levanta
gradualmente su vista, para dirigir su mirada al público, pero no hay nadie, ni
una solo forma humana reconocible, ni siquiera el entorno le es familiar, no
sillas, no iluminación, no hay micrófonos, organizadores, lo único que se le
ocurre es un: ¿Dónde diablos estoy?
De entre la oscuridad que curiosa y progresivamente comienza a atenuar sus tonos, como si tratase de aclararse, siente algo desplazarse alrededor suyo, un escalofrio le recorre y puede sentir con una alta intensidad y fidelidad cómo una gota de sudor se desliza desde su frente y recorre gran parte de su mejilla izquierda. El temor se apodera de Brandon, esta desorientado, ya ha estado viajando fuera del cuerpo, pero no sabe qué es ni cómo ha llegado hasta allí, es más; no tiene la más remota idea de qué lugar es allí. Así entonces, una gran y amorfa figura se posa justo detrás del conferencista y acercándosele al oído en un tono visceral y que suena tan viejo como los primeros momentos del universo, le susurra: ¡Vengo por tu alma!
De entre la oscuridad que curiosa y progresivamente comienza a atenuar sus tonos, como si tratase de aclararse, siente algo desplazarse alrededor suyo, un escalofrio le recorre y puede sentir con una alta intensidad y fidelidad cómo una gota de sudor se desliza desde su frente y recorre gran parte de su mejilla izquierda. El temor se apodera de Brandon, esta desorientado, ya ha estado viajando fuera del cuerpo, pero no sabe qué es ni cómo ha llegado hasta allí, es más; no tiene la más remota idea de qué lugar es allí. Así entonces, una gran y amorfa figura se posa justo detrás del conferencista y acercándosele al oído en un tono visceral y que suena tan viejo como los primeros momentos del universo, le susurra: ¡Vengo por tu alma!
Un grito desgarrador recorre todo el
auditorio, es tan ensordecedor que los asistentes al evento no pueden dar
crédito a lo que está pasando, hay conmoción, la estudiante de comunicación le
grita a Brandon, pero este no reacciona, ante la vista de todos, tiene la
mandíbula literalmente desencajada, está tan abierta, que es evidente una
fractura, las pupilas de sus ojos se han tornado totalmente negras y tan
dilatadas, que simula ser más bien un espectro y no un ser humano; su estado
catatónico se hace evidente. La gente sale corriendo del lugar, mientras que la
estudiante llega hasta donde está Brandon y con la ayuda de uno de los
paramédicos que ha llegado al lugar, logran acostarlo sobre una camilla para
llevárselo rumbo a la clínica más cercana. El paramédico le sonríe a la mujer,
en ademán de saber qué ocurre; le dice: “ya he visto este mismo caso antes,
este pobre chico ha traspasado el umbral; no ha reparado que al otro lado hay
un guardián, quien es el encargado de
robar el alma a todos aquellos individuos que en la tierra descubren como
viajar al otro lado”.
El autor: Tuto
Flórez, nacido en el departamento de Santander, en la caótica y
convulsionada, pero hermosa tierra del suramericano país llamado
Colombia. Melómano consumado, amante del rock, de la música hecha con
sentido, sobre todo de los años noventa y la cultura underground.
Cinéfilo por convicción. Crecí entre los textos, de Henry Miller,
Charles Bukowski, Allan Stewart Königsberg más conocido como Woody
Allen, H. P: Lovecraft y Allen Ginsberg.