Derivas Situacionalistas-Por Liliana Chávez-
Soy lo que no queda
ni vuelve. Soy algo
que disuelto en todo
no está en ningún lado…Dulce María Loynaz
No hay que olvidarnos, que la vida es un
momento efímero, un frenesí, solo un instante.
La muerte lejos de ser hermosa, es patética y vacía; no queda más que aceptarla… el cuerpo se degrada, los amigos mueren y al final todo es soledad.
La muerte lejos de ser hermosa, es patética y vacía; no queda más que aceptarla… el cuerpo se degrada, los amigos mueren y al final todo es soledad.
Sin embargo, es aquella muerte solitaria la
que remarca la independencia del YO y los otros. Convirtiendo así al hombre en
un ser libre, no pertenece a nadie.
Es esta conciencia, la primera y más fina capa la que construye al YO y garantiza esa libertad. Pero, nos oponemos; deseamos ser enjaulados, siempre seducidos por el vértigo. Ese YO que no pertenece a nadie desea abrir los ojos al mundo, comienza a buscar a otro YO con quien vivir una existencia finita, siempre con una certeza de la separación eterna. Así ambos YO limitan por su propia mano aquella libertad; se liberan de lo único que poseían, se desgarran.
Quizás allí está el sentido de la vida del
hombre: la libertad y la muerte no se distinguen la una de la otra. Por ello, lo
que tenemos en el presente lo comprende todo, ahí está todo, no falta nada. No
hay necesidad de pedir o buscar en un más allá de la existencia lo que no
creemos poseer. Porque, ya existe; entonces, lo existente en el aquí y el
ahora, seguirá en un después.
Una vez que se llega al fin, lo confuso,
borroso y frustrante se torna claro…así es la vida.