Cinetiketas | Por Jaime López |
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Las imágenes son contundentes: el río Santiago, ubicado en Jalisco, ha dejado de ser ese sitio paradísiaco a donde asistían los matrimonios recién formados, en una especie de ritual de buena suerte, para convertirse en un foco de mortíferas enfermedades. ¿La causa? La llegada de diversas empresas industriales extranjeras que lo usan como destino final de sus desechos.
De eso va "Resurrección", la última película dirigida por Eugenio Polgovsky, el célebre documentalista que falleció el año pasado, y que alcanzó una gran notoriedad en el ámbito del documental nacional por la manera en cómo retrataba las problemáticas de su país.
Así, la denuncia del realizador sobre el ecocidio perpretado en el denominado "Niágara mexicano" es un grito contra la indiferencia del capitalismo, pero también un testimonio de esperanza, en donde diversos activistas o ambientalistas conjuntan sus puntos de vista y manifestaciones de fe, con el objeto de lograr el resurgimiento de dicho río.
Tal es el caso de Graciela Gónzalez, integrante del colectivo "Salto a la Vida", grupo que, desde 2005, ha solicitado a las autoridades correspondientes modificar el modelo de gestión industrial implementado en las poblaciones aledañas al río (Juanacatlán y El Salto, principalmente).
En una entrevista telefónica concedida a esta casa editorial, la activista consideró que la obra de Polgovsky hace justicia a las tareas emprendidas por su agrupación, así como a los fallecidos que pelearon por el resurgimiento del "Niágara mexicano".
"Retomando las palabras de un compañero: con este documento pareciera como si nuestros muertos se volvieran dignos de ser llorados", dijo.
Platicó que el creador de "Los herederos" se acercó con ellos luego de grabar, en 2012, un cortometraje sobre el mismo asunto.
Destacó que el también responsable del filme intitulado "Mitote" fue respetuoso y solidario con los activistas y pobladores que han defendido al río Santiago, lo que se comprueba en la forma amorosa en la que plasmó su lucha. Asimismo, mencionó que el cineasta siempre estuvo consciente de que las comunidades retratadas no necesitaban una voz externa que abordara sus problemas.
Sobre si el cine es una poderosa herramienta para dar esperanza y denunciar, la ambientalista respondió que sí, y agregó que "Resurrección" puede percibirse como una obra pedagógica, que muestra lo que no debe hacerse con la naturaleza.
"Resurrección es la palabra para este río: después de estar muerto, estamos seguros que resurgirá", concluyó.
¿Y cómo está la película?
Si se tuviera que resumir en unas cuantas palabras la cinta final de Eugenio Polgovsky, podría decirse que se trata de un documento duro, vigente, urgente, dueño de algunas escenas dolorosas o punzantes, que no descuida su estética.
Así, el realizador mexicano demuestra su oficio para concatenar cuadros antagónicos, propios de su madurez narrativa, por ejemplo, aquella secuencia en donde se pasa de una jauría de pájaros surcando el cielo a restos de polución flotando sobre el río Santiago.
Y qué decir de aquel oxímoron visual que permite evocar al "Niágara mexicano" como un punto de encuentro lúdico-familiar (servía para nadar), o como un lugar impescindible para las cápsulas turísticas de Jalisco, para luego contemplarlo como el depósito de espuma contaminada que actualmente es.
Por otro lado, "Resurrección" se distingue por la investigación de archivo hecha por el creador, con el objeto de establecer una relación entre el pasado y presente del afluente.
Un ejemplo de eso último se puede percibir en las nuevas actividades de los pobladores, quienes de ser pescadores de carpas pasaron a ser vendedores de agua embotellada o comerciantes de películas "piratas".
Sin ninguna duda, "Resurrección" es una de las cintas nacionales más importantes de este año, que refrenda el buen momento que vive por el género documental, así como el trascendente legado artístico de Polgovsky.
