El fenómeno Star Wars en el tiempo

¿Cuál es el comienzo, cuál el final? ¿Es lineal el tiempo, es circular?

Por Manuel Rodríguez
@Impostoorr



¿Cuál es la fascinación que ejerce sobre una gran mayoría la filmografía de las sagas de “La guerra de las galaxias”? En 1977 se estrenó el Episodio IV: “Una nueva esperanza”. ¿Qué movería en el inconsciente de los latinoamericanos la metáfora de la lucha entre el bien y el mal plasmado en el Imperio vs la República? Estábamos en pleno desarrollo del Plan Cóndor en las tierras al sur de Estados Unidos. Las dictaduras militares empezaban a desaparecer personas de las maneras más cruentas, torturándolas y matándolas a veces. Grupos de revolucionarios intentaban oponerse, en Argentina las madres de Plaza de Mayo inauguraron una ceremonia ritual que consistía en girar en torno de la plaza cubiertas sus cabezas con pañuelos blancos, pidiendo por la reaparición de sus hijos secuestrados.

Ahora bien, en cuanto a lo estrictamente argumental de la película, el joven Luke Skywalker, un granjero del planeta Tatooine, que había sido oculto de las garras de su padre, Darth Vader, y vivía con sus tíos, se encuentra con dos droides que lo conducen a Ben Kenobi, el viejo caballero Jedi que había abandonado su nombre (Obi-Wan) hacía añares. Allí comienza la aventura del despertar de sus habilidades y facultades que lo iniciarían en el camino de La Fuerza, esa entidad abstracta y a la vez tangible, sensible, que conectaba a estos seres especiales con toda la materia viva.

Esto se basa en la esperanza, en que aunque unos pocos se opongan a una gran mayoría belicosa e insensible, la unión hace la fuerza, dicho simplemente. En 1980 se estrena el siguiente episodio y en 1983 el cierre de la trilogía, con la restauración de la libertad. Justo en la vuelta a la democracia en Argentina, por ejemplo, tras seis años de horrible sufrimiento, aunque con consecuencias que no podrían repararse.

La historia de Star Wars arranca en medias res, como se dice “en la mitad de la cosa”. Es sorprendente la metáfora con el tiempo que genera esta situación. En 1999 se estrenaría el Episodio I: “La amenaza fantasma”, con el joven Ewan Mc Gregor representando el papel de Obi-Wan y Liam Neeson como su maestro Qui-Gon Jinn. Luego cierran la segunda trilogía los siguientes episodios, culminando con la conversión de la esperanza de los Jedi, el joven Anakin Skywalker, al lado osuro; tras dejarse llevar por la ira y el dolor que le produjera la muerte de su madre principalmente, cebado por el emperador Palpatine, que en realidad era el lord Sith del lado oscuro. Anakin deja morir a uno de sus maestros, el poderoso Mace Windu, a manos del malo de los malos. Luego pierde una pelea mano a mano con su maestro, Obi-Wan, quedando consumido a orillas de un mar de lava. El viejo Darth Sidious, que se había inflitrado en el Senado como Palpatine para llevar a cabo sus planes imperiales, lo rescata y le fabrica un traje que lo mantiene vivo. Así se forma Darth Vader y se termina de explicar lo que ocurrió antes de la primera trilogía.

¿Cuál es el comienzo, cuál el final? ¿Es lineal el tiempo, es circular? Varios años después Disney compra la franquicia a George Lucas y produce la última trilogía: Episodios VII, VIII y IX, que desarrollan la historia que había culminado de mostrarse el siglo pasado en el ’83. Mientras tanto, se hicieron spin off como “Rogue One: una historia de Star Wars” que rellenan algunos huecos entre las dos primeras trilogías. El año pasado salieron ocho capítulos de una serie situada mucho antes al primer episodio de la saga en el tiempo argumental: “The Mandalorian”, que básicamente narra la aparición del maestro Yoda, el más sabio de los Jedi, mostrando la entrañable figura de una criatura bebé que ya contaba con 50 años, dada la longevidad de su estirpe.

En fin, esta es una aproximación desde la perspectiva temporal de la narración, relacionada con el tiempo cronológico del devenir cultural. Sables láser, poderes sobrenaturales para dominar el espacio y la materia e incluso la presencia desde el más allá después de la muerte, ya que los maestros Jedi pueden comunicarse con los seres vivos de su religión antigua. Así concluye de hecho la primera saga, con el maestro Yoda, Ben Kenobi y el padre de Luke, Anakin Skywalker, que primeramente fuera mostrado como el aspecto humano previo a su muerte, despojado de la investidura de Darth Vader; para ser cambiada esta imagen por la de Anakin joven, antes de volverse al lado oscuro, tras la culminación de la segunda trilogía.

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