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Letrinas: Lunares


Lunares

René Rojas González


 

Boca arriba la palma de mi mano. Sus ojos de lupa aceitunada escanearon mis rayas, falanges y lunares. Este del dedo te salió cuando ibas en la universidad y este de acá te habrá salido hace unos meses. Tú no eres tú, me dice la mujer con un índice acusador sobre cada una de las manchitas y una cara tiesa que se clavó en mi esternón. Podía tildarla de imprecisa pero al final tenía razón de cuándo me salieron. ¡Tú no eres tú!, vuelve a la carga, ahora declarándole frontera a mi paso. Tú no eres tú, me decía su acento. Tú no eres tú, me decía su mirada absorta.

Iba sobre la 5 de mayo y 2, con esa triste prisa genética que desarrolló la humanidad, a ver a mi amiga la del museo. Un día antes me dice “jálate porque estamos necesitando justo a alguien que sepa italiano; no importa que no haya hecho recorridos”. Voy pensando en Karla. Voy pensando en cómo nos la habíamos pasado rebotando de trabajo en trabajo y no pocas veces con más de uno desde antes de vivir juntos. Suerte y no que acababa colocado, ganando más o menos bien. Esta vez, no había as bajo la manga, sólo propinas.

Aquella mujer seguía insistiendo. ¡Tú no eres tú! La frase se convirtió en un roedor que me estaba anidando; no la entendía; peor me ponía con la prisa por llegar. No tuve opción: cerré los ojos, me fui contra el muro de su invocación y atravesé a la mujer como si estuviera hecha de neblina. Seguí el camino al museo; miré de rápido mis lunares leídos; necesitaba detenerme para pensar; no había tiempo. Llego con mi amiga; ni entrevista ni nada; ya ella había hablado con la directora sobre mi formidable preparación; empiezas el lunes, me dice maravillada esta sexagenaria.

Desde ese día veo tantas veces mi par de lunares que tengo la impresión de que esa mujer me estaba señalando el pedacito de una constelación a la que tengo que llegar. En fin, parece que ya voy a entrar a un buen trabajo; me dijeron que me comunicara la siguiente semana a ver si ya. Karla, se separó de mí; no dudo encontrármela en cualquier momento. Lo bueno es que tengo el museo. A mis 80 no me puedo quejar.

 


René Rojas González es un poco un exiliado de la academia de sociales por voluntad propia, pretendiente de la literatura para hacer de lo que nos sacude en la vida un lugar para habitar.

"Qué huevos, Sofía", más que una simple comedia y una portentosa Giovanna Romo


Cinetiketas | Jaime López



Para quienes han visto los trabajos fílmicos de Carlos Santos, sabrán que sus propuestas tienen un giro sorpresa que no se aprecia en los avances promocionales, mejor conocidos como "tráilers".

Es el caso de su ópera prima, "Chilangolandia", que parecía una simple comedia de enredos, pero terminó siendo una entretenida radiografía del mosaico de personalidades que cohabitan la Ciudad de México.

O qué decir de su segundo largometraje, "Señora influencer", que sin esperarlo es una reflexión sobre la salud mental, tópico poco abordado en la vida real y en la industria del entretenimiento.

Ahora, con su tercer filme, "Qué huevos, Sofía", el realizador calla la boca a quienes pronosticaban una comedia insulsa con poco valor artístico o intelectual.

Si bien es cierto que su título no es el más atractivo y representaba un riesgo por su doble sentido, también lo es que Santos demuestra una vez más que tiene varios ases bajo la manga.

El más relevante de ellos es su protagonista, Giovanna Romo, que algunos identifican por su participación en la serie de "Backdoor" o programas de Telemundo.

Siendo su primer papel estelar para la pantalla grande, la intérprete nacida en la capital del país entrega una actuación apabullante, que retrata a una mujer atormentada con el espíritu roto.

Pero eso último se va revelando poco a poco, conforme avanza la trama y mediante la calculada edición del director.

Romo trasmite diversos sentimientos en el metraje, conmoviendo a flor de piel, pues su "Sofía" no solo lucha con sus demonios internos, sino también con el sistema patriarcal y el abuso laboral a su alrededor.

En ese sentido, la película también construye una crítica social dirigida a los viejos rancios capitalistas que premian a las personas recomendadas, no así a quienes verdaderamente se han esforzado por sacar adelante sus emporios.

El único problema de "Qué huevos, Sofía" es que su antagonista, Sergio Mayer, no muestra algo diferente a lo que ha caracterizado su carrera, pues vuelve a interpretar a un machista, egocéntrico, controlador, que tiene como principal lema de vida anular a su competencia.



"Entrevista de trabajo", el próximo libro de poemas de Jorge Sosa



¿Apoco si muy triste? Una lloradita y a mandar currículums, porque se viene la factura de la luz, la factura del internet, ya casi no hay nada en el refri. Invéntate un par de habilidades, súbele otro 10% al nivel de inglés, atízale que trabajas bajo presión, que trabajas incluso bajo el agua, que te gusta mucho trabajar en equipo, que aquí vamos a sufrir todos parejo, faltaba más; y dale enviar a esa vacante en Computrabajo con la intención de que no te llamen y si te llaman, que en la entrevista de trabajo puedas responder con honor, con sinceridad, con poesía; que el trabajo es un absurdo.

Más absurdo aún cuando eres poeta, escribidor. El trabajo bien remunerado y la literatura no se llevan. En este mismo espacio nos hemos preguntado “¿Qué comen lxs poetas?”Por eso resulta interesantísima la premisa del próximo poemario del autor Jorge Sosa. 

"Entrevista de trabajo" es el próximo libro de poemas de Jorge Sosa, dividido en cinco partes, cada una con respuestas posibles a preguntas comunes hechas en entrevistas de candidatos en recursos humanos, será editado y publicado por Sindicato Sentimental.

Compartimos un adelanto del poemario y agradecemos al autor y a la editorial la disposición para compartir en Revista Sputnik dicho trabajo, que ya queremos leer por completo.

Sigan sus redes:
Sindicato Sentimental:
Jorge Sosa:


***

(Pregunta: ¿cuál es tu peor defecto?)


1.5

Un auto me persigue.


Perdón,

quiero decir

que se estaciona

cerca del lugar donde me bajo

del transporte público

o afuera del restaurante

donde estoy comiendo.


Mi esposo

me ha señalado

que se trata del modelo y color

más vendidos en el país.


Perdón,

quiero decir

que él piensa

que es mi imaginación.


A veces me acerco

intentando

no llamar la atención,

pero el conductor

enciende el motor

y se aleja de nuevo.


Lo he seguido

varios kilómetros.


Así he llegado a lugares

que nunca hubiera conocido.


Por ejemplo:

un prado bellísimo

detrás de la vieja fábrica de botellas,

en un terreno rodeado

por bardas con grafitis

a favor de la abolición

de la policía.




(Pregunta: ¿cuál es tu peor defecto?)


1:8

Fumé un cigarro

un martes de junio

en la parada del autobús

que me llevaba

de la escuela secundaria a casa.


Era el primero,

aunque mi amigo Iván no lo sabía.

Le aseguré

que ya era un experto.


Compré una cajetilla

de John Player Special,

de color negro

y más grande que las demás.

Pensé que no me la venderían.


Al encenderlo, esperaba

una asfixia súbita

como en el cine

pero el humo recorrió

mi boca, garganta y pulmones,

como una música familiar.


Después vinieron

miles de cigarros más.

pero el primero

lo prendí con los ojos cerrados

esperando que un rayo justiciero

me lo arrebatara de la mano.




(Pregunta: ¿cuánto quieres ganar?)


4:8


(Pregunta: ¿cuál sería tu trabajo ideal?)


5:1

ya nadie quiere leer tontos ****** de pájaros y no los culpo la verdad uno se cansa de

tanta palabra acerca de sus misteriosos vuelos conjuntos de la envidia mezquina por su capacidad de alejarse del suelo a voluntad de las constantes reflexiones acerca de su hábito desconcertante de pararse en cables de luz aunque casi nadie menciona la herencia de sus antepasados dinosaurios y todos sabemos que hasta la belleza cansa lo dice la canción un ***** de pájaros es el equivalente a un tatuaje de taz un error de juventud del que te arrepientes demasiado tarde porque nadie quiere realmente hablar de pájaros y cuando crees que sí en realidad quieres decirle algo a tu ex o a tus papás pero te da miedo y por eso siempre van a hacer falta algunos ****** de pájaros para las personas que necesiten recordar que todos tenemos miedo de hablar con nuestros ex y con nuestros papás aunque los ****** sean malos alguien tiene que hacerlos


***



Jorge Sosa (Ciudad de México, 1981) autor de It was a dark and stormy night (Pitzilein Books), Pony (Sikore en México y Liliputienses en España) y Yoghurt con cenizas (Niño Down en México y Liliputienses en España). Textos suyos aparecen en las recopilaciones “Efectos secundarios” (Ediciones Liliputienses) y “Blickwinkel: momento futuro” (Pitzilein Books y Goethe-Institut Mexiko).

Miembro fundador de Los KFGC desde 2009, un colectivo de arte multimedia que explora diferentes formas de presentar la poesía y sus límites con otras disciplinas, creado bajo la premisa de la muerte del autor y la posibilidad de una escritura conjunta. Durante la trayectoria del colectivo, participó en la creación de los libros “No use las manos”, “Manual de guerrilla táctica para terminar un noviazgo” y “1994”, además del volumen recopilatorio “Palabras que son átomos de un gas venenoso” publicado por Ediciones Liliputienses, que reúne la mayor parte del trabajo poético de los primeros diez años del colectivo; es cocreador de Mapa del Tiempo Perdido, un artefacto que presenta un territorio emocional a través de una topografía hecha con poemas; participó en el proyecto de creación de frases para las camisetas del equipo femenil de futbol amateur “Mininas Ferales”; colaboró en la presentación del acto de spoken word de Los KFGC en diferentes festivales como Caracol Tijuana, Verbo y el Festival del Libro y la Rosa de la UNAM; es coautor de la serie audiovisual de poesía Los Fotocopiadores, producida por Mónera, y guionista en varios de sus capítulos.

Creó el bot de Telegram “Ola Sucia” que conjunta poemas de distintos autores que se replican de manera aleatoria a través de la interacción de los usuarios; recientemente desarrolló un sistema adivinatorio de tarot con su propia obra que permite obtener un poema impreso a través de la elección al azar de un arcano mayor y es el anfitrión del podcast “¿Qué comen lxs poetas?”, realizado en conjunto con Revista Sputnik, en el que entrevista a autores acerca de sus gustos culinarios.

"Días Borrosos", la peculiar visión de Marie Benito acerca de la intimidad e interacciones humanas


Cinetiketas | Jaime López



Ella está tratando de concebir vida en el marco de la pandemia provocada por el nuevo coronavirus. Cuenta con un trabajo estable y es dueña de una autosuficiencia digna de admirarse.

Él se encuentra en el ocaso de su existencia y parece estancado entre la soledad, los recuerdos relacionados con su esposa fallecida y el autoexilio.

Sus nombres son "Emilia" y "Felipe", dos seres que habitan el mismo edificio, que provienen de distintas generaciones y comienzan a forjar un extraño vínculo.

Lo anterior forma parte de la premisa de "Días borrosos", el primer largometraje de Marie Benito, egresada del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), con amplia experiencia como continuista.

Con un ritmo pausado y diversas tomas fijas, el filme en cuestión presenta una inusual reflexión, invitando al espectador a interesarse por los demás, a voltear a ver al otro, como lo ha señalado en diferentes ocasiones la realizadora.

Ese mensaje es reforzado por la atmósfera pandémica y la incertidumbre en la que habitan sus protagonistas, interpretados por Sophie Alexander y Enrique Barruel.

Ambos se apoyan en el inteligente guion escrito por Benito y Paula Markovitch para brindar acertadas actuaciones, conformadas por una variedad de expresiones que no cualquier artista puede encarnar con autenticidad.

Sumado a ello, "Días Borrosos" aborda una visión feminista sobre la maternidad, en donde se rompe con paradigmas arcaicos acerca del acto de procrear.

Asimismo, la profesión de "Emilia", quien es una bióloga especializada en la preservación de especies en peligro en extinción, sirve como metáfora para explicar más la personalidad de dicha protagonista.

Se trata de una mujer preocupada por los seres sintientes frágiles, los cuales tienen un alto riesgo de desaparecer. De hecho, en la cinta, se le muestra cuidando a un par de ajolotes.

En semejanza con esos anfibios, "Emilia" tiene una evidente madurez sexual, así como un envidiable poder de autoregenerarse.

Justamente, el desarrollo de su personaje, junto con el de "Felipe", un tipo anclado en sus pensamientos caducos, son la principal virtud de "Días borrosos".

Eso solo es posible gracias a un argumento sólido, bien escrito y brillante, que no cae en obviedades, logrando profundizar en la complejidad de la especie humana, así como de las interacciones personales.



Los hijos de los hijos de Adán

Ahí te void | Reyes Rojas


Los hijos de Adán | Abel Amador

Esta es la historia del primer asesinato. Al menos eso nos cuenta la Biblia. El relato de Caín y Abel, abundantemente conocido, ha sido objeto de varias interpretaciones sobre las razones del primero para matar a su hermano y, por lo tanto, de las intenciones aleccionadoras del texto, propias de todo aparato religioso. 

Entre las explicaciones más populares y simplistas del pasaje bíblico, se atribuye el motivo a la envidia y a las malas intenciones de Caín. Sin embargo, el texto original, de sólo 25 versículos, apenas abunda en la profundidad de los personajes y no da pistas concluyentes sobre esta problemática. 

Caso contrario es la reelaboración del relato que lleva a cabo Abel Amador en su nuevo cortometraje “Los hijos de Adán”. En este, Abel y Caín viven en un pueblo pequeño con su madre, una mujer autoritaria y tradicional. El padre, como el dios católico, ¡vaya sorpresa!, está ausente. Abel, el más pequeño de los hermanos, es todavía un niño de apariencia inocente e ingenua; por otro lado, Caín roza la adolescencia y se muestra más cercano a pasiones como la lujuria, la avaricia y la mentira.

El corto de Abel parece poner el dedo sobre uno de los puntos más discutidos del relato bíblico: la inclinación de la naturaleza humana hacia el bien o hacia el mal. Amador no da una respuesta sencilla.

En la Biblia se cuenta que, para evitar que Caín evada con la muerte la condena debida al fratricidio, Yahvé le imprime una marca que, paradójicamente, lo protege: 

“14. Hoy me has arrojado de la superficie de la tierra, y de Tu presencia me esconderé, y seré vagabundo y errante en la tierra. Y sucederá que cualquiera que me halle me matará. 15 Entonces el SEÑOR le dijo: ‘No será así, pues cualquiera que mate a Caín, siete veces sufrirá venganza.’ Y el SEÑOR puso una señal sobre Caín, para que cualquiera que lo hallara no lo matara.”  (Génesis, 4).

Los personajes principales de “Los hijos de Adán” son arquetípicos. En este sentido, es fácil adivinar los perfiles morales, al menos en  apariencia, de Abel y Caín. Sin embargo, las maldiciones de Dios son antiguas, al igual que los hábitos que arrastran. Abel, el director, explota el privilegio de la costumbre y, haciendo eco del poema de Baudelaire sobre la tragedia fratricida, se pegunta junto con el poeta francés “Raza de Caín, tu suplicio / ¿Tendrá un final alguna vez?”.


El resto es silencio | Verónica Marín

El efecto Trevi: un hombre abusa de un grupo de jovencitas aprovechando su rol de productor y sus presuntos contactos con los grandes del espectáculo en los ochenta y noventa… ¿Qué pasa que al comenzar este texto en lugar de pensar el nombre de Sergio Andrade, mis manos recurrieron a la gloria del pelo suelto y del psiquiatra que le mira las piernas? 

Mi cultura popular y el mainstream en general, condenamos pública y continuamente a Gloria. De Sergio, ni nos acordamos. Esto no quiere decir que Trevi no haya tenido responsabilidad, pero el punto ahora es señalar el foco de atención o, su contraparte, el silencio que ha quedado. 

Este es el tema que trata el nuevo corto de Verónica Marín: “El resto es silencio”. El film acude a una familia “tradicional” mexicana que comienza su día. El esposo, profesor universitario, es una tremenda figura autoritaria con su hijo, su hija y su esposa. 

Esa mañana, el padre impone su decisión al organizar una salida al cine. El mismo día se viraliza una denuncia de acoso sexual contra el dictador. A partir de entonces comenzamos a esperar: esperamos a que la hija del dictador, la primera en enterarse, reaccione; esperamos a que la esposa del dictador, también profesora universitaria, reaccione. Esperamos a que algo pase, pero siempre con el foco puesto en las mujeres que rodean al acusado. 

En la trama hay por lo menos dos víctimas: la madre y la chica que denuncia el acoso, sin embargo, como espectador yo no pude dejar de exigirles que hagan algo, que griten, que se desmoronen, que enfrenten al marido y no permitan que el silencio continúe. 

En el trabajo de Marín no sobra la tensión. Con tomas ligeramente claustrofóbicas y encuadres insistentes en los rostros, la directora establece un juego entre miradas en el que nos hace partícipes como espectadores. Justo como sucede cuando en nuestras cercanías sucede lo mismo (¿a quién no le ha pasado hoy en día?).

 

Los hijos de Jubal

Entre la descendencia de Caín, el relato bíblico menciona a tres de sus tataranietos: Jabel, padre de los que habitan en cabañas y cuidan rebaños; Jubal, padre de los que tocan la cítara y la flauta; y Tubal-Caín, quien forja toda clase de herramientas en cobre y hierro. Cada hijo es una clara referencia a actividades fundamentales de la civilización.

La sangre de Jubal, quien representa a los artistas, camina sobre la tierra y se manifiesta aún en la obra de Verónica y Abel. Ambos cortometrajes, “El resto es silencio” y “Los hijos de Adán” se proyectaron, por primera vez, el martes 18 de febrero en Sala Alternativa. A la proyección asistieron las y los realizadores, el cast, el crew y algunos patrocinadores. 

Felicidades a Verónica Marín y a Abel Amador por su gran trabajo creativo y de difusión del cine local, incluyendo el propio. Esperemos que sus nuevas criaturas encuentren el mejor camino.


"Efímera", fresca propuesta sobre disfrutar el presente



Cinetiketas | Jaime López


"Emilia" es una joven que se la pasa sobrepensando su futuro académico, pues desea ingresar a una prestigiada universidad de Guadalajara para convertirse en arquitecta.

Su rutina transcurre entre desvelarse leyendo los textos que le dejan de tarea y acudiendo continuamente a la biblioteca a solicitar dichos textos. En su día a día no hay cabida para el ocio o las amistades.

O al menos eso parece hasta que conoce a "Renata", una adolescente con la que se encuentra en el lugar menos esperado: el funeral de un compañero de ambas.

Poco a poco, "Emilia" va cambiando su manera de percibir el mundo, aunque esconde un don o maldición que la atormenta emocionalmente, que consiste en ver "brillar" a la gente a la que le queda poco tiempo de vida.

De eso se trata "Efímera", película en donde la convivencia entre las dos jóvenes se convierte en una profunda relación de enseñanza personal, que el director y guionista debutante, Luis Mariano García, aborda de manera realista.

Inscrita en el género de las y los adolescentes que se ven obligados a madurar por la situación a su alrededor (coming-of-age, por su denominación en inglés), el relato resulta una opción sumamente recomendable.

Ello debido a que está exento de dramones innecesarios, así como de situaciones ajenas al común denominador de las juventudes mexicanas contemporáneas.

En ese sentido, la "Emilia" de "Efímera" puede recordar a la audiencia parte de sus vivencias mas recónditas, por ejemplo, el primer amor y el miedo de perder a un ser querido.

Además, el guion tiene interesantes reflexiones sobre la vida, pues mientras la protagonista está interesada en construir obras que perduren para siempre, su interés romántico piensa que lo más importante es aprovechar el hoy.

Aplausos para las dos estelares, Danae Reynaud y Carla Adell, quienes hacen una mancuerna de antología, repleta de una química genuina y buenas vibras.

Aunado a lo anterior, Hernán Mendoza se luce como el padre viudo bonachón de "Emilia", que evita la sobreprotección o los regaños moralinos. El intérprete realza el filme cada vez que aparece, pero sin robarle foco a las jóvenes.

Finalmente, el relato evita que el aprendizaje de la estelar llegue desde su antecesor, pues muestra que ella misma es la que toma conciencia sobre las ideas que la marginan o alejan de su propia felicidad.





«¿Qué comen lxs poetas?» | Ep. #05 Minerva Reynosa



Host: Jorge Sosa


“¿Qué comen lxs poetas?” es un podcast que nace de la idea de que los poetas se mueren de hambre, el propósito del programa es invitar a un poeta en cada episodio para que hable de algo que le guste comer y algo más que consuma diferente a los alimentos. 

El quinto episodio de “¿Qué comen lxs poetas?” recibió a Minerva Reynosa, la poeta regiomontana que nos compartió su experiencia preparando dumplings y leyó con nosotros algo de su libro de poemas más reciente.

Éste es un fragmento de la entrevista con Minerva que puede escucharse completa en Spotify o Apple Music.

***

Como sabes, Minerva, el podcast, ronda alrededor de esta idea de que los poetas se mueren de hambre. De que en el arte te mueres de hambre, esa sería la idea general. Pero si en el arte te mueres de hambre, imagínate los poetas que ocupan un escalón un poco menor respecto a comercialización que otro tipo de artistas. ¿Qué piensas tú de la idea de que los poetas se mueren de hambre? 

  

A mí me encanta la frase. Y la idea no me encanta que se ha convertido en el prejuicio. A mí esa frase me persiguió toda la universidad. Sobre todo, mi papá, no me la decía abiertamente, pero siempre sí hay referencias muy específicas sobre “te vas a morir de hambre”. Porque mi biblioteca se iba agrandando, ¿no? Y él era el que hacía el gasto, pero a mí lo que me parece maravilloso es que en un país como México, donde tenemos esta idea de “donde come uno, comen dos” o que siempre hay alguien ofreciéndote un plato caliente de comida, definitivamente los poetas yo creo que no nos morimos de hambre. Somos súper inventivos, al menos podemos comer las hojas de nuestros libros.


Me gusta mucho este tema que has planteado a lo largo de estos episodios y cómo cada poeta lo ha abordado y recordar todas esas reflexiones en torno a morirse de hambre, la poesía, en este momento en el capitalismo rampante y feroz. Por cierto, quiero hacer aquí el comercial que también podemos dar un clavado al libro de la Sisi, de Xitlalitl Rodríguez, a propósito del tema sobre las “Prositas de amor contra el SAT” donde hace esta reflexión poética de esta ansiedad de los poetas sobre: de qué vamos a vivir. Y también, no sé si viste la historia de Instagram de esta poeta joven que dice “la poesía es el nuevo punk”, es lo más anticapitalista que pueden hacer, y pues sí. Tal vez no vivamos en la opulencia, pero no nos morimos de hambre, creo que no. Yo soy una persona muy optimista ante el futuro y ante las situaciones. No nos vamos a morir de hambre ni tampoco nos vamos a aburrir, nunca.

 


Cada vez que invitamos a un poeta al podcast, le pedimos que nos diga un platillo que le guste comer para combatir esta idea de que nos morimos de hambre. En tu caso, escogiste los dumplings con carne de cerdo. ¿Cuál es tu experiencia con los dumplings? ¿Por qué los quieres?


Cuando me hiciste la pregunta me causó mucho revuelo porque yo soy así bien tragona, me gusta comer muchas cosas y también tengo unas ideas muy fijas sobre lo que debe de ser la comida. Pero los dumplings los conocía de algunos viajes, de ir a ciertas ciudades. Por ejemplo, Mexicali, donde está la comida china o Ciudad de México. Yo ahora estoy al sur del estado de Guanajuato, no venden dumplings aquí cerca.

 

Uno de mis acercamientos fue cuando comencé a hacer tortillas de harina en el 2020. Ya saben, estábamos en la pandemia y yo tuve mi momento nostálgico, melancólico. La neta sí me agüité porque no veía a mis papás. Mis papás son personas mayores. Empecé a recordar a mi abuela. Yo solamente tuve una abuela, mi abuela materna, y ella era una máquina para hacer tortillas de harina. Era cocinera, ella cocinaba comida regional, tenía una tienda y vendía comida, y bueno, la comida que yo recuerdo de mi abuela era así súper rica. Cabrito, el huevito así revuelto, los tamales, pero sobre todo el momento del día, que era como alrededor de las siete de la noche, donde nos hacía tortillas de harina. O cuando se iba la luz en mi casa y mi mamá nos hacía huevo con chorizo, nos daba café con azúcar y nos hacía tortillas de harina y era como la cosa más maravillosa.

 

Empecé a hacer tortillas de harina y conforme pasaron así los meses, me dio por experimentar con los dumplings porque me gustan mucho. Ahorita estaba leyendo que el dumpling es con harina de arroz, más bien sería como el wontón porque es con harina de trigo. Pero da lo mismo, a todo lo que va relleno con ese dobladito, pues le podemos decir dumplings, yo le digo dumplings.

 

Entonces llegué a los dumplings porque hicimos un viaje aquí en la casa. A mi hija que tiene ahora 11 años, le gustaron mucho y “mamá, por favor, cocínalos”. Nos compramos en Temu una maquinita que se aplasta, le pones la sabanita de la masa ya aplastada, paloteada, y te hace el dumpling. Yo no puedo porque le pongo mucha fuerza, entonces ella es como la ideal porque su fuerza no arruina el dobladito. Empezamos a hacer dumplings en equipo y en realidad es un platillo bastante noble. Comparten mucho con la tortilla de harina porque yo puedo hacer tortillas de harina con manteca, sal, la harina obviamente, trigo y el agua o a veces cuando la cosa está muy precaria que no tengo manteca, nada más lo hago con sal, agua y la harina. El dumpling nada más es harina y agua porque no lleva sal. Y son muy sencillos. A mí la verdad es que me conecta mucho cada vez que lo hago porque, aunque es una receta muy bondadosa, muy sencilla, está ese rollo para mí de amasar. Yo me compré ahora en el COVID una stand mixer así de esas fresas, pero últimamente hago el amasado a mano, porque también tengo una onda del recuerdo de mi abuelita.

 

Mi abuelita me decía que yo tenía brazos de panadera. Me decía, tú tienes muy buen brazo para amasar. A mí me ponía así de niña como yo ahora pongo a mi hija a amasar o hacer el dumpling.

 

Hacer el dumpling es súper barato, no te mueres de hambre, si tienes 50 pesos te alcanza para hacer, no sé, al menos unos 50 dumplings. Haces la masa, el relleno, el típico, yo se los recomiendo que lo pongan de carne de cerdo, con un montón de jengibre así ralladito, soya, cebollín, zanahoria, repollo y polvos, los que tengan. Y ya los cierras. Lo haces ahí como dios te dé a entender o se compran esta maquinita de Temu. Obviamente es más caro si es de carne, pero yo soy vegetariana, entonces de vegetal es el que caiga y sale bien barato. Y ya nada más los pones ahí en la lumbre, con agua, no necesitas nada sofisticado. Es bien rico y te entretienes un chingo y ya cuando uno come ya está súper cansado de haber hecho los dumplings. Sí es muy trabajoso, la verdad, pero una vez que ya le agarras la onda, ya te salen. Yo hago así en cantidades industriales, los congelo y van saliendo. A la niña le encantan. Y a mí la verdad es que hay como un rollo de acá, de mis ancestras que me conectan. Me pongo muy melancólica. Y es parte del proceso, por eso me gusta.



Lo siguiente que le preguntamos a los poetas es que nos hablen de algo más que les guste consumir, que no sea comida, porque no nada más de comida vivimos, ¿verdad? En tu caso, es la primera vez que en el podcast surge otro poeta, Haroldo de Campos. Me gustaría que nos contaras un poquito de cuál es tu relación con su poesía, con su obra, qué es lo que te gusta de leerlo, qué es lo que te ha impactado a ti, tanto en tu vida personal como en tu creación.


Quiero decir que cuando me dijiste: ¿qué otra cosa haces? Bueno, como toda la gente, hago muchas cosas, pero yo te dije: es que soy bien monotemática. Y la neta sí dije, ¿como qué? En ese momento en que tú me preguntaste, había regresado de Tijuana con la Yohanna del Caracol. Este año que pasó, fue más austero, digamos, el festival fue petit comité. Y se realizó uno de mis sueños en la vida. Una obsesión que yo tengo. Soy una entusiasta de la poesía brasileña. 


Lo que he conocido a lo largo de los años de poesía es porque ha sido un acercamiento, digamos, bastante emocional, emocionante, y un poco insistente de mi parte. O sea, sí podemos conseguir traducciones de poesía brasileña en Ciudad de México. Se hacen muy pocas traducciones aquí, a diferencia, no sé, de lo que hacen en Argentina o Perú, pero conforme ahí, como Dios me va a entender, me he ido acercando, y yo llegué a Haroldo de Campos cuando yo empecé a escribir, yo escribía mis poemas así teens, mis poemas juveniles. De repente ahí tomé un taller con José Kozer y me recomendó a los poetas neobarrocos. A principios de los 2000. Y fue cuando en la, no sé si tú la conozcas, yo creo que sí, la paradigmática antología del Medusario, que hizo Jacobo Sefamí, José Kozer, que son los poetas neobarrocos, viene Lezama Lima, no sé, Gerardo Deniz, mexicano, Tamara Kamenszain, Marosa, Leminski, y viene Haroldo de Campos.


Años después, por fortuna, conseguí aquí Las Galaxias, y bueno, fue un intelectual brasileño muy importante. Él es parte de este grupo llamado los Noigandres, que es la vanguardia concretista brasileña, como la primera vanguardia, digamos, desde Latinoamérica, después del mole de guajolote, los Estridentistas. Ellos tuvieron distintas etapas. Él trabajaba con su hermano, que sigue vivo, Augusto de Campos, y Décio Pignatari, ellos eran profesores universitarios, Décio Pignatari era profesor de urbanismo, de diseño, de arquitectura y poeta además, y los hermanos Haroldos pues poetas, traductores, así unas figuras de intelectuales súper top. 


Una parte de la obra de Haroldo de Campos tiene su momento concretista, que es esta onda de conservar el poema como un ente visual, verbal y vocal. Muy allegados también a la idea de ese momento histórico, a lo de los medios masivos de comunicación como estos guiños, a que se popularice mediante estos tres preceptos. Que la poesía llegue así, que se expanda. Luego llega otro momento, que es el momento de las Galaxias. Las Galaxias, está bien padre la manera en que se crea. Son poemas por entregas que empezaron en los años 60 durante la dictadura militar y los publica hasta el año 84, el año pasado se cumplieron los 50 años, por eso fuimos a Tijuana. Llegó ahí un investigador de Brasil, especialista en poesía contemporánea brasileña, entre esas, las Galaxias, yo estaba así como, ¡ay, qué emoción! Y pues nada, es un libro que las primeras críticas que podemos encontrar es que es un libro de proliferación lingüística súper barroco, es un libro hiperbólico, todo lo que a mí me encanta de un libro de poesía, estas alteraciones lógicas, la mixtura, lo vertiginoso, la proliferación, así toda la exacerbación, que un poco es esta onda de lo barroco. 


A últimas fechas que he estado conviviendo con este investigador y que, pues obviamente hay una lectura de la tradición más de cerca, cosa que yo no tengo porque no conozco la historia del Brasil, apenas estoy un poco adentrándome, también las Galaxias tienen esa parte. Hay una preocupación obviamente estética, ética, pero también hay una intención de hacer crítica del estado de las cosas en ese momento de la dictadura militar. A mí, este libro me dice muchas cosas, se ha convertido en uno de mis libros tutelares porque es un libro que conforma una idea de poesía que no atiende a la moda, que no atiende a la facilidad. Aunque pareciera que este juego de palabras y esta exageración tiene que ver con un apremio, como estar antes de algo, es en realidad lo contrario. Es un libro que creo que dice mucho entre la vastedad pero al mismo tiempo es un libro que puede interpretarse, obviamente porque es poesía, pero que puede interpretarse a partir de las lecturas de la persona, del lector, que es como la universalidad. El lector entiende el texto a partir de sus referentes. Y este libro, aunque sea un libro súper experimental, porque bueno, sí lo es, aunque sea un libro de poemas súper experimentales y desconcertantes, al final son poemas que hablan de amor, de la tristeza, del viaje. Bueno, la tesis del libro es que son libros de viaje, de los traslados geográficos. Es un libro que habla de los grandes temas de la literatura, del arte, y que cierra estas capas. 


Como tú decías, estas capas, estos recovecos en los que uno se va perdiendo, en mi caso, se va perdiendo entre cada palabra. Como los ladrillitos de una casa. A mí no me emocionan los ladrillos ni pintar ni nada de eso, pero ver la conformación del poema como si fuera un rompecabezas y que tenga esta locura, esta locura libre. Ahí es cuando yo me siento libre porque pienso: a ver, estamos llenos de estructuras todo el tiempo. Yo como mujer sobre todo, tienes que ser esto, tienes que ser lo otro, tengo que cuidar a la niña, tengo que hacer mi chamba y luego tienes que ser mujer, las mujeres deben ser así y de repente encontrarme con este libro que me dice cosas estéticas, formales, el contexto histórico, pero además a mí me da una oportunidad como salirme de la caja, salirme del encierro de la vida cotidiana. No sé cómo decirlo, tampoco es que viva en una jaula, no crean, no soy una persona reprimida ni nada, ni en opresión, pero es un libro que además me emociona muchísimo y va llenando este hueco existencial.


¿Qué queremos de los poemas? Yo no sé qué quiero de los poemas, pero hay algo que me nutre y que los voy leyendo y digo: no, no puede ser, qué cosa más hermosa, cómo se oye, cómo se lee. Además es un libro que, como ya te diste cuenta, se considera como una babel de lenguas, hay muchos idiomas porque Haroldo de Campos hablaba muchos idiomas y hacía ejercicios de traducción creativa. Esta libertad de que yo puedo leer este alemán como yo quiera, sin esta idea de que: no, el poema se debe leer así o esta palabra en inglés se dice de tal forma. No, aquí no, aquí es como totalmente la libertad creadora que tú también participas del texto. 


La tercera parte del podcast, que como sabes consiste en que nuestros invitados puedan leernos algo de su obra. Estoy muy contento de poder haber leído Mammut & Jinba-Ittai, que es este libro de Minerva Reynosa que acaba de ser reeditado. Me gustaría que nos hablaras de tu libro y si te gustara, leernos algunos textos. 


El libro se editó en el 2018 por la UANL en un formato plaquette. Es un libro bastante breve. Ahora se reeditó en una coalición Guanajuato-Argentina en Leí Bailemos Ediciones, que es una editorial artesanal muy linda de dos editoras maravillosas, y Edición La Rana, que es de la Secretaría de Cultura de Guanajuato con Mauricio Hernández. Se hizo y ahora sale también otra vez en la en la Autónoma de Nuevo León, pero en una colección de poesía mexachicana, sale bilingüe en inglés español.


Es un libro de dos partes, una más anecdótico, que es el de Mammut, son como postales. Cuando viví en, yo viví en Rhode Island, en Providence, unos años. Ahí es donde nació mi hija, es muy memorable. Y estas son postales de la Nueva Inglaterra, Boston, por allá, Rhode Island, Nueva York. 


El segundo, que es el Jinba-Ittai, es un poema documental en partes sobre un documento forense de la muerte del papá de mi esposo. Cuando ya nos íbamos a Estados Unidos, estábamos limpiando ahí la casa y salió el documento y le dije al Benjas: oye, ¿qué onda con esto? No, pues ya tíralo. Y yo, ¿pero qué es? No, es el documento forense de mi papá. Y yo, ¿pero cómo lo vamos a tirar? No, pues ya tíralo, mi papá ya murió. Y yo, no, Benjas. Entonces me lo quedé y en ese entonces, era como el 2000, como el 2011, no sé si tú te acuerdas, pero hubo una ondita de la poesía conceptual. Vanessa Place había venido, bueno, llegó hasta Mexicali, pero estábamos leyendo ahí las cosas del Kenneth Goldsmith y la Vanessa Place y las notas sobre el conceptualismo. Lo acababa de traducir Cristina Rivera Garza ahí en el Conaculta. Ay, no, esto ya es el Pleistoceno, hace muchísimos años.


Es un libro que tardó muchos años, la construcción de los poemas tardó, es un libro muy largo en tiempo de escritura, y al final pude trabajar el texto en un taller que dio Cristina en Ciudad Victoria, y les voy a leer de Jinba-Ittai. Bueno, el accidente fue automovilístico y era un Mazda deportivo MX-5. Mazda tiene esta filosofía, no sé si has visto los comerciales de Mazda, pero son: está el carro y el fulano así agarrando la palanca de los cambios y va así veloz. Y en Japón tienen este concepto del jinete y su caballo, si has visto los jinetes que van en el caballo, que es una imagen de lo medieval, y los japoneses también tienen, es un deporte, pero en japonés es Jinba-Ittai, según Mazda, porque la Mazda utiliza esa metáfora para hablar del coche y el hombre en el siglo XX, XXI.

 

A mí se me vino esa idea y porque era un coche Mazda deportivo, todo lo que representa, bla, bla, bla, bla, bla. Ahí les va. 



pocas son las sensaciones que equiparan la

adrenalina de conducir un auto deportivo

pocas son las sensaciones que nos confronta hacia

una fuga feroz del cuerpo hacia adentro

pocos son los autos

deportivos

que rivalizan con el decorado hacia paredes 

menos textuales

pocas son las sensaciones que nos confronta hacia

una fuga feroz del cuerpo

hacia adelante el auto mismo

hacia paredes menos textuales


-


lo que nos confronta aquí

es la emoción diástole alegría

el movimiento

el lenguaje

no puede hacer sístole

la vaca que ronda que cruza al camino

la vaca sonríe al curvar la vuelta

el camino sístole el disparo sístole

veloz la fuga

la regresión eterna

hacia paredes menos textuales


-


dispárate a través y

se muere siempre afuera

y disfruta el placer de

se muere siempre afuera

afuera siempre afuera

el placer de no llegar

se muere siempre afuera

sonríe porque sí

se muere siempre

se muere siempre afuera


-


pocas son las sensaciones que equiparan la

impotencia de ver un cuerpo disparado hacia

adelante en la fuga feroz del cuerpo expulsado

desde un coche

porque sí

sonreír es imposible


-


pocas son las sensaciones que equiparan al cuerpo

en la fuga feroz regresiva decorada y abismal

al ver el cuerpo expulsado por un coche

el cuerpo del padre que deja de ser hijo

para que el hijo hable inicialmente:


-


hermoso es el hombre en su auto deportivo


algo se escuchó por dentro carcasa

algo se quebró por dentro

algo delicado expiró sin risas en la invertida sala

de partos

algo se desliza por la borrachera o el pavor


¿se acuerda doctor que casi se le escapó un niño

entre los dátiles de aquella navidad?


candiles

quirófanos

declarantes

civiles con sus cráneos niponizados en las

defensas de sus otros coches

bultos sonoros cartilaginosos siempre


-


me lo merecía

me dicen

me dirán que después de las audiencias

las risas de aquellos niños

me marchitan

la sala de partos invertida un agujero

detenido

frente a las otras defensas de los coches

traduciendo

no sabes lo que detona

no sabes

lo más lejano a la oscuridad


son las palabras del profeta escritas en los muros


-


al trabajar conjuntamente con la psicóloga decidí

con el pasado

ajustar la marcha

lanzar mis flechas


la muerte

ajustó la marcha

lanzó sus flechas

se lanzó


hermoso es el hombre en su auto deportivo


volé caí me resquebrajé

fue la diversión al conducir

como se muere siempre afuera


***


El resto de la conversación con Minerva Reynosa lo puedes escuchar en Spotify o Apple Music.


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