Por Tuto Flórez |
Jack… Jack, maldición Jack, ¿Qué es lo que
te pasa? Espera Jack, no andes tan rápido.
¿Quién osa increparme de esa manera?, la
alevosía es imperdonable, más aun del lugar del que provengo… podría llamarme
Carbunco, Forero o Petete; pero Jack, que nombre más molesto, Jack…….este; este
pues, mi país de origen por aquello de las convenciones políticas y los tratados internacionales, diré que se
llama Púdrete si de varón se trata y Muérdeme si es hembra la que asecha en la
esquina de cualquier parada.
Diantres, de nuevo estoy como en una
especie de estado disociativo, rumiando pensamientos y apretando fuerte la
mandíbula, solo sé que debo contenerme, no quiero golpear porque si a este
sujeto; pero a lo mejor solo me hago el tonto para hacer algo de tiempo,
mientras espero que pase de largo el insolente que me llama sin conocerme.
Entonces en un tono agudo escucho un cercano y firme: ¡hola Jack! ¿Cómo van las
cosas hombre? como marchan los negocios……tras una pequeña pausa y en estado
automático, le tiendo la mano, le sonrió de forma impostada y meneo con la
cabeza de forma aprobativa. Solo se me ocurre un: bien, bien colega, ya sabes
en esto y aquello, pero sobre todo de aquello y en los últimos días, dándole duro a tu hermana. Suelta una
carcajada; el muy imbécil no se inmuta
para nada. Me replica: que gracioso y listillo eres Jack; en fin quería saber
si ya tienes el dinero que me debes.
Rápidamente me cambia el semblante fingido,
mmmm. Amigo me confundes, le respondo. El
muy maldito esboza una sonrisa de oreja a oreja. JAJAJAJA, que risa más
estruendosa pienso para mis adentros. Vamos Jack, no te hagas líos; a ver
muéstrame el billete. Bueno, ya para el
carro le digo, alzando ligeramente la voz cuestiono; de qué diablos me hablas,
no te conozco y no sé quién eres.
Su mirada rápidamente se transforma, ahora
luce más como un perro rabioso, salvo que es un regordete, calvo y fofo de un
metro con sesenta centímetros, será fácil de derribar. Sin mediar más palabras, me
lanza el primer puñetazo, sólo me corro hacia la izquierda y la gravedad hace
el resto. Cae como un costal de excremento y no es que sepa mucho de costales,
bultos y cagamento como le llamo yo a la cosa negra que me sale del
trasero; en la intimidad del baño.
¡Maldita sea contigo!, lo observo tendido
en el piso y tan directo como me es posible sin apartarle la mirada, le digo: sabes
una cosa, mi nombre es Chester, Chester, repite colega, Chester. Recuerda bien como me llamo bola de grasa,
pregúntale a tu hermana, cada vez que estoy con ella me suplica: oh Chester, oh
santísimo Chester, suelta tu queso, viérteme el queso en la cara, oh mi dios;
eres fabuloso CHESTER CON QUESO. Recuerda muy bien mis palabras. Le dejo allí tirado,
sigo caminando como si nada. Llego hasta la estación, al entrar en el autobús,
Billy el conductor de la ruta 23 me saluda como de costumbre, hola Jack, cómo
va la marcha…..
Bien, bien Billy; lidiando con idiotas a
veces. Le alcanzo el billete del pasaje y me acomodo un puesto atrás. Gira su
cabeza, sobre el hombro y me dice: Jack
mi hermana esta mañana, temprano me ha pedido el favor, que si te veía, te
recordara, que le lleves algo de queso….. ¿De qué diablos habla?
Mmmm, no tengo ni idea Billy, pero gracias
por el recado, le llamaré apenas pueda. Debo hacer unas entregas. Se me escapa
una pequeña risilla; me colma la satisfacción, SOY EL GRAN CHESTER CON QUESO.
El autor: Tuto Flórez, nacido en el departamento de Santander, en la caótica y convulsionada, pero hermosa tierra del suramericano país llamado Colombia. Melómano consumado, amante del rock, de la música hecha con sentido, sobre todo de los años noventa y la cultura underground. Cinéfilo por convicción. Crecí entre los textos, de Henry Miller, Charles Bukowski, Allan Stewart Königsberg más conocido como Woody Allen, H. P: Lovecraft y Allen Ginsberg.