Por Shaggy
Es extraño
que en un festival como el Vive ya sea tan descarado el ‘chile, de mole y de
manteca’. Lo cierto es que –de momento- en México no hay –ni habrá por un buen
rato- algún exponente musical de talla internacional. Sí, hay bandas independientes
y alternativas con propuestas interesantes, pero tristemente no cumplen con los
‘estándares’ de las disqueras para comercializar su música. Es deprimente que
en eventos como el Vive, los organizadores se valgan de bandas que ni siquiera
son ‘latinas’; llámese Blur, Placebo, o cualquier otra que les haga el favor de
jalar gente y llenar el Foro Sol año con año. Sí claro, hablamos de sonidos
probados que arrastran a las masotototas y
venden boletos de a madres, pero directa o indirectamente ocupan el lugar que
las bandas mexicanas desgraciadamente no han sabido ganar en este tipo de festivales
organizado por monopolios musicales.
Me sigue
pareciendo de los más bizarro ver a ‘conjuntos musicales’ como los Ángeles
Azules o a los chingados Tigres del Norte, en un lugar y tiempo al que no
pertenecen. Tal vez para ellos sea una manera de mantenerse vigentes y de llegar a las nuevas generaciones que
desafortunadamente son de lo más influenciables al carecer de cualquier tipo de
identidad o ‘personalidad musical’. La inmediatez de la información en la que
ahora estamos inmersos propicia que consumamos una gran cantidad de material
musical, pero muchas veces sin tomar en cuenta el fondo del mismo. Recuerdo que
cuando éramos escuincles y andábamos con la comezón de alguna banda o grupo,
juntábamos lana y corríamos a comprar el disco; nos lo chingábamos enterito y
generábamos algún tipo de conciencia musical. Hoy ni madres, todo es
luego-luego. Uno ya no sabe ni qué toca una banda o cuál es su discurso,
pero ahí vamos en chinga a YouTube, a iTunes.
Unos dirán
que es benéfico y plural, pero no olvidemos que al sistema le conviene tenernos
sin identidad de ningún tipo. Es triste ver a las banditas ‘nuevas’ refritear
los éxitos de Daniela Romo, Flans o Miguel Bosé, en lugar de estar escribiendo
sus propias rolas y explorando otras tendencias. No se arriesgan a seguir su
instinto y por ende, no tenemos una banda representativa capaz de llenar un
estadio. Nos limitamos a llenar palenques y teatros del pueblo y eso con
veinticinco pendejos vestidos de la misma forma, tocando trombones y trompetas.
Sí, no me
gustan ‘Los Tigres’, ni nada por el estilo; entre eso, la celebración del Día
del Taco y cualquier pendejada inventada por los medios, nuestra cultura como
los pinches cangrejos; para atrás, para atrás y en la mediocridad eterna.
Pero bueno,
dicen por ahí que ser naco es chido ¿no?