Cinetiketas-
Por Jaime López Blanco-
Robert Downey Jr. intenta
dejar, por un momento, a su personaje de Iron
Man, al protagonizar “The Judge”, que es la historia sobre un abogado
exitoso (el propio Downey Jr.), a punto de divorciarse, que debe regresar a su
lugar de origen, Indiana, por el fallecimiento de su madre. A su retorno se
encuentra con su padre, al cual no le dirige la palabra desde hace mucho tiempo,
pero una jugada del destino obligará a ambos a replantear su relación.
Se trata de una película dirigida
por David Dobkin, quien se ha distinguido por realizar comedias de gran éxito
taquillero como “The wedding crashers” (2005); comedias con un gran elenco y
que poseen un poco más que argumentos comunes como “Fred Claus” (2007) y;
comedias de medio pelo como “The
change-up” (2011) o “Shanghai Knights” (2003).
De hecho, “The Judge” (“El juez”, por su título en español) podría
considerarse su primer drama en toda la extensión de la palabra.
La cinta tiene sus buenos
momentos y funciona mejor cuando afloran los diálogos más descarnados y
directos. Sin embargo, parece que muchas escenas que la integran son puestas
con el único objetivo de manipular a la audiencia; a veces ello funciona;
otras, no tanto.
Siempre quedará la duda
de cómo hubiera interpretado Jack Nicholson el papel que aquí es personificado
por Robert Duvall. Los rumores señalan que Robert Downey Jr. intentó convencer
a Nicholson de salir de su exilio actoral, para así interpretar el personaje de
su padre en esta historia. Aunque, centrándonos en lo hecho por Duvall, no hay
nada que reclamarle. Brilla en varias escenas y es más que convincente. Son
tres los momentos que podrían otorgarle una nominación al Oscar como Mejor
Actor Secundario a dicho actor: su escena en la bañera; uno de sus momentos
durante el estrado (en el clímax del juicio) y; una caracterización hacia el
final del metraje.
Respecto a Robert Downey Jr., se puede
decir que su actuación queda en un buen intento por despegarse de su Hombre de Hierro, pero no logra ir más
allá de lo que ya se le ha visto en otras ocasiones, porque todavía existen
ecos de ese hombre engreído y ególatra que han distinguido a sus últimos roles.
Lástima, porque es un actor con gran capacidad y más talento que el promedio.
En cuanto a la fotografía, realizada por Janusz
Kaminski, cinefotógrafo de cabecera de Steven Spielberg, existe un trabajo muy
destacable al presentar un fondo deslavado en varias de las secuencias, el cual
sirve para reproducir la sensación de un recuerdo lejano o de un sueño
frustrado del personaje central.
Finalmente, el ritmo de la historia es
mejor a partir de la segunda parte de la misma, ya que al principio se percibe
una narrativa atropellada con un montaje lleno de disolvencias, el cual
fácilmente pudo pertenecer a cualquiera de esas películas familiares que
exhiben en exceso en el canal de cable Hallmark.
En resumen, “The judge” se inscribe en ese grupo de cintas de mediano
entretenimiento, que bien pueden distraerte un par de horas en las salas de
cine o con las que no pasaría nada si no
tuvieras la oportunidad de verlas. La elección y el veredicto final dependen
del gusto de cada espectador.