Cinetiketas-Por Jaime López Blanco-
Luc Besson, cineasta de origen francés, ha
logrado obtener, gracias a la
"Lucy" de Scarlett Johansson, su película más taquillera como
realizador y la tercera más billetuda
como escritor. Y eso que en su filmografía
se destacan obras sumamente atractivas como "La femme Nikita"
(1991), "El quinto elemento" (1997), "Juana de Arco"
(1999), "The lady" (2012), "The family" (2013), o, su
considerada obra de culto, "The professional" o "El perfecto
asesino" (1994) según su título en español; ésta última protagonizada por
una muy joven Natalie Portman, el actor francés Jean Reno, y, el multifacético
Gary Oldman.
En apariencia, "Lucy" nos
presenta una historia de una mujer enpoderada y "pateatraseros" que,
debido a la absorción de una nueva droga en su estómago, logra una mejor
utilización de su capacidad cerebral, lo cual, en consecuencia, trae consigo un
mayor y mejor desarrollo de sus capacidades físicas y sensoriales. Todo esto
dentro de un marco contextual lleno de mafiosos, narcotráfico y un argumento
con sabor especie a vendetta femenina. Sin embargo, "Lucy" es, al
mismo tiempo, todo y nada de eso.
La fórmula con la que Luc Besson arma el
exterior de la película es solamente un "gancho” para vendernos una
historia, la cual trata de salirse del canon de sus ya memorables películas de
acción: hay secuestros como en el guión de su "Taken" (2009); y,
existe una protagonista gallarda y súperpoderosa como su "Nikita" o
como su Leeloo (Milla Jovovich) de "El quinto elemento"; pero ahora
se incluye -en el interior del film- un montaje con escenas sobre la
supervivencia terrestre, sumado a ciertas reflexiones acerca de la preservación
del conocimiento humano. Es la oda al existencialismo versión Luc o el debraye filosófico Bessoniano que no se
puede olvidar de su acostumbrada dosis de acción.
Lo que se nos ofrece es una historia
entretenida y corta (apenas dura 90 minutos), la cual, a simple vista,
pareciera entrar en los terrenos de lo absurdo, pero que dejándose llevar por
la inercia de su argumento se disfruta amplia y satisfactoriamente. Claro, no
es una película redonda y parece que se estanca algunos minutos a la mitad; sin
embargo, es una cinta muy amena.
Morgan Freeman otorga -como de costumbre-
credibilidad y prestigio al filme, interpretando a un teórico del conocimiento
del cerebro humano, mientras que Scarlett Johansson es capaz de soportar un
protagónico sin ayuda de ningún Avenger.
Ahora el gran poder que muestra es su mente, y su misión es sobrevivir para
evolucionar eternamente. La joven actriz
muestra fuerza, seguridad, carisma y cierta vulnerabilidad en su
interpretación, aunque le falta la espontaneidad de su Charlotte de "Perdidos en Tokyo" (Lost in translation, 2003).
Por lo que respecta a los efectos visuales,
se nos presenta una onda muy al estilo de "Matrix", aunque el CGI (Imágenes Generadas por Computadora) no
está del todo definido. La edición es ingeniosa, sobre todo en la primera parte
de la cinta, porque se nos cuenta a través de paralelismos visuales o metáforas
parte de las situaciones del personaje principal.
En general, "Lucy" es una
película más que "palomera", ya que no sólo sabe a mantequilla, sal, dulce o queso, sino que induce a probar un poco de reflexiones filosóficas en
torno a la verdadera trascendencia y evolución de la especie humana: ¿Por qué
el hombre se inclina más a tener que a ser?; ¿El conocimiento produce caos o es
la ignorancia la causante de dicho estado?